“Hola
Domingo,
Somos
tres hermanas de la provincia de Barcelona que hace tiempo leemos tus artículos
sobre Fuente Álamo.
Si
no es mucho atrevimiento, nos gustaría aportar nuestro granito de arena a este
Blog para la reconstrucción de una aldea, para nosotras nunca olvidada.
Te
mandamos unas líneas que resumen lo que para nosotras significó, significa y
significará Fuente Álamo y te adjuntamos algunas fotos.
Nos
despedimos no sin antes agradecerte la labor que haces y animarte a seguir,
pues con tus artículos acercas un poco más Fuente Álamo a mucha gente a la que
como a nosotras no se nos olvida nuestro PUEBLO.
Gracias
por tu tiempo.
Manoli,
Adeli, Mari Expósito Cano, hijas de Mercedes Cano Vera.”
Los
lugares donde pasamos nuestra infancia nos dejan huella, marcan nuestros
corazones.
Como
cada verano, al empezar a sentir el cosquilleo en el estómago, no solo por la
subida de sus calles empinadas, sino también por la emoción de haber llegado a
Fuente Álamo, nos olvidábamos de los más de 900 km. que habíamos recorrido.
Llegar al Cerro, encontrar esperándonos a nuestras queridas tía y abuela, fundirnos en un abrazo, cruzar la verja verde que nos adentraba a nuestro hogar por unos meses.
Recuerdos…..
saludos de mujeres que trasmitían espiritualidad, serenidad, paz. Aventuras
compartidas con los niños y niñas del pueblo que nos acogían, no sin cierta
curiosidad, como si fuéramos una más de Fuente Álamo.
Nombres que evocan nuestra infancia: la Mari de Ventura, Martina y Núria hijas de Santiago el alcalde, Javi y Mari de la Luci, Vicente el de la Justa, Paco el de Braguetas, Maria Eleni, Bea hija de Paco el del bar, Quini el de la Mariqui que junto a mi hermana Manoli decidieron que no podía haber ningún gato sin bautizar en el Cerro y gato que cogían, gato que bautizaban en la pila de detrás de casa de la Adora y tantos otros con los que compartimos juegos de la infancia.
En
Fuente Álamo era fácil practicar el tan de moda ahora Mindfulness, estar
presente, disfrutar totalmente del momento en que te encuentras.
Allí éramos conscientes de cada uno de nuestros sentidos. Oír el canto de los gallos al amanecer, la bocina del vendedor ambulante que acercaba sus productos a las puertas de las casas.
Oler el pan recién hecho cuando bajábamos al horno, la tierra mojada al regar las flores cada noche.
El
gusto de los higos que recogíamos de la higuera cercana a la casa.
Ver
el cielo estrellado una noche en la que el calor nos regaló poder dormir al
raso.
Las cosas más sencillas se gravaban en nuestras mentes como experiencias especiales.
El
agua fresca del porrón, cruzar el patio al mediodía, no sin antes ponernos los
sombreros de paja (para evitar preocupar a nuestra abuela), lavar la ropa a
mano en la pila, sentarnos a la “fresca” en las sillas tan típicas del pueblo.
Con
el fin del verano llegaba el dolor de la despedida, ese nudo en la garganta al
subirnos al coche y dejarlas a las dos allí de pie junto a la verja y que una
vez comenzaba la partida se convertía en llanto desconsolado. Solo quedaba
esperar a que los meses pasaran rápido para volver…
Manoli,
Adeli, Mari Expósito Cano, hijas de Mercedes Cano Vera
https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2021/07/los-vera-de-la-dehesilla-de-fuente.html
Extraordinario el comentario de estas chicas, que más que comentario parece POESIA.
ResponderEliminarMuy emotivo, si gracias.
Precioso relato primas
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