viernes, 1 de mayo de 2020

DESPOBLACIÓN DE FUENTE ÁLAMO. LA “ESPAÑA VACILADA”

Ejemplos de familias fuentealameñas numerosas
Manuel Tuñón de Lara, en su obra sobre la metodología a seguir para investigar y redactar después la historia social, dice textualmente: “La estadística en la historia vale mucho más como instrumento de interpretación y demostración que como instrumento de precisión” (“Metodología de la historia social de España”, página 41, Siglo XXI de España Editores, S.A, Madrid 1979). En la reflexión que presentamos, hemos partido de los datos contenidos en los censos municipales como fuente principal, sin embargo no nos permiten un análisis completo, pues cuando estudiamos datos demográficos sobre las aldeas solo se restringen al número de habitantes y poco más. Los demás datos estadísticos sobre las migraciones, nacimientos o defunciones aparecen globalizados incluidos en el municipio al que pertenecen, en este caso a Alcalá la Real. Por lo que habría que hacer un estudio minucioso de censo a censo de cada aldea para ver caso a caso, habitante por habitante, y así obtener el saldo migratorio y el crecimiento vegetativo, lo cual sería una tarea interminable. En este sentido nunca se sabrá estadísticamente la gente que pasó desde Fuente Álamo a Alcalá la Real, porque simplemente era un cambio de domicilio o emigró a otros lugares, a menos que se contabilice uno a uno. Por lo que siguiendo al de D. Manuel Tuñón de Lara, en nuestro caso la estadística también sería un instrumento de interpretación y demostración, y no de precisión.
En base a los datos estudiados, que han sido obtenidos de los censos del S.XX y los padrones de las dos primeras décadas del S. XXI de la Aldea de Fuente Álamo, intentaremos interpretar las causas que han provocado su despoblación y si las soluciones que los expertos nos proponen se pueden aplicar al caso concreto.
Los parámetros con los hemos trabajado han sido: mundo rural/ población urbana; cambio de domicilio del campo al núcleo urbano/emigración a otras zonas de España y del extranjero;  emigración / asentamiento en la aldea.
Si se observan los dos gráficos sobre la evolución de población alcalaína en el Siglo XX, uno sobre el  núcleo urbano y el otro específico de la aldea de Fuente Álamo, podemos ver a simple vista:
Fuente: Elaboración propia.

  Después de la Guerra Civil en ambos ámbitos territoriales, la población fue aumentando hasta la década de los  años 50.
  Durante la década de los 50 se produce paralelamente un descenso de la población, tanto en el núcleo urbano como en la aldea de Fuente Álamo.
3º En la década de los 60 en el núcleo urbano se va a producir un repunte, observándose una tendencia alcista, mientras que en la aldea de Fuente Álamo se produce una tendencia totalmente contraria hacia abajo y en caída libre.
Interpretando de forma conjunta los dos gráficos que representan los censos de cada década y partiendo de que existe una diferencia real y proporcional de 1:10 puntos a favor del núcleo urbano de Alcalá la Real, podemos ver la tendencia antes indicada mejor definida:
  En el censo de 1940 la proporción de 1:10 habitantes se mantiene.
  En el censo de 1950 ya no hay proporción y se desequilibra a favor de Fuente Álamo, aumentándose levemente la diferencia a más de 11 puntos y produciéndose un mayor incremento en la población de la aldea.
3ª En el censo de  1960 se vuelve a equilibrar la proporción 1:10  a favor del núcleo de Alcalá la Real, pero ambas poblaciones con tendencia a la baja.
4ª En el censo de 1970 se observa que aumenta la diferencia  más a favor del núcleo urbano, y se va perdiendo en la misma progresión en la aldea de Fuente Álamo y por lo tanto se desequilibra aún más los 10 puntos.
5ª En los censos de 1981 y 1991 la tendencia diferencial aumentaría aún más, y la línea ascendente del casco urbano cada vez se separaría más de la línea descendente de la aldea de Fuente Álamo.  Se observa  una progresión divergente que para la aldea  de Fuente Álamo será en caída libre hasta nuestros días, y después de nuestros días.
¿A qué pudo ser debido?  En principio parece sencillo dar razonamientos desde la perspectiva de hoy si nos basamos en la lógica. Dar razonamientos científicos, demográficos y sobre otras causas es más complicado. 
Después de la Guerra Civil era lógico el incremento vegetativo de población en ambos campos de estudio debido al periodo de “paz” que  se produjo en todo el territorio nacional y a las circunstancias que ello entrañaba. El hecho de que en la década siguiente la tendencia al aumento de población en Fuente Álamo fuera algo más pronunciada que en el núcleo urbano de Alcalá la Real pudo ser debido entre otros factores al establecimiento de la  autarquía o economía autosuficiente que suponía dependencia  casi  absoluta del campo; pues era el lugar donde  se  encontraba para algo para comer aunque fuese poco, a diferencia de la ciudad donde los alimentos eran escasos y los medios de vida deficientes. Esta situación atrajo a gente e hizo que muchos cortijos fuentealameños fueran edificados y otros repoblados. Según datos obtenidos del nomenclátor de población (INE)  en  1930 hay 76 viviendas contabilizadas en Fuente Álamo, a las que hay que sumar las 15 viviendas en el Balneario de Ardales (en desuso), utilizado como viviendas particulares y sin que se pueda contabilizar  otros tantos diseminados, al hacerse de forma global para todo el municipio de Alcalá la Real.  Una vez acabada la Guerra Civil, ya en 1940, hay en Fuente Álamo un total  172 viviendas; en 1950 hay  40 viviendas  en la aldea y 149 viviendas diseminadas; en 1960 hay 219 edificaciones destinadas a viviendas, y en  1970 se contabilizan 106 diseminadas y 83 viviendas en la  aldea destinadas a vivienda familiar.  En definitiva el campo fue una fuente de inmigración y así lo recogimos en una publicación en el blog sobre la historia de Fuente Álamo.[1] 
Fuente: Elaboración propia

