sábado, 4 de abril de 2020

EMPADRONAMIENTO DE FUENTE ÁLAMO EN LA DICTADURA DE PRIMO DE RIVERA (1924)


     Un año después del golpe de estado que instauró la Dictadura de Primo de Rivera, en una España en estado de guerra, se realiza el Empadronamiento Municipal de Alcalá la Real,  en donde se incluye el  Distrito municipal Rosario, Sección 12ª denominado Fuente Álamo. En concreto se cierra el 1 de diciembre de 1924.  Se confecciona mediante la declaración del  cabeza de familia que se recoge en hojas de inscripción individualizadas. En total se recogen 155 hojas, lo que equivaldría a 154 casas o cortijos habitados, pues se repite la ficha 43 en la 55 sobre Cipriano García Zamora, Luciana Bailón Serrano y su hija Mercedes García Bailón. Contados uno a uno resulta un total de 629 habitantes.
Se inicia con la ficha nº 1 correspondiente a Cipriano Aguayo  Palomino, su esposa Josefa Serrano Pérez y sus hijos Víctor, Juan, Valeriano y Vicente, y finaliza con la ficha nº 155  de Araceli Zuheros Cano y sus hijos Rufina, Teodora, Vicente, Marcelino y Dolores.
En estas cédulas de inscripción se recoge en una especie de ficha personal a toda la familia (comenzando por el cabeza, seguido de la esposa e hijos), el sexo, el año de nacimiento, lugar de nacimiento, estado civil, parentesco con el cabeza familia, si saben leer y escribir,  ocupación principal (que no se recoge en la práctica), residencia legal, y tiempo que lleva viviendo en el Ayuntamiento. Pero en la práctica realmente solo se recoge el año de nacimiento, el estado, parentesco, leer y escribir  y años que lleva viviendo en el municipio, por lo que es difícil hacer un estudio más detallado al no tener datos sobre la ocupación principal, aunque al igual que en los estudios realizados en 1909 y 1930, será el campo la profesión de casi la totalidad de los varones, pues solo habla de Manuel Aranda Villén (23 años) que se encuentra en filas, y que fue apodado “Cabo”, lo que supone que tuvo una trayectoria militar.
En cuanto a los que saben leer y escribir, tenemos a 38 cabezas de familia de las 154, en donde una es mujer: Carmen Ruiz Porras. Son 6 las esposas que saben leer y escribir, descontada ya la viuda. En tan solo cinco familias, todos los hijos mayores  saben leer y escribir, que son unos 9 hijos. En números globales de 629 habitantes, si bien hay que tener en cuenta que muchos son menores que aún no han accedido a la escolarización, tan solo saben leer y escribir 53 personas, lo que en porcentajes absolutos representan al 8,40 % de la población fuentealameña.
Las personas de mayor edad son el matrimonio formado por Florencio Pérez Fuentes, con 84 años y María López Nieto, con 83 años. Le siguen Dámasa López Pérez, con 82 años y Gabino Pérez García, con 80 años de edad.
La familia más numerosa es la formada por Antonio Aguilera Aguilera y Francisca Calvo Sánchez con 11 miembros, incluidos los progenitores. Lo que se aprecia es que no hay muchas familias numerosas, quizás debido a que la gripe española de 1918, seis años atrás, dejó mermada a las familias.
Una de las familias que ha desaparecido de la aldea y que en aquellos tiempos era bastante influyente era los llamados “Ariza”.  Los progenitores eran Francisco Serrano Ruiz (72 años) y Antonia Ariza Serrano (70 años), con sus  los hijos ya casados. Juan Serrano Ariza (30) casado con Antonia Nieto Serrano, con dos hijos: Mateo y Antonio; Mercedes Ariza Serrano (23) casada con Juan Serrano León con sus hijos Pedro y Juan; Antonio Serrano Ariza (28) casado con Adriana Fuentes Mesa y su hija Antonia; María Serrano Ariza (36), casada con Antonio Alba Castillo con su hijo Francisco.
