domingo, 15 de marzo de 2020

CEFERINO AGUILERA PEREZ, “CARRILANO”. BOTA VINO, MALETA Y CAMINIO. TRAS LAS RIENDAS DEL PORVENIR

     
  Político por naturaleza o al menos bastante interesado por la política, con la que llegó incluso a coquetear yendo como suplente en las listas de las primeras elecciones locales al Ayuntamiento de Alcalá la Real en 1979. Bromista, de carcajada fácil y a golpes. Predispuesto a gastar bromas y aceptarlas de buen gusto, por lo que para concertar esta entrevista le puse a prueba haciéndome pasar por un comercial de telefonía, que le ofrecía 6 líneas móviles por tan solo 10,00 euros. Al preguntar de qué compañía era, le dije que era de Vodorange Móvil, respondiendo que no la conocía y que así de buena sería, al ser tan barata. No pude continuar a causa de un ataque de risa y me delaté. Cuando está serio o en estado pensativo suele poner un ojo “cerraíllo” y cabeza “ladeaílla”. También es algo despistadillo y tranquilo, pero cuando empieza a hablar es difícil interrumpirle, entre otras cosas por la coherencia de la argumentación y la continuidad en el relato, recurriendo a menudo a la expresión: “Yo te digo una cosa…”, a la vez que mantiene alzado el dedo índice de la mano derecha.  
            Me ha costado convencerle para hacer esta publicación, al final lo hemos conseguido con el simple pretexto de que me contase cosas e historias por él vividas o de las que tuviera conocimiento, fundamentándoselo en que era para enriquecer la historia de Fuente Álamo, para lo cual en seguida accedió. Con esa mente repleta de recuerdos, todo fue muy fácil, así que me fue contando la historia de la Cooperativa Agrícola de Fuente Álamo casi desde su creación, del Molino de aceite de Don Paco, historias de otros vecinos del pueblo, de la mili y de su quinta, de canciones y coplillas que recordaba de antes y que incluso se atrevió a tarareármelas, y otros detalles que aquí recogemos. También viajamos ambos a la emigración de finales de los años ochenta y recordamos aquel viaje en tren desde Calella a Pineda de Mar que la premura nos obligó a intentar viajar gratis y que tuvimos que pagar doble, tal y como nos exhortó el revisor, mientras que a Antonio Expósito “Nenillo”, que nos acompañaba, debido a un sueño instantáneo “se quedó dormido” en tan corto trayecto y le salió gratis. Nos reímos y pensamos que la culpa de aquello fue el  que ya no nos quedaban más vagones para retroceder.
Nació la primera candelaria en paz después de la Guerra fratricida, aunque fue “apuntado” el día 7 de febrero de 1940, fruto del matrimonio formado por Juan y Asunción. Es el tercero de los 8 hermanos que sobrevivieron, ya que a dos la natalidad infantil se los llevó (Paulino y María del Carmen). Si hacemos un cálculo y retrocedemos al periodo de gestación, fue concebido coincidiendo con el final de la Guerra Civil, una vez que su padre regresó del frente del Levante, por lo que se hizo verdadero el dicho: “El reposo del guerrero”.
            Durante su infancia y juventud vivió en unas cinco o seis casas o cortijos de Fuente Álamo. Vino al mundo en la llamada “Casa Natalia”, pero a los  2 ó 3 años se marchó con su familia a una casa de los Callejones propiedad de Pedro González “Cañuelos”. Recuerda que estando en aquella casa, Rafael Fuentes “Refe”, en una especie de broma, portaba un trabuco y pegó un tiro por la chimenea arriba, y aquello le impactó y le quedó grabado para siempre. Piensa que quizás pudo ser para probar el arma o para deshollinar.  Su padre trabajaba por aquel tiempo con Faustino Fuentes, mientras que él cuidaba cochinos de Manolillo Fuentes, que en alguna ocasión las ganas de juego podían más que la diligencia de su cuidado y los dejaba encerrados en un estanque del Silillo, para disfrutar como si fuera un niño de verdad. Desde allí se fueron a vivir al Cortijo de las Pozuelas, a una casa de  Manolillo de las Mimbres. Vivían a lo que se llamaba “a puerta abierta”, que después nos explicará en qué consistía. Cuando tenía unos 6 años su padre compró a la apodada “Churrimpla” una casa en las Escalerillas, que actualmente es de los hijos de Luisillo Cano. Recuerda que por  entonces sacaron de la zona gran cantidad de piedra tosca con mulos cargados con pedreras para hacer una ampliación de bodegas de aceite de Don Paco Serrano.  De pronto se acuerda de una coplilla que le sacaron a aquella mujer de la vida:
