jueves, 27 de diciembre de 2012

HISTORIA UN AÑO DESPUÉS EN FUENTE ÁLAMO




Hoy, después de un año que lleva abierto el blog, que como dice su título es para reconstruir la historia de una aldea olvidada, o mejor como alguien en sus comentarios ha dicho de un PUEBLO, y con mayúsculas, tengo que dar las gracias a todas las personas que lo han seguido, especialmente a todos los que se reflejan en el mismo y que sin ellos no hubiese sido posible su composición. Mi agradecimiento a los más de 4.000 visitantes que lo ha seguido en este año, al apoyo que con sus comentarios he recibido y animando a que todos lo sigan haciendo, pues entre todos podremos completar la historia de una aldea que ha quedado un poco olvidada y que con los temas expuestos intentaremos recordar, no escribir, porque la historia se escribe sola, y la hemos ido haciendo entre todos los fuentealameños presentes y los pasados y la seguirán haciendo los que vienen, a los que quedará en legado el presente blog.

 Animo a todo el que quiera publicar cualquier cosa relacionada con el pueblo, su familia, su historia, a que lo haga, a que manden fotos antiguas, u objetos antiguos fotografiados, cualquier noticia relacionada con Fuente Álamo, que quiera que se publique, para que entre todos sigamos haciendo la historia. Para ello sólo tienen que mandar un correo electrónico a la siguiente dirección: fuentealamodperez@hotmail.com.

GRACIAS A TODOS Y FELICES FIESTAS Y PRÓSPERO AÑO NUEVO 2.013.

martes, 11 de diciembre de 2012

HOMENAJE A LA MUJER DE FUENTE ÁLAMO. II PARTE (edición revisada 8 de marzo de 2016)



SEGUNDA PARTE
La llegada de los años setenta supuso la incorporación de la mujer fuentealameña al mundo laboral plenamente, debido a la emigración a zonas costeras de Cataluña, pues anteriormente la mujer se quedaba en Fuente Álamo, y sólo participaba en las labores agrícolas locales o de bordado; así como en trabajos de servicio, sin remuneración. Y es que anteriormente sólo se reclamaban para la emigración a varones porque los trabajos eran especialmente duros y más apropiados para el hombre, de tal forma que sería la hostelería la que atrajo y abrió los caminos, en todos los sentidos, a la mujer fuentealameña. Al tiempo que la sociedad española iba avanzando y a medida que las necesidades de las familias fueron aumentando, se vieron obligadas a aportar con su trabajo remunerado los ingresos necesarios para cubrirlas o complementarlas.
La emigración de las jóvenes en los años setenta, fue difícil de  asimilar para algunas familias, hasta tal punto, que algunas madres no consideraban apropiado que sus hijas se fueran a trabajar a esas zonas con costumbres tan liberales y modernas, que el turismo extranjero estaba aportando, unido a los cambios que en España se estaban produciendo. Las críticas infundadas a las jóvenes eran las propias de la sociedad rural y atrasada, en que estaba sumida la aldea.
Este hecho supuso la importación de  nueva modas y tendencias a la aldea, como la minifalda, la maxifalda, el pantalón ancho, ect… Aunque la primera costó en asimilarse debido a los prejuicios que aún había, y sólo se disfrutaba de ella cuando se encontraban en las zonas de emigración.
               Posteriormente con la emigración a Francia o a la Mancha a trabajar en la vendimia, en igualdad de condiciones que el hombre, se revalorizó a la mujer como persona en forma de reivindicación, pues en Fuente Álamo en la recogida de aceitunas el trabajo no era igualitario y los sueldos fueron distintos para hombres y para mujeres, hasta que la Constitución prohibió la discriminación en el trabajo  por razón de sexo.
La mujer fuentealameña estaba y está más comprometida con la Iglesia, es la que básicamente ha mantenido la Hermandad Ntra. Sra. del Rosario y la que por lo general acude a misa de domingo, o mejor dicho  de viernes. Los hombres suelen acudir sólo a misa de difuntos o en las fiestas patronales. De hecho la Hermandad de la Virgen del Rosario hasta los setenta estaba formada sólo por mujeres, que nombraban a sus hermanas mayores cada año.
               Mediados los setenta a las jóvenes se le dejaba cierta libertad y a las madres se les impedía de forma indirecta la entrada a los bailes celebrados en Discoteca “Charraga”  de Pepe Ramírez, que fue el local destinado para los bailes desde finales de los setenta hasta principios de los ochenta, no sin alguna que otra incidencia,  a veces provocadas por los propios padres de las jóvenes, que con la excusa de entrar a tomar algo, de paso vigilaban o controlaban a sus hijas a pesar de la poca luminosidad que en las discotecas modernas se establecía. Las incidencias eran sobretodo con los jóvenes que venían de otras aldeas próximas; en cierta ocasión hasta se abrió una leñera para suministrar material bélico. 