Tan solo me he permitido hacer un estudio comparativo para ver de las 154 familias que se recogen, cuántas tienen aún en la Aldea raíces a día de hoy. Solo he encontrado 37. Es decir, que después de casi un siglo han desaparecido de la aldea las raíces de más de un centenar de aquellos habitantes. Aquí dejo esa relación para que cada uno de los fuentealemeños residentes actualmente en la Aldea se pueda identificar con sus antepasados de los años 20 del siglo pasado: Juan Aguilera Arenas, Antonio Aguilera Aguilera, Dionisio Aguilera Anguita, Enrique Aguilera Vera, Antonio Aguilera Flores,  Pedro Arenas Bermúdez, Casimiro Bailón Gallardo, José Carrillo Rufián, Juan Cano Serrano, Rafael Castillo Galán, Casimiro Castillo Palomino, Antonio Castillo Nieto, Lorenzo Díaz Valverde, Manuel Fuentes Sánchez, Cipriano García Zamora, Pablo Gutiérrez Ibáñez, Antonio Jiménez Gutiérrez, Ciriaco González Rufián, Esteban García Cano, Lorenzo Ibáñez Jiménez, Simón Ibáñez Cano,  Rafael Pérez Palomino, Pedro Pareja Vega, Amador Pérez Cano, Isaac Pérez Fuentes, Benito Pareja Pérez, José Pérez Lizana, Sandalio Pérez Palomino, Manuel Pérez Pérez,  Juan Ruiz León, Carmen Ruiz Porras, Félix Salazar Aguilera,  María Villén Tirado, Fernando Vera Aguilera, Francisco Vera Aguilera, Eusebio Vera Castillo, Araceli Zuheros Cano (37).
La hoja nº 57 recoge a la familia formada por Lorenzo Ibáñez Jiménez y María Sánchez Arenas con su único hijo Feliciano nacido ese año, y que a sus 96 años es la única persona viva en la aldea que aparece inscrita en aquel padrón.
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Han sido muchas las conversaciones que he mantenido con Feliciano Ibáñez Sánchez a lo largo del tiempo de convivencia, y espero que sigan siendo unos cuantos años más. En todas ellas solo he visto prudencia y saber medir las palabras, aunque con una locución un tanto acelerada que a veces la hacía ininteligible y con una voz un tanto característica por su gravedad, no de fumador, porque nunca lo fue. Persona discreta, de su boca nunca se ha escuchado una palabra malsonante y su convivencia en la aldea es digna de resaltar, por ello debo realzarla en esta publicación. Se puede considerar un hombre tranquilo, pacífico, servicial, serio para el trabajo y hombre de su casa y familiar. Se podría decir que es un hombre de vaso de vino en la taberna en el sentido estricto, tradición que hasta casi sus 96 años ha seguido cumpliendo. Tener como cualidad la  responsabilidad y la seriedad  no quiere decir que no le gusten las bromas, pues las hacía y las recibía en sus tiempos. Pienso que su vida sufrió un antes y un después con la Guerra Civil, y algunos otros avatares le hicieron cambiar su posición social, aunque yo le he conocido siempre con  humildad y  siendo el mismo.
Nació el 25 enero de 1924, en el seno de una familia fuentealameña de toda la vida, tanto por parte paterna, como materna. Su padre Lorenzo hijo de Juan Jiménez Lara, casado con Francisca Jiménez Bermúdez, vivieron en la vivienda familiar cercana a la iglesia, y su madre María, hija de José Sánchez Moreno y Visitación Arenas Bermúdez fueron moradores del Cortijo El Coto.
            Recuerda de su infancia que estuvo en la primitiva escuela, aquella que tenía su entrada por el callejón de arriba. Tan solo estaría dos o tres años con D. Manuel López, su único maestro, pues la Guerra Civil interrumpió su escolarización. Después de la Guerra, mientras se construía la nueva escuela, se siguió impartiendo clases en las dos casas de enfrente, una que miraba para la escuela y otra hacia la iglesia. Recuerda que en una de ellas vivió la familia Alba, en concreto la que miraba para la escuela.
Hizo la comunión cuando se casó, puesto que durante la II República no se hacían comuniones, y literalmente me dice que en su época: “se hacían en Fuente Álamo, las mismas comuniones que ahora.”