  A Eugenio le gusta el juego,
 que chiflerree y eche chispas,
 aparcería con su suegro
 en el culo de la Churrimpla.
Solo tuvo como maestro a D. Manuel López. Recuerda que estuvo en la escuela provisional que se habilitó en la Casa de Alba mientras se construía la nueva escuela que entró en funcionamiento en el curso de 1949. Aprendió a leer en el libro “Guía del Artesano”, que era de su padre y que contenía la letra al estilo manuscrito, con una buena letra caligráfica, incluía redacción de  cartas. También le enseñó lo básico Matías Bailón “El Correo”, que hacía de maestro “garrotero” y de quien recuerda la excelente caligrafía que tenía.
Hizo la Primera Comunión con ceremonia estrictamente religiosa. Recuerda que por aquel entonces el cura venía en un mulo desde San José de la Rábita a reata de un niño de las familias más influyentes de Fuente Álamo.
La casa de la Escalerillas la vendió su padre y cuando tenía unos  8 ó 9 años se fueron a vivir al Cortijo de Ardales. Labraban en aquel cortijo una viña propiedad de Francisco Sánchez-Cañete, en la Loma Frailes, y allí también “vivían de puertas abiertas”, pues tenían a su disposición los duraznos, las almendras, las uvas… aquellos productos del campo le quitaron a la familia mucha hambre. Esta era tan feroz que, cuando finalizaba la temporada de las hortalizas en el huerto de Baldomero de Córdoba, quedaban los últimos pimientos “resabiados”, y un día, tanto su primo Paco Jiménez como él, los devoraron crudos, produciendo tal reacción a su primo que hizo que echara por la boca una saliva espumosa, que le dio de pensar que había reventado.
Pronto se hizo hombre y formó parte con tan solo 12 ó 14 años de una buena cuadrilla de labradores de algodón en el Cortijo del Zurraque (Valenzuela), donde él era el niño encargado de llevar el agua a los trabajadores y cualquier mandado que se le encargase, es decir, lo que se llamaba el “chichanguero”. Me contó la anécdota de que alguien de la cuadrilla de segadores, posiblemente Manuel “Remigio” echó en el guiso de la sartén unos cuantos cigarrones para ver si producía asco en los comensales y así retiraban la cuchara, al tiempo de comprobar si los escrúpulos de los segadores podían más que el hambre. A Mateo Pérez “Cigarrica” le daba asco, y no soportaba aquellos insectos en el guisado, a pesar de la afinidad con su apodo (Este comentario es mío personal, en base a la confianza que tengo con quien fuera mi tío Mateo), pero los demás los apartaban para introducir la cuchara y seguir comiendo.  El hambre no entendía de bichitos
Pese a que reconoce que por entonces no era buen segador, tan solo tenía 17 años, marchó una temporada a la Campiña, estuvo en Villargordo y en Torrequebradilla. Recuerda que iban andando desde Alcaudete, llegaron cerca del Guadalquivir y durmiendo debajo de unos olivos.  Era una cuadrilla formada por  Luis “Sacristán”, donde iba Juanele (su padre), Marce “El Mixto”; Emilio Malagón “Tortolo” y su hermano, Pedro Malagón “Pere”;  Antonio Aguilera “Remigio” y su hijo Manuel “El Rubio” y alguno otro más.
Su amigo Carlos Aguilera “Florío” le propuso para trabajar en Madrid a la fábrica Barreiros, pero no pudo irse porque enfermó. Dicho acontecimiento le pudo cambiar la vida y piensa que hoy podría estar como Carlos, viviendo en Madrid, pero no se arrepiente y cree que acertó al quedarse.
Antes de medirse e incorporarse al ejército con unos 19 años se fue a trabajar a la provincia de Burgos a la recolección de la patata de siembra, clasificaba en la mata. El almacén estaba en Bercedo. También estuvo en Espinosa de los Monteros, donde trabajó con sus primos, los hermanos Custodio, Antonio, Manolo y Paco Jiménez, Mingui “Rayo”, Manuel “Arévalillo”… Allí le pusieron el apodo de “Carrilano”, pues había buena combinación de trenes de vía estrecha “La Robla” que le conducía hasta Valmaseda, donde vivía su hermana Urbana, así que sus compañeros de trabajo, entre ellos “Arevalillo” y “Añillos”, comenzaron a decirle que siempre estaba “carrileando” y de ahí el apodo.
Le viene al recuerdo la  canción “Carrilear”, la cantaba en los bares con Rafalillo Moreno “Perote”:

