Se
podrían poner muchos ejemplos de mujeres, todas y cada una de las
fuentealameñas, sin embargo, esta entrada, la vamos a dedicar a cuatro mujeres que representan el periodo que abarca el
trabajo dedicado a su homenaje, y sin perjuicio de dejar la lista abierta e ir ampliándola.
DOROTEA
LIZANA BERMÚDEZ.- Nació en Fuente
Álamo, entorno a 1866 y murió en los años de inicio de la Guerra Civil, hija de
Vicente Lizana Montañez y María Bermúdez Castillo, casada con Amador Pérez
Cano, y madre de tres hijos varones, José, Matías y Mateo.
Vivió
en el Cortijo Vereas y en la casa que ha sido de la familia en la zona de la
Haza de los Huertos, por una de las subidas al Cerro.
Manuscrito de su puño y letra. |
La destacamos fundamentalmente porque era
muy dada a las bromas, así, vistió una maza de majar esparto como si fuese un
bebé y la metió en una cuna, y ello con la intención de hacer creer a su marido
Amador, que era uno de sus hijos, llegando aquel, a besarla. Obra también de Dorotea, sobre los años 20, fue el diseño de un muñeco
hecho de paja con la apariencia de un soldado que llevó y recostó en la entrada
de la mina, con la sola intención de asustar y asombrar a los aldeanos,
produciéndole risas y burlas y los consiguientes sustos y miedos de aquellos
que fueron a presenciar el evento.
El
linaje de sus tres hijos: José: Antonia,
Magdalena, Consuelo, Dorotea, José, y Rafaela; Matías: Mariana, José, Dorotea, Matías, Antonio y Francisco; Mateo: Antonia, Amador, Mateo, José y Manuel.
Dª. CASILDA SIERRA MONTAÑEZ.- Fue una mujer que sin ser fuentealameña de nacimiento,
estuvo muy ligada a la aldea, pues residía de forma temporal en la casa
contigua al molino de aceite que la familia tenía en la zona de la Torre. Hacemos
mención a ella al ser en la posguerra,
la más acomodada de la aldea, y que pese las miserias de la época, donó
dinero para la creación de la escuela de la aldea en el año 1948, así como, por
ayudar a paliar el hambre, dando comidas a los más pobres, algunas veces con
pequeñas recompensas en forma de pan, a cambio de otros productos del campo
como espárragos; en ocasiones los aldeanos se quedaban esperando la recompensa,
a pesar de que ella recibía los espárragos, pues, si no tenía nada a cambio, les decía que “si se lo daban de todo corazón”.
Donó parte de sus propiedades agrícolas a
la SAFA y según se dice, dejó dicho que era para que niños del pueblo pudieran
estudiar carreras, así entre otros, costeó los estudios de teología a José
Zamora, hijo de Blas, actualmente catedrático en Sevilla, o Antonio Ceballos
Atienza, quien, cuando acompañaba a Dª Casilda, en muchas ocasiones en
representación de la dueña, daba las gracias por los productos del campo
regalados por los niños o era quien tenía que decir, que ya no había nada para
repartir.
Fue enterrada en la Iglesia de Santa
María la Mayor (Consolación) de Alcalá la Real, junto con su esposo D.
Francisco Serrano del Mármol, donde una
placa de mármol hace homenaje a sus figuras.
ANTONIA
PÉREZ VERA.- (1910-1998). Hija de
Sandalio y de Antonia. Casada con Matías Pérez y madre de seis hijos. Se ha
elegido como ejemplo, pues, se puede decir que fue la mujer que vivió casi
íntegramente el siglo XX, con todos los acontecimientos y cambios producidos en
Fuente Álamo, de donde apenas salió, de tal forma que no vería el mar hasta que
le llegó la jubilación.
Fue tan injustamente tratada, que para
ella, fue con Felipe González, cuando se comenzó a hacerle “justicia”, con la
bonificación de un millón de las antiguas pesetas por los tres años que estuvo
privada de marido. No pudo pedir ningún tipo de resarcimiento moral, ni
económico, por la vejaciones que tuvo que sufrir al finalizar la Guerra Civil,
entre ellas el pelado y el aceite de resino que le suministraron, ya relatadas
en otras entradas, pues las indemnizaciones fueron aprobada después de su
muerte y de lo que ella siempre sintió más vergüenza ajena, que propia, pues
nunca se tapó de contarlo y señalar a sus verdugos.
