Remigio, Longino, Serafina, Casimiro, Tiburcia,
Venancio, Ciriaco, Modesto, Sandalio, Gabino, Hermógenes, Leona, Leocadio,
Leonardo, Pancracio, Aquilino, Benigno, Matiana, Eustaquio, Dámasa, Agapita, Misericordia,
Bernarda, Librado…Estos eran algunos de los nombres de nuestros
antepasados de hace un siglo. No están todos los que eran. Si hacemos un
estudio comparativo con el padrón de 1924, más completo, confeccionado en base
a hojas de inscripción individualizadas por familias, donde se recoge el tiempo
que llevaban viviendo en el ayuntamiento que se inscriben y que abarca el año
1909, muchos de ellos no aparecen inscritos en este padrón, si bien ya vivían
en la aldea por ese tiempo (tal y como indica el padrón de 1924). Esto viene
corroborado también por el hecho de que en tan solo 14 años aumentó la
población en casi 200 habitantes. Así, el padrón de 1924 recoge a 632
habitantes y el de 1910 a 448 habitantes, pese a que entre 1918-1920 la gripe
española mermó considerablemente la población.
Los censos de habitantes según ley debían elaborarse con carácter
quinquenal; así, el 31 de diciembre de 1909 se cerró este y se expuso en el
Ayuntamiento de Alcalá la Real los primeros 15 días del mes de diciembre. Al no
haber reclamaciones, el 17 de enero de 1910 se publica, siendo Alcalde por aquel
entonces, D. Alejandro Serrano Coello.
A parte de las no inscripciones, hemos detectado varios errores, pues a
veces solo se pone el nombre sin más referencias, se cambian los apellidos
(Margarita Aguilera Flores y no López
o Rafael Moreno Pérez y no
Ibáñez…).
Se registran 448 habitantes en Fuente Álamo, de los cuales 116 eran cabezas de familia
varones y 4 viudas; lo que daría un total
120 casas o cortijos. Habían 2
solteros con derecho a voto (25 años): Valeriano Lizana Pérez (25) y Juan Cano
Serrano (27), y 6 menores de 25 años aunque casados pero sin derecho a voto:
Pablo Gutiérrez Ibáñez, Juan Jiménez Pérez, Joaquín Morales Olmo, Miguel
Peñalver Zafra, Claudio Vera Aguilera y Hermógenes Aguilera Anguita). En total
eran 112 electores, o lo que es lo mismo, varones mayores de 25 años, con dos
años de residencia.
El 8 de mayo de 1910 se habían convocado elecciones generales, en las
que solo votaban los hombres mayores de 25 años, pues desde 1890 se había
aprobado sufragio universal masculino, ganando el partido liberal con José
Canalejas al frente. Todo fue consecuencia de la crisis causada por la Semana
Trágica de Barcelona en 1909 que provocó la salida del gobierno del conservador
Antonio Maura, a quien sucedió Segismundo Moret. En Fuente Álamo, como en muchos lugares de la
España caciquil, se compraban los votos; así, Tomás de Córdoba Villuendas era
uno de los que mejor los pagaba (a duro), según nos cuenta su sobrino Tomás de
Córdoba, pero no al estilo de Romanones, que era previa devolución de las tres
pesetas que había abonado su adversario Maura, por lo que los votos le salía a
dos pesetas.
Se inicia las inscripciones con José Aguayo Vico, casado con Araceli
Pérez Vico y con tres hijos: Evaristo, Isabel e Inocencio. Le sigue su hermano
Juan Antonio, casado con María Ruiz León, padres de Sinforiano. Se cierra con
Leonardo Zamora Ramírez casado con Agapita Muñoz Carrillo, con su hijo José
Zamora Muñoz.
Se adiciona a José Alba Ramírez, casado con Eduarda Expósito y su hijo
Juan Alba Expósito; a Hermógenes Aguilera Anguita, casado con Andrea Castillo
Gallego, y su hija Misericordia Aguilera Castillo; y a José Lizana Moreno,
casado con Antonia Pérez Mesa, y sus hijos Valeriano, Antonio y Severiano
Lizana Pérez. El 22 de enero de 1910 se da de alta a Román Ramírez Palomino, de
50 años de edad y Simona León Serrano también de 50 años y sus hijos: Isidoro,
(20), Juan (18) y Pablo (Paulos Román) (15)
provenientes de Sileras- Almedinilla y a Manuel Serrano Ruiz de 25 años
y sus hijos: Manuel, Antonio, Encarnación Serrano González, que se incorporan
en el padrón en octubre de 1911 instalándose en el Cortijo de la Cabrera.