“Si vamos al carrileo, turululuululu,

esto sí que son fideos, turulurulu,

echadnos unos cuantos,

lo que hemos ganado
en la Renfe se ha quedado,
tururlu, que turululu, que turulu.
 Cuatro patatas, cuatro monchetas
las mañicas no tienen tetas.
Turululu, turululu…
Cuatro patatas, cuatro coles
tira el obrero, tira conforme,
Turululu, turululu…”
Se midió en 1961 y se incorporó al ejército en marzo de 1962. Sus quintos formaron la fiesta en el Cortijo del Encinar de las Caserías. Estuvo en total 16 meses. El campamento lo hizo en El Goloso y la mili en la División Acorazada Brunete n.º 1, en Leganés, en el  Regimiento de Infantería Motorizado Saboya n.º  6. Fue auxiliar de reclutas alcanzando el grado de cabo instructor.  Recuerda que estaban los llamados “Carrier”, que eran carros de combate con ametralladoras. De su quinta eran: Mateo Pérez Bolivar “Cigarrica”; José “Pasadas” Montañés; Custodio Pérez Aguilera “Torres”; Francisco Moreno Martos “Perote”; Francisco Jiménez Pérez “Remendao”; Julio Aguayo Pérez “Sinforiano”, Eusebio Fuentes Vera; Genaro Zamora Jiménez “De Blas”, que hizo la mili en el Ministerio del Ejército en Cibeles, y José Aguilera Pérez “Albarizas”, quien no fue a la mili por problema con la vista. Fueron bautizados como la “Quinta de Franco”, por haber tenido la “suerte” de nacer durante el primer año plenamente dictatorial. Tres de esta quinta luego fueron guardias civiles.
Después de volver de la mili trabajó en Burgos, Santander, Bilbao, en el acondicionamiento del Puerto del Escudo con la empresa “Panera y Hnos.”. Como nos dice: “eran tiempos de bota de vino y pa lante”, pues aún estaba mozuelo. Antonio Arenas “Porrúo” y el “Ciri” con sus furgonetas les llevaron en varias ocasiones a trabajar al Norte. En 1968, ya casado, se fue a trabajar en la reforestación de pinos que el Estado estaba haciendo en la provincia de Burgos.
Se casó el 5 de abril de 1967 en San José de la Rábita con Carmen Ochoa Canalejo, con la que tuvo tres hijos. El banquete fue en el Salón Peñalver “El Trompero”. Se instalaron de alquiler pero sin pago en el Cortijillo del Praíllo, solo por el mantenimiento y el cuidado de los árboles frutales. Desde el salón de bodas se fueron directamente al Praíllo, pero no pudieron tener una noche de bodas tranquila pues los “nenes” se dedicaron durante el día a hacer con una barrena un agujero en la ventana del dormitorio que daba a la parte trasera del cortijo. Cree que no consiguieron su objetivo, pues al acostarse sintió ruido, y al asomarse por la ventana salieron corriendo. Al día siguiente les comentó la experiencia a sus vecinos Pepe Pérez y a Mercedes, otra pareja de recién casados que vivían en el cortijo contiguo al suyo. Fueron a comprobar si en la ventana de sus vecinos había algún agujero, comprobando que había uno, más grande todavía. Prepararon una trampa para el día siguiente, encendieron la luz como si se acostasen y se fueron por detrás para pillarlos in fragranti, pero no cayeron en la trampa.
Recién casado en el año 1968 se fueron él y su esposa Carmen un año y medio a trabajar a Valmaseda, pero no le gustaba la construcción y regresaron. También tuvo que experimentar la emigración destino Alemania entre 1969 y 1973, al principio trabajo en una empresa situada en Oberbruch y después en la fábrica de grifería Gröhe, que la empresa tenía en Iserlohn.
 Reconoce que nunca le gustó dejar su tierra y marcharse definitivamente, pero  la maleta la tuvo preparada siempre y haciendo honor a su apodo siguió “carrileando” y en los periodos de verano siguió nuevos rumbos hacia las costas castellonenses y catalanas (allí coincidimos en el año 1988), hasta que le llegó la jubilación de la cual está disfrutando actualmente.
Entró en la Cooperativa agrícola de Fuente Álamo en el año 1964-65, como cagarrache y salió en la temporada de 1987-88, ya como maestro molino. Fue presidente de la Cooperativa entre los años 1992-98, aunque no terminó el segundo mandato. Recuerda que al principio de la fundación de la sociedad, a principios de los años sesenta, entraba la aceituna procedente de la Cornicabra, Ayozo, Albarizas, Narciso “Cornicabra”, el Cortijo Pineda... Se daban 12 horas de molienda, de luz a luz, se entraba a las 6 de la mañana hasta las 6 de la tarde. Después hubo hasta tres relevos de 8 horas. Estando Benito Fuentes como presidente, metieron dos o tres cagarraches la sociedad en el sindicato, pero al final llegaron a un acuerdo y le pagaron un poco más, era lo que se llamaba sacar las bases.
Con el reparto de las tierras del Cortijo de Clavijo por parte del Ayuntamiento de Alcalá la Real en 1979 fue uno de los 21 aparceros agraciados y, por partida doble, pues en otro reparto de una parcela entregada, el sorteo de nuevo le fue favorable. Esas parcelas, junto a otras pequeñas que con mucho sacrificio pudo adquirir, han sido básicamente el sustento de la familia.
También trabajó en los destajos de aceitunas de Fuente Álamo: recuerda que aquellos primeros años no pagaban lo reglamentario e incluso no decían precios del jornal hasta el último día. También se acuerda de que Matías (mi abuelo)  sacaba unas coplillas cuando estaban trabajando con “Sánchez” en la campaña de aceitunas y las mujeres le pedían al señorito el arremate con baile “echándole el pañuelo”.
Hace unas décadas decidió vender  la casa que poseía en Fuente Álamo a una familia inglesa y se marchó a vivir a Alcalá la Real, donde disfruta de su merecida jubilación.

