jueves, 23 de marzo de 2017

EL SOMBRERO DE JIPIJAPA. MANUEL CASTILLO PADILLA. GUERRA CIVIL EN FUENTE ÁLAMO



                Manuel Castillo Padilla, nació el 14 de mayo de 1911 en el Castillo de Locubín. Su padre Francisco Castillo Aguayo y su madre Petronila Padilla Rueda fomaron un matrimonio de castilleros que se habían establecido en Fuente Álamo. En una familia de agricultores, Manuel continuaría con la  profesión, hasta que la Guerra Civil le hizo militar profesional con el grado de sargento. Sabía leer y escribir, de estatura 1,650 m,  de pelo negro, barba poblada, cejas al pelo, color natural, ojos azules, siendo hombre de gran corpulencia. Casado con Catalina, una de las tres hijas de Pedro apodado “La Muerte” y de Dulcenombre, tristemente fallecida a consecuencia de la  metralla que las bombas esparcieron por Fuente Álamo durante la Guerra Civil.
La Guerra Civil le sorprendió con 25 años de edad y como un mozuelo ilusionado por evitar la sublevación militar; pronto se integró en las milicias que hacían guardias en Fuente Álamo, teniendo una participación bastante activa. Una vez movilizada su quinta, se incorporó al 170 batallón denominado “Voluntarios de Jaén”, que se integró en la 45ª Brigada Mixta con actividad en el Frente de Madrid y en donde alcanzó como hemos dicho, el grado de sargento, con efectos de 1 de junio de 1938, según nombramiento en Diario Oficial del Ministerio de Defensa Nacional de 17 de septiembre 1938 núm. 240  PAG 1083-1084 que publicó los ascensos de cabo primero a sargento, una relación donde se encuentra Manuel, por ascenso de cabo primero.
El 26 de abril de 1939 se presenta denuncia contra Manuel Castillo ante la FET y de la JONS por parte de D. Francisco Serrano, conocido en Fuente Álamo como Don Paco. Cuando éste se disponía a entrar al establecimiento de Juan Muñoz Jiménez, sito en Alcalá la Real se encontró con Manuel, a quien le preguntó si sabía sobre lo acontecido en la Aldea de Fuente Álamo durante la Guerra Civil y si conocía al Alcalde de Fuente Álamo, negando Manuel las preguntas. Ante lo cual el Sr. Serrano supuso la mala intención de ocultar todo lo malo que había ocurrido en la Aldea.  Le preguntó además que de dónde procedía el sombrero jipi que llevaba, por no corresponder según el interpelante a la posición que tenía Manuel antes de la guerra, contestando éste, que se lo habían dado por ahí, por lo que D. Paco supuso que era robado. Continúa con el interrogatorio, manifestando Manuel que fue voluntario de las milicias rojas desde el día 12 de septiembre de 1936 hasta la finalización de la Guerra. No habiéndose presentado a las autoridades hasta que hoy ha sido obligado a ello por los vecinos D. Gregorio M. y D. Bartolomé L., miembros de la FET y de la JONS. Con esta denuncia se inicia el Procedimiento Sumarísimo de Urgencia nº 44.810 contra Manuel Castillo Padilla.
En su declaración como testigo, A. P. R. manifiesta que amenazó con las armas a D. Ángel Custodio y a su madre y les robó varias ovejas. Que marchó voluntario a las milicias rojas, alcanzando el grado de Sargento.
En la declaración de E. M. S., manifiesta que perteneció al partido socialista, que se lanzó a la calle con una escopeta, que intervino en la destrucción de la Iglesia y en la quema de Santos a los que emprendió a tiros, además de participar en muchos robos y saqueos. Que amenazó a Ángel Custodio y a su madre robándole ovejas. En el mismo sentido declara P. P. V.
I. L. R. I. dijo que se presentó un día en su cortijo de Las Mimbres con una escopeta y se llevó cabezas de ganado, algunas gallinas y un jamón, amenazándola con matarla si gritaba.
