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Ejemplos de familias fuentealameñas numerosas |
Manuel Tuñón de Lara, en su obra
sobre la metodología a seguir para investigar y redactar después la historia
social, dice textualmente: “La
estadística en la historia vale mucho más como instrumento de interpretación y
demostración que como instrumento de precisión” (“Metodología de la historia social de España”, página 41, Siglo XXI
de España Editores, S.A, Madrid 1979). En la reflexión que presentamos, hemos partido de los
datos contenidos en los censos municipales como fuente principal, sin embargo no nos
permiten un análisis completo, pues cuando
estudiamos datos demográficos sobre las aldeas solo se restringen al número de
habitantes y poco más. Los demás datos estadísticos sobre las migraciones,
nacimientos o defunciones aparecen globalizados incluidos en el municipio al
que pertenecen, en este caso a Alcalá la Real. Por lo que habría que hacer un
estudio minucioso de censo a censo de cada aldea para ver caso a caso,
habitante por habitante, y así obtener el
saldo migratorio y el crecimiento vegetativo, lo cual sería una tarea
interminable. En este sentido nunca se sabrá estadísticamente la gente que pasó
desde Fuente Álamo a Alcalá la Real, porque simplemente era un cambio de
domicilio o emigró a otros lugares, a menos que se contabilice uno a uno. Por
lo que siguiendo al de D. Manuel Tuñón de Lara, en nuestro caso la estadística también
sería un instrumento de interpretación y
demostración, y no de precisión.
En base a los datos estudiados, que
han sido obtenidos de los censos del S.XX y los padrones de las dos primeras
décadas del S. XXI de la Aldea de Fuente Álamo, intentaremos interpretar las
causas que han provocado su despoblación y
si las soluciones que los expertos nos proponen se
pueden aplicar al caso concreto.
Los parámetros con los hemos trabajado han sido:
mundo rural/ población urbana; cambio de domicilio del campo al núcleo
urbano/emigración a otras zonas de España y del extranjero; emigración / asentamiento en la aldea.
Si se observan los dos gráficos
sobre la evolución de población alcalaína en el Siglo XX, uno sobre el núcleo urbano y el otro específico de la
aldea de Fuente Álamo, podemos ver a simple vista:
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Fuente: Elaboración propia. |
1º
Después de la Guerra Civil en ambos ámbitos territoriales, la población
fue aumentando hasta la década de los
años 50.
2º
Durante la década de los 50 se produce paralelamente un descenso de la
población, tanto en el núcleo urbano como en la aldea de Fuente Álamo.
3º En la década de los 60 en el
núcleo urbano se va a producir un repunte, observándose una tendencia alcista,
mientras que en la aldea de Fuente Álamo se produce una tendencia totalmente
contraria hacia abajo y en caída libre.
Interpretando de forma conjunta los
dos gráficos que representan los censos de cada década y partiendo de que
existe una diferencia real y proporcional de 1:10 puntos a favor del núcleo
urbano de Alcalá la Real, podemos ver la tendencia antes indicada mejor
definida:
1ª
En el censo de 1940 la proporción de 1:10 habitantes se mantiene.
2ª
En el censo de 1950 ya no hay proporción y se desequilibra a favor de
Fuente Álamo, aumentándose levemente la diferencia a más de 11 puntos y produciéndose un
mayor incremento en la población de la aldea.
3ª En el censo de 1960 se vuelve a equilibrar la proporción 1:10 a favor del núcleo de Alcalá la Real, pero
ambas poblaciones con tendencia a la baja.
4ª En el censo de 1970 se observa
que aumenta la diferencia más a favor
del núcleo urbano, y se va perdiendo en la misma progresión en la aldea de
Fuente Álamo y por lo tanto se desequilibra aún más los 10 puntos.
5ª En los censos de 1981 y 1991 la
tendencia diferencial aumentaría aún más, y la línea ascendente del casco
urbano cada vez se separaría más de la línea descendente de la aldea de Fuente
Álamo. Se observa una progresión divergente que para la
aldea de Fuente Álamo será en caída
libre hasta nuestros días, y después de nuestros días.
¿A qué pudo ser
debido? En principio parece sencillo dar
razonamientos desde la perspectiva de hoy si nos basamos en la lógica. Dar razonamientos científicos, demográficos y sobre otras
causas es más complicado.