A partir de los años noventa comenzó a participar de forma muy activa en las actividades culturales, deportivas y festivas, sobre todo a partir de la creación del Centro Social; siendo dirigida y gestionada la Asociación de Vecinos ”La Torre”, prácticamente en su totalidad por mujeres. En otros actos religiosos y culturales, como en representaciones navideñas, a veces sólo participaban ellas, hasta el punto de que San José y los Reyes Magos tenían que ser mujeres disfrazadas. Se ha pasado de una sociedad patriarcal a una sociedad matriarcal.
               La apertura a otras zonas de España y la obtención del carnet de conducir liberó a las jóvenes de la atadura de conocer sólo a jóvenes de la aldea, poder salir a otros salones de fiestas como Mures, La Rábita, Las Caserías, ect… y así cada vez eran menos las que elegían como pareja a un fuentealameño y preferían jóvenes de aldeas próximas, o de Cataluña, pero no catalanes autóctonos, o extranjeros.
               La tradición de “pedir la mano” o de “romper la teja” estuvo bastante arraigada en otras épocas. Con los nuevos cambios liberales todas estas tradiciones se perdieron y los compromisos fueron menos formales y más libres.

               Comenzaron a estudiar obteniendo licenciaturas en Filosofía y Letras, en Derecho, Magisterio, Odontología, Graduado Social y otras diplomaturas, superando a los jóvenes en número de estudiantes y ocupando puestos administrativos  en Alcalá la Real o teniendo que marcharse a otras poblaciones para desarrollar su trabajo. Las que no pudieron o no quisieron estudiar, tienen su trabajo y son madres entregadas enteramente a sus hijos, sin remuneración, y sin esperar recompensa.  Viviendo en Fuente Álamo, en cualquier parte de España o en el extranjero, pero siempre llevando dentro aquello de que “mi patria es mi infancia”.

domingo, 2 de diciembre de 2012

HISTORIA DEL SERVICIO MILITAR EN FUENTE ÁLAMO. II PARTE



SEGUNDA PARTE (1960-1990)

               La mili, con la Ley de 1940 se fue haciendo más justa y a principios de los años 50, pasados los miedos de la guerra, se fue suavizando poco a poco. Así los hijos de viuda o los que sustentaban a la familia quedaban exentos, tenemos varios casos en Fuente Álamo y no por ello, dejaron de hacerse hombres, pues ya eran hombres desde niños, caso de José Antonio Serrano, Manuel Escribano, ect… Los estudiantes podíamos pedir prórrogas, lo que nos ocasionaba hacer la mili casi con 28 años de edad, como en mi caso, o podían elegir la Milicia Universitaria o de Complemento, yo también me iba a presentar a dichas pruebas, pero en los entrenamientos previos, un mal salto en el potro largo, hizo que cayese en mala posición y se me produjese un esguince de tobillo, que me impidió presentarme a las pruebas definitivas, convocadas para la semana siguiente.
En los años 60 se promulgó la Ley  55/1968, Ley General del Servicio Militar, con esta ley, “La Blanca” se cogía a los 18 meses, si eras de reemplazo, sin embargo, te podías ir voluntario antes de la edad establecida, firmando 20 meses, tenías la ventaja de elegir destino.
    Con la llegada de la Democracia y la aprobación de la Constitución, resurgieron los movimientos pacifistas y de insumisos y se fueron promulgando leyes de exención, como la Ley de Objeción de Conciencia de 1983, Prestación Social sustitutoria, etc... y así hasta el 31 de Diciembre de 2001 en que se suspendió la mili, pero no se suprimió, siendo reemplazada progresivamente por el actual Ejército Profesional.
Hecha esta introducción para conocer como era la prestación del servicio militar a partir de los años sesenta, continuaremos con ejemplos de soldados fuentealameños:

            MATIAS PEREZ PEREZ.-  Se incorporó a filas en  enero de 1966 y se licenció en abril 1967, prestó el servicio en Compañía Automovilista de Madrid en Retamares, División Acorazada Brunete, nº 1, como conductor de un REO. Durante tres meses, a la vez que prestaba el servicio militar, trabajó como extra en el rodaje de la película inglesa basada en al Segunda Guerra Mundial, “La Batalla de Inglaterra”, cobrando hasta 500 pesetas diarias. Para ello y por azar la matrícula de su camión salió afortunada en el sorteo y fue elegido a primeros del 1967, para ser trasladado en tren, junto con otros 80 camiones, hasta un destacamento en Loyola. La película fue rodada en Zarautz, Pasajes y Fuenterrabía, se les obligaba mover los labios y no mirar a las cámaras, los camiones fueron pintados y decorados como los de la Alemania Nazi. Cuenta que en el transporte de ida en  tren, se olvidaron los mandos, de proporcionar la comida para los conductores. En el rodaje de la película querían que los extras trabajasen como militares a las órdenes de otros mandos que participaban en el rodaje, siendo llamados por su jefe de Madrid para que sólo realizaran las labores propias del rodaje y no sometidos a la disciplina militar de otros mandos.
            ANTONIO PÉREZ PÉREZ.- A mediados de 1977 se incorporó como recluta al campamento de Cerro Muriano-Córdoba, después de la instrucción continuó el servicio militar en el Cuerpo de Artillería nº 14 en Sevilla, el referéndum para la aprobar de la Constitución de 1978, retrasó unos días su licenciamiento definitivo, a expensas de que no se produjese ningún incidente. El día que cambiaría el devenir de España, le cogió prestando el servicio militar.
En la mili la paga mensual era ínfima, a veces ni llegaba o cuando llegaba ya te habías licenciado, sin embargo Juan Rafael Aguilera, trajo de la mili “limpias de polvo y paja”, 1.000 pesetas, lo que contaba a los  amigos como una proeza y de hecho lo fue, creo, que más grande que haber ganado una batalla militar.
Otro día que pudo cambiar la historia de España fue el  23 de febrero de 1981 con el fallido golpe de estado de Tejero. Por pura casualidad, la mañana de  ese mismo día, fue llamada para afiliarle al Ayuntamiento de Alcalá la Real, la quinta del 83, con 19 años, entre ellos Benito Vera Pérez, José Antonio Serrano Cano, Antonio Ramírez Peinado, Vicente Martín Arévalo, y Domingo Pérez Pérez.
Este último, tras 8 prórrogas se incorporó a filas el 31 de mayo de 1.990 al CIR Centro, campamento “Santa Ana” en Cáceres. Después de tres meses de instrucción y por estar casado fue trasladado a Granada, a la Unidad de Ingenieros de Telecomunicaciones, en concreto a la custodia de la antena de telecomunicaciones ubicada en el Cerro San Miguel, donde prestó servicio dos meses de soldado, dos meses de cabo  y seis meses de cabo primero.
Como dijimos al principio cada fuentealameño tiene su propia historia de la mili y pese a dejar sin sorpresa a mis futuros nietos, esta es la mía: Mi reemplazo era el 3º del año 1.990, asignándome núm. 217 de recluta, en el CIR Centro, Campamento Santa Ana en Cáceres, y quién me iba a decir a mí, a mis veintiocho años, que fuera yo, quien “ganara la guerra”.
Era un día del caluroso mes de julio de 1990, cuando se habían programado unas maniobras militares a practicar en los bosques extremeños de alcornoques y encinas a unos 20 kms a pie del campamento de Santa Ana en Cáceres.
 En las maniobras se practicaban estrategias de ataque y defensa, es decir, “se jugaba a la guerra”, de tal suerte, que fue elegido junto a cuatro soldados, para atacar al grueso de la tropa que se encontraba en la parte alta del monte. Mientras que la tropa subía a la cumbre, los cinco elegidos nos dispersamos en la parte baja, para iniciar el camuflaje y sin ser detectados poder infiltrarnos en las tropas enemigas para atacarlas. Mis compañeros pronto fueron “apresados”, pero yo, aprovechando que pasaba una escuadrilla de reconocimiento por la zona en que me encontraba, me coloqué justo detrás del último soldado y dada mi estatura encaje perfectamente, sin que el cabo de la escuadra, ni nadie, se percatase de mi presencia. De esta forma me subieron hasta donde estaba posicionada el resto de su tropa. Una vez allí, me posicioné al lado del teniente Margallo para que pudiera ver mi presencia, llegando incluso a intercambiar alguna palabra y con la idea de que no hubiera dudas de mi “hazaña”, sin que se percatase. Una vez cumplida mi misión, pero sin llegar a matar a nadie, baje hasta el punto de partida.  Finalizado el juego de estrategias, faltando sólo un soldado en la batalla, que era yo, y todos comenzaron a buscarme dando voces por aquellos bosques extremeños y llamándome por mi nombre, quedando yo preocupado al oírles, sobre todo por el arresto que me podían caer, pues pensaba en que creerían que me había perdido. Cuando bajaron me encontraron, le explique mi táctica al Cabo 1º Belisario, que fue el que me había elegido, ordenando el teniente Margallo, al cabo de la escuadra en la que me había camuflado, que diera un paso al frente.
Recibí la felicitación del cabo primero Belisario, con las palabras: ¡Chaval, has ganado la guerra!,  mientras que el teniente Margallo decía al cabo de la escuadra: ¡Nos podía haber aniquilado a todos!
Con esta batalla se da por terminada la historia de la mili en Fuente Álamo y queda abierta la entrada para que cada fuentealameño a través de sus comentarios pueda contar la suya.