            En la década de los 50 (censo de 1960) lo que se produce es un nuevo equilibrio, pues el centro urbano va absorbiendo poco a poco al campo, cuyos habitantes buscan nuevas oportunidades con la puesta en marcha de Condepols (1955), en la construcción con Vialca (1964), en la metalúrgica con la Coop. Metalúrgica San José Artesano (1965), etc. Pero curiosamente ambas zonas pierden población debido a la emigración (saldo migratorio) que se produce tanto hacia otras zonas nacionales (País Vasco, Cataluña…) como al extranjero (Alemania fundamentalmente), y que evidentemente registra mayor proporción en el campo.[2]
 En la década de los 60 (censo de 1970) la ciudad alcalaína sigue absorbiendo la población del campo fuentealameño en mayor proporción, con la industria auxiliar de plásticos y los servicios, buscando la mejora de los servicios primarios y la búsqueda de un porvenir. Al mismo tiempo,  en la aldea de Fuente Álamo se produce un nuevo rebrote de la emigración hacia las costas catalanas y andaluzas, que demandan mano de obra para los servicios de hostelería dado el boom del turismo en España. 
En las décadas de los 70 y 80 la tendencia diferencial continuó, y lo sigue haciendo hasta nuestros días de manera lenta, aunque menos prolongada, ya que apenas  quedan habitantes en la Aldea y algunos de los habitantes que se han marchado al núcleo urbano fueron sustituidos por los habitantes anglosajones que les compraron sus casas. Sin embargo, si observamos otros gráficos comparativos, vemos que la población en su conjunto de Alcalá la Real tuvo un pequeño repunte, y con altibajos se está manteniendo hasta el día de hoy. [3]
Destino que la emigración llevó a cada uno de los hermanos Jiménez Pérez
.…
A las conclusiones anteriores se ha llegado siguiendo puros criterios lógicos, pero para hacer un estudio algo más riguroso y, en un intento de dar una solución a la despoblación de la aldea de Fuente Álamo, hemos seguido  el Informe sobre la despoblación en Aragón,  2000-2016: tendencias, datos y  reflexiones  para el diseño de políticas”, elaborado por Adrián Palacios (Universidad de Zaragoza), Vicente Pinilla (Universidad de Zaragoza, Instituto Agroalimentario de Aragón -IA2- y CEDDAR) Luis Antonio Sáez (Universidad de Zaragoza y CEDDAR). El estudio se centra en analizar: qué es la despoblación, sí es necesario combatirla y cuál es la cuestión relevante, que creen que es el bienestar y las oportunidades. Vicente Pinilla y Fernando Collantes, son también autores del libro ¿Lugares que no importan? La despoblación de la España rural desde 1900 hasta el presente. (Prensas de la Universidad de Zaragoza), quienes piensan: “Las causas de la despoblación pueden sintetizarse en una intensa demanda urbana de mano de obra, el carácter ahorrador de factor trabajo del cambio agrario, y la existencia de una penalización rural en el acceso a infraestructuras y servicios”.
Para comenzar nos preguntaremos si se ha hecho o se está haciendo algo para evitar el despoblamiento de Fuente Álamo. Pensamos sinceramente (y los datos estadísticos lo corroboran) que no se ha hecho nada. Aún más, creemos que esa inacción es o ha sido consciente durante mucho tiempo y las políticas tanto nacionales, autonómicas y locales han contribuido a ello en cuanto no se ha actuado, a pesar de que los estudiosos antes aludidos piensan que no ha habido un plan determinado para vaciar el mundo rural. Si bien es cierto que últimamente se está hablando mucho, tanto a nivel local como nacional, de la “España Vacilada”, en un intento de aumentar la consciencia personal y la conciencia social en torno a ello, no viene acompañada paralelamente de dotación en los presupuestos. En el caso del Ayuntamiento de Alcalá la Real se ha creado expresamente una Concejalía de Aldeas, que en su primer proyecto de presupuestos para 2020 anuncia un “aporte extra en relación a presupuestos anteriores para las aldeas”; pero eso no es suficiente puesto que el presupuesto debe proceder de otros niveles superiores: provinciales, autonómicos o nacionales.  