Después de la Guerra Civil era
lógico el incremento vegetativo de población en ambos campos de estudio debido
al periodo de “paz” que se produjo en
todo el territorio nacional y a las circunstancias que ello entrañaba. El hecho de que en la década siguiente la tendencia al
aumento de población en Fuente Álamo fuera algo más pronunciada que en el
núcleo urbano de Alcalá la Real pudo ser debido entre otros factores al establecimiento
de la autarquía o economía
autosuficiente que suponía dependencia
casi absoluta del campo; pues era
el lugar donde se
encontraba para algo para comer aunque fuese poco, a diferencia de la
ciudad donde los alimentos eran escasos y los medios de vida deficientes. Esta situación atrajo a gente e hizo que muchos cortijos
fuentealameños fueran edificados y otros repoblados. Según datos obtenidos del
nomenclátor de población (INE) en 1930 hay 76 viviendas contabilizadas en
Fuente Álamo, a las que hay que sumar las 15 viviendas en el Balneario de
Ardales (en desuso), utilizado como viviendas particulares y sin que se pueda
contabilizar otros tantos diseminados, al
hacerse de forma global para todo el municipio de
Alcalá la Real. Una vez
acabada la Guerra Civil, ya en 1940, hay en Fuente Álamo un total 172 viviendas; en 1950 hay 40 viviendas
en la aldea y 149 viviendas diseminadas;
en 1960 hay 219 edificaciones destinadas a viviendas, y en 1970 se contabilizan 106 diseminadas y 83 viviendas en la
aldea destinadas a vivienda
familiar. En definitiva el campo fue
una fuente de inmigración y así lo recogimos en una
publicación en el blog sobre la historia de Fuente Álamo.
En
la década de los 50 (censo de 1960) lo que se produce es un nuevo equilibrio,
pues el centro urbano va absorbiendo poco a poco al campo, cuyos habitantes
buscan nuevas oportunidades con la puesta en marcha de Condepols (1955), en la
construcción con Vialca (1964), en la metalúrgica con la Coop. Metalúrgica San José
Artesano (1965), etc. Pero curiosamente ambas zonas pierden población debido a
la emigración (saldo migratorio) que se produce tanto hacia otras zonas
nacionales (País Vasco, Cataluña…) como al extranjero (Alemania
fundamentalmente), y que evidentemente registra
mayor proporción en el campo.
En la década de los 60 (censo de 1970) la
ciudad alcalaína sigue absorbiendo la población del campo fuentealameño en
mayor proporción, con la industria auxiliar de plásticos y los servicios,
buscando la mejora de los servicios primarios y la búsqueda de un porvenir. Al
mismo tiempo, en la aldea de Fuente
Álamo se produce un nuevo rebrote de la emigración hacia las costas
catalanas y andaluzas, que demandan mano de obra para los servicios de
hostelería dado el boom del turismo en
España.
En las décadas de los 70 y 80 la
tendencia diferencial continuó, y lo
sigue haciendo hasta nuestros días de manera lenta, aunque menos prolongada, ya que apenas quedan
habitantes en la Aldea y algunos de los habitantes que se han marchado al
núcleo urbano fueron sustituidos por los habitantes anglosajones que les
compraron sus casas. Sin embargo, si observamos otros gráficos comparativos, vemos que la población en su
conjunto de Alcalá la Real tuvo un pequeño repunte, y con altibajos se está
manteniendo hasta el día de hoy.
.…
A las conclusiones anteriores se
ha llegado siguiendo puros criterios lógicos, pero para hacer un estudio algo
más riguroso y, en un intento de dar una solución a la despoblación de la aldea
de Fuente Álamo, hemos seguido el “Informe sobre la despoblación en
Aragón, 2000-2016:
tendencias, datos y reflexiones para el diseño de políticas”, elaborado por Adrián Palacios
(Universidad de Zaragoza), Vicente Pinilla (Universidad de Zaragoza, Instituto
Agroalimentario de Aragón -IA2- y CEDDAR) Luis Antonio Sáez
(Universidad de Zaragoza y CEDDAR). El estudio se centra en analizar: qué es la
despoblación, sí es necesario combatirla y cuál es la cuestión relevante, que
creen que es el bienestar y las oportunidades. Vicente Pinilla y Fernando Collantes,
son también autores del libro ¿Lugares que
no importan? La despoblación de la España
rural desde 1900 hasta el presente. (Prensas de
la Universidad de Zaragoza), quienes piensan: “Las causas de la despoblación pueden sintetizarse en una intensa
demanda urbana de mano de obra, el carácter ahorrador de factor trabajo del
cambio agrario, y la existencia de una penalización rural en el acceso a
infraestructuras y servicios”.
