Este pasado día 20 de julio de 2022 se aprobó por la Asamblea General la fusión por absorción de la Cooperativa Nuestra Sra. del Rosario de Fuente Álamo con la Cooperativa “Martínez Montañés” de Alcalá la Real. Fue por la mayoría cualificada de 49 votos a favor por 13 votos en contra, o lo que es lo mismo, por una diferencia a favor de 7 ó 8 votos, que bastaron para conseguir los 2/3 requeridos para su aprobación. Fueron convocados al acto 128 socios, votaron 62. El acuerdo también fue aprobado por la Asamblea General de la cooperativa alcalaína, pero al día siguiente
La constitución de la Cooperativa y
Caja Rural Ntra. Sra. del Rosario, como en un principio se denominó, supuso la
reordenación y agrupación de pequeños y medianos agricultores frente al
monopolio del molino de aceite que explotaba D. Francisco Serrano del Mármol
“Don Paco”, que circunstancias de la vida, fallecería el 16 de diciembre de
1959, justo al inicio de la recolección de la cosecha con la que comenzaría formalmente su puesta en
marcha y que por tanto no pudo ver el funcionamiento de la competencia.
El lugar que ocupó era la zona de lo que anteriormente se denominada “El Cortijo”, cerca de la fuente, donde había instalado un pequeño molino de aceite que se había construido en 1947 tras la compra a Dª María Luisa Díaz Molina: “Molino Cornicabras-Cañuelos”. Era un molino con su prensa, empiedro, vasijas y demás accesorios, dentro de una casa cubierta de teja formada de dos cuerpos, planta baja y piso alto, con 15 metros de fachada y 20 metros de fondo. En cuanto a la propiedad, una mitad indivisa era del matrimonio formado por Antonio Ramírez Sánchez “Cornicabras” y María del Carmen González Palomino, una cuarta parte indivisa de Pedro González Ruiz, “Cañuelos” y una veintiocho ava parte indivisa, cada uno, de Maria del Carmen, Patrocinio, Francisco, Pedro, Miguel, Manuel y José González Palomino, quienes vendieron tanto el molino como el inmueble para hacer la Cooperativa Ntra. Sra. del Rosario, participando como socios fundadores, por el precio total de un millón veinticinco mil pesetas, elevándose a escritura pública el 10 de diciembre de 1959.
Dirigió las obras de
reforma como albañil un tal Andrés de San José de la Rábita y Juanele Aguilera
estuvo trabajando como peón, mientras que Antonio Anguita con su motocarro
retiraba los escombros.
La actividad propiamente
dicha se iniciaría con la campaña 1958-59. Los socios fundadores fueron
inscribiéndose desde el día 3 de diciembre de 1958, siendo Brígido Ruiz Calvo
el primero en hacerlo, hasta un total de 53 socios, siendo Josefa Serrano
García, con 60 años de edad, fue el nº 53, y se inscribió el 20 de marzo de
1959, dos días antes de la celebración de la Asamblea de Constitución, causando
baja dos años después.
Los primeros cagarraches que molturaron fueron: Amador Pérez Bolivar, José Pérez Pérez, Custodio Jiménez Pérez, José Pasadas Montañez y Miguel La Rosa Rodríguez, como maestro de prensa. Había una única prensa con un pistón de 35 cm de diámetro y tres rulos pequeños movidos por poleas. A una de las poleas la llamaban la “loca”, la cual no llevaba transmisión y se utilizaba para parar y echar a andar los rulos. Con unos ganchos se iba ésta desviando y al no agarrar se salía y se paraban, y para andar igual se iba enganchando. Sólo había un motor eléctrico, la espiral y los rulos andaban a la vez.
Con posterioridad a la fecha
del acta de constitución y sobre todo durante el mes de diciembre de 1959, con
el inicio de la temporada de recolección 1959-60, se fueron agregando socios
hasta estabilizarse en más de un centenar, que serían los que molturarían sus
aceitunas el segundo año de su puesta en funcionamiento.
La
Asamblea de Constitución con el levantamiento de Acta de constitución se
celebró el 22 de marzo de 1959, después de una oración a su titular Nuestra
Señora del Rosario. Se abrió la sesión para dar cuenta del recibo del oficio,
que acompañaba un ejemplar de los Estatutos debidamente diligenciados por la
Delegación Provincial de Sindicatos de Jaén (Departamento de Cooperación),
constituyéndose la primera Junta Rectora y Consejo de Vigilancia, compuesta
por: Presidente: D. Brígido Ruiz
Calvo; Tesorero: D. Manuel López Martín; Secretario: D. Antonio Pérez Jiménez;
Vocales: D. Manuel Fuentes Moyano; D. José Pérez Lizana; D. Miguel González
Palomino; Consejo de Vigilancia, formado: Jefe:
D. Gregorio Aguilera Calvo; Consejo: D. Francisco Ibáñez Castillo; D.
Antonio Aguilera Montes; D. José Aguilera Vico; D. Daniel Aranda Villén; D.