En cuanto a las profesiones, el campo y sus labores son en el 99% de los
casos a lo que se dedicaban los
fuentealameños. Solo José Alba Muñoz
aparece como guarda; Leocadio Anguita López, 40 años, sordomudo y
propietario; y Rafael Moreno Pérez
por error “Ibañez” que era beatón. El único que tiene el Don es D. Miguel Mármol Moreno de 50 años de
edad, propietario del Cortijo del
Coscojar Alto y posible creador de la fundación Mármol Moreno de Priego de
Córdoba, junto con José María. Pedro
Castillo Galán por error se reseña “Juan”, de 65 años, viudo, también propietario. Había sido alcalde
liberal en el periodo 1902/1905 y sabía leer y escribir. Era hijo de Pedro
Castillo y Dolores Galán, estaba casado con María Mercedes Anguita López y
tenía dos hijas: Segunda y María. Sus
hermanos eran Rafael y María Mercedes,
casada con Antonio Alba Muñoz quien
después fuera también alcalde.
La mujer de mayor de edad era Josefa López Burgos de 68 años.
Estaba casada con Antonio Berlango
Serrano de 60 años, y entre los hombres
estaban los tres hermanos Jiménez
Lara: Félix, 72 años, Francisco 73 años y Juan 70 años, longevidad
que han heredados sus sobrinos nietos: Félix, Juan, Francisca…
La familia más numerosa era la formada por Pedro Castillo García y Serafina García Serrano con 7 hijos.
Eran niños de poco menos de un año: Inocencio
Aguayo Pérez, Sinforiano Aguayo Ruiz, Mariana Aguilera Castillo, Custodio
Aguilera Nieto, Segundina Castillo García, Alfredo García Gallego, Juan Jiménez
Fuentes, Josefa Lizana Jiménez, Antonia Nieto Torres, Teresa Peñalver Álvarez,
Teodora Pérez Vera, Sandalio Pérez La Rosa, María Pérez Ramírez, Rafael Pérez Aguilera, Matías Pérez Lizana
(mi abuelo), Josefa Salazar Calvo, Teodora Ramírez Zuheros, Juan Ramírez Muñoz,
Ángeles Ramírez Sánchez, Ángeles Vera Carrillo y Misericordia Aguilera Castillo.
Una de las familias más influyentes en esos años fue la formada por Gabino
Pérez García, que constaba en ese año con 26 miembros, que formaron sus
hijos: José, Rafaela, Sandalio, Hermógenes, Antonio y Juan, llegando a ser una familia prolífera con más de 40 miembros
de segunda generación. Gabino fue Alcalde pedáneo conservador durante 1903-1904, nació en 1845; era hijo de José Pérez y de Ana García. Estuvo casado con María Palomino Mesa de la
que quedó viudo joven. Tuvieron como hijos:
José (1869) casado con Amadora Pérez, tuvieron como hijos a:
Matilde, Ascensión, Fernando, Felipe...; Sandalio
(1872), casado con Antonio Vera, hijos: Isabel, Paula, Isidora, José, Teodora,
Antonia y Asunción; Rafaela (1875) (soltera); Hermógenes “Tío Monje” (Rafael), (1878)
casado con Mercedes Ramírez “Tía Meles”, hijos: Antonio, Josefa, Elvira,
Purificación; Antonio (1880) casado con Isidora La Rosa, hijos: María, Ángel
Custodio, Sandalio, Francisco, Antonio, Antonia, Josefa y Juana; Juan
(1882) casado con Josefa Jiménez, padres
de: Eulalia, Luis, Gabino, Isidora, Antonio, Pastora y Juan.
Antonia Pérez Vera (1910-1998) mi abuela, era una de las treinta y
tantas niet@s de Gabino; si bien no la
recoge el padrón, pues se cerró precisamente el mismo día en que ella nació, el
17 de enero de 1910. Era hija de
Sandalio y de Antonia y estaba casada con Matías Pérez y madre de seis hijos:
Mariana, José, Dorotea, Matías, Antonio y Francisco. Fue una mujer que vivió
casi íntegramente el siglo XX, con todos los acontecimientos y cambios
producidos en Fuente Álamo, de donde apenas salió, de tal forma que no vería el
mar hasta que le llegó la jubilación.
Fue tan injustamente tratada, que para ella, fue con Felipe González,
cuando se comenzó a hacerle “justicia”, con la bonificación de un millón de las
antiguas pesetas por los tres años que estuvo privada de marido. No pudo pedir
ningún tipo de resarcimiento moral, ni económico, por las vejaciones que tuvo
que sufrir al finalizar la Guerra Civil, entre ellas el rapado de cabeza y el
aceite de resino que le suministraron, pues las indemnizaciones fueron
aprobadas después de su muerte y de lo que ella siempre sintió más vergüenza
ajena, que propia, pues nunca se tapó de contarlo y señalar a sus verdugos.
