Durante el año 1960 se fue
confeccionado el Padrón Municipal de los vecinos domiciliados (presentes y
ausentes) y transeúntes que se inscribieron en Alcalá la Real y sus aldeas a 31 de diciembre
de ese año. Un censo de habitantes que presenta novedades respecto a los
anteriores, pues por primera vez no se inscriben a los vecinos por orden
alfabético, sino por barrios o cortijadas, distinguiendo de una forma demasiado
extensiva tan solo a cinco grupos poblacionales: La Fuente, Escuelas, Horno,
Dehesilla y Colonia. Las inscripciones siguen un orden determinado en la
localización en el espacio, van casa por casa o cortijo por cortijo. También, como novedad, no se anota la edad de
los habitantes, sino que se pone el año de nacimiento; si bien es verdad que, como
en los anteriores padrones, también hemos detectado algunos errores en el año
de nacimiento. Casualmente no recoge a ningún nacido en este año 1960, sino que
los reseña como nacidos en el año 1959. Se observan además, algunos errores en
nombre y apellidos, caso de Santiago Cano Muñoz, que por error lo renombra como
Santiago Arenas Pérez…
Otra novedad sería que en
este padrón se registra la renta, sueldo o jornal diario. La gran mayoría son trabajadores
del campo, denominados de diferente manera: jornaleros, obreros agrícolas, O.J.
(obrero jornalero con renta), agricultor o labrador. En este grupo se reseña
como labrador a Antonio Collado Álvarez (arrendador del Cortijo del Coscojar
Alto) con renta anual de 200.000 pesetas; a Manuel González Palomino con una
renta de 100.000 pesetas, a Custodio Pérez La Rosa, José Sánchez León y Antonio
Haro Sánchez, 80.000 pesetas, a Pedro González Ruiz y José Pérez Lizana con
60.000 pesetas, a Benito Fuentes Moyano con 50.000 pesetas... El más rico en
renta era Antonio Ramírez Sánchez con 400.000 pesetas, hay que recordar que
justo a finales de 1959 (se eleva a escritura pública el 10 de diciembre de
1959) vendió
el molino de aceite, junto con sus socios la familia González por la cantidad
total 1.025.000 pesetas.
Los jornaleros tenían un sueldo medio diario que
oscilaba entre las 30 y 70 pesetas, si bien lo normal eran 50 pesetas, con las
excepciones de Brígido Ruíz Calvo o Antonio Pérez Jiménez, que llegaban a las 80
pesetas. Realmente existían pocos jornaleros con sueldo diario, pues lo normal
era peonadas eventuales. Los pensionistas o jubilados a partir de los 65 años de
edad obtenían una renta muy variable que podía moverse entre las 12.000 pesetas
al año como Mercedes Vico Ruiz o Vicente Ramírez, y las 4.800 pesetas de Matías
Aguilera Anguita o Araceli Zuheros; Vicente Aguilera Castillo tenía una pensión
de 8.800 pesetas, lo cual podría ser debido a su discapacidad en una pierna,
pues aún no había alcanzado los 65 años.
Lo
curioso era que el sueldo del empleado de correos Matías Bailón Serrano era de
30 pesetas día, inferior a un jornalero del campo. Sin embargo se trataba de un
sueldo diario, mientras que los jornaleros del campo, salvo los fijos, cobraban
eventualmente. Tampoco se hace constar el sueldo del maestro de escuela, si
bien D. Manuel López Martín, en octubre de ese año de 1960 fue destinado a
Maracena, marchándose con la familia a vivir a Granada.
Como
hemos dicho, casi todos los hombres trabajaban en el campo o eran jubilados-rentistas;
las mujeres se dedicaban a sus labores, y como excepciones se encontraban al maestro
de escuela, el empleado de correos o Faustino
Fuentes Aguilera con renta de 35.000 pesetas y su hijo Antonio Fuentes Nieto, que
eran los panaderos. La profesión que figura para Antonio Atienza Mayas era la
de jornalero, cuando en realidad realizaba actividades de carpintero; Crescencio
Aranda Aguilera también se anota como jornalero, pero era el tabernero y el
chófer. Daniel Aranda Villén, quien no figura tener renta, era el alcalde,
aunque ya estaba aquejado de una grave enfermedad que se lo llevaría en mayo
del año entrante. En el padrón se reseña como profesión con una “F”, que se supone de funcionario.
En
el Padrón Municipal de 1960 se reseñan los
habitantes que viven en Fuente Álamo y sus anejos: 225 casas o cortijos
habitados. Recoge una población de 823 residentes y 4 ausentes; en total, 827
habitantes, de los cuales 443 son varones y 384 son mujeres. Los ausentes eran cinco:
José Ibáñez Nieto, quien tenía un pie en la Academia de la Guardia Civil donde
ingresaría el 14 enero de 1961, Juan José Carrillo Pérez, quien prestaba el
Servicio Militar en Granada, y los
hermanos Gabriela, Ventura y Manuel que se encontraban estudiando en Granada,
donde se trasladarían este año definitivamente. Lo triste será la pérdida
progresiva de habitantes en las próximas décadas, pues en tan solo una década, descendió
la población en 318 habitantes (1.145 habitantes padrón de 1950), descenso que
ya no pararía hasta nuestros días. Algunas de las familias que se marcharon
durante esa década fueron las formadas por Agustín Ocaña Fuentes, Antonio
Aguilera Calvo, Cipriano Ávila García, Antonio Cano Delgado, Teodoro Castillo
Bailón, Juan Jiménez Pérez, Pablo López García, Gregorio Martín Pérez, Carmen
Ortega Moyano, Antonio Osuna Ordoñez, (panadero), Eduardo Rey Aguilera… Aunque
algunas nuevas familias llegaron (hacía dos años) desde Valenzuela (Córdoba)
como Celedonio Aguilera Ortiz “Satélite” casado con Hipólita Pérez Vera, donde nacería
su hijo Antonio durante este año.
