miércoles, 20 de mayo de 2020

FESTIVIDAD EN HONOR A LA CRUZ DE CLAVIJO


He extraído tres párrafos de mis trabajos, uno ya publicado y otros dos pertenecientes al proyecto en el que estoy trabajando actualmente, para recordar la festividad en honor a la Cruz de Clavijo, que en otros tiempos se celebraría un día como hoy y que este año tampoco será posible por el Covid-19.
“Por seguir recordando, nos recrearemos en la memoria de aquellos meses de mayo, cuando sobre sus piedras se bailaban las verbenas en honor a la Cruz de Clavijo: aquellas fiestas del 20 de mayo de los años 60 y la ilusión festiva con la que nos encaminábamos desde Fuente Álamo (a unos 3 ó 4 kilómetros) haciéndosenos tan corto el camino y aún más la velada, aquella música de viento y percusión, aquellos pasodobles bailados entre sus piedras, aquel puesto de turrón, que sólo algunos podían probar, y aquella “Raspa con su son”, que sólo  Paquito Sierra con su caballo podía bailar”[1].
Festividades importantes por la concurrencia tanto de aldeanos como de cortijeros,  fueron en otras épocas las celebradas en torno a la Cruz de Clavijo, (20 de mayo), a la Cruz de la Setilla (11 de mayo), a la Cruz de La Chozas, etc. Eran celebraciones camperas que al no disponer en aquellos tiempos de luz eléctrica se amenizaban con grupos de música de viento, cuerda y percusión. Recordada es aquella actuación de Juan Antonio Ávila con su guitarra en la Cruz de las Chozas (Dentro de este maletín, tenemos un calcetín, un zapato sin tacón…) o en los últimos tiempos las actuaciones de Juan de Dios Anguita con su teclado, que “pasodobleaba” la fiesta de la Cruz de Clavijo”.[2]
María Vera Expósito, que vivió en la Dehesilla zona cercana a Clavijo, nos cuenta cómo eran aquellas fiestas de los años 50 y 60: “La fiesta de la Cruz Clavijo se celebraba el  20 de mayo, era la más soñada de las cruces, con sus p
uestos de turrón, su música… De aquella fiesta salieron muchas parejas de novios…  Después se rezaba la novena a la sombra del cortijo, donde todas las tardes venía gente desde los Bujeos, los Cerinos, los Florios… Los caminos eran de barro y mucho polvo en verano. En aquellos años en el Cortijo de Clavijo vivía una gran familia y era el centro o refugio de todos los que pasaban por allí. Ceferino y Urbana merecen un homenaje.”[3]

A estos párrafos he añadido diferentes fotos antiguas y modernas que fueron tomadas en dicha fiesta y donadas por Antonio Aguilera Valverde y Antonia Pérez Bolivar, deseando la pronta recuperación de  ambos, y  animando a quienes quieran aportar las suyas, con mucho gusto las uniremos.




[1] Página 95  “Patrimonio Cultural Material de Fuente Álamo” de Domingo Pérez Pérez .
[2] Extraído de una futura publicación sobre el patrimonio humano de Fuente Álamo.
[3] Extracto de las  notas manuscritas que me remitió de sus  recuerdos María Vera Expósito: “María de Quintín”.

viernes, 15 de mayo de 2020

FUENTE ÁLAMO EN LA ROMERÍA DE SAN ISIDRO LABRADOR EN LAS CASERÍAS

                

     Seguimos recopilando datos y para una futura publicación que comprenda el aspecto humano y social de la gente de Fuente Álamo, aquí dejamos unos párrafos en este caso dedicados a la Romería de San Isidro:
"Otra de las festividades más celebradas y concurridas por parte de los fuentealameños ha sido y será la Romería de San Isidro Labrador en el término de Las Caserías (renombradas de San Isidro), aunque en este año 2020 no ha sido posible. No se recuerda su suspensión en otros años, a excepción de las acontecidas por las propias inclemencias del tiempo o durante Guerra Civil por  la destrucción de la ermita y sus imágenes. También hubo años en los que se celebró con menor intensidad o con la simple solemnidad de la eucaristía, sin acto procesional.
De esta Romería personalmente guardo buenos recuerdos, aunque mi primera peregrinación la tengo grabada como una experiencia no muy grata. Tendría unos 4 ó 5 años, estando ya en plena romería festiva, se le ocurrió a un amigo de mi padre apodado “El Trochao”, echar a luchar a su hijo conmigo. Evidentemente era una broma entre ellos para ver quién tenía el hijo más sanote. Aquello para mí supuso un drama, porque yo iba ese día con la sana intención de divertirme, y sin saber el motivo, de pronto me veo enganchado en una disputa que no me la esperaba para nada, con otro niño al que no conocía, y que por sorpresa se me había engarzado con la intención de tirarme al suelo. Revocados en un fardo que habían colocado para acampar y merendar, recuerdo que me hice daño con un terrón de tierra, como no podría ser de otra manera, y comencé a lamentarme, por lo que pienso que el otro niño se lo tomó como una victoria y para mí fue un escape. ¿A quién se le ocurre?