Habrá diferencias por tanto, entre lo dicho y lo que se conseguirá, pues no existe un plan específico elaborado por los expertos en distintas disciplinas, dotado presupuestariamente, para paliar la despoblación, y se seguirá constatando que en la práctica apenas se verán resultados al final de cada legislatura, continuando el descenso de habitantes en las aldeas más pequeñas como Fuente Álamo. Teóricamente de presupuesto se ha dotado sacado de la poca capacidad que tienen las arcas municipales,  con el “bacheado” de las calles de las aldeas, utilizando como símil, con lo que se ha parcheado,  y se ha ejecutado en otras aldeas mayores o para otros servicios, festejos pero sin una concreción del presupuesto, pues no se ha hecho una verdadera política preventiva, documentada con estudios, cuyo fin último sería el evitar la despoblación que están sufriendo las aldeas. En el caso de Fuente Álamo hay actualmente aproximadamente unas 100 casas y unos 10 cortijos habitables, de las que un 25% están sin habitar o ocupadas muy ocasionalmente. El coste para asfaltar una vía pública, el gasto para alumbrado público, por poner algunos ejemplos, es el mismo con independencia del número de casas habitadas. Creemos que inconscientemente se pensó en alguna época que lo mejor era recortar el presupuesto pues no había gente para aprovecharse de los servicios, y la poca gente que iba quedando poco a poco ya se marcharía al casco urbano en busca de mejores servicios, y así se abaratarían aún más los gastos, en vez de mantener el presupuesto y prestar los mismos servicios y para que sean aprovechados por el máximo de usuarios, y así evitar que se fueran marchando en cascada. Si bien no se ha fomentado la despoblación de forma abierta por las administraciones, tampoco se han adoptado medidas para evitarlo. Cuando ya se había marchado gran parte de la población fuentealameña al núcleo urbano se construye en 2008 un nuevo trazado de carretera para comunicar Fuente Álamo con el centro urbano, ahora ya, entre otras prestaciones, para que todos los que se habían marchado puedan venir a cuidar sus posesiones.
Familia Aguilera Cano: la emigración les llevó a Navarra, Madrid, Barcelona...
  Aunque sabido es que el abandono de los núcleos rurales fue debido a cuestiones de mayor peso:
1º) La progresiva mecanización de las explotaciones agrarias.
2º) La creciente hegemonía de dos sectores económicos importantes como son el industrial y el sector servicios, con respecto a la agricultura.
3º) La baja rentabilidad económica del sector primario.
Es cierto que  las decisiones personales que buscan  un bienestar, oportunidades y mejores servicios públicos no pueden serles reprochadas a quienes las buscan, si bien en los últimos tiempos se ha renunciado al bienestar en favor de la especulación con la vivienda o una revalorización en el mercado inmobiliario aprovechando el boom” económico que se vivió  en España y que tuvo  también  un  reflejo  demográfico  en  las  áreas  rurales  despobladas  como Fuente Álamo. Pero también es cierto que los poderes públicos pudieron hacer algo más, dotando de iguales servicios públicos (aunque sería difícil pensar de iguales oportunidades)  a los núcleos rurales y dejaron que el mercado libre jugara con la ley de la oferta y la demanda, sin intervenir a favor de las zonas más desfavorecidas. La prueba de que fue pura especulación son  las aproximadamente 25 de casas compradas por británicos, de las que solo 10 de ellas están habitadas de manera continuada.
Pero con todo esto, otra pregunta que se hacen estos estudiosos del tema es si es necesario combatir la despoblación. Ellos llegan a la conclusión de que la respuesta predominante es que sí, aunque dicen que son poco los que justifican la respuesta. Ven claro que la pérdida de población supone un declive, argumentando que “restringe el acceso a los mercados, limita la entrada en las mejores aplicaciones tecnológicas, …reduciendo las  oportunidades de empleo y conduciendo a largo plazo a la emigración de los jóvenes, cualificados y/o población educada”. En el caso de Fuente Álamo quizás no tenga mucho sentido esta argumentación al no ser un municipio con autonomía que pueda gestionar sus recursos. Lo que sí se ha producido es la pérdida de personas bien formadas culturalmente, pues todos los que realizaron estudios superiores tuvieron que buscar en otras zonas un lugar donde realizar su actividad. Por ello, a pesar de todas las consecuencias negativas que supone la despoblación,  piensan que:  “la  emigración, y  con ella  la  pérdida de  población y  el  abandono de  aldeas y pueblos,   sería   una   respuesta   espontánea   y   eficiente   al   desajuste   entre   recursos, oportunidades de negocio y productividad marginal de los factores entre diferentes ubicaciones, y contribuye al crecimiento global, así como a cerrar la brecha entre los espacios menos y más desarrollados.” En este punto estamos de acuerdo, pues en  Fuente Álamo, salvo una panadería, dos fábricas de aceite, dos o tres bares, cuatro albañiles, un fontanero y un zapatero; la única actividad posible en los años 50 del S.XX, que fue cuando se inició la despoblación, era la agrícola. En los momentos actuales esto se acentúa más, pues sólo queda una fábrica de aceite en producción durante 3 meses, que emplea a 3 personas y que está avocada a su desaparición. Por eso no quedaba otra alternativa que emigrar para compensar y así los que se quedaban pudieran repartirse mejor los jornales del campo al no haber para todos. También, la salida de otros vecinos ha supuesto que los que han permanecido pudieran adquirir propiedades agrícolas que fueron dejando los que se marcharon y prosperar en el mundo rural.  