sábado, 19 de enero de 2013

MUJERES DE FUENTE ÁLAMO. III PARTE


             Se podrían poner muchos ejemplos de mujeres, todas y cada una de las fuentealameñas,  sin embargo, esta entrada, la vamos a dedicar a cuatro mujeres  que representan el periodo que abarca el trabajo dedicado a su homenaje, y sin perjuicio de dejar la lista abierta e ir ampliándola.


DOROTEA LIZANA BERMÚDEZ.- Nació en Fuente Álamo, entorno a 1866 y murió en los años de inicio de la Guerra Civil, hija de Vicente Lizana Montañez y María Bermúdez Castillo, casada con Amador Pérez Cano, y madre de tres hijos varones, José, Matías y Mateo.
 Vivió en el Cortijo Vereas y en la casa que ha sido de la familia en la zona de la Haza de los Huertos, por una de las subidas al Cerro.
Manuscrito de su puño y letra.
 Su vida se desarrolló entorno a la sociedad rural propia de la época en que vivió, sin embargo sabía leer y escribir, algo que era poco usual.
La destacamos fundamentalmente porque era muy dada a las bromas, así, vistió una maza de majar esparto como si fuese un bebé y la metió en una cuna, y ello con la intención de hacer creer a su marido Amador, que era uno de sus hijos, llegando aquel, a besarla. Obra también de Dorotea, sobre los años 20, fue el diseño de un muñeco hecho de paja con la apariencia de un soldado que llevó y recostó en la entrada de la mina, con la sola intención de asustar y asombrar a los aldeanos, produciéndole risas y burlas y los consiguientes sustos y miedos de aquellos que fueron a presenciar el evento.
 El linaje de sus tres hijos: José: Antonia, Magdalena, Consuelo, Dorotea, José, y Rafaela; Matías: Mariana, José, Dorotea, Matías, Antonio y Francisco; Mateo: Antonia, Amador, Mateo, José y Manuel.

Dª. CASILDA SIERRA MONTAÑEZ.- Fue una mujer que sin ser fuentealameña de nacimiento, estuvo muy ligada a la aldea, pues residía de forma temporal en la casa contigua al molino de aceite que la familia tenía en la zona de la Torre. Hacemos mención a ella al ser en la posguerra, la más acomodada de la aldea, y que pese las miserias de la época, donó dinero para la creación de la escuela de la aldea en el año 1948, así como, por ayudar a paliar el hambre, dando comidas a los más pobres, algunas veces con pequeñas recompensas en forma de pan, a cambio de otros productos del campo como espárragos; en ocasiones los aldeanos se quedaban esperando la recompensa, a pesar de que ella recibía los espárragos, pues, si no  tenía nada a cambio, les decía que “si  se lo daban de todo corazón”.
Donó parte de sus propiedades agrícolas a la SAFA y según se dice, dejó dicho que era para que niños del pueblo pudieran estudiar carreras, así entre otros, costeó los estudios de teología a José Zamora, hijo de Blas, actualmente catedrático en Sevilla, o Antonio Ceballos Atienza, quien, cuando acompañaba a Dª Casilda, en muchas ocasiones en representación de la dueña, daba las gracias por los productos del campo regalados por los niños o era quien tenía que decir, que ya no había nada para repartir.  
Fue enterrada en la Iglesia de Santa María la Mayor (Consolación) de Alcalá la Real, junto con su esposo D. Francisco Serrano del Mármol,  donde una placa de mármol hace homenaje a sus figuras.