Aquel trauma hizo que me costara volver, y creo que no lo hice hasta los 14 años cuando pusimos un chiringuito para sufragar los gastos de estudios de 8º curso de EGB. Después, fui otro año para recaudar también fondos para el viaje de estudios de bachiller, y que por entonces hacíamos alguna “rabona” en el Instituto y acudíamos al festejo con algunos profesores. Recuerdo que en el año de 1989 participé como miembro del jurado para la elección de la carroza mejor decorada u ornamentada. Fuente Álamo obtuvo el segundo premio que, como era natural, tenía vetado mi voto. En Las Caserías optaron por vestirse con trajes de sevillanas con lunares, llevándose el consiguiente primer premio. Después no he vuelto.
La participación de la aldea de Fuente Álamo en el concurso de carrozas desde finales de los años 70 continúa hasta nuestros días, y en cada una de las ediciones que se han celebrado, casi siempre ha obtenido algún premio. Aún recordamos en las primeras participaciones a nuestros queridos ancianos Juan Antonio Ávila Serrano “El Zorrero” y su mujer Paula Gutiérrez, vestidos sin la necesidad de ataviarse mucho con el típico atavío de época, pues a primero de los años 80, todavía Juan Antonio calzaba albarcas y se cinchaba con cinturón de tomiza. Allí participaban vestidos con trajes antiguos, boina y bombín: Jesús, Vicente, Antonio, Eduardo, Manuel, Feliciana, Loli Aguilera, Paulina, Paqui Malagón, Aurora, Merce Fuentes, Mari Carmen Jiménez…  Eran unas carrozas bastante ornamentadas con ramas, palmeras y flores variadas, entre las que destacaba la flor de la gayumba y de la retama.
A esos años le siguieron unas décadas de celebraciones con mayor o menor asiduidad, dependiendo del día de la semana en que cayese y de las inclemencias meteorológicas. La participación de los fuentealameños en el concurso de carrozas  durante la década de los noventa  hasta nuestros días se convirtió en algo habitual. Por poner algunos ejemplos en los últimos años, en los cuales la colaboración de José Antonio Reyes con su tractor o José González con su camineta y las abuelas Paquita y Mariana han sido fundamentales para tener una buena representación; se obtuvo premio en 2013; en 2014 se obtuvo el primer premio; en 2015 se obtuvo de nuevo el primer premio, y este año además el tercero, con la reiterada colaboración de las abuelas del pueblo Paquita y Mariana, además de los dos bebés: Mari Juli y Merce; en  2016 se obtuvo un meritorio segundo premio después de muchos años obteniendo el mejor premio, y además una mención especial para Antonio Cano “Carrillo” y su familia; en  2017 pese a caer este año en lunes tuvo mucha afluencia,  y se obtuvo el primer premio y además cayó el tercero, que fue secundado por Tanganica y su acordeón; en  2018 la festividad cayó en martes, pero tuvo buena afluencia y buen día de convivencia, se obtuvo el segundo premio, participando como siempre  nuestra abuela Mariana, aunque sin la compañía de Paquita, recayendo el primer premio en una agrupación infantil y el tercero en Tanganica y su acordeón; en  2019 no se participó después de muchos años haciéndolo con gran éxito. 











Este año 2020 tampoco ha sido posible, pero por otras circunstancias.
¡¡VIVA SAN ISIDRO LABRADOR!!

Agradezco a todos los que habéis enviado fotografías para la publicación.

martes, 5 de mayo de 2020

SOLDADOS FUENTEALAMEÑOS. LA MILI


        Aquí dejo unos cuantos párrafos de mi próximo trabajo que pretendo publicar en papel. En este caso dedicado a nuestros valientes soldados, donde se recogen varios ejemplos de quintas fuentealameñas.
“En Fuente Álamo, como en las demás zonas rurales, la incorporación a filas para prestar el servicio militar era la primera salida de los jóvenes de la aldea. No obstante, hemos visto como en los años 50  y 60, muchos jóvenes salieron para trabajar antes de ser llamados a filas. Se decía, y algunos estaban totalmente convencidos de ello, que se iban para “hacerse hombres”, en este sentido se pueden ver las dedicatorias que Dorotea Lizana mandó a su hijo Matías en 1933 cuando estaba en Melilla, le dice “como hombre de vien” o la de Pedro Vega Ávila en 1958, en una dedicatoria en el  reverso de su fotografía militar: “un recluta echo un padre”. "Suponía salir del mundo rural y cambiar de aires, la posibilidad de aprender a leer y a escribir, y en algunos casos, obtener todos los permisos de conducir, incluido el del camión. Por poner algunos ejemplos, tenemos el de Matías Pérez Pérez, conductor de un camión militar R.E.O. y que después de licenciarse fue camionero o la de Juan Aguilera Castillo, conductor militar y civil…”
….
“QUINTA DEL 49: Eran los nacidos en el año 1928. Fue una de las mejores quintas que se formó en Fuente Álamo y de la que actualmente tenemos unos cuantos representantes, entre ellos Santiago Cano Muñoz (4/10/1928), aunque en aquel tiempo vivía en Carchalejo, quien prestó el servicio militar durante 18 meses, en el año 1949. Hizo el campamento durante 3 meses en Seu de Urgell (Lérida) y el resto de la prestación militar en Ribas de Freser, provincia de Gerona. Allí coincidió con Luis Cano Nieto (21/02/1928), que tenía 20 años cuando se incorporó, quien hizo igualmente 3 meses de campamento en Seu d’Urgell (Lérida) y después en Ribes de Freser (Gerona) donde estuvo destinado en la Plana Mayor cumpliendo un total de 22 meses. Otro integrante de la quinta es Juan Ibáñez Sánchez (14/03/1928), se incorporó con 21 años y estuvo 22 meses en Lérida, en la 1ª Compañía de Armas Pesadas, junto a un compañero del Solvito, coincidiendo con otro fuentealameño: Manuel González Palomino (Cañuelos). Antonio Aguilera Valverde (03/02/1928) se incorporó a filas en el año 1950, siendo destinado a Villa Sanjurjo, la actual Alhucemas. Allí estuvo dos meses cabales, pues a causa de la referida deficiencia en un oído lo licenciaron.  Le pregunté, de nuevo, si era verdad eso de que los mandos militares le arrojaron al suelo y a su espalda una moneda para comprobar si la había oído y se volvía para recogerla, él dice sonriendo que no es cierto, y que si se la echaron, él por lo menos no la oyó… y se vuelve a reír. Otros integrantes de la quinta fueron Antonio Anguita Montañés, quien se fue voluntario en la Legión, pese a que puedo quedar excluido por hijo de viuda, Juan Jiménez Pérez, Francisco Expósito Nieto, y Emilio Malagón Ochoa que tuvo más suerte y no se incorporó al ser hijo de viuda.”
….
“Como dijimos al principio cada fuentealameño tiene su propia historia de la mili y pese a ser consciente de que dejaré sin sorpresa a mis futuros nietos, contaré ahora “mis batallitas de la mili”. Mi reemplazo era el 3º del año 1990, asignándome núm. 217 de recluta, en el CIR Centro, Campamento Santa Ana en Cáceres. Quién me iba a decir a mí,…