En su declaración en Alcalá la Real el 23 de febrero de 1940, manifiesta que antes del 18 de julio perteneció a la UGT. Que es cierto que al venir la revolución se lanzó a la calle, provisto de una escopeta haciendo guardias como miliciano. Contesta que no es cierto que interviniera en la destrucción de la Iglesia y en la quema de santos. Que tampoco intervino en los saqueos y robos de caballería en los cortijos. Contesta que convirtieron la Iglesia en un granero. Contesta que no es cierto que amenazase a Ángel Custodio, ni a su madre. Que no le arrebató una escopeta, ni robó cabezas de ganado. Que sí es cierto que marchó voluntario con las milicias, alcanzando el grado de Sargento.
El 13 de mayo de 1940, se dicta sentencia que considera como hechos probados: Que el encartado, 28 años, socialista, cuando surgió la guerra tomó las armas a favor de la causa roja, interviniendo en la destrucción de la Iglesia e Imágenes sagradas. Amenazó de muerte al vecino Ángel Custodio, para obtener la entrega de una pistola y a la madre de aquel con idénticas amenazas, logró robarle cabezas de ganado, un jamón y gallinas. Ingresó voluntario en el Ejército Rojo alcanzando la graduación de Sargento. Fallo: Que debemos condenar y condenamos al procesado MANUEL CASTILLO PADILLA, a la pena de veinte años de reclusión temporal como autor responsable de un delito de auxilio a la rebelión militar con las agravantes apreciadas.
Estamos ante otro de los procesos injustos contra personas de la Aldea  por pensar de otra manera y por luchar por unas ideas que creían más justas. Hay que tener en cuenta que los hechos que se le imputan y por los que fue condenado se desarrollan en el contexto de una guerra civil, y que el hecho más grave, aparte de ser socialista, pudo ser robar con amenazas unas ovejas, unas gallinas y un jamón, que seguramente fueron entregados a la Colectividad y consumidos por todas las familias de los milicianos. También debemos tener en consideración a las otras víctimas de aquella situación, caso de la familia de Isidora, que con tanto esfuerzo habían criado aquellas ovejas y gallinas, pero la situación era el que era: una Guerra Civil; y las necesidades de los pobres, muchas.
 El procedimiento, como casi todos los procesos abiertos contra los derrotados, este también está lleno de irregularidades, desde la detención e interrogatorio inicial por un particular, como el no recibirle declaración al principal perjudicado Ángel Custodio, la declaración de testigos en base a indicios o comentarios y no por haber presenciado los hechos que habían ocurrido tres años antes, ect…
Es curioso que Manuel, finalizada la Guerra Civil, no huyó ni se ocultó, y un mal día a los veintitantos de terminar la guerra se desplazó desde Fuente Álamo a Alcalá la Real, por donde paseaba tranquilamente con su sombrero jipijapa, quizás queriendo aparentar una situación social más alta y no levantar muchas sospechas (simulación que también pudo delatarle), con la mala fortuna que se encontró con quien seguramente fue su señorico antes de la guerra. Como si el antiguo “dominus” hubiera conservado la potestad de enjuiciar los actos responsables de su esclavo, le sometió a un interrogatorio sobre el transcurso de la Guerra Civil en Fuente Álamo y sobre la actuación que tuvo su alcalde pedáneo, y como no le convencieron las respuestas o no respondió  lo que él quería, presenta una denuncia formal ante la dirección de la Falange Española Tradicionalista y de la JONS. Luego lo presentarían ante las autoridades públicas, siendo inmediatamente detenido e ingresado en prisión, de la que no saldría hasta bien mediados los años 40. Enfermó de tuberculosis, la cual acabó con su vida pocos años después de salir del presidio, por lo que desde mi punto de vista, puede considerarse otra víctima mortal de la represión franquista.

