sábado, 24 de marzo de 2018

POBLACIÓN DE FUENTE ÁLAMO EN EL INICIO DE LA GUERRA CIVIL (AÑO 1935).




Este trabajo está dedicado a todos los niños y niñas fuentealameñas nacidas en 1935 y especialmente a Justa Aguilera Cano,  en el día de su cumpleaños.
Durante el año 1935, previo al inicio de la Guerra Civil, se fue confeccionando un padrón municipal  para Alcalá la Real y sus Aldeas que se cerraría en diciembre de ese año, mandándose a publicar pocos meses antes del inicio de la sublevación armada. Tras su publicación en Boletín oficial para posibles reclamaciones, se aprobaría el 29 de abril de 1936.
Hay que decir que en su estudio se han detectado algunos errores en nombres, apellidos, sexo, y edad, pues no se tenía cuenta las certificaciones de nacimiento (Aurora Vico Cortés por Aurora Burgos García…). El padrón se confeccionó en base a datos de censos anteriores y en simples declaraciones del cabeza de familia. Se omitió la inscripción de algunos vecinos, pues del estudio comparativo del Padrón de 1930 y de 1940, observamos que figuran inscritos personas que nunca habían abandonado la aldea y que aún no habían fallecido (no aparece inscrito Sandalio Pérez Palomino, que siempre vivió en el Cortijo del Peñón…). También se han detectado algunos errores, como dobles inscripciones (Francisco González Moyano con su familia de cuatro miembros más, aparece también inscrito como Francisco García Moyano…).
En este padrón de 1935 aparecen registrados 924 habitantes, es decir, 220 habitantes más que cinco años atrás. Se trata de un aumento muy significativo, si tenemos en cuenta que solo se habían producido aproximadamente unos 30 nacimientos por año, a lo que había que restarle las defunciones producidas. También es cierto que durante este lustro aparece una cincuentena de nuevas familias, en unos casos llegadas a la aldea desde otras localidades, y en otros, formadas de la escisión de otras familias que habían decidido formar la propia.
Se inicia, siguiendo un orden alfabético más riguroso que el padrón de 1930, con el matrimonio formado por Cipriano Aguayo Palomino, Josefa Serrano Pérez; además de su hijo Vicente Aguayo Serrano,  habitantes del Cortijo Fuente de la Encina. Se cierra con Araceli  Zuheros Cano,  y sus hijos Marcelino y Dolores  Ramírez  Zuheros, de  16  y  20 años respectivamente.
Para Fuente Álamo, en este censo de 1935, se recogen  200 cabezas de familia, o lo que sería equivalente 200 casas o cortijos habitados, de los que aproximadamente la mitad vivían en la Aldea y la otra mitad en los cortijos. Las inscripciones nominales las encabeza el cabeza de familia, valga la redundancia, seguido de esposa e hijos, nietos o abuelos que convivan con él. Comprende la relación el número de miembros de la familia, de este modo, el número de miembros de familia más elevado lo representaba la familia de Rafael Sánchez Arenas “Rafael del Coto” y Cirila con 12 hijos, seguida de una veintena de padres de familia con más de 8 miembros, lo que suponía aproximadamente el 20 % del total de la población.  Con 11 miembros: Juan Antonio Villar Peinado y Margarita Moreno Castellano; José Ariza Díaz y Concepción Peinado Vera; con 10: Antonio Aguilera Flores y Ana Valverde Pulido; Juan Muñoz Sánchez y Dulcenombre Pérez Aguilera; con 9: Antonio Sánchez Salmerón y Antonia  González Cano; Antonio Sánchez  Viana y Petra Torres Santos; Antonio Díaz Fuentes y Ana Ramírez Lozano; Antonio  Guerrero Martínez y Trinidad Morales Serrano; Francisco Ibáñez Castillo y María Nieto López; Bernardo Heredia Carrillo y Soledad Cano Castillo; con 8: Antonio Aguilera Aguilera y Francisca Calvo Sánchez; Pedro González Ruiz y Ventura Palomino Jiménez; Antonio Jiménez Gutiérrez e Isabel Pérez Vera; Guillermo García Zamora y Dorotea Moya Carrillo; Francisco Malagón López y Ana Ochoa Escribano; Benito Pareja Pérez y Josefa Valverde Afán de Rivera; José Pulido Mesa y Mercedes Expósito;  Antonio Quesada Castillo y Josefa Delgado Arroyo; y  José Rosales Peñalver y Antonia Jaén Sánchez.