Si quieres ser protagonista de nuestra historia de la mili, solo tienes que contármela y mandarme tu fotografía militar…

lunes, 4 de mayo de 2020

PRIMERAS COMUNIONES EN FUENTE ÁLAMO


  Como recordatorio a las celebraciones de las Primeras Comuniones durante este mes de mayo, dejo aquí, párrafos de mi próximo trabajo en papel, acompañado de documentos fotográficos:
“Durante el mes de mayo, tradicionalmente venían celebrándose las Primeras Comuniones; sin embargo, esto no siempre fue así. Tal evento religioso festivo era convocado anualmente, dependiendo de las circunstancias, en tres épocas del año; que eran: el propio mes de mayo, coincidiendo con un fin de semana; el día de San Antonio de Padua, cuando era considerada fiesta mayor de la aldea y por último, en la festividad de la Virgen del Rosario. El elegir una fecha u otra podía deberse fundamentalmente a la emigración temporal de los padres, aunque a veces, era debido a motivos individuales o personales, como una enfermedad, o la falta de ser querido…”
“En los años 60 y 70 la Primera Comunión era el segundo acto social-religioso-festivo en importancia entre las familias fuentealameñas, después de las bodas. Se le daba gran importancia al acto social, donde el protagonismo lo tenía toda la familia y el niño lo interiorizaba como suyo. Suponía un gran día de ilusión para el niño, que en algunos casos, al recibirla con la edad de 6 a 7 años, tenía que aprender a leer en el catecismo. Una vez confesados todos los pecados, (aquellos típicos: me he peleado con mi hermano, no he obedecido a mis padres, he dicho palabrotas…), que ya todos teníamos aprendido antes de confesarnos, recibíamos la primera hostia consagrada. Después le seguía una taza de chocolate y un bollo, que se tomaban en el edificio de la escuela y en exclusiva para los anfitriones de la fiesta. Tras la merendola, cada familia se marchaba a su casa, donde los familiares más cercanos eran invitados a una comida de arroz con pollo o conejo, en un acto familiar reducido. La estampita se entregaba a los familiares o amigos, quienes a cambio daban dinero, pero nada de regalos.
Recuerdo que el 13 de junio de 1969, fue el día de mi primera comunión. Habíamos sido preparados para ello durante el curso de parvularios, llegando a aprender…”
“A partir de los años 70, por poner algunos ejemplos, se celebraron durante el mes de mayo, en los años 1975, 1976 (junio), 1992, 1995, 1998, 1999, 2000, 2006, 2009; el día de San Antonio en los años 1970, 1990  y lo que sí se generalizó, fue el día de la Virgen del Rosario en los años  1976, 1977, 1979, 1982, 1983, 1985, 1995…”Aprovecho para animar a todo el que quiera salir vestido de comunión, que remita su foto recordatorio, para ir incluirla en el libro. Queremos hacer el mayor reportaje fotográfico posible, en donde estén incluidos casi todos los fuentealameños.

viernes, 1 de mayo de 2020

DESPOBLACIÓN DE FUENTE ÁLAMO. LA “ESPAÑA VACILADA”