Para comenzar nos preguntaremos si
se ha hecho o se está haciendo algo para evitar el despoblamiento de Fuente
Álamo. Pensamos
sinceramente (y los datos estadísticos lo corroboran) que no se ha hecho nada. Aún
más, creemos que esa inacción es o ha sido consciente durante mucho tiempo y
las políticas tanto nacionales, autonómicas y locales han contribuido a ello en
cuanto no se ha actuado, a pesar de que los estudiosos antes aludidos piensan
que no ha habido un plan determinado para vaciar el mundo rural. Si bien es
cierto que últimamente se está hablando mucho, tanto a nivel local como
nacional, de la “España Vacilada”, en un
intento de aumentar la consciencia personal y la conciencia social en torno a
ello, no viene acompañada paralelamente de
dotación en los presupuestos. En el caso del Ayuntamiento de Alcalá la Real se
ha creado expresamente una Concejalía de Aldeas, que en su primer proyecto de
presupuestos para 2020 anuncia un “aporte extra en relación a presupuestos
anteriores para las aldeas”; pero eso no es
suficiente puesto que el presupuesto debe proceder de otros niveles superiores: provinciales, autonómicos o nacionales.
Habrá diferencias por tanto, entre lo dicho y lo que se conseguirá, pues
no existe un plan específico elaborado por los expertos en distintas
disciplinas, dotado presupuestariamente, para paliar la despoblación, y se
seguirá constatando que en la práctica apenas se verán resultados al final de
cada legislatura, continuando el descenso de habitantes en las aldeas más
pequeñas como Fuente Álamo. Teóricamente de presupuesto se ha dotado sacado de
la poca capacidad que tienen las arcas municipales, con el “bacheado” de las calles de las
aldeas, utilizando como símil, con lo que se ha parcheado, y se ha ejecutado en otras aldeas mayores o
para otros servicios, festejos pero sin una concreción del presupuesto, pues no
se ha hecho una verdadera política preventiva, documentada con estudios, cuyo
fin último sería el evitar la despoblación que están sufriendo las aldeas. En
el caso de Fuente Álamo hay actualmente aproximadamente unas 100 casas y unos
10 cortijos habitables, de las que un 25% están sin habitar o ocupadas muy
ocasionalmente. El coste para asfaltar una vía pública, el gasto para alumbrado
público, por poner algunos ejemplos, es el mismo con independencia del número
de casas habitadas. Creemos que inconscientemente se pensó en alguna época que
lo mejor era recortar el presupuesto pues no había gente para aprovecharse de
los servicios, y la poca gente que iba quedando poco a poco ya se marcharía al
casco urbano en busca de mejores servicios, y así se abaratarían aún más los
gastos, en vez de mantener el presupuesto y prestar los mismos servicios y para
que sean aprovechados por el máximo de usuarios, y así evitar que se fueran
marchando en cascada. Si bien no se ha
fomentado la despoblación de forma abierta por las administraciones, tampoco se
han adoptado medidas para evitarlo. Cuando ya se había marchado gran parte de
la población fuentealameña al núcleo urbano se construye en 2008 un nuevo
trazado de carretera para comunicar Fuente Álamo con el centro urbano, ahora
ya, entre otras prestaciones, para que todos los que se habían marchado puedan
venir a cuidar sus posesiones.
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Familia Aguilera Cano: la emigración les llevó a Navarra, Madrid, Barcelona... |
Aunque sabido es que el abandono de los
núcleos rurales fue debido a cuestiones de mayor peso:
1º) La progresiva mecanización de
las explotaciones agrarias.
2º) La creciente hegemonía de dos sectores económicos importantes como son el industrial y el sector servicios, con respecto a la agricultura.
3º) La baja rentabilidad económica del sector primario.