Pudo declararse libre y abiertamente como
socialista con la llegada de la Democracia, así en cualquiera de las elecciones
convocadas, siempre pedía a sus hijos o nietos que le preparasen el sobre con
la papeleta de los del “puño y la rosa”.
Como de niña no pudo aprender a leer ni
escribir, lo intentó por la noche, en la escuela de mayores, donde solamente
aprendió hacer su firma, abandonando pronto, con una frase que ha quedado para
siempre “Yo, ya sé, pa mi apaño”, y
de la que se pueden sacar muchas conclusiones relacionadas con la sociedad
fuentealameña de su época.
MARIANA PEREZ PEREZ.- Nació en Fuente Álamo, el 20 de Marzo de 1932, hija
de Matías y Antonia, nieta por línea paterna de Amador y Dorotea y por línea
materna de Sandalio y Antonia, es la mayor de seis hermanos y la mujer de la
casa, pues estuvo “huérfana de padre” prácticamente 11 años, los primeros
años de vida su padre estuvo sirviendo en el ejército en África, después
durante la Guerra Civil fue reclutado en la filas del ejercito republicano y
posteriormente hecho prisionero hasta 1943.
Recuerda
que cuando era pequeña, con unos cinco años de edad, tuvo que venirse, junto
con su madre, desde el cortijo que sus abuelos tenían en el Peñón, hasta Fuente
Álamo, cruzando por el campo de batalla en plena Guerra Civil, escondidas entre
los troncos de olivos, que al ser detectadas por los milicianos en la zona de
la Olla de Vázquez, fueron reprendidas o regañadas, advirtiéndoles, que la
próxima vez que cruzaran lo indicaran con trapos blancos.
Recuerda
como de niña y para paliar el hambre, llevaba a Dª Casilda Sierra, productos
buscados en el campo como espárragos, a cambio de pan, y como en ocasiones se quedaba esperando la
recompensa, si la Señorica, no tenía nada
a cambio, le preguntaba que “si de verdad se lo daban de todo corazón”,
respondiendo Mariana que sí, y se marchaba con el consiguiente disgusto y el
estómago vacío, y sin recibir nada.
Aprendió
a leer y escribir con D. Manuel López Martín, eso sí, en los ratos que le
dejaba libre y no le mandaba tareas particulares de su campo o de su casa;
asimismo con las enseñanzas recibidas de su padre. Recuerda que para no ir a la
escuela se escondía en un arcón, siendo encubierta por sus amigas Encarna y
Aurora, y tardando tiempo en encontrarla.
Toda
su vida estuvo dedicada a las labores de campo, segando y recogiendo aceitunas
en la cuadrilla, primero de su padre y cuando se casó como pareja de su esposo,
pues antes cada mujer tenía llevar como pareja a un hombre. Las tareas
agrícolas las compatibilizaba con cuidado de cinco hijos y llevar adelante la
casa.
Como
casi todas las mujeres fuentealameñas en los años setenta, en concreto en 1974,
emigró temporalmente a la Costa del Maresme, para trabajar en la hostelería y a
Francia en la recolección de la fresa en 1979.
En
sus ratos libres se dedica, pues era y es muy aficionada, a la jardinería, a
plantar y trasplantar flores en sus macetas o pequeño jardín.
Siempre crió conejos y palomas para el consumo propio;
de los perros no es muy amiga, pues, no los deja que entren a la casa,
utilizando las palabras “picho, fuera”.
Representa
la mujer tipo, en una sociedad machista y donde el patriarcado era lo que
imperaba, así fue educada en su casa y en la sociedad.
Siempre
ha participado de forma activa en todos los eventos o actos culturales y
lúdicos celebrados en la aldea, y en donde se le ha requerido su presencia.
Que majos están los abuelos.Te lo Curras muy bien.Con toda la información que tienes puedes editar un libro: Fuente Álamo, una aldea con historia.
ResponderEliminarMuchas gracias, por tus apreciaciones. La verdad es que tanto José, Matías y Mateo con su lucha y trabajo contribuyeron para crear la sociedad en que vivimos y forman parte de la historia de Fuente Álamo, sin olvidar, por supuesto, a su madre, esposas y todas las mujeres que en aquellos tiempos estuvieron a la sombra y que sin ellas y las dificultades por las que pasaron tampoco se entendería la historia de la aldea. Lo de editar un libro es una buena idea y lo del título mejor, pero quizás un poco difícil de llevarlo a la práctica, pero tomo nota. De todas formas, todavía quedan muchas páginas por escribir, que entre todos las iremos completando.
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