Durante el año 1935 nacieron en Fuente Álamo aproximadamente 37 niños y niñas, que era la media habitual en aquellos años previos a la Guerra Civil. Las edades se reseñaban al redondeo, por lo que puede que algunos hubiesen nacido en el año anterior:
Elena Aguilera Frías 1, Luis y Aurora
Bibiana Aguilera Montes, 1 Manuel y María
Urbana Aguilera Pérez, 1 Juan y Asunción
Justa Aguilera Cano, 1 Vicente y Dolores (25/03/1935)
Antonio Aguilera Rey, 10M,  José Pedro y Elena
María Aguilera La Rosa, 5M, Julián y María
Ventura Arévalo Díaz, 1 Vicente y Benigna
Flora Cano Nieto, 7 meses, Antonio y Flora (1934)
José Carrillo Jiménez, 6 meses, José y Carmen
Manuel Castillo Padilla, 1 Antonio y Francisca
Manuel Díaz Romero, 1 Antonio y Ana
Dolores Fuentes Vera, 6 meses, Benito y Antonia (10/11/1935)
Pablo González García, 9 meses, Fernando y Sebastiana
Custodia González Castillo, 1, Fermín y Natividad
Eleuteria Haro Moyano, 8 m, Antonio y Rufina
Custodio Jiménez Pérez, 1 mes, Antonio e Isabel
Guadalupe Jiménez Funes, 11 meses, Antonio y Patrocinio
Pablo Malagón Ochoa, 1 Francisco y Ana
Manuela  Vera, 1 ---- y Josefa
Clementa Muñoz  Pérez, 7 meses, Juan y Dulcenombre
Josefa Ortega Cano, 10 meses, Joselino y Carmen
Ana María Palomino Sánchez, 1  Hilario y Antonia
Pedro Pareja Anguita, 1, Juan y Ana (1934)
Rafael Pérez Nieto, 1 Rafael y María
Josefa Pérez González, 1 Julián  y Emilia
María Pérez Pérez, 1, Juan y Eduviges
J. Manuel Pérez Serrano, 9 meses, Luis y Elvira
Antonia Pérez Bolívar, (13/06/1935)  8 meses, Mateo y Josefa
María Pérez Coca, 1 Juan y Ana
Elisea Pérez Aguilera, 8 meses, Custodio e Hipólita
Antonia Pérez Aguilera, 10 meses, José y Mariana
Antonia Pulido Expósito, 1 José y Mercedes
Ángeles Ramírez Vera, 7 meses, Francisco y Ángeles
Pedro Sánchez López, 1 Rafael y Cirila
Alicia Serrano Fuentes, 1 Antonio y Adriana
José Vera Villén, 1 Gumersindo y Araceli
Gregorio Vera Ortega, 4 m, Vicente y Carmen
            Escasamente se podía alcanzar los 80 años de edad, se cuentan con los dedos de una mano los que la superaban, así la más anciana era María Santiaga López Nieto con 88 años, y entre los hombres será Casimiro Bailón Gallardo con  84 años.
            En cuanto a la profesión de los varones, casi todos tenían el campo como sustento de vida, aunque el censo distingue entre campo y labrador. Solamente Rufino Zamora Cano era recovero,  Juan Cano Serrano era ciego y por tanto no podía trabajar, Casimiro Castillo Palomino era el barbero, Juan Cortes Heredia, de etnia gitana era esquilador, y Antonio Puche Martín, trabajaba en algo relacionado con la venta de radio-transistores (ilegible). Antonio Cano Ruiz ya había dejado la panadería y se dedicaba al campo, aunque hay constancia de que regentaba un establecimiento de bebidas y Saturnino Díaz Ramírez figura sin profesión, pero seguía siendo guarda. Como maestro de escuela no consta nadie censado, pero en esos años tuvo que llegar de Sabiote (Jaén) Don  Manuel López Martín, pues el inicio de la Guerra Civil le sorprendió en Fuente Álamo.
 En cuanto a  las mujeres, todas estaban  dedicadas a sus labores,  a excepción de Josefa Padilla Torres, que era sirvienta.
            Solo dos familias eran de etnia gitana: la de  Bernardo Heredia Carrillo y la de Juan Cortés Heredia, que como hemos dicho era el esquilador del pueblo.
            Entre los nombre más raros aparece entre la mujeres el de Petronila Padilla Rueda,  Expectación Montañés Carrillo, Tiburcia Muñoz Vera, Longina Jiménez Sánchez, Cirila López Carrillo, Petra Torres Santos, Otilia Vera Villén; y entre los varones: Hermógenes Vera Castillo (Tío Monge) que hacía honor al discípulo de Sócrates, pero que tuvo que cambiar por Rafael con la llegada del Franquismo, Saturio Pérez Castillo,  Gumersindo Vera Lozano y Venancio Villar Moreno.
