Con
la aprobación de Ley
20/2022, de 19 de octubre, de Memoria Democrática, se ha debatido mucho y se ha intentado rechazar por parte
del sector más reaccionario, argumentando que en ella tienen cobijo los
etarras, que el concepto de víctima llega hasta la aprobación de la
Constitución de 1978, que en los dos bandos hubo víctimas, etc...
Sin querer entrar en debate o en polémicas, quizás debió de incluirse expresamente en la ley a cualquier
víctima de un lado y de otro que todavía no había tenido su merecido homenaje.
No comprendiendo en el concepto de víctima a los que apoyaron el golpe militar
y la Dictadura. Ello porque pudieran existir verdaderas víctimas fruto del
engaño de los golpistas, y verse obligados a apoyarlos o convertirse
posteriormente en perjudicados aun habiendo apoyado al régimen dictatorial en
un principio. En estos casos, las víctimas del bando ganador que inocentemente
tuvieron que estar ahí y que no tuvieron en su día la debida consideración,
bien por olvido o porque expresamente así se quiso también cabrían en un
concepto amplio. Es aquí donde los no partidarios de esta ley tienen motivos y
argumentos para rechazarla. Lo que no se puede o no se debe, es desaprobar una
ley o la instauración de un día en
concreto para aquellas personas que no tuvieron su reconocimiento como víctimas
en una dictadura militar que ya homenajeó a sus “víctimas” cuando ganó, y se
olvidó de darle una sepultura digna a todas aquellos que habían luchado en el
bando contrario perdedor. En muchos casos quedaron enterradas en una cuneta o
en una fosa común, queriendo incluso después de muertos, humillar a sus
familiares, pues no hay mayor dolor que no saber donde poder hacerle un duelo
sosegado.
Otra
razón por la que tampoco podemos incluir en el concepto de víctima a los
fallecidos del bando ganador que en su día ya fueron homenajeados, es que de
nuevo produciríamos desigualdad y discriminación por su doble reconocimiento.
En la referida Ley se declara el día 31 de octubre de cada año cromo día de recuerdo y homenaje a todas las víctimas del golpe militar, la Guerra y la Dictadura. No cabe duda de que el homenaje va destinado a todas las víctimas del golpe militar, las de la Guerra y las de los 40 años de Dictadura. Está clarísimo que ese día está dedicado a los que nunca tuvieron ningún tipo de reconocimiento u homenaje y lucharon por defender la libertad.
El
pasado día 1 de noviembre estando en el cementerio para visitar a mis seres
queridos, casualmente en el monolito que homenajea a las víctimas, coincidí con
un grupo de militantes del partido
socialista y otros representantes de asociaciones de la memoria histórica, que dieron
un pequeño discurso y fueron entrevistados y fotografiados por la prensa. Me
acerqué y no tuve el menor reparo de posar junto a ellos. Sentí en aquel
preciso momento que rendía un mini homenaje mi abuelo Matías por los tres años
que pasó en la cárcel.
Cuando salía de Campo Santo, escuché un comentario que no
quise contestar, porque lo veía bajo de argumentación y muy fácil de hacer y
que no merecía rebatir en aquel momento. Fue el típico comentario “es que en el otro lado no hubo muertos”. Ahora más sosegadamente y porque me fui con
el nudo en la garganta, he querido contestarle con estas palabras.
Claro que hubo muertes en el bando ganador,
eso nadie lo duda, porque en una guerra hay víctimas inocentes en los dos
lados. Lo malo es que después de la
guerra se olviden de los perdedores. No se hizo verdadera justicia para todos,
solo se dedicó a darles digna sepultura a los golpistas que acabaron con la
libertad, mientras que los perdedores fueron dejados allí tirados como perros
en las cunetas por malos y para que se supiese públicamente que no tenían
derecho a nada por haber combatido contra la injusticia.
Dejo aquí el enlace para conocer mejor su historia: https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2015/04/francisco-alba-serrano-alameas-un-espia.html
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