He extraído tres párrafos de mis
trabajos, uno ya publicado y otros dos pertenecientes al proyecto en el que
estoy trabajando actualmente, para recordar la festividad en honor a la Cruz de
Clavijo, que en otros tiempos se celebraría un día como hoy y que este año
tampoco será posible por el Covid-19.
“Por
seguir recordando, nos recrearemos en la memoria de aquellos meses de mayo,
cuando sobre sus piedras se bailaban las verbenas en honor a la Cruz de
Clavijo: aquellas fiestas del 20 de mayo de los años 60 y la ilusión festiva
con la que nos encaminábamos desde Fuente Álamo (a unos 3 ó 4 kilómetros)
haciéndosenos tan corto el camino y aún más la velada, aquella música de viento
y percusión, aquellos pasodobles bailados entre sus piedras, aquel puesto de
turrón, que sólo algunos podían probar, y aquella “Raspa con su son”, que
sólo Paquito Sierra con su caballo podía
bailar”[1].
…
“Festividades importantes por la
concurrencia tanto de aldeanos como de cortijeros, fueron en otras épocas las celebradas en
torno a la Cruz de Clavijo, (20 de
mayo), a la Cruz de la Setilla (11 de mayo), a la Cruz de La Chozas, etc.
Eran celebraciones camperas que al no disponer en aquellos tiempos de luz
eléctrica se amenizaban con grupos de música de viento, cuerda y percusión.
Recordada es aquella actuación de Juan Antonio Ávila con su guitarra en la Cruz
de las Chozas (Dentro de este maletín, tenemos un calcetín, un zapato sin tacón…)
o en los últimos tiempos las actuaciones de Juan de Dios Anguita con su
teclado, que “pasodobleaba” la fiesta de la Cruz de Clavijo”.[2]
…
María Vera Expósito, que vivió en la
Dehesilla zona cercana a Clavijo, nos cuenta cómo eran aquellas fiestas de los
años 50 y 60: “La fiesta de la Cruz
Clavijo se celebraba el 20 de mayo, era
la más soñada de las cruces, con sus p
uestos de turrón, su música… De aquella fiesta salieron muchas parejas de novios… Después se rezaba la novena a la sombra del cortijo, donde todas las tardes venía gente desde los Bujeos, los Cerinos, los Florios… Los caminos eran de barro y mucho polvo en verano. En aquellos años en el Cortijo de Clavijo vivía una gran familia y era el centro o refugio de todos los que pasaban por allí. Ceferino y Urbana merecen un homenaje.”[3]
uestos de turrón, su música… De aquella fiesta salieron muchas parejas de novios… Después se rezaba la novena a la sombra del cortijo, donde todas las tardes venía gente desde los Bujeos, los Cerinos, los Florios… Los caminos eran de barro y mucho polvo en verano. En aquellos años en el Cortijo de Clavijo vivía una gran familia y era el centro o refugio de todos los que pasaban por allí. Ceferino y Urbana merecen un homenaje.”[3]
A estos párrafos he añadido
diferentes fotos antiguas y modernas que fueron tomadas en dicha fiesta y
donadas por Antonio Aguilera Valverde y Antonia Pérez Bolivar, deseando la
pronta recuperación de ambos, y animando a quienes quieran aportar las suyas,
con mucho gusto las uniremos.
[1] Página 95 “Patrimonio Cultural Material de Fuente
Álamo” de Domingo Pérez Pérez .
[2] Extraído de una futura
publicación sobre el patrimonio humano de Fuente Álamo.
[3] Extracto de las notas manuscritas que me remitió de sus recuerdos María Vera Expósito: “María de
Quintín”.
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