Pudo declararse libre y abiertamente como socialista con la llegada de
la Democracia, así en cualquiera de las elecciones convocadas, siempre pedía a
sus hijos o nietos que le preparasen el sobre con la papeleta de los del “puño
y la rosa”.
Como de niña no pudo aprender a leer ni escribir, lo intentó por la
noche, en la escuela de mayores, donde solamente aprendió a firmar, abandonando
pronto, con una frase que ha quedado para siempre “Yo, ya sé, pa mi apaño”, y de la que se pueden sacar muchas
conclusiones relacionadas con la sociedad fuentealameña de su época.
Domingo, ha sido una lectura amena tu entrada “NUESTROS ANTEPASADOS DE HACE UN SIGLO (PADRÓN 1909)”. Leyendo tu árbol genealógico, teniendo como tronco a Gabino Pérez García, es difícil superar el ramaje de la siguiente generación, la de sus hijos José, Rafaela, Sandalio, Hermógenes, Antonio y Juan, con más de 40 miembros hasta el punto que podía confundir los nombres de sus nietos, incluso, en un momento determino, preguntar: “Niño, tú cómo te llamas”.
ResponderEliminarPero lo que me ha llegado al alma ha sido el relato de tu abuela Antonia Pérez Vera (1910-1998), que estuvo privada de su marido por tres años y recibió una bonificación de un millón de las antiguas pesetas, aunque NUNCA SE PUEDE COMPENSAR AQUELLA AUSENCIA. Tú y demás familia Pérez podéis estar orgullosos de la firmeza de Antonia ante la iniquidad del franquismo (militares, burguesía agraria, profesiones liberales y la Iglesia Apostólica Romana, la auténtica anti-Cristo y no los republicanos como afirmaba el Cardenal Isidro Gomá) por las vejaciones que tuvo que sufrir al finalizar la Guerra Civil: rapado de cabeza y el aceite de resino. ¡Gallardía de mujer señalando a sus verdugos!
Entre 1976 y 1980 que recorrí pueblos y aldeas de la provincia de Jaén, me contaron casos semejantes y cuando me decían yo voto a “Felipe González” o al “puño y la rosa”, tenía la sensación que no sólo reivindicaba votar socialismo, sino democracia y libertad, que como decía Emilio Castelar “es el instrumento que puso Dios en manos del hombre para que realizase su destino”.
De Andújar a Fuente Álamo hay 100 kilómetros justos, pero estas entradas en tu blog hace que emocionalmente sea un fuentealameño más, aunque lo sea virtualmente.
Un abrazo.
Santiago
Muchas gracias de nuevo querido Santiago por participar activamente en este blog, y que siempre ilustras con tus comentarios. El tronco de Gabino dejó tantas raíces en Fuente Álamo, que aún sigue extendiendo sus ramajes después seis o siete generaciones; aunque algunos incluso ignoran su origen, y solo llegan a conocer como mucho tres generaciones. El caso es que el nombre de Gabino, no se extendió y solamente se le puso a uno de sus nietos. Sandalio, se le puso a dos nietos, lo más común era Juan, Antonio, Rafael. Por eso a la pregunta ¿Niño, tu cómo te llamas? Mi abuela se llamaba Antonia, en honor a su tío Antonio, y le puso a uno de sus hijos Antonio, al igual que a uno de sus nietos, que es mi hermano y mi hermano a uno de sus nietos, que seguramente no sabrá ni por donde le viene. Los nombres se van heredando como la sangre.
EliminarMi abuela era una mujer de carácter, que llevó aquella humillación siempre con ella, y nunca nos la ocultó, quizás para prevenirnos de lo que nunca debió suceder. Señaló, incluso en el mismo instante, a aquellos que quisieron aprovecharse de la situación pidiéndole prebendas, incluido sexo, a cambio de ofrecerle la “liberación” de su marido. Cosa que muchas mujeres por desgracia no pudieron hacer y tuvieron que someterse al prevalimiento de los ganadores. Recuerdo que le tramité yo los papeles para la indemnización, y después de una demora burocrática, cuando la recibió sintió que algo había cambiado, quizás no tanto por el dinero, que le vino muy bien, pues lo necesitaba, sino porque sentía que se estaba haciendo justicia y se le estaba reconociendo que había habido maldad y que por fin se había liberado de aquella injusticia, respiraba ya verdadera libertad y que veía que la igualdad y democracia era real. A mí me llamó en muchas ocasiones para que le metiera en el sobre la papeleta del “puño y la rosa” y siempre votó a Felipe Gonzalez.
Santiago sé del afecto que tienes a esta Aldea, y el hecho que hayas pisado tierra fuentealameña ya te da derecho a sentirte como uno de nosotros: “veni, vidi y venci”, así que nada de virtualmente.
Un abrazo