Ejemplos de familias fuentealameñas numerosas
Manuel Tuñón de Lara, en su obra sobre la metodología a seguir para investigar y redactar después la historia social, dice textualmente: “La estadística en la historia vale mucho más como instrumento de interpretación y demostración que como instrumento de precisión” (“Metodología de la historia social de España”, página 41, Siglo XXI de España Editores, S.A, Madrid 1979). En la reflexión que presentamos, hemos partido de los datos contenidos en los censos municipales como fuente principal, sin embargo no nos permiten un análisis completo, pues cuando estudiamos datos demográficos sobre las aldeas solo se restringen al número de habitantes y poco más. Los demás datos estadísticos sobre las migraciones, nacimientos o defunciones aparecen globalizados incluidos en el municipio al que pertenecen, en este caso a Alcalá la Real. Por lo que habría que hacer un estudio minucioso de censo a censo de cada aldea para ver caso a caso, habitante por habitante, y así obtener el saldo migratorio y el crecimiento vegetativo, lo cual sería una tarea interminable. En este sentido nunca se sabrá estadísticamente la gente que pasó desde Fuente Álamo a Alcalá la Real, porque simplemente era un cambio de domicilio o emigró a otros lugares, a menos que se contabilice uno a uno. Por lo que siguiendo al de D. Manuel Tuñón de Lara, en nuestro caso la estadística también sería un instrumento de interpretación y demostración, y no de precisión.
En base a los datos estudiados, que han sido obtenidos de los censos del S.XX y los padrones de las dos primeras décadas del S. XXI de la Aldea de Fuente Álamo, intentaremos interpretar las causas que han provocado su despoblación y si las soluciones que los expertos nos proponen se pueden aplicar al caso concreto.
Los parámetros con los hemos trabajado han sido: mundo rural/ población urbana; cambio de domicilio del campo al núcleo urbano/emigración a otras zonas de España y del extranjero;  emigración / asentamiento en la aldea.
Si se observan los dos gráficos sobre la evolución de población alcalaína en el Siglo XX, uno sobre el  núcleo urbano y el otro específico de la aldea de Fuente Álamo, podemos ver a simple vista:
Fuente: Elaboración propia.

  Después de la Guerra Civil en ambos ámbitos territoriales, la población fue aumentando hasta la década de los  años 50.
  Durante la década de los 50 se produce paralelamente un descenso de la población, tanto en el núcleo urbano como en la aldea de Fuente Álamo.
3º En la década de los 60 en el núcleo urbano se va a producir un repunte, observándose una tendencia alcista, mientras que en la aldea de Fuente Álamo se produce una tendencia totalmente contraria hacia abajo y en caída libre.
Interpretando de forma conjunta los dos gráficos que representan los censos de cada década y partiendo de que existe una diferencia real y proporcional de 1:10 puntos a favor del núcleo urbano de Alcalá la Real, podemos ver la tendencia antes indicada mejor definida:
  En el censo de 1940 la proporción de 1:10 habitantes se mantiene.
  En el censo de 1950 ya no hay proporción y se desequilibra a favor de Fuente Álamo, aumentándose levemente la diferencia a más de 11 puntos y produciéndose un mayor incremento en la población de la aldea.
3ª En el censo de  1960 se vuelve a equilibrar la proporción 1:10  a favor del núcleo de Alcalá la Real, pero ambas poblaciones con tendencia a la baja.
4ª En el censo de 1970 se observa que aumenta la diferencia  más a favor del núcleo urbano, y se va perdiendo en la misma progresión en la aldea de Fuente Álamo y por lo tanto se desequilibra aún más los 10 puntos.
5ª En los censos de 1981 y 1991 la tendencia diferencial aumentaría aún más, y la línea ascendente del casco urbano cada vez se separaría más de la línea descendente de la aldea de Fuente Álamo.  Se observa  una progresión divergente que para la aldea  de Fuente Álamo será en caída libre hasta nuestros días, y después de nuestros días.
¿A qué pudo ser debido?  En principio parece sencillo dar razonamientos desde la perspectiva de hoy si nos basamos en la lógica. Dar razonamientos científicos, demográficos y sobre otras causas es más complicado. 
Después de la Guerra Civil era lógico el incremento vegetativo de población en ambos campos de estudio debido al periodo de “paz” que  se produjo en todo el territorio nacional y a las circunstancias que ello entrañaba. El hecho de que en la década siguiente la tendencia al aumento de población en Fuente Álamo fuera algo más pronunciada que en el núcleo urbano de Alcalá la Real pudo ser debido entre otros factores al establecimiento de la  autarquía o economía autosuficiente que suponía dependencia  casi  absoluta del campo; pues era el lugar donde  se  encontraba para algo para comer aunque fuese poco, a diferencia de la ciudad donde los alimentos eran escasos y los medios de vida deficientes. Esta situación atrajo a gente e hizo que muchos cortijos fuentealameños fueran edificados y otros repoblados. Según datos obtenidos del nomenclátor de población (INE)  en  1930 hay 76 viviendas contabilizadas en Fuente Álamo, a las que hay que sumar las 15 viviendas en el Balneario de Ardales (en desuso), utilizado como viviendas particulares y sin que se pueda contabilizar  otros tantos diseminados, al hacerse de forma global para todo el municipio de Alcalá la Real.  Una vez acabada la Guerra Civil, ya en 1940, hay en Fuente Álamo un total  172 viviendas; en 1950 hay  40 viviendas  en la aldea y 149 viviendas diseminadas; en 1960 hay 219 edificaciones destinadas a viviendas, y en  1970 se contabilizan 106 diseminadas y 83 viviendas en la  aldea destinadas a vivienda familiar.  En definitiva el campo fue una fuente de inmigración y así lo recogimos en una publicación en el blog sobre la historia de Fuente Álamo.[1] 
Fuente: Elaboración propia