José González Palomino; D. Benito Fuentes Moyano; D. Narciso Ramírez Sánchez;
D. Félix Carrillo Pérez.
Entre
otros acuerdos se nombró contable de esta entidad a Matías Bailón Serrano.
Durante los sesenta y tres años de
funcionamiento, ha sido necesario que a las reformas iniciales de aquel pequeño
molino de aceite, se fueran añadiendo nuevas e importantes mejoras para aumentar
la productividad y competitividad. Lo que en alguna ocasión no fueron muy bien
entendidas por lo socios y producía un
efecto de retirada o dejar de aportar temporalmente sus cosechas, a la espera
del saldo de la deuda.
La
primera gran reforma se realizó a principios de los años 70, es decir, pasados
los primeros diez años desde su constitución. Consistió en sustituir los rulos
o empiedro por el molino de martillo e instalar el cargador automático de las
prensas. Las dos prensas iniciales fueron sustituidas por cuatro más pequeñas.
Comenzaron
a inscribirse nuevos socios, primero como consecuencia de haber invertido las
divisas de la emigración en pequeñas parcelas y después, a finales de los años
70, debido al repartimiento de tierras del Cortijo de Clavijo, lo que supuso un
aumento progresivo en el número de socios y en la producción de aceite.
A principios de los años 80, se instaló la acribadora automática y cuatro años más tarde se introdujo el lavado automático de la aceituna, mediante la instalación de una la lavadora. Esta reforma coincidió con el momento más difícil respecto de su continuidad. Se produjeron turbulencias en cuanto a la amortización de las reformas realizadas, lo que provocó a su vez una salida de socios. Se estudió incluso posibilidad de su venta, para lo cual en el verano de 1984 se convocó una Asamblea General, en la que hizo presencia un apoderado de “La Baronesa” con la sola intención de adquirir el local y la actividad. En aquella reunión ante la situación dramática, se me “escapó” una risotada sarcástica, fruto de la impotencia o de mi inmadurez, aunque creo que produjo un efecto disuasorio, abortando la idea.
En 1992, se acometió una profunda reforma, y previamente se encargó un informe de valoración al ingeniero agrónomo D. Francisco Mozas Martínez, a petición de la Caja Rural Provincial de Jaén, con el fin de la concesión de un préstamo hipotecario. En dicho informe que se concluyó el 13 de noviembre de 1992, (ya iniciadas las reformas, que entrarían en funcionamiento en la cosecha de 1992), se indicaba que toda la reforma se basaba en una estructura de la antigua edificación, adecuándola en cuanto a la nueva distribución de espacios en patios, sala de máquinas, sala de aclaradores, ampliando la anterior; una segunda planta con comedor y sala de juntas (almacén), una nueva sala de calderas y servicios y vestuarios separados del edificio. Además, se llevó a cabo la adecuación del antiguo troje con tolvas metálicas y la reforma de la antigua bodega con la instalación de 7 nuevos depósitos de acero inoxidable, (lo que no se llevó a cabo hasta 1993), cuyo valor estimado sería de 7 millones de pesetas.
Se instaló el sistema continuo de extracción
de aceite completo, es decir, molino martillos, batidora, centrífuga horizontal
para la masa, centrífugas verticales para caldos, cuadros de funcionamiento y
sistemas de circulación de fluidos, o sistema de tres fases, que al poco tiempo
se sustituyó por el de dos fases, por
problemas con la alpechinera, (el alpechín se incorporó al orujo).
En aquellos años donde
algún socio opinó que era necesario cambiar
“todo” lo que produjo una nueva estampida quedando con tan solo 132
socios o “pararrayos”.
En un principio la
capacidad de molturación nominal era de 76 Tm/24 horas y el rendimiento
previsto de 60 Tm/24 horas y actualmente es de 150 Tm/ 24 horas.
La aceituna molturada es
de la variedad Picual con un rendimiento medio del 24 %, aunque actualmente se
ha conseguido aumentar dicho rendimiento en 3 ó 4 puntos y se aumentó la
cosecha media molturada de 2.000 Tm. a
2.500 Tm. Últimamente en años de mejores cosechas no llega a 1.500 Tm.
La superficie total del
solar es de 1.375 m2.
En 1992 las dependencias
fueron valoradas en 12.977.500 pesetas, las maquinarias y utillaje en 69.783.000 pesetas, en total 84.289.000 pesetas.