sábado, 24 de noviembre de 2012

HOMENAJE A LA MUJER DE FUENTE ÁLAMO. I PARTE (edición revisada el 8 de marzo de 2016)



            En esta entrada intentaré hacer un homenaje a la mujer fuentealameña, reflejar la evolución que ha experimentado, desde aquella mujer propia de un mundo rural machista, en donde su papel en la vida social era escaso, hasta la mujer de hoy, en torno a la cual se desarrolla prácticamente toda la actividad social y cultural de la aldea.
Dividiremos el trabajo en dos partes atendiendo fundamentalmente a la amplitud de miras, en el sentido amplio de la palabra y a los cambios que en ella produjo la emigración de los años setenta a las zonas costeras catalanas, y terminaremos reflejando ejemplos personales de mujeres fuentealameñas en entrada posteriores.

PRIMERA PARTE

Como introducción aportaremos algunos datos relativos al siglo XIX, que evidencian el escaso papel social que tenían las mujeres casadas,  pues ni siquiera aparecían los padrones vecinales. Así, en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, escrito por Pascual Madoz en el  Volumen I,  de la Edición  de 1845 en su segunda edición 1846 (página 384) contabiliza en Fuente Álamo a 64 vecinos y 252 almas. Vecino era el cabeza de familia, por eso, cuando se hablaba de habitantes, generalizando, se hacía con la expresión de “almas” que incluía a las mujeres casadas. Así, en el año 1845, Fuente Álamo tenía 64 vecinos, pero una población total aproximada a las 252 almas, ya que en los padrones de vecinales no aparecían las mujeres casadas ni los hijos no emancipados.
Otros datos de mediados de siglo XIX, nos dicen que las mujeres eran más asiduas que los hombres a los Baños de Ardales, si tomamos como referencia el año 1.866. Observando los cuadros estadísticos relativos a la condición social de los bañistas y a las enfermedades propias de las que eran tratadas, tenemos:


Condición social de los bañistas
  
Ricos
Hombres
5
Mujeres
7

Acomodados
Hombres
20
Mujeres
149

Pobres
Hombres
6
Mujeres
26


Total
209

Nombre de la enfermedad
Núm. Enfermas
     Curadas
Aliviadas
Sin resultado
Leucorrea
41
12
25
4
Metrorragia
13
4
8
1
Dismenorrea
23
3
18
2
Prolapso de la matriz
5


5

* Estos datos se refieren en general a las mujeres que visitaron los baños, incluidas las de otras poblaciones.