Es cierto que las decisiones personales que buscan un bienestar, oportunidades y mejores
servicios públicos no pueden serles reprochadas a quienes las buscan, si bien
en los últimos tiempos se ha renunciado al bienestar en favor de la
especulación con la vivienda o una revalorización en el mercado inmobiliario
aprovechando el “boom” económico que se vivió en
España y que tuvo también un reflejo demográfico
en las áreas rurales despobladas como Fuente
Álamo. Pero también es cierto que los poderes
públicos pudieron hacer algo más, dotando de iguales servicios públicos (aunque
sería difícil pensar de iguales oportunidades)
a los núcleos rurales y dejaron que el mercado libre jugara con la ley
de la oferta y la demanda, sin intervenir a favor de las zonas más
desfavorecidas. La prueba de que fue pura especulación son las aproximadamente 25 de casas compradas por
británicos, de las que solo 10 de ellas están habitadas de manera continuada.
Pero con todo esto, otra pregunta
que se hacen estos estudiosos del tema es si es necesario combatir la despoblación. Ellos llegan a la conclusión de que la respuesta predominante es
que sí, aunque dicen que son poco los que justifican la respuesta. Ven claro
que la pérdida de población supone un declive, argumentando que “restringe el acceso a los mercados, limita
la entrada en las mejores aplicaciones tecnológicas, …reduciendo las oportunidades de empleo y conduciendo a largo
plazo a la emigración de los jóvenes, cualificados y/o población educada”.
En el caso de Fuente Álamo quizás no tenga mucho sentido esta argumentación al
no ser un municipio con autonomía que pueda gestionar sus recursos. Lo que sí
se ha producido es la pérdida de personas bien formadas culturalmente, pues
todos los que realizaron estudios superiores tuvieron que buscar en otras zonas
un lugar donde realizar su actividad. Por ello, a pesar de todas las consecuencias
negativas que supone la despoblación,
piensan que: “la
emigración, y con ella la
pérdida de población y el
abandono de aldeas y
pueblos, sería
una respuesta espontánea
y eficiente al
desajuste entre recursos, oportunidades de negocio y
productividad marginal de los factores entre diferentes ubicaciones, y
contribuye al crecimiento global, así como a cerrar la brecha entre los
espacios menos y más desarrollados.” En este punto estamos de acuerdo, pues
en Fuente Álamo, salvo una panadería,
dos fábricas de aceite, dos o tres bares, cuatro albañiles, un fontanero
y un zapatero; la
única actividad posible en los años 50 del S.XX, que fue cuando se inició la
despoblación, era la agrícola. En los momentos actuales esto se acentúa
más, pues sólo queda una fábrica de aceite en
producción durante 3 meses, que emplea a 3
personas y que está avocada a su desaparición. Por eso no quedaba otra
alternativa que emigrar para compensar y así los que se quedaban pudieran
repartirse mejor los jornales del campo al no haber para todos. También, la
salida de otros vecinos ha supuesto que los que han permanecido pudieran
adquirir propiedades agrícolas que fueron dejando los que se marcharon y
prosperar en el mundo rural. Los
emigrantes con los ingresos que mandaban a los familiares mantenían un cierto
equilibrio entre la zona rural de Fuente Álamo y las zonas ricas de España
donde estaban trabajando, incluso con el núcleo de Alcalá la Real. Aunque esa respuesta sea espontánea a un desajuste, pienso que ello no impide que los poderes
públicos tuvieran la obligación de intervenir para evitar que se produjese el efecto de la despoblación: el declive, dando más
oportunidades a la población rural y así compensar la brecha entre la aldea y
el núcleo de Alcalá la Real u otras zonas más pobladas. Con todo ello los
estudiosos aludidos dicen que “… hay
incluso investigaciones que evidencian efectos positivos de la despoblación, un
“dividendo” derivado de ella: la descongestión de las infraestructuras, las
ganancias medioambientales,…”. En la aldea de Fuente Álamo estos efectos
positivos serían inapreciables, pues no hay problemas con el colapso de las
infraestructuras, y el daño medioambiental apenas sería significativo. Es cierto que se prefiere la tranquilidad, pero ello no
siempre produce un efecto deseado, pues puede derivar en la soledad de las personas mayores. Por eso se plantean
incluso la necesidad o no de combatir la despoblación, en la medida que no
se puede exigir a nadie permanecer en un territorio si no quiere integrarse en
el mismo, o el bienestar, las oportunidades, las limitaciones que le supone
ello, no le compensan para alcanzar la felicidad que le aporta el arraigo. En
todo caso en el trabajo que hemos tenido de guía se llega a la conclusión de
que para combatir la despoblación es necesario un compromiso cívico personal y
su análisis y puesta en práctica debe hacerse desde la escala local: “La despoblación es un fenómeno
esencialmente local, un bien público en los pueblos, a cuya escala ha de ajustarse la acción
política y dotar a su comunidad del protagonismo”. Para ello proponen
que se dé un giro radical y “apreciar
estos territorios con todo el valor que tienen, hacerlos unos lugares
atractivos para vivir, trabajar, relacionarse, porque se pueden convertir en
una tierra de oportunidades si se suma talento, compromiso e ilusión en su
horizonte”. No se puede estar más acuerdo con la solución que proponen y
por tanto deberá ser la población vinculada a Fuente Álamo la que emita el
juicio más decisivo acerca de cómo combatir la despoblación, incluso si procede
o no; para ello deberán estar bien informados
y asesorados, pero siempre como
protagonistas y responsables
de su
propio destino, formando comunidad: “No
se puede exigir a nadie permanecer en un territorio y no se puede regenerar
éste sin ellas”. Aquí tendría un papel muy importante la aportación de la
Asociación de Vecinos y la pedanía. Tenemos testimonios que corroboran que
además de salir de la aldea por motivos económicos o buscando mejores
oportunidades, lo hicieron porque no estaban integrados en la comunidad, sobre
todo después de la Guerra Civil y durante la Posguerra de los años 40 y 50.