ANTONIA PÉREZ VERA.- (1910-1998). Hija de Sandalio y de Antonia. Casada con Matías Pérez y madre de seis hijos. Se ha elegido como ejemplo, pues, se puede decir que fue la mujer que vivió casi íntegramente el siglo XX, con todos los acontecimientos y cambios producidos en Fuente Álamo, de donde apenas salió, de tal forma que no vería el mar hasta que le llegó la jubilación.
Fue tan injustamente tratada, que para ella, fue con Felipe González, cuando se comenzó a hacerle “justicia”, con la bonificación de un millón de las antiguas pesetas por los tres años que estuvo privada de marido. No pudo pedir ningún tipo de resarcimiento moral, ni económico, por la vejaciones que tuvo que sufrir al finalizar la Guerra Civil, entre ellas el pelado y el aceite de resino que le suministraron, ya relatadas en otras entradas, pues las indemnizaciones fueron aprobada después de su muerte y de lo que ella siempre sintió más vergüenza ajena, que propia, pues nunca se tapó de contarlo y señalar a sus verdugos.
Pudo declararse libre y abiertamente como socialista con la llegada de la Democracia, así en cualquiera de las elecciones convocadas, siempre pedía a sus hijos o nietos que le preparasen el sobre con la papeleta de los del “puño y la rosa”.
Como de niña no pudo aprender a leer ni escribir, lo intentó por la noche, en la escuela de mayores, donde solamente aprendió hacer su firma, abandonando pronto, con una frase que ha quedado para siempre “Yo, ya sé, pa mi apaño”, y de la que se pueden sacar muchas conclusiones relacionadas con la sociedad fuentealameña de su época.
               MARIANA PEREZ PEREZ.- Nació en Fuente Álamo, el 20 de Marzo de 1932, hija de Matías y Antonia, nieta por línea paterna de Amador y Dorotea y por línea materna de Sandalio y Antonia, es la mayor de seis hermanos y la mujer de la casa, pues estuvo “huérfana de padre” prácticamente 11 años, los primeros años de vida su padre estuvo sirviendo en el ejército en África, después durante la Guerra Civil fue reclutado en la filas del ejercito republicano y posteriormente hecho prisionero hasta 1943.
               Recuerda que cuando era pequeña, con unos cinco años de edad, tuvo que venirse, junto con su madre, desde el cortijo que sus abuelos tenían en el Peñón, hasta Fuente Álamo, cruzando por el campo de batalla en plena Guerra Civil, escondidas entre los troncos de olivos, que al ser detectadas por los milicianos en la zona de la Olla de Vázquez, fueron reprendidas o regañadas, advirtiéndoles, que la próxima vez que cruzaran lo indicaran con trapos blancos.
               Recuerda como de niña y para paliar el hambre, llevaba a Dª Casilda Sierra, productos buscados en el campo como espárragos, a cambio de pan,  y como en ocasiones se quedaba esperando la recompensa, si la Señorica, no  tenía nada a cambio, le preguntaba que “si de verdad se lo daban de todo corazón”, respondiendo Mariana que sí, y se marchaba con el consiguiente disgusto y el estómago vacío, y sin recibir nada.
               Aprendió a leer y escribir con D. Manuel López Martín, eso sí, en los ratos que le dejaba libre y no le mandaba tareas particulares de su campo o de su casa; asimismo con las enseñanzas recibidas de su padre. Recuerda que para no ir a la escuela se escondía en un arcón, siendo encubierta por sus amigas Encarna y Aurora, y tardando tiempo en encontrarla.

               Con ello y en unos años difíciles, a temprana edad de 20 años se fue con el novio y se echaron las bendiciones y los hijos cinco hijos le vinieron uno detrás de otro.
               Toda su vida estuvo dedicada a las labores de campo, segando y recogiendo aceitunas en la cuadrilla, primero de su padre y cuando se casó como pareja de su esposo, pues antes cada mujer tenía llevar como pareja a un hombre. Las tareas agrícolas las compatibilizaba con cuidado de cinco hijos y llevar adelante la casa.
               Como casi todas las mujeres fuentealameñas en los años setenta, en concreto en 1974, emigró temporalmente a la Costa del Maresme, para trabajar en la hostelería y a Francia en la recolección de la fresa en 1979.
               En sus ratos libres se dedica, pues era y es muy aficionada, a la jardinería, a plantar y trasplantar flores en sus macetas o pequeño jardín.
Siempre crió conejos y palomas para el consumo propio; de los perros no es muy amiga, pues, no los deja que entren a la casa, utilizando las palabras “picho, fuera”.
               Representa la mujer tipo, en una sociedad machista y donde el patriarcado era lo que imperaba, así fue educada en su casa y en la sociedad.
               Siempre ha participado de forma activa en todos los eventos o actos culturales y lúdicos celebrados en la aldea, y en donde se le ha requerido su presencia.
               Se puede acabar diciendo que es una buena vecina, que supo evitar disgustos propios de una vida social tan intensa como es el vivir puerta con puerta y hacer una vida vecinal tan entrelazada con es la propia de una aldea como Fuente Álamo.  
  

2 comentarios:

  1. Que majos están los abuelos.Te lo Curras muy bien.Con toda la información que tienes puedes editar un libro: Fuente Álamo, una aldea con historia.

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  2. Muchas gracias, por tus apreciaciones. La verdad es que tanto José, Matías y Mateo con su lucha y trabajo contribuyeron para crear la sociedad en que vivimos y forman parte de la historia de Fuente Álamo, sin olvidar, por supuesto, a su madre, esposas y todas las mujeres que en aquellos tiempos estuvieron a la sombra y que sin ellas y las dificultades por las que pasaron tampoco se entendería la historia de la aldea. Lo de editar un libro es una buena idea y lo del título mejor, pero quizás un poco difícil de llevarlo a la práctica, pero tomo nota. De todas formas, todavía quedan muchas páginas por escribir, que entre todos las iremos completando.

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