domingo, 21 de diciembre de 2025

MURGA NAVIDEÑA EN LAS GRAJERAS A FINALES DE LOS AÑO 50.

    Para los que no hayáis podido leer el artículo en la Revista Cultural Panselínos, aquí os dejamos el enlace: 

https://drive.google.com/file/d/19KeUSW8FIxWveSLoJ_U6S4Y7Qoi6Ni_P/view 


Cantar villancicos y coplillas en la Navidad ha sido una tradición de fuerte arraigo en Fuente Álamo y en las aldeas vecinas, fundamentalmente a finales de los años 40, 50 y 60 del siglo pasado. Durante esas décadas tuvieron gran protagonismo por unos días las murgas o comparsas formadas espontáneamente, aunque con semanas de ensayos, por los vecinos que no necesariamente tenían que estar dotados de cualidades musicales, pero sí de cierto atrevimiento. Semanas previas a la Navidad, se reunían en algún cortijo, incluso ya abandonado, para ensayar el repertorio de canciones navideñas que ellos mismos habían compuesto. Aunque las letras de los “villancicos” debían estar dedicadas a un solo acontecimiento o protagonista y no debían salirse de ciertas normas, salvo si lo eran con “animus iocandi” o lo que es lo mismo, con ánimo de bromear y con fines humorísticos, sarcásticos  o irónicos. Así se podían resaltaban los defectos de los componentes de la murga, en este caso los de la “Murga de la Colonia de Fuente Álamo”:


             El maestro de la murga

lo mismo canta que aúlla,

pero se menea más

que un amolanchín con bulla.

 

También existe su hermano

con nosotros en la murga

y en el bigote que tiene

le habitan hasta las pulgas.

 

El que toca el clarinete

es Rafaelillo Florío,

no tiene falta ninguna

pero le gusta ir subío.

 

El que toca la zambomba

es un muchacho formal,

si fuese él más sencillo

sabría mejor tocar.

 

También les cantaban a las jovenzuelas, con cierta ironía, que hoy casi sería impensable:

 Las mocitas de hoy en día

feas no existen ninguna,

mientras existan las cremas,

coloretes y pinturas.

 

Con vestidos de muchos brillos,

y las medias de cristal,

aunque no haya dos reales

las niñas suelen llevar.

 

Muchas se ponen de bien

pues que les parta un rayo,

con el peinado tan liso

y la cola de caballo.

 

Cuando se pintan las uñas,

los labios  y los lunares,

y se peinan a lo loco,

el demonio las ampare.

 

Otras coplillas se improvisaban sobre la marcha, aunque el tema tenía poco que ver con el nacimiento del niño, iba dirigido a mofarse de algún vecino o componente de la murga:

     El pobre de Eulogio

ya no pasa más fatigas

le han hecho labrador

de una yunta lagartijas.

 

El pobre de Eulogio

ya no tiene trabajos

le han hecho labrador

de una yunta de escarabajos.

 

El villancico de entrada que se le cantaba a las familias cuando no abrían la puerta a los murguistas:

 Esta puerta está hecha de hierro,

sus ventanas de alambre,

la  gente que hay dentro

están muriéndose de hambre.

 

Aquellas que se salían de tono navideño, pero apropiado a esas fechas en que era costumbre de freír el chorizo de la matanza:

 En mi vista he visto yo,

 lo que he visto esta mañana

un chorizo en la sartén,

 bailando sevillanas.

 

Más popular  y conocida por todas las aldeas cercanas a Fuente Álamo para ironizar la dificultad de San José para proteger a María durante el embarazo y el parto, pero que no debía conocerse el trasfondo de la letra, pues la censura era implacable y se quedaba en una simple rima:

   San José Bendito, San José Bendito,

cómo te apañaste.

Para pillarte el pito

con los alicates.

 Existía competencia sana entre las murgas de las aldeas vecinas de Fuente Álamo, especialmente con la de La Rábita o de Las Grajeras, que podían coincidir en un determinado lugar y entonces se armaba la Marimorena.

Pero siempre se ha dicho que es mejor una imagen para describir aquellos tiempos navideños, que todas estas palabras, en este caso hemos tenido la suerte de que Piedad Sánchez nos haya facilitado esa instantánea o ese momento que tanta alegría contenida recoge.

  La foto representa la actuación de una murga navideña en la casa de la familia materna de Piedad, en Las Grajeras. Sus tías Julia y Francisca Vico aparecen en la imagen, junto a otros familiares y amigos.

Se pueden ver los miembros de la murga grajereña, ataviados con gorros de cartón, que eran adornados con cintas de papel de colores. Solía estar compuesta de unos diez instrumentistas y un maestro de la murga. En la foto resaltan las zambombas y algunas carañacas o como la llaman en Las  Grajeras, “racacañas”, no se aprecian las panderetas, pero seguro que los que no se ven las tocaban. En el centro de ellos está el maestro con sombrero, para ser distinguido de los demás componentes.

Al lado derecho de la foto los espectadores que eran los moradores de la vivienda y amigos, niños incluidos, que estaban más pendientes del fotógrafo que de la actuación musical, como casi todos, incluida la Benemérita.

Pero el centro de la imagen y de toda la sociedad aldeana de la época era la pareja de la Guardia Civil de San José de la Rábita. Que eran los encargados de aplicar la censura, de la que hemos hablado al principio, hasta sus últimas consecuencias, que podía ser salvada con el vaso de vino que hay sobre la mesa. En principio, con su presencia todo estaba comedido y controlado y los murguista no eran los protagonistas de acto, sino la representación de la Benemérita, compuesta de un mando y un guardia protegido de su capa y ambos calentitos en la mesa camilla. Al tener esos espectadores de lujo los murguistas debían hacer un sobre esfuerzo para impresionarles,  pero sin salirse del guión, no fuera ser que le pasasen como aquella anécdota ya contada en otra ocasión, hoy quizás graciosa, en aquel momento no tanto, cuando Juan Antonio, músico fuentealameño, al notar la presencia en el acto de la Guardia Civil, arreció  su cántico y su rasqueo sobre la guitarra, queriendo impresionarles, cuando la verdadera intención de la presencia de la Autoridad era que parase de tocar, por lo que procedieron a darle dos bofetadas y así pararon la actuación y la ilusión de Juan Antonio “El Zorrero”.

El anfitrión es Marcos Sánchez Torres, cuya historia durante la guerra y la posguerra es digna de contar y que en ello está su hija Piedad. Mi agradecimiento a ella.  

        Con este villancico interpertado por el  Taller de Canto "Pura Cultura", dirigido por Ana María Pérez, os queremos desear ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!


2 comentarios:

  1. Me ha encantado conocer esta historia. No me suena de nada, pero me imagino a mi madre por ahí en medio 🥹

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    1. Muchas gracias, María, me alegro que te haya gustado. Por supuesto que hubiese estado tu madre por ahí tocando algún instrumento navideño. En las murgas navideñas participaba toda la comunidad fuentealameña.

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