jueves, 23 de septiembre de 2021

PRIMERAS COMUNIONES 1967. FUENTE ÁLAMO.

 


Aquel día 30 de mayo de 1967 fue  un día especial en Fuente Álamo, no solo para la quincena de niños y niñas que ese día recibieron por primera vez la comunión, sino también, como años atrás y los posteriores, para el pueblo en general. La ilusión especialmente la tenían los primeros comulgantes, pero también familiares y vecinos, que se vestían de fiesta. La visita de las autoridades eclesiásticas y civiles le daba glamour a la aldea y casi toda la gente del pueblo quedaba inmortalizada para la posterioridad a través del objetivo de la cámara del fotógrafo Sánchez.


 Los niños decidieron por unanimidad o más bien los padres, que se vestirían de marinero, o quizás fue la moda la que les llevó a tomar esa decisión. Ese traje venía de algunos de sus hermanos y serviría para otros amigos o familiares, por eso no era conveniente cambiar la moda. Todas las niñas lucían su vestido blanco, su diadema en el pelo o corona, velo, guantes y un bolsito lleno de encajes, cintas y lazos, donde iban guardando el dinero con que los familiares y vecinos las obsequiaban a cambio de la estampita.


Este año les tocaba a los niños y niñas nacidas en el año 1960, sin embargo alguno de ellos había nacido en 1959. Entre los niños estaban: Antonio Luis Aguilera Valverde, Eduardo Aguilera Cervera, Francisco Arévalo Martín, Antonio Expósito Pérez, Juan Aguilera Pérez, Francisco Ángel Aguilera Pérez, Juan Aguilera Pérez “Valenzuela”, José Luis Montes Cobo; y entre la niñas: Mercedes Pérez Pérez, Mercedes Fuentes Aguilera, Carmen Cano Carrillo, María Luisa Pérez Aguilera, Josefa Jiménez Pérez, Mercedes Escribano León.…

Por parte de los maestros D. José Oria Rodríguez para los niños y Dª Ángeles para las niñas y el cura D. Antonio Marín Sánchez (1966-1971).

En otros capítulos dedicados a este acontecimiento ya hemos descrito el acto tanto religioso como festivo, a lo que nos remitimos, dado que eran muy similares de un año para el otro en esta década de los 60. El acto religioso central, la tradicional chocolatada y dulces tomados en la Escuela y el arroz cardoso en la casa para familiares más allegados. 


Siempre se ha dicho que una imagen vale más que mil palabras, pues aquí hemos dejado alguna de ellas.


Nuestro agradecimiento a Mercedes Pérez Pérez, José Luis Montes Cobo, Antonio Expósito Pérez, Antonio Luis Aguilera Valverde, Mercedes Fuentes Aguilera… por haber cedido las fotos y os animo a todos los que aún no lo habéis hecho, para que enviéis vuestras fotos y estampilla de recuerdo para completar el álbum.

domingo, 19 de septiembre de 2021

EL HÉROE DE LA CORNICABRA. ANTONIO MORENO GARCÍA “TARARA”

 


                   La transmisión oral nos cuenta que durante una fase de la Batalla de la Cornicabra-Albarizas, que se desarrolló entre el 28 y 30 de abril de 1938, se ordenó la retirada de las tropas republicanas (Cía de la 76ª Brigada Mixta) que estaban situadas en la cima del montículo más elevado de la zona. Haciendo caso omiso, bien porque no escuchó la orden  o porque era consciente de ello, un soldado del cuerpo de zapadores permaneció en su puesto de ametralladora, en concreto el torredonjimenense Antonio Moreno García, nacido en 1909, alias “Tarara”, quien se quedó solo. Cargó la ametralladora y siguió disparando, consiguiendo mantener la posición y detención del avance de las tropas nacionales, entre las que se encontraban en primera línea, el Primer Tabor de Regulares de Ceuta nº 3, integrante del Ejército africano de Franco. Cuando los “desertados” oyeron la “máquina” disparar, se volvieron y regresaron a sus posiciones, provocando la retirada de los atacantes. 


                Esta es la versión mantenida por el nieto del “Tarara”, Eugenio Moreno, quien ha indagado en el pueblo de Torredonjimeno y ha podido corroborarla escuchando el testimonio oral de los ancianos militantes del Partido Comunista  que conocieron a su abuelo. Antonio era reconocido en el pueblo como un héroe de guerra, de hecho recibió  una condecoración que pudo ser  la Medalla al Deber o la Medalla al Valor que otorgaba la Republica a sus héroes[1]. Esto nadie lo pone en duda en el pueblo, ni tampoco sus familiares.