El personal estaba formado
en los años 90 por un maestro de almazara, dos ayudantes de máquina y dos
peones de patio y un basculista, mientras que actualmente hay uno ó dos maestro de almazara y un basculista.
Durante todo este periodo se han sucedido una docena de presidentes, alguno de los cuales ya no son socios, ni sus herederos. Ceferino Aguilera, desde cagarrache, pasando por maestro de molino y ocupando diversos cargos en la Junta Rectora, llegó a la presidencia; o Juan Aguilera que era el camionero, encargado del transportar el orujo, fue a la vez que presidente. Estos han sido por orden cronológico: Brígido Ruiz Calvo (1959); Benito Fuentes Moyano; José Aguilera Vico; Miguel González Palomino; Juan Carrillo Pérez (1980); Miguel González Palomino(1981-1982); Santiago Cano Muñoz (1983-1984); Juan Aguilera Castillo (1984-1992); Ceferino Aguilera Pérez (1992-1998); Valeriano Muñoz Nieto (1998-2002); Antonio Palomino Pareja (2002-2005) y José Antonio Haro Ramírez (2005-2022).
Fueron contables: Matías
Bailón Serrano al inicio de su constitución, 3 ó 4 años, Teodoro Ibáñez Nieto
(hasta 1984), Manuel Jiménez Pérez (1985-2020) y María del Carmen Martínez.
Actualmente la componen
unos 128 socios activos. Se ha mantenido fundamentalmente gracias a los
pequeños y medianos cosecheros, ya que los más “grandes”, salvo excepciones, como
hemos dicho cuando se realizaban gastos para reformas, abandonaban la entidad,
o hacían algún tipo de triquiñuela para
llevar esos años sus cosechas a molineros particulares, siempre buscando
mayores beneficios. En algunos casos, posteriormente, han solicitando el alta,
y se les ha readmitido, porque la obra social de la cooperativa está ante todo.
Hoy deberíamos hacer un homenaje a todos
los socios, ahora herederos de aquellos fundadores, que se han mantenido pese a
las turbulencias y dificultades, lo que ha supuesto cierta estabilidad para los
agricultores fuentealameños, frente a las acometidas primero del molino de Don
Paco y después de diversos fabricantes particulares.
Concluiremos con alguna
anécdota y en este caso, se cuenta que: siendo dirigente Eusebio Vera, en los
años 70, aconsejaba a los socios a quitarse el sombrero o gorra para entrar a
las oficinas, en señal de respeto a la Entidad, cosa que no era muy bien
entendida por los hombres del campo, que estaban acostumbrados a llevar la
gorra puesta todo el día y en cualquier lugar. Lo de “apagaluces” de Manolito
González fue mucho antes. Luis Gomarín siempre prefirió llamarla: “La
Colectiva”, quizás en recuerdo a la colectividad que creó su antecesora “La
Espiga Floreciente” en tiempos de la Segunda República.
El local de la sociedad ha
estado a disposición de los fuentealameños, para cualquier tipo de eventos
lúdicos y culturales como eran las fiestas de los quintos (en el antiguo
molino), las representaciones teatrales de los años 70 y cualquier reunión de
socios. Así mismo siempre que se le ha solicitado ha colaborado en las fiestas
populares con pequeñas aportaciones.
Como proyecto a corto o medio plazo estaba su
reinstalación o reubicación en un local más amplio y más funcional, que se ha
quedado en agua de borrajas.
Luego vendrán también los Organismos Públicos y se les llenará la boca al hablar de la España Vaciada y la necesidad de potenciar la vida rural, pero se quedarán sin argumentos, porque no hicieron nada para evitarlo.
Si el día de su fundación, 22 de marzo de 1959, se le dedicó una oración a la Virgen del Rosario, el día 20 de julio de 2022 deberíamos haberle dicho una misa de réquiem, deseándole que descanse en paz y pidiéndole perdón por los daños y los males ocasionados sobre todo por los socios no cooperativistas.
Mi enhorabuena a todos los socios de bien que durante todos estos tiempos han conseguido, pese a obtener menores rendimientos, mantenerla viva o al menos moribunda.
Solo nos queda estar vigilantes para
que al menos se cumpla nuestra propuesta,
que quedó así redactada: “Ambas
cooperativas manifiestan la voluntad, tras la fusión, de negociar con el
Ayuntamiento de Alcalá La Real la
gestión de los Terrenos de la S. Coop. And. Ntra. Sra. del Rosario, para
que bien por permuta, o cualquier otra posibilidad, suponga un beneficio a la
Cooperativa resultante, de cara a su utilización para cualquier actuación, ya
sea productiva, social, cultural o
de cualquier otra índole, en beneficio siempre de los socios cooperativistas”.
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