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Manopla de madera para segar |
UN DIA DE SIEMBRA
Preparado el terreno con la quema del rastrojo a finales de agosto, el cual había servido para el carear mulos, que eran trabados para evitar su huída, piara de cabras y pavos y en algunos casos para improvisar campos de fútbol, como en el Terrero, con la llegada de las primeras lluvias del otoño y la tierra en buenas condiciones, comenzaba el día con el aparejado de los mulos, colocación de serones, carga del arado, rabero con sus lavijas, abono, grano y capacha de esparto, que contenía una hortera repleta de torreznos y demás pringues, acompañada de una bota de vino. Continuaba con la tarea de uncir la yunta con el ubio y sus costillas, habiéndoles colocado previamente a cada mulo los anterrollos y demás mecanismos de enganche. Lo normal es que esta tarea se hiciese ya en la besana.
Después de la descarga de los aperos y la colocación de la capacha y la bota de vino, a la sombra y fuera del alcance del perro, se iniciaba el surcado, abriendo la besana con un arado de doble reja, arrastrado por la yunta formada por la mula “Española” y el mulo “Chato”, conducida detrás por un joven yun
tero fuentealameño y a veces, montando un niño que podía ser yo mismo, en el travesaño que une los dos
mandos del arado o cuando el niño estaba en la escuela se cargada una piedra
para hacer peso y hundir mejor el arado haciendo “buena labor”. El grano se
repartía por otro sembrador o sembradora fuentealameña, que caminaba por el
surco detrás de la yunta y repartía un puñado de cereales o un puñado de habas
a la vez que otro de abono súper, un puñado de mezcla de yeros o verza con
abono súper. Si se volvía la vista atrás, se podía ver como las “pajaritas de
la nieve” comían insectos y lombrices que levantaba el arado o los gorriones, los granos de trigo
que quedaban sin enterrar.
Preparado el terreno con la quema del rastrojo a finales de agosto, el cual había servido para el carear mulos, que eran trabados para evitar su huída, piara de cabras y pavos y en algunos casos para improvisar campos de fútbol, como en el Terrero, con la llegada de las primeras lluvias del otoño y la tierra en buenas condiciones, comenzaba el día con el aparejado de los mulos, colocación de serones, carga del arado, rabero con sus lavijas, abono, grano y capacha de esparto, que contenía una hortera repleta de torreznos y demás pringues, acompañada de una bota de vino. Continuaba con la tarea de uncir la yunta con el ubio y sus costillas, habiéndoles colocado previamente a cada mulo los anterrollos y demás mecanismos de enganche. Lo normal es que esta tarea se hiciese ya en la besana.
Después de la descarga de los aperos y la colocación de la capacha y la bota de vino, a la sombra y fuera del alcance del perro, se iniciaba el surcado, abriendo la besana con un arado de doble reja, arrastrado por la yunta formada por la mula “Española” y el mulo “Chato”, conducida detrás por un joven yun


UN DIA DE SIEGA

Dicen
que estando segando un padre y un hijo fuentealameños, y como era de mala
educación que el hijo ventoseara al lado del padre, pero no al contrario, pues
una vez que ventoseó de forma sonora el padre, el hijo aprovechó para hacerlo
de forma sorda, quedando extrañado el padre diciendo: “Redios, Redios, ni los
propios”
Cuentan que Dolores Aguilera apodada siempre con carriño “La Chata”, estando segando, se levantó y con las manos en jarras, preguntó a Blas Zamora, el manijero, “Blas, ¿crees qué terminaremos hoy?”, y estando los dos de pie frente a frente, el manijero le respondió “con las ganas que yo tengo y las tuyas, creo que no” o dicho de otra manera con el trabajo del manijero y el trabajo del segador con la rabadilla levantada no se acaba la faena.
Cuentan que Dolores Aguilera apodada siempre con carriño “La Chata”, estando segando, se levantó y con las manos en jarras, preguntó a Blas Zamora, el manijero, “Blas, ¿crees qué terminaremos hoy?”, y estando los dos de pie frente a frente, el manijero le respondió “con las ganas que yo tengo y las tuyas, creo que no” o dicho de otra manera con el trabajo del manijero y el trabajo del segador con la rabadilla levantada no se acaba la faena.
Dicen
que Antonio Aguilera, segaba con una pelliza, para tener más fresco
interior. Él, siempre lo negó y dijo que era otro.
UN DIA DE TRILLA

El cabestro para conducir a los mulos de reata o en la trilla nos gustaba tanto a los niños, hasta el punto de que uno que era tan pequeño que ni sabía pronunciarlo, decía: “Manolillo, déjame el calistro del mulo”, y como para los apodos los fuentealameños somos especiales, pues éste se lo ganó a pulso. ¿A qué sí, Antonio"?
De
vez en cuando con la bielga o el bielgo o con la horca se daba la vuelta a la
parva y se continuaba hasta separar totalmente el grano de la paja.
Posteriormente se juntaba la parva con una biga de madera que era arrastrada
por la yunta y se barría con el escobón de escobonera o escoba de cabezuelas (Mantilsaca
salmantica), para que tanto paja como grano quedaran amontonados.
Se cuenta que Manolito González cuando trillaba cantaba aquello de “A lo locoooo, a lo locoooo,…” pero sin entonación alguna.
Se cuenta que Manolito González cuando trillaba cantaba aquello de “A lo locoooo, a lo locoooo,…” pero sin entonación alguna.
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