Los emigrantes con los ingresos que mandaban a los familiares mantenían un cierto equilibrio entre la zona rural de Fuente Álamo y las zonas ricas de España donde estaban trabajando, incluso con el núcleo de Alcalá la Real. Aunque esa respuesta sea espontánea a un desajuste, pienso que ello no impide que los poderes públicos tuvieran la obligación de intervenir para evitar que se produjese el efecto de la despoblación: el declive, dando más oportunidades a la población rural y así compensar la brecha entre la aldea y el núcleo de Alcalá la Real u otras zonas más pobladas. Con todo ello los estudiosos aludidos dicen que “… hay incluso investigaciones que evidencian efectos positivos de la despoblación, un “dividendo” derivado de ella: la descongestión de las infraestructuras, las ganancias medioambientales,…”. En la aldea de Fuente Álamo estos efectos positivos serían inapreciables, pues no hay problemas con el colapso de las infraestructuras, y el daño medioambiental apenas sería significativo. Es cierto que se prefiere la tranquilidad, pero ello no siempre produce un efecto deseado, pues puede derivar en la soledad de las personas mayores. Por eso se plantean incluso la necesidad o no de  combatir la despoblación, en la medida que no se puede exigir a nadie permanecer en un territorio si no quiere integrarse en el mismo, o el bienestar, las oportunidades, las limitaciones que le supone ello, no le compensan para alcanzar la felicidad que le aporta el arraigo. En todo caso en el trabajo que hemos tenido de guía se llega a la conclusión de que para combatir la despoblación es necesario un compromiso cívico personal y su análisis y puesta en práctica debe hacerse desde la escala local: “La despoblación es un fenómeno esencialmente local, un bien público en los pueblos, a cuya escala ha de ajustarse la acción política y dotar a su comunidad del protagonismo”. Para ello proponen que se dé un giro radical y “apreciar estos territorios con todo el valor que tienen, hacerlos unos lugares atractivos para vivir, trabajar, relacionarse, porque se pueden convertir en una tierra de oportunidades si se suma talento, compromiso e ilusión en su horizonte”. No se puede estar más acuerdo con la solución que proponen y por tanto deberá ser la población vinculada a Fuente Álamo la que emita el juicio más decisivo acerca de cómo combatir la despoblación, incluso si procede o no; para ello deberán estar bien informados y  asesorados, pero  siempre como  protagonistas y  responsables de  su  propio destino, formando comunidad: “No se puede exigir a nadie permanecer en un territorio y no se puede regenerar éste sin ellas”. Aquí tendría un papel muy importante la aportación de la Asociación de Vecinos y la pedanía. Tenemos testimonios que corroboran que además de salir de la aldea por motivos económicos o buscando mejores oportunidades, lo hicieron porque no estaban integrados en la comunidad, sobre todo después de la Guerra Civil y durante la Posguerra de los años 40 y 50. A algunos de ellos se le escucharon palabras o renuncios a volver jamás, con expresiones como: “si vuelvo, lo hago con una escopeta…” porque quizás no fueron bien tratados. Sin embargo otros se vieron obligados a marcharse en busca de un porvenir, con la añoranza de poder volver algún día, que no fue posible, se les escuchaba decir desde la distancia: “qué bien se vive ahí!, pero mi vida la tengo hecha aquí”. También, en tiempos relativamente recientes, ha habido algunos casos tanto de nativos como británicos que han abandonado la aldea por tan solo motivos especulativos con la vivienda, sin importarle mucho el formar parte de la comunidad. Unos volvieron e hicieron otras viviendas y otros se marcharon con el dinero de la venta de la vivienda en busca de más servicios, pero creo sinceramente que con peor calidad de vida y sin hacer comunidad.
Fuente: Elaboración propia.