               Otros hechos que corroboran la versión afirman que Antonio Moreno, como muchos perdedores, fue objeto de burla en el pueblo de origen. En alguna ocasión, la Guardia Civil le arrestó bajo el lema: “aquí está el héroe”, con evidente sorna.

                Otras versiones dicen que fue un miembro de la familia Fuentes, que era teniente de la Brigada de Alcaudete (76ª Brigada Mixta). También se comenta que salieron huyendo los miembros de este destacamento, siendo obligados a regresar por un capitán con pistola en mano. Así lograron mantener el lugar y  contener el  avance con la ametralladora de este sitio, y a la postre ganar la batalla. 


Esta batalla no ha sido objeto de estudio, o al menos han sido infructuosos mis intentos de encontrar bibliografía al respecto, pues tan solo he encontrado referencias a los partes oficiales de guerra en los días posteriores a su desenlace. Esto puede ser debido a su coincidencia temporal con el inicio o reanudación de uno de los ataques más importantes de la guerra en el llamado Frente de Aragón, (donde murió entre otros muchos el fuentealameño Vicente Vera Moreno). Sin duda alguna tuvo mayor repercusión para el devenir de los acontecimientos que el Frente Sur, donde solo se producían pequeñas batallas o escaramuzas para mantener las líneas, como de hecho así fue hasta el final de la guerra. La falta de literatura también pudo deberse a que las derrotas no forman parte de las batallas. Hay que decir que aunque fue en defensa de posiciones y no se conquistó terreno, se trató de una de las pocas victorias conseguidas por el Ejército de la República, salvando la magnitud de las otras acciones bélicas, como la Batalla de Guadalajara o la toma de Teruel (pese a que pronto se perdió de nuevo) o en menor escala la Batalla de Pozoblanco, (donde murió el fuentealameño Antonio Puche), esta fue quizás la mayor victoria republicana. También supuso la subida de moral del ejército republicano tras la derrota sufrida unos veinte días antes en el Cerro del Molino (Ribera).


 Por todo ello, no estamos de acuerdo en considerar esta batalla, que según cifras oficiosas causó más de 300 muertos, una simple escaramuza, como a veces ha sido catalogada.  Actualmente estamos trabajando en su documentación de dicho acontecimiento, y ya  son más de 300 folios redactados los que posiblemente alguna vez vean la luz pública.  Como anticipo veremos ahora como estaba constituido el puesto de resistencia que defendió Antonio Moreno. Hemos hecho una reconstrucción aproximada siguiendo las normas que había dado el Ejército Republicano, ello no quiere decir evidentemente que fuese exacto a lo establecido en la norma, ni que la orografía de terreno se adaptase perfectamente a lo establecido en la circular, pero creo que nos hemos aproximado un poco.

Con la signatura C.1877,23,2 / 6 se encuentra registrado en el Archivo Militar de Ávila un documento que recoge la transcripción de unas Instrucciones sobre la Organización del Terreno, dadas por el Ejército Republicano a sus tropas (81ª Brigada Mixta E.M.), y que fueron proporcionadas al Ejército Nacional por un evadido. Dichas instrucciones se distribuyeron entre las fuerzas nacionales (Divisiones 31ª, 32ª, 102ª y 112ª y otras divisiones, que serían las que atacaron) dos meses antes del inicio de la operación (23 de enero de 1938) y por tanto estaban en vigor en aquel momento en el Ejército Rojo.


Entre ellas podemos destacar las normas que debían tenerse en cuenta para una buena defensa basadas en el Reglamento para la Organización y Preparación del terreno para el combate. Según dichas instrucciones un Punto de Resistencia consistía en la creación de un obstáculo activo y por consiguiente con la finalidad de proteger contra los ataques por sorpresa, manteniendo el asaltante bajo el fuego, para lograr así detener o retardar su avance. Debía tener como forma geométrica la de aproximadamente un rombo, cada lado alrededor de 200 metros, con la diagonal menor de la misma longitud, la línea principal de resistencia estaría marcada por esta diagonal y situada en la pendiente de la loma y a una distancia de la cresta topográfica no superior a los 50 metros; próximamente a esta retaguardia (cresta) y a sus flancos, se situarán dos ametralladoras (una de ellas era la utilizada por Antonio Moreno) en forma conveniente para realizar las cruces de fuego con los puntos de resistencia inmediatos; concentraciones sobre los intervalos y fuegos de flanco; los emplazamientos de estas ametralladoras y sus obras serán las primeras que se ejecuten en la posición; en la línea principal de resistencia se establecerán las organizaciones defensivas necesarias para que permitan la actuación de dos pelotones que pertenecieran a dos de las tres secciones de la Compañía. Estas serán las obras que se ejecuten en segundo lugar de la posición.