            En la década de los 50 (censo de 1960) lo que se produce es un nuevo equilibrio, pues el centro urbano va absorbiendo poco a poco al campo, cuyos habitantes buscan nuevas oportunidades con la puesta en marcha de Condepols (1955), en la construcción con Vialca (1964), en la metalúrgica con la Coop. Metalúrgica San José Artesano (1965), etc. Pero curiosamente ambas zonas pierden población debido a la emigración (saldo migratorio) que se produce tanto hacia otras zonas nacionales (País Vasco, Cataluña…) como al extranjero (Alemania fundamentalmente), y que evidentemente registra mayor proporción en el campo.[2]
 En la década de los 60 (censo de 1970) la ciudad alcalaína sigue absorbiendo la población del campo fuentealameño en mayor proporción, con la industria auxiliar de plásticos y los servicios, buscando la mejora de los servicios primarios y la búsqueda de un porvenir. Al mismo tiempo,  en la aldea de Fuente Álamo se produce un nuevo rebrote de la emigración hacia las costas catalanas y andaluzas, que demandan mano de obra para los servicios de hostelería dado el boom del turismo en España. 
En las décadas de los 70 y 80 la tendencia diferencial continuó, y lo sigue haciendo hasta nuestros días de manera lenta, aunque menos prolongada, ya que apenas  quedan habitantes en la Aldea y algunos de los habitantes que se han marchado al núcleo urbano fueron sustituidos por los habitantes anglosajones que les compraron sus casas. Sin embargo, si observamos otros gráficos comparativos, vemos que la población en su conjunto de Alcalá la Real tuvo un pequeño repunte, y con altibajos se está manteniendo hasta el día de hoy. [3]
Destino que la emigración llevó a cada uno de los hermanos Jiménez Pérez
.…
A las conclusiones anteriores se ha llegado siguiendo puros criterios lógicos, pero para hacer un estudio algo más riguroso y, en un intento de dar una solución a la despoblación de la aldea de Fuente Álamo, hemos seguido  el Informe sobre la despoblación en Aragón,  2000-2016: tendencias, datos y  reflexiones  para el diseño de políticas”, elaborado por Adrián Palacios (Universidad de Zaragoza), Vicente Pinilla (Universidad de Zaragoza, Instituto Agroalimentario de Aragón -IA2- y CEDDAR) Luis Antonio Sáez (Universidad de Zaragoza y CEDDAR). El estudio se centra en analizar: qué es la despoblación, sí es necesario combatirla y cuál es la cuestión relevante, que creen que es el bienestar y las oportunidades. Vicente Pinilla y Fernando Collantes, son también autores del libro ¿Lugares que no importan? La despoblación de la España rural desde 1900 hasta el presente. (Prensas de la Universidad de Zaragoza), quienes piensan: “Las causas de la despoblación pueden sintetizarse en una intensa demanda urbana de mano de obra, el carácter ahorrador de factor trabajo del cambio agrario, y la existencia de una penalización rural en el acceso a infraestructuras y servicios”.
Para comenzar nos preguntaremos si se ha hecho o se está haciendo algo para evitar el despoblamiento de Fuente Álamo. Pensamos sinceramente (y los datos estadísticos lo corroboran) que no se ha hecho nada. Aún más, creemos que esa inacción es o ha sido consciente durante mucho tiempo y las políticas tanto nacionales, autonómicas y locales han contribuido a ello en cuanto no se ha actuado, a pesar de que los estudiosos antes aludidos piensan que no ha habido un plan determinado para vaciar el mundo rural. Si bien es cierto que últimamente se está hablando mucho, tanto a nivel local como nacional, de la “España Vacilada”, en un intento de aumentar la consciencia personal y la conciencia social en torno a ello, no viene acompañada paralelamente de dotación en los presupuestos. En el caso del Ayuntamiento de Alcalá la Real se ha creado expresamente una Concejalía de Aldeas, que en su primer proyecto de presupuestos para 2020 anuncia un “aporte extra en relación a presupuestos anteriores para las aldeas”; pero eso no es suficiente puesto que el presupuesto debe proceder de otros niveles superiores: provinciales, autonómicos o nacionales.  Habrá diferencias por tanto, entre lo dicho y lo que se conseguirá, pues no existe un plan específico elaborado por los expertos en distintas disciplinas, dotado presupuestariamente, para paliar la despoblación, y se seguirá constatando que en la práctica apenas se verán resultados al final de cada legislatura, continuando el descenso de habitantes en las aldeas más pequeñas como Fuente Álamo. Teóricamente de presupuesto se ha dotado sacado de la poca capacidad que tienen las arcas municipales,  con el “bacheado” de las calles de las aldeas, utilizando como símil, con lo que se ha parcheado,  y se ha ejecutado en otras aldeas mayores o para otros servicios, festejos pero sin una concreción del presupuesto, pues no se ha hecho una verdadera política preventiva, documentada con estudios, cuyo fin último sería el evitar la despoblación que están sufriendo las aldeas. En el caso de Fuente Álamo hay actualmente aproximadamente unas 100 casas y unos 10 cortijos habitables, de las que un 25% están sin habitar o ocupadas muy ocasionalmente. El coste para asfaltar una vía pública, el gasto para alumbrado público, por poner algunos ejemplos, es el mismo con independencia del número de casas habitadas. Creemos que inconscientemente se pensó en alguna época que lo mejor era recortar el presupuesto pues no había gente para aprovecharse de los servicios, y la poca gente que iba quedando poco a poco ya se marcharía al casco urbano en busca de mejores servicios, y así se abaratarían aún más los gastos, en vez de mantener el presupuesto y prestar los mismos servicios y para que sean aprovechados por el máximo de usuarios, y así evitar que se fueran marchando en cascada. Si bien no se ha fomentado la despoblación de forma abierta por las administraciones, tampoco se han adoptado medidas para evitarlo. Cuando ya se había marchado gran parte de la población fuentealameña al núcleo urbano se construye en 2008 un nuevo trazado de carretera para comunicar Fuente Álamo con el centro urbano, ahora ya, entre otras prestaciones, para que todos los que se habían marchado puedan venir a cuidar sus posesiones.
Familia Aguilera Cano: la emigración les llevó a Navarra, Madrid, Barcelona...
  Aunque sabido es que el abandono de los núcleos rurales fue debido a cuestiones de mayor peso:
1º) La progresiva mecanización de las explotaciones agrarias.
2º) La creciente hegemonía de dos sectores económicos importantes como son el industrial y el sector servicios, con respecto a la agricultura.
3º) La baja rentabilidad económica del sector primario.