La cuestión relevante para estos expertos es que hay otras razones que no son estrictamente demográficas (mercados laborales, al Estado de bienestar, la existencia de un ecosistema emprendedor, el acceso a una vivienda o la tolerancia social, entre otras muchas) a la hora de decidir sobre el asentamiento en un lugar o permanecer en él e incluso el número de hijos a tener.
¿Por qué las personas desean vivir o no en un determinado lugar, como Fuente Álamo? Coincido con los expertos que lo primero es el bienestar, y que en el momento en que se deja de experimentar o se encuentra otro lugar que te da más oportunidades y tus expectativas se cumplen mejor, lo abandonas para mejorar.
Partiendo de la base del envejecimiento natural de la población y que apenas existen personas con capacidad reproductora en Fuente Álamo (lo que impide regenerar la población llevándola a la desaparición), estoy de acuerdo con las conclusiones de los estudiosos en que no consiste en captar a nuevos residentes a toda costa y así paliar el fracaso del decrecimiento vegetativo (envejecimiento y desnatalización). Aquí es donde han jugado su papel los repobladores anglosajones y unos cuantos nacionales en los últimos tiempos; porque de lo contrario, sin esa veintena o algo más de viviendas adquiridas, pese a que poco más de una decena estén habitadas, lo mismo no estaríamos hablando del problema. Lo que se ha hecho ha sido aplazarlo unas cuantas décadas, sin que a corto plazo haya posibilidades de evitar la despoblación. Por otra parte, apenas unos cuantos han llegado a formar parte de la comunidad, pues ni siquiera han logrado aprender el castellano, ya no digo las acepciones del lenguaje propias fuentealameñas.  Casi todos son personas mayores y con problemas de salud, que dentro de unas décadas venderán sus casas o las heredarán sus hijos, pero sin integrar y sin regenerar la población. Aún así hay que tener en cuenta que el asentamiento anglosajón a principio del siglo XXI, no produjo un aumento de la población en Fuente Álamo, porque la vivienda que poseían los fuentealameños era cambiada por otra en Alcalá la Real.
En conclusión y volviendo a D. Manuel Tuñón de Lara, la estadística me ha servido para interpretar y demostrar, más que como un método de precisión. Pero quizás me ha llevado a ver la despoblación como una mera cuestión estadística. Me he centramos en cómo recuperar el censo que tenía Fuente Álamo en 1950 de 1145 habitantes, pero no he pensado si toda aquella gente que habitaba, tanto los cortijos como el núcleo de la aldea, vivía en condiciones al menos dignas, tampoco he pensado detenidamente en que su salida pudo ser obligatoria por la circunstancias en que vivían o también voluntaria de cara a abrirse camino en la vida y prosperar. En definitiva, no he reflexionado suficientemente, si es necesario incluso, combatir la despoblación. Por lo que siguiendo a los autores del renombrado trabajo, quizás en este intento de luchar con el despoblamiento de mi aldea lo que me ha ocurrido es que: “las personas que dejan el lugar en que han crecido experimentan un sentimiento de contradicción por no poder encajar su proyecto profesional dentro de las que hasta entonces han sido sus referencias vitales y afectivas básicas. Normalmente, si el tamaño de su pueblo es reducido, sus probabilidades de compatibilizarlas serán menores. La nostalgia que sienten tras su partida les hace pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, sentimiento distorsionante donde los haya por más que su lirismo nos complazca.”