            La línea de resistencia estará situada próxima al vértice anterior del  rombo y la compone la organización defensiva para que sea guarnecida por un pelotón con dos F.A. Estas son las obras que en tercer lugar se efectuarán en la posición.

            La línea de vigilancia estará constituida con puestos de centinelas y escucha en número variable, según el efectivo de la compañía. La línea de sostenes estará situada en la contrapendiente de la posición y a distancia no superior de cien metros de la cresta. Normalmente les guarnecerá un pelotón; estas son las obras que hay que ejecutar en cuarto lugar.

            La línea de reserva estará situada próxima al vértice posterior del rombo y contendrá la tercera sección de la Compañía; las obras correspondientes a la misma se ejecutaran en último lugar, pero antes que ellas deben ser hechas las correspondientes a los observatorios y P.C. de la Compañía así como las correspondientes a la de trasmisiones y a la trinchera continua y en zigzag de la línea principal de resistencia.

            A medida que el tiempo lo consienta, seguirán ejecutando las oportunas obras de mejora de las ya construidas, así como la construcción de ramales, pozos, etc.


Con este perfecto sistema defensivo, unido a la triple alambrada de espino (parte de ella pudimos recoger del lugar, 83 años después en perfecto estado) que rodeaba el Cerro, y el acto heroico de Antonio Moreno  “Tarara”  devino totalmente imposible el acceso.

 

Con la visita al lugar el pasado 14 de septiembre, Eugenio Moreno, nieto de Antonio Moreno García “Tarara”, ha visto cumplido un sueño y yo encantado de que así haya sido. Mi agradecimiento.




[1] En el Diario oficial nº 71 de marzo de 1938, Orden Circular nº 4.488 se desarrolla el Decreto de 23 de enero de 1938, estableciéndose las recompensas que podrán otorgarse con motivo de la actual campaña, resolviendo y aprobando las normas que habrá de ajustarse la concesión de aquellas. Barcelona 22 marzo de 1938.

Sexta.- Medalla del Deber. Esta condecoración, se concederá por méritos o servicios de guerra notoriamente destacados, siendo indispensable el haber permanecido, como mínimo, tres meses en territorio de operaciones, figurar en tres hechos de armas y haber tomado parte en alguna fase de ellos desde puestos de gran peligro o incorporación a fuerzas armadas, desarrollando con acierto su cometido, cuando de jefes, oficiales o sargentos.

Séptima.- Medalla del Valor. Se otorgará por hechos y servicios verdaderamente extraordinarios, en las mimas condiciones señaladas por la concesión de la “Medalla del Deber”, siendo indispensable que el propuesto se encuentre en posesión de ésta última.

 







jueves, 2 de septiembre de 2021

RECUERDOS Y AÑORANZAS DEL CERRO DE FUENTE ÁLAMO DE LAS NIETAS DE TEODORA VERA




                                                                                                                                                                                                                       Hace unos días recibí este bonito mensaje:

“Hola Domingo,

Somos tres hermanas de la provincia de Barcelona que hace tiempo leemos tus artículos sobre Fuente Álamo.

Entre ellos varios dedicados a miembros de nuestra familia algunos de los cuales nos han emocionado enormemente, como el que dedicaste a nuestro tío Rafael Cano Vera “Rafalín” tan querido por nosotras y que su pérdida a temprana edad nos dejó un gran vacío en nuestros corazones, la mención que hiciste  del fallecimiento de nuestra amada abuela Teodora Vera Expósito y los más recientes dedicados a los Vera de la Dehesilla de Fuente Álamo, donde nombras a muchos de nuestros antepasados como nuestros bisabuelos Domingo Vera y Paula Expósito y el también emotivo artículo dedicado a nuestra tía María Vera Expósito, (aunque realmente era tía de nuestra madre siempre la llamemos tía María pues era una mujer a la que queríamos mucho), fallecida este mismo año.