2 comentarios:

  1. En una próxima publicación sobre la historia política y sindical de los socialistas en la provincia de Jaén (1939-1979, recojo una microbiografía de José Marañón Barrio, que en abril de 1979 fue primer alcalde democrático de Alcalá la Real.

    He leído detenidamente los recuerdos de Ceferino Aguilera, a quien le saludo cordialmente.

    En el relato se habla sobre la naturaleza política de Ceferino “con la que llegó incluso a coquetear yendo como suplente en las listas de las primeras elecciones locales al Ayuntamiento”. No fue de suplente, sino que ocupó el puesto trece de la candidatura socialista en las municipales de abril de 1979.

    En estas primeras elecciones democráticas en los municipios, en Alcalá la Real José Marañón encabezó la candidatura del PSOE. La candidatura socialista consiguió mayoría simple: el 43,44% de los votos y 10 concejales de los 21 a elegir.

    Este primer gobierno municipal de la democracia fue presidido por Gregorio Marañón, acompañado por nueve concejales socialistas:

    • Casiano Castillo Flores (también concejal en los comicios municipales de 1987, 1991 y 1995),
    • Francisco Martín Rosales (en las elecciones de 1987 y 1991 elegido de nuevo concejal, asumiendo el relevo de la alcaldía en 1993 hasta 1995),
    • Felipe López García (alcalde en 1987 y en 1991 hasta 1993, también elegido Diputado al Congreso y en las elecciones municipales de 1995, Presidente de la Diputación Provincial de Jaén, etc.);
    • Urbano Pérez Fuentes,
    • Daniel Ocón Lucena,
    • Pedro Pareja Anguita,
    • Julián Cortés Esteo,
    • Esteban López Fuentes (siguió de concejal en las elecciones de 1983)
    • Juan Burgos Sánchez (en 1991 otra vez concejal).

    En la siguiente legislatura, 1983, el PSOE consiguió mayoría absoluta: 61,79% de los votos y 13 concejales de los 21 a elegir. Si Ceferino hubiera continuado en esta legislatura, ocupando el mismo puesto en la candidatura que en 1979, habría sido elegido concejal.

    Supongo que esta breve reseña hará recordar a Ceferino aquellos tiempos y compañeros de Partido.

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    1. Santiago, de nuevo gracias por tu aportación documentada. Estaremos pendientes sobre tu próxima publicación sobre la historia política y sindical de los socialistas en la provincial de Jaén. Trasladaré personalmente a Ceferino tus saludos. Es verdad que Ceferino no fue como suplente en las listas socialistas, sino que iba en el nº 13, lo que corregiré y como bien dices, no llegó a obtener el acta de concejal. Si lo hizo otro fuentealameño al que dediqué una entrada en este blog que fue Pedro Pareja Anguita, si bien no repitió en la siguientes : https://historiadefuentealamo-jaen.blogspot.com/2017/08/pedro-pareja-anguita-periquin-unico.html
      Los que nombras han sido ilustres defensores de lo público, entre ellos nuestro amigo común Francisco Martín.
      Un abrazo

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