Recuerda su infancia cuidando a dos cabrillas que tenía con el conocido como  “Matagüeyes”. En Fuente Álamo estuvieron hasta septiembre de 1936, es decir, cuando él tenía 12 años. La Guerra Civil hizo que tuvieran que marcharse y no regresaron hasta mayo de 1939. Durante el inicio de la guerra, aún en Fuente Álamo,  no recuerda los revuelos que se formaron con la quema de Imágenes, pero le dijeron que lo hicieron los milicianos.
Se fueron a un cortijo de la zona Bracana, al Cortijo Pernales, perteneciente a Almedinilla, desde allí se marcharon a Castro del Río, donde permanecieron durante toda la Guerra Civil. No recuerda si después de la contienda hubo represalias, puesto que él estaba trabajando todo el día en el campo. Piensa que aquello se pasó y nadie quiso contar lo ocurrido, pero recuerda que estaba  todo racionado, cosa que entiende como corriente, aunque el pan a veces dependía de que fueran más o menos amigos.
Se fue a la mili en el año 1945, estuvo dos años y unos meses destinado a Automovilismo en Sevilla hasta marzo de 1948 en que se licenció. Es de la quinta del 45 (año del hambre); de su quinta son: Domingo Aguilera Calvo, Eugenio Pérez Aguilera, Rafael Pareja Valverde, José Vera Torres... Hicieron la fiesta de los quintos en los alrededores de la Cruz de Fuente Álamo, una que había gigante de cemento, situada enfrente de la taberna de Francisco El Pelón. Aquel bar no tenía mostrador, traían el vino en un mulo desde Alcalá la Real.
Cuando volvió de la mili se fue a trabajar con su tío Cayetano al Cortijo de Montenegro, donde estuvo hasta 1958, es decir, unos 10 ó 12 años.
Recuerda que en la que es actualmente su casa vivían Los Guardillas, que sabían tocar algunos instrumentos, traían un poco vino y formaban fiestas.
 Se casó en 1962 con Justa Aguilera Cano, con la que ha tenido 3 hijos. El cura que los casó se llamaba Don Cristobal. La boda la hizo en el Bar del Chofer, donde pusieron un jamón y vino blanco. Llegaría a juntar 4 ó 5 mil pesetas, siendo 10 duros por persona la contribución más alta.
Estuvo trabajando en las tierras de D. Paco Serrano de mulero unos 4 ó 5 años, luego con Luis Montes “Pacheque” y otros. Siempre se dedicó al campo, por aquella época los jornales valían 6 ó 7 pesetas. Pero su vida profesional se repartió entre la emigración y el trabajo en el Cortijo de la Cabrera,  donde estuvo muchas varadas de aceitunas.
La fortuna y el trabajo le recompensaron y fue uno de los 21 afortunados que recibió una parcela en el reparto del Cortijo de Clavijo, que junto con su trabajo ha sido el sustento de la familia.
Entre la emigración, donde salvó la vida en aquel trágico accidente ocurrido en una noche de la primavera del año 1973, y el trabajo en el campo, transcurrieron los años de trabajo, hasta que hace tres décadas se jubiló. Retirada de la que a sus 96 años sigue disfrutando hasta que la salud se lo permita.

4 comentarios:

  1. Domingo, laborioso trabajo sobre la memoria de los papeles viejos, que son los censos, y la memoria viva de un testigo:Feliciano Ibáñez Sánchez.

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    1. Muchas gracias Santiago, la verdad es que es laborioso el trabajo, y en este caso más aún, pues hay que ir estudiando de forma individualizada cada una de las hojas de inscripción. Es verdad que Feliciano es memoria viva, actualmente es la persona de más edad que vive en la aldea.

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  2. Buenos días! Seguro que este señor debe recordar a Bernardo Burgos Ortega y su hija !
    Buen trabajo!

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    1. Muchas gracias Rafael. La verdad es que Feliciano recuerda muchas cosas, pero también es verdad que se le olvidan las cosas. No sé si llegó a conocer a José Burgos Ortega y a su hija Aurora, pero está muy mayor, y seguramente sus recuerdos sean vagos. En cuanto a Juan Burgos Ortega he encontrado unas publicaciones que te envío por messenguer. Un abrazo.

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