sábado, 4 de mayo de 2019

NUESTROS ANTEPASADOS DE HACE UN SIGLO (PADRÓN 1909)


      Remigio, Longino, Serafina, Casimiro, Tiburcia, Venancio, Ciriaco, Modesto, Sandalio, Gabino, Hermógenes, Leona, Leocadio, Leonardo, Pancracio, Aquilino, Benigno, Matiana, Eustaquio, Dámasa, Agapita, Misericordia, Bernarda, Librado…Estos eran algunos de los nombres de nuestros antepasados de hace un siglo. No están todos los que eran. Si hacemos un estudio comparativo con el padrón de 1924, más completo, confeccionado en base a hojas de inscripción individualizadas por familias, donde se recoge el tiempo que llevaban viviendo en el ayuntamiento que se inscriben y que abarca el año 1909, muchos de ellos no aparecen inscritos en este padrón, si bien ya vivían en la aldea por ese tiempo (tal y como indica el padrón de 1924). Esto viene corroborado también por el hecho de que en tan solo 14 años aumentó la población en casi 200 habitantes. Así, el padrón de 1924 recoge a 632 habitantes y el de 1910 a 448 habitantes, pese a que entre 1918-1920 la gripe española mermó considerablemente la población.
Los censos de habitantes según ley debían elaborarse con carácter quinquenal; así, el 31 de diciembre de 1909 se cerró este y se expuso en el Ayuntamiento de Alcalá la Real los primeros 15 días del mes de diciembre. Al no haber reclamaciones, el 17 de enero de 1910 se publica, siendo Alcalde por aquel entonces, D. Alejandro Serrano Coello.
A parte de las no inscripciones, hemos detectado varios errores, pues a veces solo se pone el nombre sin más referencias, se cambian los apellidos (Margarita Aguilera Flores y no López  o  Rafael Moreno Pérez y no Ibáñez…).
Se registran 448 habitantes en Fuente Álamo,  de los cuales 116 eran cabezas de familia varones y 4 viudas;  lo que daría un  total  120 casas o cortijos.  Habían 2 solteros con derecho a voto (25 años): Valeriano Lizana Pérez (25) y Juan Cano Serrano (27), y 6 menores de 25 años aunque casados pero sin derecho a voto: Pablo Gutiérrez Ibáñez, Juan Jiménez Pérez, Joaquín Morales Olmo, Miguel Peñalver Zafra, Claudio Vera Aguilera y Hermógenes Aguilera Anguita). En total eran 112 electores, o lo que es lo mismo, varones mayores de 25 años, con dos años de residencia.
El 8 de mayo de 1910 se habían convocado elecciones generales, en las que solo votaban los hombres mayores de 25 años, pues desde 1890 se había aprobado sufragio universal masculino, ganando el partido liberal con José Canalejas al frente. Todo fue consecuencia de la crisis causada por la Semana Trágica de Barcelona en 1909 que provocó la salida del gobierno del conservador Antonio Maura, a quien sucedió Segismundo Moret.  En Fuente Álamo, como en muchos lugares de la España caciquil, se compraban los votos; así, Tomás de Córdoba Villuendas era uno de los que mejor los pagaba (a duro), según nos cuenta su sobrino Tomás de Córdoba, pero no al estilo de Romanones, que era previa devolución de las tres pesetas que había abonado su adversario Maura, por lo que los votos le salía a dos pesetas.
Se inicia las inscripciones con José Aguayo Vico, casado con Araceli Pérez Vico y con tres hijos: Evaristo, Isabel e Inocencio. Le sigue su hermano Juan Antonio, casado con María Ruiz León, padres de Sinforiano. Se cierra con Leonardo Zamora Ramírez casado con Agapita Muñoz Carrillo, con su hijo José Zamora Muñoz.
Se adiciona a José Alba Ramírez, casado con Eduarda Expósito y su hijo Juan Alba Expósito; a Hermógenes Aguilera Anguita, casado con Andrea Castillo Gallego, y su hija Misericordia Aguilera Castillo; y a José Lizana Moreno, casado con Antonia Pérez Mesa, y sus hijos Valeriano, Antonio y Severiano Lizana Pérez. El 22 de enero de 1910 se da de alta a Román Ramírez Palomino, de 50 años de edad y Simona León Serrano también de 50 años y sus hijos: Isidoro, (20), Juan (18) y Pablo (Paulos Román) (15)  provenientes de Sileras- Almedinilla y a Manuel Serrano Ruiz de 25 años y sus hijos: Manuel, Antonio, Encarnación Serrano González, que se incorporan en el padrón en octubre de 1911 instalándose en el Cortijo de la Cabrera. 