La condición social de las mujeres fuentealameñas de principios del siglo XX, era la propia del mundo rural: atendía la casa y trabajaba en el campo, muchas jóvenes y algunas aún niñas, eran empleadas en las casas y cortijos de las familias más acomodadas o no tan acomodadas pues ya en los años 40, 50 ó 60, no tenían que ser tan ricas para disponer de criadas. Y es que prácticamente se trabajaba por la manutención; en Fuente Álamo podrían ser  más  de una veintena, las familias que disponía de criada. Las jóvenes de las familias más acomodadas, aparte de ser preparadas para ser casadas con un hombre de su misma condición económica y educadas para ser buenas esposas, a algunas se les dio la oportunidad de estudiar e incluso terminar una carrera, como las hijas del maestro.
En los años treinta, los aires liberales de la II República apenas llegaron a las mujeres fuentealameñas, y prueba de ello es que en el Reglamento de la Sociedad Obrera de Agricultores “La Espiga Floreciente” creada el 13 de mayo de 1931 no se contempla la posibilidad de que las mujeres formasen parte como socios; de hecho solamente estaba constituida por hombres. 
               Después de la Guerra Civil, las mujeres vencidas no sólo tuvieron que pagar por los “pecados propios”,  sino por “los pecados” de los maridos, así, más de una decena de mujeres fueron peladas, suministradas aceite de resino y paseadas por la aldea, sólo porque sus maridos fueron declarados rojos, apresados y condenados, o desterrados. Así las esposas, madres o hermanas de los republicanos, fueron humilladas públicamente (como era frecuente en tantos otros lugares) y se les hacía tomar el potente purgante de aceite de ricino mientras, peladas, les hacían pasear por las calles del pueblo semidesnudas con la burla de una algarabía que les seguía. Entre ellas a Carmen Ortega Moyano (esposa de Vicente Vera Moreno y hermana de José Ortega Moyano), Josefa Moreno Ibáñez (“Tía Pepa” esposa de Eusebio Vera Castillo y madre de Vicente Vera Moreno), sus hijas Josefa Vera Moreno, “Pepilla” y Sancha Vera Moreno (esposa de Joaquín Pérez González), Dolores Cano Ruiz (esposa del alcalde pedáneo Vicente Aguilera), Antonia Pérez Vera (esposa de Matías Pérez, presidente del Comité), Florentina Nieto Peinado (esposa de Antonio Cano Ruíz, tesorero del Comité), Encarna Martos “Perejila” (esposa de Rafael Moreno Ibáñez “Perote” presidente de la sociedad, antes del inicio de la Guerra), Francisca Padilla García, (Antonio Castillo Padilla, “Caejo”, vocal). Como anécdota o gracia, si es que la tiene, cuentan los más viejos de la aldea que la más lista, fue la Paula (esposa de Juan Antonio Ávila Serrano “Zorrero”), pues guardó la melena cortada y se la puso después. Las demás tuvieron que taparse la cabeza con pañuelos negros. Seguramente la lista fue más grande, pero no poseo más datos respecto a las mujeres, pues sólo se han obtenido de oídas, aunque seguramente fueron algunas más y sirva este recordatorio para hacerle su homenaje  por tan grave humillación.
               También hay que hacer homenaje a aquellas mujeres que sus maridos se vieron obligados a salir de la aldea y tuvieron sacar adelante sus hijos menores, convivir con las dificultades y con los contrarios, entre ellas Ana Anguita Ibáñez esposa de Juan Pareja Vega y alguna otra que no pudo salir junto a su marido.
               La Sección Femenina del partido Falange Española (luego durante el Franquismo, la FET de la JONS), se encargó sobre todo en las zonas rurales, como Fuente Álamo de adoctrinar a las jóvenes, e inculcarles los valores propios de la sociedad rural; tenían que ser católicas y encargarse de la educación de los niños y servir al marido. Todos recordamos como en las Eras de la Torre se practicaban los ejercicios físicos, actos lúdicos y espirituales. La Extensión Agraria, a través de Doña Concha, continuó con la labor educativa en el mundo rural durante los años 70, celebrando reuniones los fines de semana en la escuela y colaborando junto con el párroco D. Bernardo en la limpieza general de la pueblo, junto con todos los vecinos.