A algunos de ellos se le escucharon palabras o
renuncios a volver jamás, con expresiones como: “si vuelvo, lo hago con una escopeta…” porque quizás no fueron bien tratados. Sin embargo otros
se vieron obligados a marcharse en busca de un porvenir, con la añoranza de
poder volver algún día, que no fue posible, se
les escuchaba decir desde la distancia: “qué
bien se vive ahí!, pero mi vida la tengo hecha aquí”. También, en tiempos
relativamente recientes, ha habido algunos
casos tanto de nativos como británicos que han abandonado la aldea por tan solo
motivos especulativos con la vivienda, sin importarle mucho el formar parte de
la comunidad. Unos volvieron e hicieron otras viviendas y otros se marcharon
con el dinero de la venta de la vivienda en busca de más servicios, pero creo
sinceramente que con peor calidad de vida y sin hacer comunidad.
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Fuente: Elaboración propia. |
La
cuestión relevante
para estos expertos es que hay otras razones que no son estrictamente
demográficas (mercados laborales, al Estado de bienestar, la existencia de un
ecosistema emprendedor, el acceso a una vivienda o la tolerancia social, entre
otras muchas) a la hora de decidir sobre el asentamiento en un lugar o
permanecer en él e incluso el número de hijos a tener.
¿Por qué las personas
desean vivir o no en un determinado lugar, como Fuente Álamo? Coincido con los
expertos que lo primero es el bienestar, y que en el momento en que se deja de
experimentar o se encuentra otro lugar que te da más oportunidades y tus expectativas
se cumplen mejor, lo abandonas para mejorar.
Partiendo de la base del
envejecimiento natural de la población y que apenas existen personas con
capacidad reproductora en Fuente Álamo
(lo que impide regenerar la población llevándola a la
desaparición), estoy de acuerdo con las
conclusiones de los estudiosos en que no consiste en captar a nuevos residentes
a toda costa y así paliar el fracaso del decrecimiento vegetativo
(envejecimiento y desnatalización). Aquí es donde han jugado su papel los
repobladores anglosajones y unos cuantos nacionales en los últimos tiempos;
porque de lo contrario, sin esa veintena o algo más de viviendas adquiridas,
pese a que poco más de una decena estén habitadas, lo mismo no estaríamos hablando del problema. Lo que se ha hecho ha sido aplazarlo unas cuantas décadas,
sin que a corto plazo haya posibilidades de evitar la despoblación. Por
otra parte, apenas unos cuantos han llegado a
formar parte de la comunidad, pues ni siquiera han
logrado aprender el castellano, ya no digo las acepciones del lenguaje propias
fuentealameñas. Casi todos
son personas mayores y con problemas de salud, que dentro de unas décadas
venderán sus casas o las heredarán sus hijos, pero sin integrar y sin regenerar
la población. Aún así hay que tener en cuenta que el asentamiento anglosajón a principio del siglo XXI, no produjo un
aumento de la población en Fuente Álamo, porque la vivienda que poseían los
fuentealameños era cambiada por otra en Alcalá la Real.