Es cierto que  las decisiones personales que buscan  un bienestar, oportunidades y mejores servicios públicos no pueden serles reprochadas a quienes las buscan, si bien en los últimos tiempos se ha renunciado al bienestar en favor de la especulación con la vivienda o una revalorización en el mercado inmobiliario aprovechando el boom” económico que se vivió  en España y que tuvo  también  un  reflejo  demográfico  en  las  áreas  rurales  despobladas  como Fuente Álamo. Pero también es cierto que los poderes públicos pudieron hacer algo más, dotando de iguales servicios públicos (aunque sería difícil pensar de iguales oportunidades)  a los núcleos rurales y dejaron que el mercado libre jugara con la ley de la oferta y la demanda, sin intervenir a favor de las zonas más desfavorecidas. La prueba de que fue pura especulación son  las aproximadamente 25 de casas compradas por británicos, de las que solo 10 de ellas están habitadas de manera continuada.
Pero con todo esto, otra pregunta que se hacen estos estudiosos del tema es si es necesario combatir la despoblación. Ellos llegan a la conclusión de que la respuesta predominante es que sí, aunque dicen que son poco los que justifican la respuesta. Ven claro que la pérdida de población supone un declive, argumentando que “restringe el acceso a los mercados, limita la entrada en las mejores aplicaciones tecnológicas, …reduciendo las  oportunidades de empleo y conduciendo a largo plazo a la emigración de los jóvenes, cualificados y/o población educada”. En el caso de Fuente Álamo quizás no tenga mucho sentido esta argumentación al no ser un municipio con autonomía que pueda gestionar sus recursos. Lo que sí se ha producido es la pérdida de personas bien formadas culturalmente, pues todos los que realizaron estudios superiores tuvieron que buscar en otras zonas un lugar donde realizar su actividad. Por ello, a pesar de todas las consecuencias negativas que supone la despoblación,  piensan que:  “la  emigración, y  con ella  la  pérdida de  población y  el  abandono de  aldeas y pueblos,   sería   una   respuesta   espontánea   y   eficiente   al   desajuste   entre   recursos, oportunidades de negocio y productividad marginal de los factores entre diferentes ubicaciones, y contribuye al crecimiento global, así como a cerrar la brecha entre los espacios menos y más desarrollados.” En este punto estamos de acuerdo, pues en  Fuente Álamo, salvo una panadería, dos fábricas de aceite, dos o tres bares, cuatro albañiles, un fontanero y un zapatero; la única actividad posible en los años 50 del S.XX, que fue cuando se inició la despoblación, era la agrícola. En los momentos actuales esto se acentúa más, pues sólo queda una fábrica de aceite en producción durante 3 meses, que emplea a 3 personas y que está avocada a su desaparición. Por eso no quedaba otra alternativa que emigrar para compensar y así los que se quedaban pudieran repartirse mejor los jornales del campo al no haber para todos. También, la salida de otros vecinos ha supuesto que los que han permanecido pudieran adquirir propiedades agrícolas que fueron dejando los que se marcharon y prosperar en el mundo rural.  Los emigrantes con los ingresos que mandaban a los familiares mantenían un cierto equilibrio entre la zona rural de Fuente Álamo y las zonas ricas de España donde estaban trabajando, incluso con el núcleo de Alcalá la Real. Aunque esa respuesta sea espontánea a un desajuste, pienso que ello no impide que los poderes públicos tuvieran la obligación de intervenir para evitar que se produjese el efecto de la despoblación: el declive, dando más oportunidades a la población rural y así compensar la brecha entre la aldea y el núcleo de Alcalá la Real u otras zonas más pobladas. Con todo ello los estudiosos aludidos dicen que “… hay incluso investigaciones que evidencian efectos positivos de la despoblación, un “dividendo” derivado de ella: la descongestión de las infraestructuras, las ganancias medioambientales,…”. En la aldea de Fuente Álamo estos efectos positivos serían inapreciables, pues no hay problemas con el colapso de las infraestructuras, y el daño medioambiental apenas sería significativo. Es cierto que se prefiere la tranquilidad, pero ello no siempre produce un efecto deseado, pues puede derivar en la soledad de las personas mayores. Por eso se plantean incluso la necesidad o no de  combatir la despoblación, en la medida que no se puede exigir a nadie permanecer en un territorio si no quiere integrarse en el mismo, o el bienestar, las oportunidades, las limitaciones que le supone ello, no le compensan para alcanzar la felicidad que le aporta el arraigo. En todo caso en el trabajo que hemos tenido de guía se llega a la conclusión de que para combatir la despoblación es necesario un compromiso cívico personal y su análisis y puesta en práctica debe hacerse desde la escala local: “La despoblación es un fenómeno esencialmente local, un bien público en los pueblos, a cuya escala ha de ajustarse la acción política y dotar a su comunidad del protagonismo”. Para ello proponen que se dé un giro radical y “apreciar estos territorios con todo el valor que tienen, hacerlos unos lugares atractivos para vivir, trabajar, relacionarse, porque se pueden convertir en una tierra de oportunidades si se suma talento, compromiso e ilusión en su horizonte”. No se puede estar más acuerdo con la solución que proponen y por tanto deberá ser la población vinculada a Fuente Álamo la que emita el juicio más decisivo acerca de cómo combatir la despoblación, incluso si procede o no; para ello deberán estar bien informados y  asesorados, pero  siempre como  protagonistas y  responsables de  su  propio destino, formando comunidad: “No se puede exigir a nadie permanecer en un territorio y no se puede regenerar éste sin ellas”. Aquí tendría un papel muy importante la aportación de la Asociación de Vecinos y la pedanía. Tenemos testimonios que corroboran que además de salir de la aldea por motivos económicos o buscando mejores oportunidades, lo hicieron porque no estaban integrados en la comunidad, sobre todo después de la Guerra Civil y durante la Posguerra de los años 40 y 50. A algunos de ellos se le escucharon palabras o renuncios a volver jamás, con expresiones como: “si vuelvo, lo hago con una escopeta…” porque quizás no fueron bien tratados. Sin embargo otros se vieron obligados a marcharse en busca de un porvenir, con la añoranza de poder volver algún día, que no fue posible, se les escuchaba decir desde la distancia: “qué bien se vive ahí!, pero mi vida la tengo hecha aquí”. También, en tiempos relativamente recientes, ha habido algunos casos tanto de nativos como británicos que han abandonado la aldea por tan solo motivos especulativos con la vivienda, sin importarle mucho el formar parte de la comunidad. Unos volvieron e hicieron otras viviendas y otros se marcharon con el dinero de la venta de la vivienda en busca de más servicios, pero creo sinceramente que con peor calidad de vida y sin hacer comunidad.
Fuente: Elaboración propia.