Si no es mucho atrevimiento, nos gustaría aportar nuestro granito de arena a este Blog para la reconstrucción de una aldea, para nosotras nunca olvidada.

Te mandamos unas líneas que resumen lo que para nosotras significó, significa y significará Fuente Álamo y te adjuntamos algunas fotos.

Nos despedimos no sin antes agradecerte la labor que haces y animarte a seguir, pues con tus artículos acercas un poco más Fuente Álamo a mucha gente a la que como a nosotras no se nos olvida nuestro PUEBLO.

Gracias por tu tiempo.

Manoli, Adeli, Mari Expósito Cano, hijas de Mercedes Cano Vera.”

     En seguida les di respuesta positiva, como no podía ser de otra manera, pues era yo el agradecido, al saber que mi trabajo estaba siendo reconocido y valorado por personas que llevarán siempre en su memoria nuestro pueblo y que en alguna etapa de su vida formaron parte de su historia y lo más importante, que siguen queriendo ser parte activa, siendo muestra de ello, el cariño que ha puesto en estas letras:

 “El cielo de un azul tan intenso que sorprende, tejados de casitas que siguen la pendiente, hileras de olivos que cubren todo lo que mis ojos alcanzan a ver, el sol del atardecer calentando mi cara y yo, privilegiada, en el mirador más hermoso del mundo, el patio de mi abuela, con sus paredes encaladas, blanco perfecto.

Los lugares donde pasamos nuestra infancia nos dejan huella, marcan nuestros corazones.

Como cada verano, al empezar a sentir el cosquilleo en el estómago, no solo por la subida de sus calles empinadas, sino también por la emoción de haber llegado a Fuente Álamo, nos olvidábamos de los más de 900 km. que habíamos recorrido.

Llegar al Cerro, encontrar esperándonos a nuestras queridas tía y abuela, fundirnos en un abrazo, cruzar la verja verde que nos adentraba a nuestro hogar por unos meses.

Recuerdos….. saludos de mujeres que trasmitían espiritualidad, serenidad, paz. Aventuras compartidas con los niños y niñas del pueblo que nos acogían, no sin cierta curiosidad, como si fuéramos una más de Fuente Álamo.

Nombres que evocan nuestra infancia: la Mari de Ventura, Martina y Núria hijas de Santiago el alcalde, Javi y Mari de la Luci, Vicente el de la Justa, Paco el de Braguetas, Maria Eleni, Bea hija de Paco el del bar, Quini el de la Mariqui que junto a mi hermana Manoli decidieron que no podía haber ningún gato sin bautizar en el Cerro y gato que cogían, gato que bautizaban en la pila de detrás de casa de la Adora y tantos otros con los que compartimos juegos de la infancia.

En Fuente Álamo era fácil practicar el tan de moda ahora Mindfulness, estar presente, disfrutar totalmente del momento en que te encuentras.

Allí éramos conscientes de cada uno de nuestros sentidos. Oír el canto de los gallos al amanecer, la bocina del vendedor ambulante que acercaba sus productos a las puertas de las casas. 

Oler el pan recién hecho cuando bajábamos al horno, la tierra mojada al regar las flores cada noche.

El gusto de los higos que recogíamos de la higuera cercana a la casa.

Ver el cielo estrellado una noche en la que el calor nos regaló poder dormir al raso.

Sentir los tiernos abrazos de nuestra abuela.

Las cosas más sencillas se gravaban en nuestras mentes como experiencias especiales.

El agua fresca del porrón, cruzar el patio al mediodía, no sin antes ponernos los sombreros de paja (para evitar preocupar a nuestra abuela), lavar la ropa a mano en la pila, sentarnos a la “fresca” en las sillas tan típicas del pueblo.

Con el fin del verano llegaba el dolor de la despedida, ese nudo en la garganta al subirnos al coche y dejarlas a las dos allí de pie junto a la verja y que una vez comenzaba la partida se convertía en llanto desconsolado. Solo quedaba esperar a que los meses pasaran rápido para volver…

Nosotras también nos sentimos parte de Fuente Álamo, sino de nacimiento sí de corazón”.

Manoli, Adeli, Mari Expósito Cano, hijas de Mercedes Cano Vera





 

https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2021/07/los-vera-de-la-dehesilla-de-fuente.html