Mientras que el hombre estaba dedicado a las faenas propias del campo y como en la canción de Serrat, de la siega a la siembra se vivía en la taberna, la mujer estaba dedicada al cuidado de la casa y de los hijos, y en sus “ratos libres” al  bordado como labor más importante, junto con el encaje de bolillos, a la vez que cuando el campo le reclamaba, allí tenía que estar. Se bordaban velos que después se entregaban al precio pactado al proveedor. Preparaban el ajuar, con el bordado de sábanas y mantelería, pues antes de los veinte años ya se preparaban para el casamiento. Si al joven fuentealameño era la emigración o la mili lo que le obligaba a salir de la aldea, la mujer no salía hasta que emigraba definitivamente en los años sesenta junto con el marido o con toda la familia.
 La concurrencia a las tabernas les estuvo vetado hasta finales de los setenta, al igual que el consumo de tabaco. No estaba bien visto por la sociedad machista y rural que la mujer entrase al bar, ni en busca de su marido para preguntarle algo o pedirle dinero para las compras, ni menos aún para tomar algo o alternar. Alguna que quiso pedir un “Calisay” para aparentar aires modernos, le costó una buena reprimenda por parte del marido. Si el bar era el lugar de reunión de los hombres, el lavadero, la puerta de la casa al fresco del verano, era el de las mujeres. Acudían con sus canastas de varetas de olivo o de mimbre o barreños niquelados al lavadero que había debajo de la fuente, y cada una contaba mientras lavaba, sus cosas. Era el lugar donde se sentían más libres puesto que allí no iban a encontrar ningún hombre. En el verano mientras que los hombres estaban en la taberna, las mujeres se reunían para tomar el fresco en las puertas de las casas, y por grupos de vecinos situados en distintos lugares.
En el campo fuentealameño la mujer segaba a la par que el hombre y en época de aceitunas el trabajo era doble: no solo tenía que hacer las tareas propias de la casa, sino también trabajar recogiendo las aceitunas del suelo; además de acarrear con toda la familia. La mujer cobraba menos que el hombre, pues hasta la Constitución de 1978 declaró la igualdad de derechos había dos bases laborares diferentes, incluso otra para menores. Discriminación que aún existe de alguna manera.  Sufriendo discriminación no solo en el sueldo, sino en lo penoso de recoger del suelo las aceitunas con las heladas y los fríos, y si algún día avanzaban en la recogida al otro día el señorito las mandaba que se quedarán “cociendo la olla”.  Como hemos dicho la madre era la encargada de criar a  los hijos y tenerlos aseados, de preparar a las niñas para el casamiento, mientras que los padres eran los encargados de enseñar a trabajar a los hijos. 
Han sido y todavía lo son, las encargadas de mantener limpias las calles con su escoba en mano. Cada vecina se encargaba de limpiar su trozo de calle que correspondía a su puerta y así se entrelazaban hasta su limpieza total, y se ahorró al Ayuntamiento de Alcalá la Real de pagar a un barrendero.
También eran las encargadas de limpiar el pilar y encalar en el lavadero, yendo posteriormente de casa en casa solicitando una pequeña recompensa.
               En los bailes y verbenas populares hasta los años 60, si las jóvenes que acudían y que todavía no estaban comprometidas,  les negaban el baile a algún joven que se lo había pedido, éste podía “sentarla”, en el sentido de que esa velada o en algunas piezas, no podía bailar con nadie y tenía que permanecer sentada en una silla, hasta que el joven soltero, se lo permitiese, o la joven le explicara convincentemente la causa que se lo impedía, como pudiera ser, el futuro compromiso con otro joven. Era una forma de mostrar la mujer su compromiso con otro hombre, o por el contrario se interpretaba que el rechazo o negativa a la concesión del baile no tenía fundamentos. En muchos casos tenía que ir el padre y llevarse a la joven a casa para evitar peleas entre los jóvenes por las mozuelas. En el baile el intercambio de la parte masculina de la pareja era habitual y se solicitaba cortésmente, teniendo que responder el hombre saliente con su consentimiento. A estas verbenas las jóvenes siempre eran acompañadas de las madres, que a veces se subían en las sillas para vigilar a su hija y evitar que el novio “se  aprovechase”.


Pese al puritanismo de la época, eran muchos los casos en que la mujer se quedaba embarazada, dada la inexistencia de métodos anticonceptivos. Los casos de infidelidad eran numerosos y las relaciones no consentidas también se producían sobre todo en la época de posguerra.
               La imposición de limitaciones llegaba hasta el punto de que no podían hablar con los pretendientes cara a cara, y las noches se hacía ritual el tener los pretendientes que escalar hasta las ventanas para poder hablar con las mujeres.