En conclusión y volviendo a D. Manuel
Tuñón de Lara, la estadística me ha servido para interpretar y demostrar, más
que como un método de precisión. Pero quizás me ha llevado a ver la
despoblación como una mera cuestión estadística. Me he centramos en cómo
recuperar el censo que tenía Fuente Álamo en 1950 de 1145 habitantes, pero no
he pensado si toda aquella gente que habitaba, tanto los cortijos como el
núcleo de la aldea, vivía en condiciones al menos dignas, tampoco he pensado
detenidamente en que su salida pudo ser obligatoria por la circunstancias en
que vivían o también voluntaria de cara a
abrirse camino en la vida y prosperar. En definitiva,
no he reflexionado suficientemente, si es necesario incluso, combatir la
despoblación. Por lo que siguiendo a los autores del renombrado trabajo, quizás
en este intento de luchar con el despoblamiento de mi aldea lo que me ha
ocurrido es que: “las personas que dejan
el lugar en que han crecido experimentan un sentimiento de contradicción por no
poder encajar su proyecto profesional dentro de las que hasta entonces han sido
sus referencias vitales y afectivas básicas. Normalmente, si el tamaño de su
pueblo es reducido, sus probabilidades de compatibilizarlas serán menores. La
nostalgia que sienten tras su partida les hace pensar que cualquier tiempo
pasado fue mejor, sentimiento distorsionante donde los haya por más que su
lirismo nos complazca.”
Mi agradecimiento a D. Santiago de Córdoba Ortega por su siempre disposición y colaboración.
“Sin hacer
un estudio profundo sobre las causas que produjeron aquel aumento demográfico,
pienso, que una vez salvado el llamado y mal recordado año de hambre (1945), se
reactivó la producción agraria, lo que produjo la entrada en funcionamiento de
tres panaderías a plena actividad: la de Faustino y sus dos hijos Rafael y
Antonio, la de Valeriano Muñoz Ramírez, y la de
Valerio Osuna Medina; y dos molinos aceiteros: el de D. Francisco
Serrano y el de Pedro González - Antonio Ramírez.
Ese incremento poblacional se debió
también a que durante esta década de los 40 regresaron los supervivientes de la Guerra, los presos republicanos
(incluido el alcalde pedáneo que volvió
del destierro) y los exiliados en 1936 del bando nacional. Todo ello produjo la
activación del proceso reproductivo, de hecho, es fácil comprobar cómo familias
que durante cuatro años habían paralizado la natalidad por motivos obvios, la
reanudan con nuevos hijos en esta década de los cuarenta. Pero también hemos
comprobado la presencia de muchas
familias, llegadas quizás temporalmente en busca del trabajo que ofrecían los
campos fuentealameños, y que no consolidarían su asiento en la década
posterior. Así, a título de ejemplo tenemos los cabezas de familia como
Valeriano Vico Zamora, Ramón Ruiz López, Eduardo Rey Aguilera, Rafael Rodríguez
Aguilera, José Pérez Armenteros, Pablo López García, Valeriano García Muñoz,
Casimiro García Pérez, Francisco Cantero Guardia, Antonio García García, José
González Pérez, Manuel Pérez Bermúdez, Antonio Expósito López, José Cano
Fuentes, Juliana Cano Fuentes, José Cano
Nieto… Son nombres que no los encontramos inscritos en Fuente Álamo en la
década anterior ni posterior. Hasta algunos señoritos fijaron su residencia en
sus cortijos de Fuente Álamo, como D. Francisco Sánchez-Cañete y su esposa Dª
Julia Sánchez Salazar con sus hijos Vicente, Francisco, Mercedes, Julia, Josefa
y otra hija más. También llegaron familias de otras profesiones como el
carpintero Antonio Atienza Moya y su esposa Dominga González Serrano con su
hija Francisca, llegados desde La Rábita. Por lo aquí visto, no siempre
los fuentealameños fuimos emigrantes,
también fuimos receptores. Llegaron obreros del campo desde el término de
Almedinilla, Montefrío e incluso de Valenzuela (Córdoba) como Luis Gomarín
Ucles, al casarse con la fuentealameña Ana Pérez, que se establecieron en la
Dehesilla.
Todos los cortijos estaban
superpoblados: Los Floríos, Las Pozuelas, El Salao con la familia Arenas Pérez
y la familia Expósito Nieto. En zonas amplias como La Colonia, La Dehesa o El
Peñón no había ni un solo cortijo por habitar.”