La cuestión relevante para estos expertos es que hay otras razones que no son estrictamente demográficas (mercados laborales, al Estado de bienestar, la existencia de un ecosistema emprendedor, el acceso a una vivienda o la tolerancia social, entre otras muchas) a la hora de decidir sobre el asentamiento en un lugar o permanecer en él e incluso el número de hijos a tener.
¿Por qué las personas desean vivir o no en un determinado lugar, como Fuente Álamo? Coincido con los expertos que lo primero es el bienestar, y que en el momento en que se deja de experimentar o se encuentra otro lugar que te da más oportunidades y tus expectativas se cumplen mejor, lo abandonas para mejorar.
Partiendo de la base del envejecimiento natural de la población y que apenas existen personas con capacidad reproductora en Fuente Álamo (lo que impide regenerar la población llevándola a la desaparición), estoy de acuerdo con las conclusiones de los estudiosos en que no consiste en captar a nuevos residentes a toda costa y así paliar el fracaso del decrecimiento vegetativo (envejecimiento y desnatalización). Aquí es donde han jugado su papel los repobladores anglosajones y unos cuantos nacionales en los últimos tiempos; porque de lo contrario, sin esa veintena o algo más de viviendas adquiridas, pese a que poco más de una decena estén habitadas, lo mismo no estaríamos hablando del problema. Lo que se ha hecho ha sido aplazarlo unas cuantas décadas, sin que a corto plazo haya posibilidades de evitar la despoblación. Por otra parte, apenas unos cuantos han llegado a formar parte de la comunidad, pues ni siquiera han logrado aprender el castellano, ya no digo las acepciones del lenguaje propias fuentealameñas.  Casi todos son personas mayores y con problemas de salud, que dentro de unas décadas venderán sus casas o las heredarán sus hijos, pero sin integrar y sin regenerar la población. Aún así hay que tener en cuenta que el asentamiento anglosajón a principio del siglo XXI, no produjo un aumento de la población en Fuente Álamo, porque la vivienda que poseían los fuentealameños era cambiada por otra en Alcalá la Real.
En conclusión y volviendo a D. Manuel Tuñón de Lara, la estadística me ha servido para interpretar y demostrar, más que como un método de precisión. Pero quizás me ha llevado a ver la despoblación como una mera cuestión estadística. Me he centramos en cómo recuperar el censo que tenía Fuente Álamo en 1950 de 1145 habitantes, pero no he pensado si toda aquella gente que habitaba, tanto los cortijos como el núcleo de la aldea, vivía en condiciones al menos dignas, tampoco he pensado detenidamente en que su salida pudo ser obligatoria por la circunstancias en que vivían o también voluntaria de cara a abrirse camino en la vida y prosperar. En definitiva, no he reflexionado suficientemente, si es necesario incluso, combatir la despoblación. Por lo que siguiendo a los autores del renombrado trabajo, quizás en este intento de luchar con el despoblamiento de mi aldea lo que me ha ocurrido es que: “las personas que dejan el lugar en que han crecido experimentan un sentimiento de contradicción por no poder encajar su proyecto profesional dentro de las que hasta entonces han sido sus referencias vitales y afectivas básicas. Normalmente, si el tamaño de su pueblo es reducido, sus probabilidades de compatibilizarlas serán menores. La nostalgia que sienten tras su partida les hace pensar que cualquier tiempo pasado fue mejor, sentimiento distorsionante donde los haya por más que su lirismo nos complazca.”


