El
pasado día 22 de agosto de 2022, durante una visita a una exposición
fotográfica al aire libre ubicada en la Rambla de Almería, contemplé numerosas
obras de arte que me evocaron contextos similares a los que fotógrafos anónimos
habían captado en entornos y personajes fuentealemeños. Fotografías que me habían enviado amigos y
familiares desde distintos lugares. Así que decidí hacer una comparativa,
salvando la distancia y el arte que atesoraba el fotógrafo profesional, alguno
de ellos Premio Nacional de Fotografía.
La
primera la podéis ver y leer en: https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2022/08/senoritas-de-fuente-alamosenoritas-de_88.html
La
segunda se puede ver y leer en: https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2022/09/leo-y-justa-de-la-deshesilla-de-fuente.html?sc=1662137560414#c8029046659488203084
La
tercera se puede ver y leer en: https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2022/09/el-bateria-de-fuente-alamo-el.html
La cuarta también se puede ver y leer en: https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2022/10/perspectiva-de-la-primera-comunion-la.html
La
quinta comparativa se ha realizado entre la imagen que representa a una niña en
la puerta de su casa en el Barrio de la Chanca de Almería en el año 1958 y la
imagen anónima que plasma la salida a la puerta de toda una familia en la Aldea
de Fuente Álamo.
LA NIÑA BLANCA, 1958. Carlos Pérez Siquier. Premio Nacional de
Fotografía en 2003.
FAMILIA PÉREZ EN EL QUICIO DE LA
PUERTA. 1970 Foto:
Familia Pérez Pérez
En
la primera, en un austero blanco y negro, una
niña presa de la curiosidad sale al quicio de la puerta para ver al fotógrafo y a otros visitantes
del barrio y a su vez el fotógrafo es el que la capta a ella a través de su
objetivo.
Cincuenta
años después de tomar la fotografía, el autor recibe la visita de la hija de La
Niña Blanca, entregando una copia de la fotografía a su descendiente. Tiempo
después, la protagonista de la imagen visita a Siquier y ambos visitan el lugar
donde quedó inmortalizada.
En
la imagen de la familia fuentealameña aparece la entrada de la casa donde casualmente nací, propiedad de mi tío abuelo Mateo Pérez Lizana.
La
fotografía de Fuente Álamo, al igual que la del barrio almeriense,
presenta el mismo encuadre: el quicio de
la puerta. El marco de la puerta es muy
parecido. Hacer una comparativa entre ambas imágenes resulta muy atrevido y arriesgado,
pues en la primera hay todo un profesional detrás de ella y en la segunda un
aficionado que reclama a su familia para que salgan a la luz del quicio de la
casa de principio de los años 70. Salen y se muestran tal como son. Dorotea con
los rulos en el pelo, Francisco extrañado,
Mariana con el luto por la reciente muerte de su padre y asombrada por lo
moderno que se muestra su hermano, pues Antonio quiere lucir sus gafas de sol y
gorra de moda.
En
ambas imágenes es la niña de unos 10 años el centro de atracción.
Yo
como el niño de la imagen, sigo intentando llamar la atención y colarme por
algún hueco entre todos ustedes.
De
la Niña de la Chanca sabemos que 50 años después de tomar la
fotografía, el autor recibe la visita de su hija. Siquier le entrega una copia de la fotografía.
Tiempo después, la protagonista de la imagen visita a Siquier y ambos visitan
el lugar donde quedó inmortalizada. De la familia Pérez afortunadamente 50 años
después todos los protagonistas perduran y Mariana ya es nonagenaria.
De
ambas casas no queda ni rastro y tal y
como reza en el cartel de la foto de Siquier: “Hay rincones que solo permanecen en la memoria”.
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