Mi agradecimiento a D. Santiago de Córdoba Ortega por su siempre disposición y colaboración.


[1] “Sin hacer un estudio profundo sobre las causas que produjeron aquel aumento demográfico, pienso, que una vez salvado el llamado y mal recordado año de hambre (1945), se reactivó la producción agraria, lo que produjo la entrada en funcionamiento de tres panaderías a plena actividad: la de Faustino y sus dos hijos Rafael y Antonio, la de Valeriano Muñoz Ramírez, y la de  Valerio Osuna Medina; y dos molinos aceiteros: el de D. Francisco Serrano y el de Pedro González - Antonio Ramírez.
Ese incremento poblacional se debió también a que durante esta década de los 40 regresaron los supervivientes  de la Guerra, los presos republicanos (incluido  el alcalde pedáneo que volvió del destierro) y los exiliados en 1936 del bando nacional. Todo ello produjo la activación del proceso reproductivo, de hecho, es fácil comprobar cómo familias que durante cuatro años habían paralizado la natalidad por motivos obvios, la reanudan con nuevos hijos en esta década de los cuarenta. Pero también hemos comprobado la presencia de  muchas familias, llegadas quizás temporalmente en busca del trabajo que ofrecían los campos fuentealameños, y que no consolidarían su asiento en la década posterior. Así, a título de ejemplo tenemos los cabezas de familia como Valeriano Vico Zamora, Ramón Ruiz López, Eduardo Rey Aguilera, Rafael Rodríguez Aguilera, José Pérez Armenteros, Pablo López García, Valeriano García Muñoz, Casimiro García Pérez, Francisco Cantero Guardia, Antonio García García, José González Pérez, Manuel Pérez Bermúdez, Antonio Expósito López, José Cano Fuentes, Juliana Cano Fuentes, José  Cano Nieto… Son nombres que no los encontramos inscritos en Fuente Álamo en la década anterior ni posterior. Hasta algunos señoritos fijaron su residencia en sus cortijos de Fuente Álamo, como D. Francisco Sánchez-Cañete y su esposa Dª Julia Sánchez Salazar con sus hijos Vicente, Francisco, Mercedes, Julia, Josefa y otra hija más. También llegaron familias de otras profesiones como el carpintero Antonio Atienza Moya y su esposa Dominga González Serrano con su hija Francisca, llegados desde La Rábita. Por lo aquí visto, no siempre los  fuentealameños fuimos emigrantes, también fuimos receptores. Llegaron obreros del campo desde el término de Almedinilla, Montefrío e incluso de Valenzuela (Córdoba) como Luis Gomarín Ucles, al casarse con la fuentealameña Ana Pérez, que se establecieron en la Dehesilla.
Todos los cortijos estaban superpoblados: Los Floríos, Las Pozuelas, El Salao con la familia Arenas Pérez y la familia Expósito Nieto. En zonas amplias como La Colonia, La Dehesa o El Peñón no había ni un solo cortijo por habitar.”
[2] “…tendencia que no continuaría, produciéndose un descenso durante la década siguiente de los años 50 debido fundamentalmente a la emigración. Así,  comenzaría a disminuir la población hasta el punto de que en seis años disminuirían 69 habitantes (padrón de 1956) y en una década, unos 218 habitantes (censo de 1960), descenso  que ya no pararía hasta nuestros días.” ( Blog sobre la historia de Fuente Álamo)
[3] https://alandar.es/la-poblacion-alcala-la-real-siglo-xx-distritos-aldeas  de Ana María Romero Aranda: “En él destacaríamos el importante aumento de la población del municipio en los años cincuenta. Si bien, fue en el campo y en las aldeas  donde el número de habitantes aumentó de forma más significativa. A partir de  los años sesenta la población de las aldeas inicia su descenso progresivo hasta final del siglo. Por el contrario, desde esa década el número de habitantes de Alcalá-casco  ya no cesa de aumentar de manera continua hasta nuestros días. La inversión de los datos de población entre el casco y las aldeas se produce en la década de los 70. Esto significa que desde el final de los años 70  la población del núcleo urbano ya es mayor que la que vive  dispersa en el campo y las aldeas.”