Mi agradecimiento a D. Santiago de Córdoba Ortega por su siempre disposición y colaboración.


[1] “Sin hacer un estudio profundo sobre las causas que produjeron aquel aumento demográfico, pienso, que una vez salvado el llamado y mal recordado año de hambre (1945), se reactivó la producción agraria, lo que produjo la entrada en funcionamiento de tres panaderías a plena actividad: la de Faustino y sus dos hijos Rafael y Antonio, la de Valeriano Muñoz Ramírez, y la de  Valerio Osuna Medina; y dos molinos aceiteros: el de D. Francisco Serrano y el de Pedro González - Antonio Ramírez.
Ese incremento poblacional se debió también a que durante esta década de los 40 regresaron los supervivientes  de la Guerra, los presos republicanos (incluido  el alcalde pedáneo que volvió del destierro) y los exiliados en 1936 del bando nacional. Todo ello produjo la activación del proceso reproductivo, de hecho, es fácil comprobar cómo familias que durante cuatro años habían paralizado la natalidad por motivos obvios, la reanudan con nuevos hijos en esta década de los cuarenta. Pero también hemos comprobado la presencia de  muchas familias, llegadas quizás temporalmente en busca del trabajo que ofrecían los campos fuentealameños, y que no consolidarían su asiento en la década posterior. Así, a título de ejemplo tenemos los cabezas de familia como Valeriano Vico Zamora, Ramón Ruiz López, Eduardo Rey Aguilera, Rafael Rodríguez Aguilera, José Pérez Armenteros, Pablo López García, Valeriano García Muñoz, Casimiro García Pérez, Francisco Cantero Guardia, Antonio García García, José González Pérez, Manuel Pérez Bermúdez, Antonio Expósito López, José Cano Fuentes, Juliana Cano Fuentes, José  Cano Nieto… Son nombres que no los encontramos inscritos en Fuente Álamo en la década anterior ni posterior. Hasta algunos señoritos fijaron su residencia en sus cortijos de Fuente Álamo, como D. Francisco Sánchez-Cañete y su esposa Dª Julia Sánchez Salazar con sus hijos Vicente, Francisco, Mercedes, Julia, Josefa y otra hija más. También llegaron familias de otras profesiones como el carpintero Antonio Atienza Moya y su esposa Dominga González Serrano con su hija Francisca, llegados desde La Rábita. Por lo aquí visto, no siempre los  fuentealameños fuimos emigrantes, también fuimos receptores. Llegaron obreros del campo desde el término de Almedinilla, Montefrío e incluso de Valenzuela (Córdoba) como Luis Gomarín Ucles, al casarse con la fuentealameña Ana Pérez, que se establecieron en la Dehesilla.
Todos los cortijos estaban superpoblados: Los Floríos, Las Pozuelas, El Salao con la familia Arenas Pérez y la familia Expósito Nieto. En zonas amplias como La Colonia, La Dehesa o El Peñón no había ni un solo cortijo por habitar.”
[2] “…tendencia que no continuaría, produciéndose un descenso durante la década siguiente de los años 50 debido fundamentalmente a la emigración. Así,  comenzaría a disminuir la población hasta el punto de que en seis años disminuirían 69 habitantes (padrón de 1956) y en una década, unos 218 habitantes (censo de 1960), descenso  que ya no pararía hasta nuestros días.” ( Blog sobre la historia de Fuente Álamo)
[3] https://alandar.es/la-poblacion-alcala-la-real-siglo-xx-distritos-aldeas  de Ana María Romero Aranda: “En él destacaríamos el importante aumento de la población del municipio en los años cincuenta. Si bien, fue en el campo y en las aldeas  donde el número de habitantes aumentó de forma más significativa. A partir de  los años sesenta la población de las aldeas inicia su descenso progresivo hasta final del siglo. Por el contrario, desde esa década el número de habitantes de Alcalá-casco  ya no cesa de aumentar de manera continua hasta nuestros días. La inversión de los datos de población entre el casco y las aldeas se produce en la década de los 70. Esto significa que desde el final de los años 70  la población del núcleo urbano ya es mayor que la que vive  dispersa en el campo y las aldeas.”