jueves, 2 de marzo de 2017

EULALIA GARCÍA BAILÓN. UNA VIDA POR LOS CORTIJOS DE FUENTE ÁLAMO



En este blog hemos dedicado varias publicaciones a los cortijos de Fuente Álamo y a la actividad desarrollada en su entorno. Contamos algunas anécdotas y también unas pocas desgracias ocurridas, la delimitación y el origen de su denominación, ect... Dejo los enlaces correspondientes.
Pero el tema quedaría incompleto sin reflejar algún ejemplo de las personas que los habitaron, y unas de ellas es la protagonista de esta historia. La vida de “Ularia”, como la llaman en el pueblo, ha estado vinculada a varios cortijos de los alrededores de Fuente Álamo. Tanto es así que no recuerda en cuál de ellos nació, aunque recuerda en cuáles de ellos pasó su corta infancia. Todo ello porque su familia iba arrendando o labrando tierras, de cortijo en cortijo, sin tener una vivienda fija. Al parecer nació en el Cortijo de Pineda, donde sus padres cultivaban las tierras en aquellos años anteriores a la Guerra Civil. Sí, recuerda bien, que en aquellos tiempos su padre estuvo también en el Cortijo Culón y Cortijo de la Mojas de las Caserías de San Isidro. Su niñez y adolescencia, si las tuvo, las pasó en el Cortijo del Coto. Su juventud, en el Cortijo La Cantaria, propiedad de las Señoritas De Córdoba. A los 19 años de edad, el destino le tenía preparado otro cortijo, y ello ocurrió cuando se fue con quien sería su marido Antonio Fuentes, estableciéndose en Cortijo Los Tajos, propiedad del padre de su esposo: Gabino Fuentes. 
 Como antecedentes familiares podemos decir que su padre se llamaba Cipriano García Zamora y su madre Luciana Bailón Gallardo, de cuyo matrimonio nacieron: Mercedes, Dionisio, Juliana y ella. Su padre tenía 5 hermanos: unos vivían en Las Grajeras y otros en la Higuera de Calatrava. Uno de estos hermanos, llamado Guillermo, formó parte como vocal de la sociedad creada para la colectivización del campo en la Guerra Civil en Fuente Álamo, por lo que fue procesado y finalmente absuelto. La familia de su madre también tenía su origen en Las Grajeras, aunque muchos de ellos se establecieron en Fuente Álamo y le apodaban “Pinchos”, formada por Luisa, Eugenia, Julián, Casimiro y Pascasio.
Eulalia nació en Fuente Álamo el 2 de noviembre de 1933; aunque no lo sabe con exactitud cree que fue en el  Cortijo de Pineda. No recibió la primera comunión ni estuvo en la escuela, cree que a consecuencia de la Guerra Civil, unido a su vida cortijera. Solo aprendió a firmar y leer un poquillo, ya  mozuela y con novio, con la ayuda de un vecino del Cortijo Rajuña llamado Manuel Calistro, quien le dio unas clases. En esos años sus padres iban labrando tierras y estuvieron en varios cortijos, entre ellos los de  de Culón y  Las Mojas, en el partido de las Caserías. De la Guerra no se acuerda, pero en el Cortijo de las Mojas, le contó su padre que le habían dado un tiro en una pierna y se lo llevaron al hospital.
Siendo una jovenzuela, de su estancia durante 10 años en el Cortijo El Coto propiedad de Cayetano Frías y Luisa Sánchez, recuerda su dedicación a guardar pavos y los duros trabajos del campo que realizaba su familia, también de la buena convivencia de las familias que lo habitaban: Rafael Sánchez Arenas que tenía 12 hijos y su hermano José quien solo tuvo una niña que vivía en Castil de Campos. Estando en aquel cortijo recuerda que un día se escondió en una camarilla en una troj y se tapó con paja, pero la encontró su hermano y le dijo que le iba a dar su padre una paliza; al final salió su hermano por ella y dijo: “hoy no se le toca siquiera”. Su hermano era muy bueno, se casó joven.
Con quince años recuerda que se fueron a vivir al Cortijo de la Cantaria, a cultivar las tierras (16 fanegas) de Cayetana y Francisca de Córdoba, conocidas como las “Señoricas de la Torre”, teniendo como vecinos los hermanos José y Rafael “Zalameas”, Eusebia la mujer de Julián “Los Isalicos” y la suegra de su hermano llamada Anica; en el Cortijo de los Grillos vivía su hermana Mercedes quien se casó con Pablo “Terreras”. Todos aquellos cortijos formaban parte de La Colonia, que se extendía desde la Carretera de las Vegas hasta lo más alto del Cortijo de los Floríos, haciendo límite con la tierras del Cortijo del Coscojar (Loma de Zalamea, Casasola, la Cantaria, Los Grillos, Los Martillos, Rajuña, Los Bujeos, Los Cerinos, Los Florios, La Cabrera, los Tajos…); sin embargo, puntualiza que el Cortijo de Ardales no se mencionaba como perteneciente a La Colonia. No sabe el origen del nombre de La Colonia, pero quiero pensar que se debió al establecimiento de colonos en la zona en otras  épocas.
En el cortijo de La Cantaria estuvo hasta los 19 años. Tiene los mejores recuerdos de su vida. Lo que más le gustaba eran los bailes y cuando saltaban en el Carnaval. Los bailes se formaban en las propias casas. Para el camino se llevaban unos zapatos que guardaban en lo alto de un olivo antes de llegar al baile y otros para el baile. En su cortijo de La Cantaria se hacían fiestas, los jóvenes le pedían a su padre la casa para el baile, pero si se peleaban los hombres les daba un palo al candil y se acababa la fiesta. Su hermano tenía un laúd y era el músico. Otras veces cuando había más dinero llevaban a músicos con más prestigio como los Capitines y los Guardillas y se hacía en locales más grandes. En el Cortijo de Los Isalicos, hacían grandes  carnavales y tocaba Antonio Padilla “Caejo” con un acordeón. Otros músicos de la época eran Juan Antonio “Zorrerro” a la guitarra con Enrique “El Zapatero” al  laúd.  Le gusta cantar al coro, su hermano tocaba y ellas cantaban canciones como esta:

Canta tú, canta yo, cantaremos a porfía,
Tú le cantas a tu novia y yo le canto a la mía.

Eres más feo que un loro, más negro que una tormenta
Que la que se acuerde de ti, en la primera noche revienta.

Si quieres que yo te quiera, ha de ser a condición
Que lo tuyo ha de ser mío y lo mío tuyo no.

Anda y vete con la otra, supuesto que tienes dos
La otra tiene dinero, pero es más fea que yo.


               Su hermano tocaba con el laúd pasodobles y una canción llamada “La Punta y el Tacón” que decía así:

La punta y el tacón se baila con la pata,
Primero con la derecha y luego con la zocata,

Manuel del alma mía, Manuel del mi corazón
Bailar contigo quiero, la punta y el tacón.

En aquellos bailes conoció a quien fuera su marido Antonio. Se fue con 19 años a vivir con él al Cortijo de Los Tajos. Se juntaron, pero antes del año se echaron las bendiciones y se casaron por la iglesia. Ello porque iban al Cortijos Los Tajos los guardias civiles de San José, que eran muy beatos y le aconsejaron que se casaran por la iglesia. Fue en una iglesia en lo alto de la Calle Real en Alcalá la Real, cree que San Juan. Se casaría sobre el año 1954. Estuvieron viviendo en Los Tajos desde los 19 años (1952) hasta finales de los años 70, que se vinieron a vivir a Fuente Álamo. Allí han pasado gran parte de su vida, y es donde han nacido sus dos hijos.
Aquellos cortijos se surtían de agua del Pozo de Rajuña, aunque había otro pozo de Patrocinio para lavar. Se apañaba con los candiles y se acostaban temprano para no gastar mucho aceite. Su trabajo eran las tareas diarias de la casa y cuidado de animales de corral y cuando hacía falta echaba una mano en el campo. Estuvo trabajando fundamentalmente en el destajo de “Los Curas”, con los Córdobas y con Baldomero. Solo emigró una temporada a la vendimia a Francia donde estuvo unos 16 días, de la que le ha quedado una paguilla.
Desde que murió hace unos años su marido, se encuentra algo más sola, pero siempre tiene la compañía de sus dos hijos, sus tres nietos y otros dos biznietos.

Le gustaba la costura, hasta le hizo un vestido de madrina a su hija. Domina el punto y las mallas.  No le gusta ver lo que ella llama las” tontás”  de la tele. Ahora pasa el tiempo como ella dice hablando con sus vecinas “culos de sombrero” o “culos de alcuza”. Dice que no tiene miedo a nada. Solo le da miedo una tormenta, los temporales o  los fríos. Piensa que no ha sido mala para nadie, y que  ha sido una buena vecina, de lo que yo puedo dar fe.