En cuanto a las profesiones, el campo y sus labores son en el 99% de los casos a lo que se  dedicaban los fuentealameños. Solo José Alba Muñoz aparece como  guarda; Leocadio Anguita López, 40 años,  sordomudo y  propietario; y Rafael Moreno Pérez por error “Ibañez” que era beatón. El único que tiene el Don es D. Miguel Mármol Moreno de 50 años de edad,  propietario del Cortijo del Coscojar Alto y posible creador de la fundación Mármol Moreno de Priego de Córdoba, junto con José María. Pedro Castillo Galán por error se reseña “Juan”, de  65 años, viudo,  también propietario. Había sido alcalde liberal en el periodo 1902/1905 y sabía leer y escribir. Era hijo de Pedro Castillo y Dolores Galán, estaba casado con María Mercedes Anguita López y tenía dos hijas: Segunda y  María. Sus hermanos eran Rafael y  María Mercedes, casada con  Antonio Alba Muñoz quien después fuera también alcalde.
La mujer de mayor de edad era Josefa López Burgos de 68 años. Estaba  casada con Antonio Berlango Serrano de  60 años, y entre los hombres estaban los tres hermanos Jiménez Lara: Félix, 72 años, Francisco 73 años y Juan 70 años, longevidad que han heredados sus sobrinos nietos: Félix, Juan, Francisca…
La familia más numerosa era la formada por Pedro Castillo García y Serafina García Serrano con  7 hijos.
Eran niños de poco menos de un año: Inocencio Aguayo Pérez, Sinforiano Aguayo Ruiz, Mariana Aguilera Castillo, Custodio Aguilera Nieto, Segundina Castillo García, Alfredo García Gallego, Juan Jiménez Fuentes, Josefa Lizana Jiménez, Antonia Nieto Torres, Teresa Peñalver Álvarez, Teodora Pérez Vera, Sandalio Pérez La Rosa, María Pérez Ramírez,  Rafael Pérez Aguilera, Matías Pérez Lizana (mi abuelo), Josefa Salazar Calvo, Teodora Ramírez Zuheros, Juan Ramírez Muñoz, Ángeles Ramírez Sánchez, Ángeles Vera Carrillo  y Misericordia Aguilera Castillo.
Una de las familias más influyentes en esos años fue la formada por Gabino Pérez García, que constaba en ese año con 26 miembros, que formaron sus hijos: José, Rafaela, Sandalio, Hermógenes, Antonio y Juan,  llegando a ser  una familia prolífera con más de 40 miembros de segunda generación. Gabino fue Alcalde pedáneo conservador durante  1903-1904, nació en 1845; era  hijo de José Pérez y de Ana García.  Estuvo casado con María Palomino Mesa de la que quedó viudo joven. Tuvieron como hijos:
 José (1869) casado con Amadora Pérez, tuvieron como hijos a: Matilde, Ascensión, Fernando, Felipe...; Sandalio (1872), casado con Antonio Vera, hijos: Isabel, Paula, Isidora, José, Teodora, Antonia y Asunción;  Rafaela (1875) (soltera); Hermógenes “Tío Monje” (Rafael), (1878) casado con Mercedes Ramírez “Tía Meles”, hijos: Antonio, Josefa, Elvira, Purificación;  Antonio (1880) casado con Isidora La Rosa, hijos: María, Ángel Custodio, Sandalio, Francisco, Antonio, Antonia, Josefa y Juana;  Juan (1882) casado con Josefa Jiménez,  padres de: Eulalia, Luis, Gabino, Isidora, Antonio, Pastora y Juan.
Antonia Pérez Vera (1910-1998) mi abuela, era una de las treinta y tantas niet@s  de Gabino; si bien no la recoge el padrón, pues se cerró precisamente el mismo día en que ella nació, el 17 de enero de 1910. Era hija de Sandalio y de Antonia y estaba casada con Matías Pérez y madre de seis hijos: Mariana, José, Dorotea, Matías, Antonio y Francisco. Fue una mujer que vivió casi íntegramente el siglo XX, con todos los acontecimientos y cambios producidos en Fuente Álamo, de donde apenas salió, de tal forma que no vería el mar hasta que le llegó la jubilación.
Fue tan injustamente tratada, que para ella, fue con Felipe González, cuando se comenzó a hacerle “justicia”, con la bonificación de un millón de las antiguas pesetas por los tres años que estuvo privada de marido. No pudo pedir ningún tipo de resarcimiento moral, ni económico, por las vejaciones que tuvo que sufrir al finalizar la Guerra Civil, entre ellas el rapado de cabeza y el aceite de resino que le suministraron, pues las indemnizaciones fueron aprobadas después de su muerte y de lo que ella siempre sintió más vergüenza ajena, que propia, pues nunca se tapó de contarlo y señalar a sus verdugos.
Pudo declararse libre y abiertamente como socialista con la llegada de la Democracia, así en cualquiera de las elecciones convocadas, siempre pedía a sus hijos o nietos que le preparasen el sobre con la papeleta de los del “puño y la rosa”.
Como de niña no pudo aprender a leer ni escribir, lo intentó por la noche, en la escuela de mayores, donde solamente aprendió a firmar, abandonando pronto, con una frase que ha quedado para siempre “Yo, ya sé, pa mi apaño”, y de la que se pueden sacar muchas conclusiones relacionadas con la sociedad fuentealameña de su época.