 Entre los apellidos venidos otros lugares tenemos los de Pedro Freijoó Cebada.
….
            Desde la perspectiva actual y haciendo un estudio comparativo con el padrón de 1940, sabemos lo que la Guerra Civil deparó a muchas de estas familias inscritas en este censo de 1935. Nos podemos imaginar una sociedad fuentealameña que, tanto en la Aldea como en los cortijos,  llevaba una vida aparentemente tranquila; una sociedad donde los que tenían pequeñas propiedades vivían con cierto desahogo. Jamás hubieran podido imaginar que pocos meses después tendrían que abandonar sus posesiones y ver cómo sus casas y cortijos iban a ser asaltados. Fue el caso del Cortijo Fuente de la Encina donde vivía Cipriano Aguayo con su esposa Josefa y su hijo menor Vicente, quienes no pudieron prever que su cortijo sería saqueado en el año siguiente, ni que su yegua blanca acabaría sirviendo a las guardias rojas.  Antonio y Francisca vivían cómodamente con sus seis hijos (José Pedro y Luis ya se habían casado) en su casa céntrica, que sería desvalijada y su máquina de coser desposeía, serviría a otra familia; eran ajenos al trágico desenlace que le tenía deparado la Guerra Civil, con la pérdida en el frente de un hijo y sin saber que con la victoria de los nacionales llegaría a ser Alcalde Pedáneo. Matías “Candido” y Leocadia  vivían en su casa de la Fuente con sus cuatro hijos, sin saber que la tendrían que abandonar y que después tendrían un gran protagonismo y llegaría también a ser Alcalde de la aldea…
            En los cortijos Manuel y María “Pacheque”, vivían en el Bujeo, con sus tres hijos Antonio, Manuel y Bibiana, realizando las tareas agrícolas y sus labores. Las familias numerosas  de Antonio y Rafael Aguilera no paraban de traer nuevos retoños, con los que luego habrían de abandonar sus añorados  Floríos  y peregrinar, huyendo de las bombas…
            Casi todos los fuentealameños eran gente sencilla, hombres del campo, que cada día tenían que buscarse el pan, algunos de forma autónoma en sus pequeñas propiedades y otros mediante peonadas largas y mal pagadas. Los verdaderos terratenientes no vivían en la aldea. Los obreros del campo, para protegerse y luchar contra el caciquismo, intentaban colectivizar el Cortijo de Clavijo agrupándose  en la Sociedad Obrera de Trabajadores de la Tierra “La Espiga Floreciente”, la cual asumió un protagonismo clave en el año entrante.
            Eran familias que en aquellos años republicanos habían mejorado sus expectativas de vida. Vidas que quedaron truncadas por el enfrentamiento fratricida. Muchos de los vecinos reflejados en este padrón, ya no aparecen en el padrón de 1940 o aparecen como ausentes, pues la Guerra Civil los borraría, para inscribirlos en los libros de defunción o en la mayoría de los casos, en ningún otro registro, como a Fernando Vera Aguilera, Antonio Puche Martín,  Emilio Cano Delgado, Vicente Vera Moreno, Marcelino Ortega Moyano, Antonio Aguilera Calvo, Domingo Cervera Sánchez,(Valverde), Juan Calisto Expósito Ávila, Tiburcia Muñoz Vera,  Francisco Alba Serrano, Miguel Ávila Muñoz…  Dulcenombre García Bermúdez y Manuel Moreno Pérez acabarían  sepultados a merced de una bomba. José Ortega Moyano, su verdadero nombre era Lino, murió meses después de finalizar la Guerra de erisipela de la caza, enfermedad que seguramente evitó su ingreso en prisión, pero no el destino final. Otros como Vicente Arévalo Castillo o Marcos Moreno Montes se exiliarían a Francia, el segundo de ellos tendría que pasar por los campos de concentración nazis. Otros, como Domingo Ortega Serrano e Hilario Castillo Pérez, se enrolarían en  la División Azul, si bien afortunadamente regresaron de nuevo. A otros muchos la Guerra Civil les depararía tortura e ingresos en prisión. Vicente Aguilera Castillo, quien ejercía de Alcalde Pedáneo en aquel año, desconocía los avatares que la Guerra Civil le iba a deparar: su presidio y destierro. La familia Pérez Lizana, los tres hermanos Mateo, Matías y José, daría con sus huesos en las cárceles franquistas…

            Un nuevo agradecimiento a D. Francisco Rosales Martín por su colaboración.