El pasado día 22 de agosto
de 2022, durante una visita a una exposición fotográfica al aire libre ubicada
en la Rambla de Almería, contemplé numerosas obras de arte que me evocaron contextos
similares a los que fotógrafos anónimos habían captado en entornos y personajes
fuentealemeños. Fotografías que me
habían enviado amigos y familiares desde distintos lugares. Así que decidí
hacer una comparativa, salvando la distancia y el arte que atesoraba el
fotógrafo profesional, alguno de ellos Premio Nacional de Fotografía.
La primera comparativa es la
imagen que representa a seis señoritas. La profesional captada en pleno centro
de Madrid y la anónima en un cortijo en Fuente Álamo:
SEÑORITAS
PASEANDO POR LA GRAN VIA. 1952. Francesc
Catalá-Roca. Seis jóvenes se dirigen a ver alguna película en unos cines de la
Gran Vía de Madrid.
SEÑORITAS
“VESTIDAS DE NUEVO” CRUZ DE CLAVIJO. 1957 ó 1958. Seis jóvenes preparadas para la fiesta de la Cruz de
Clavijo en Fuente Álamo. Foto: Antonia Pérez Bolívar.
Ésta representa la pose
sostenida y seria de seis jovenzuelas fuentealemeñas previa al evento festivo
para el que se habían preparado con sus mejores vestidos de capa, pliegues,
tablas y con manga corta cerrada o de balón. El encuentro está lleno de amistad
y familiaridad. Aparecen Victorilla junto a su sobrina María, las hermanas
Justa y Dolores con su prima Mariqui, y todas ellas amigas de Antonia. Como
fondo, para evitar contraluces, el fotógrafo buscó contraste con el zócalo
oscuro y las paredes blancas del Cortijo de Clavijo. Como decorado tenemos una ventana
con tres palos verticales, uno de los cuales sirve de amarre para la soga de
tender la ropa y una estaca clavada en
la pared donde cuelga la soga para amarrar a la mula.
Zapato fino sobre piedra
vista. Tía y sobrina usan el mismo modelo, al igual que las dos hermanas Justi
y Dolores. Apenas hay diferencia en el zapato de salón que calzan los doce
pies. La irregularidad de la piedra hace que los pies no estén situados de
forma equilibrada, y solo Justa se mantiene con los dos pies juntos, aunque
para eso tenga que asirse a Antonia.
Vistas después de más de 60
años, el destino de las seis mozuelas ha marcado su propio camino y, a día de
hoy, a excepción de Dolores Aguilera Cano que nos dejó hace pocos años, todas
son octogenarias. Todas han formado sus respectivas familias. Dolores fue la
más prolífera con seis hijos. Antonia y
Victorilla han hechos sus vidas en tierras catalanas, cada una con tres hijos. María Aguilera Castillo y María Aguilera Pérez
viven en Alcalá la Real, ambas viudas y con dos hijos. La única que aún habita
en la Aldea de Fuente Álamo es Justa, acompañada de su marido Feliciano, ya
también nonagenario y con tres hijos. Sus vidas, como las de cualquiera de las
niñas nacidas en tiempos de guerra (cuatro de ellas y en posguerra Gertrudis y
su sobrina Mariquilla), no han sido fáciles.
Ahora, a sus ochenta y más, tampoco lo es; pues la salud se resiente por
las fatigas pasadas. Sin embargo, el
tiempo transcurrido entre esa instantánea y hoy, está lleno de acontecimientos
que, puestos en una balanza, harían que se inclinase hacia el lado positivo.
Aunque entre ambas imágenes hay
unos cinco años de diferencia, hacer una comparativa es confrontar el mundo de
la ciudad y el rural. Mientras unas jovencitas se dirigen a ver alguna película
de la cartelera, previo pago de la entrada, las otras no habían visto aún ni la
televisión, puesto que no había llegado a Fuente Álamo. También, a pesar de que
ambas imágenes representan un momento previo al festivo, en las madrileñas se
ve el garbo y la alegría en el andar, en la caras de algunas fuentealameñas se
refleja que están pensando en el día de trabajo en el campo que le espera el
día siguiente.
En cuanto a los vestidos y
zapatos de las madrileñas, a pesar de
que son de pocos años antes, parecen más modernos; la diferencia
principal está en los plisados y capas y la manga balón. Lo que sí hemos
observado son algunas simetrías fruto de la casualidad, así el primer vestido
por la derecha de la fotografía es blanco en ambas señoritas, el segundo es de
corte similar, el tercero las faldas son las únicas oscuras, la cuarta
madrileña y la quinta fuentealmeña el vestido es botonado y respecto a las últimas jóvenes ambas portan rebeca. Los tocados son muy
similares. En cuanto al espejo del alma no podemos hacer comparativas, pero más
vale lo bueno conocido, en este caso lo visto.
En la instantánea de las jóvenes madrileñas se
aprecia el ensamble y la armonía en el caminar. Las jóvenes fuentealmeñas, a
excepción de Justa, que enlaza su brazo con el de Antonia, se quieren mostrar
libres y presentarse de forma individual al fotógrafo. Quizás sea debido a la
irregularidad del empedrado, que el adoquinado perfecto de la Gran Vía de
Madrid hace el caminar garboso. En todo
caso hay una gran diferencia: la imagen de Madrid es robada y de espaldas,
mientras que la de Fuente Álamo es de frente y posando.
Mi agradecimiento a nuestras protagonistas: Victoria Gertrudis 1942, María
1941, Dolores 1938, Antonia 1935,
María 1937 y Justa 1936.
Mi
agradecimiento: Francesc Catalá-Roca. Carmen, Rosita, Pepita, Mimi y dos amigas que son las protagonistas madrileñas.