2 comentarios:

  1. Domingo, un gran trabajo, posiblemente el que más te duela por su contenido: Fuente Álamo cada vez más vaciada.

    Cuando pase una década y poco más, tu aldea con sus calles vacías y casas cerradas, no habrá vecinos, aceituneros altivos, que respondan a Miguel Hernández:

    Andaluces de Jaén,
    aceituneros altivos,
    decidme en el alma, ¿de quién?
    ¿de quién son esos olivos?
    Andaluces de Jaén.

    Siguiendo la métrica del poeta de Orihuela, mi pregunta en verso es:

    Fuentealameños de Jaén,
    ¿de quién serán estos olivos
    cuando nadie los trabajen,
    aldea olvidada sin vecinos?

    Has publicado en tu blog un gran trabajo, científico y humano: “Despoblación de Fuente Álamo. La «España vaciada»”. Lo triste es la realidad que describe. Es como un acta notarial que anticipa la muerte anunciada de tu aldea, en la que durante siglos han vivido generación tras generación los fuentealameños, “Andaluces de Jaén” de quienes Miguel Hernández decía:

    Cuántos siglos de aceituna,
    los pies y las manos presos,
    sol a sol y luna a luna,
    pesan sobre vuestros huesos.

    Finalmente te agradezco la mención que haces de mi nombre.

    Santiago

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    1. Muchas gracias querido Santiago, la verdad es que cuesta ir viendo como un pueblo que tuvo mucha vida, se va quedando sin gente. Siento mucho como personas como mi madre, mi tía Mercedes y otros muchos vecinos, que ha sido tan activos vecinalmente, se sienten a veces en soledad, que aunque los familiares más cercanos intentamos paliar, no es suficiente, pues no tienen vida social.
      Esa comparativa o juego que haces con los verso de Miguel Hernández, es una premonición a lo que ocurrirá dentro de unas cuantas décadas, se producirá de nuevo un reagrupamiento en unas pocas manos de las fanegas de tierra de olivos y surgirán nuevos latifundios, pues los herederos de las pequeñas parcelas, no tendrán vínculo alguno con la tierra y las venderán.
      Sabes muy bien que tu colaboración ha sido importante y que me diste la pista para trabajar en ello, y que menos que agradecértelo.
      Solo una apreciación y es que me he permitido el lujo, intencionadamente, de poner como parte del título “La España Vacilada” y no “La España Vaciada”. Ha sido en un intento de llamar más la atención.
      Un abrazo

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