La
familia más numerosa la formaban Ceferino Aguilera y Urbana Cano con 12
miembros, incluidos los progenitores: Luis, Julia, Matilde, Francisco, Antonio,
Carmen, Ceferino, Lourdes, Josefa y Paulino; sin contar los ya emancipados:
Juan, Vicente o Dolores. Cada vez había menos familias supernumerosas, siendo lo
normal unos cuatro ó cinco hijos, si bien con
8 hijos aparece el matrimonio formado por Domingo Ortega Serrano y
Gregoria Pérez Díaz. También juntaron 8 hijos el matrimonio de segundas nupcias
entre José Escribano y María León, aunque lo cierto es que los hijos procedían de sendos matrimonios, más
una en común.
Sin
duda alguna, el acontecimiento del año ocurrió el 29 de octubre con la boda
entre Antonio Anguita y Francisca Capilla, una joven apuesta llegada desde
Fuente Vaqueros, que se casaba con un fuentealameño flamenquito pero de mayor
edad que ella. Así nos cuenta Paquita que: “Celebraron
la boda en la Taberna de Crescencio Aranda “El Chofer”. El menú eran platos de
jamón, patatillas, aceitunas, alcaparrones… y vino hasta hartarse. El acto
estuvo amenizado por la música de los Hermanos Perote: Mateo y Ángel, clarinete
y tambor. Su familia se trasladó desde Fuente Vaqueros en coches. Invitaron a
todo el pueblo; algunas mujeres como Crescencia Pérez aún de lactancia de su
hijo Francisco y también Consuelo de Juanito, de su hijo Juan. Regalaban unas pesetas
y los que más, 5 duros”. Paquita, que se encontró en el año 1960 con un
mundo rural más atrasado que de donde venía, nos recuerda que no había luz
eléctrica en las calles y estaba hasta mal visto que las jóvenes llevaran la
manga corta por encima de las axilas; sin olvidar el machismo abusón que tuvo
que soportar en sus primeros años como tabernera y que hizo que en alguna
ocasión tuviera que poner a más de un hombre en su sitio. Recién llegada a la
aldea establecían un negocio en un local que habían alquilado a María Ramírez. Lo
alquilaron por un duro al mes, y pusieron una pescadería, con un barreño que
aún conserva y unas tablas de madera. Antonio “Braguetas”, su marido, tenía
un burro e iba por los cortijos y
pueblos vendiendo pescado. Después compró un carromato y comenzó a traer
lechugas, espinacas, naranjas y frutas, vendiendo más en la temporada de
aceitunas. El carromato les duró poco al romperse cargando escombro de la cooperativa,
recientemente construida. Posteriormente, rompieron el tabique y pusieron un
bar con su salón, donde traían músicos y hacían bailes. Instalaron un televisor
prestado por Antonio Puche, que era técnico de televisiones, y al mes se lo
llevaba y les traía otro de prueba. En él se podía ver sobre todo los toros.
Por la compra de una gaseosa tenían derecho toda la familia a presenciar el
espectáculo.
Don
Cristóbal Merino Almagro ejerció el sacerdocio en la Aldea desde 1959-1966 por
lo que debería ser el cura que casara a Santiago Cano y María Haro en el año
anterior, y no lo hizo porque los novios se retrasaron y se marchó a San José
de la Rábita. Tuvieron que echar mano a nuestro cura local Don José Zamora
Jiménez, el hijo de Blas, quien fue el que al final les echó las bendiciones.
José
Ibáñez Nieto “Pepe Praillo” decidió echar los papeles para la Guardia Civil. La
primera vez le caducaron los antecedentes penales porque no estaba seguro de
irse, pero para él, el campo no era una salida. Se preparó durante este año y no
le hizo falta ayuda ni recomendaciones de nada, aprobó por su propio valer y el
14 enero de 1961 entró en la academia.
La
Cooperativa Nuestra Sra. del Rosario siguió sumando socios en su segunda
temporada de funcionamiento.
Poco
a poco iban llegando las motocicletas marca Ossa a Fuente Álamo como la de Manuel
Arévalo, que se compró la Modelo-160 por 20.000 pesetas, o la de Pepe Aguilera
Vico con matrícula J-14515 de este año 1960…
También
se produjeron acontecimientos importantes como el nacimiento de varios niños y
niñas fundamentalmente durante los meses de agosto y septiembre: Mercedes
Escribano León, Mercedes Pérez Pérez, Rafael Cano Vera, Mercedes Fuentes
Aguilera, María Luisa Pérez Aguilera, José Luis Montes Cobo, María Josefa
Jiménez Pérez, Eduardo Aguilera Cervera, Francisco Martín Arévalo, Juan Pérez
García, Antonio Aguilera Pérez, Juan González Cano, Carmen Cano Carrillo,
Antonio Manuel Expósito Pérez…, y quizás también Juan Aguilera Pérez, pues hizo
la primera comunión con ellos, sin embargo no aparece censado en este año.
….
MERCEDES PÉREZ PÉREZ.
Como
hemos dicho, durante ese año de 1960 tuvo lugar el nacimiento de muchos niños y
niñas en la aldea. Vivieron una infancia, adolescencia y juventud muy unida. Hay
bastantes momentos de sus vidas que se entrecruzan, y encontramos muchas
similitudes en esta generación. La circunstancia más destacada ocurrió en sus
juventudes con la apertura que les proporcionó la emigración, bien temporal o definitiva.
Casi todos ellos en algún momento de su vida salieron de la aldea buscando
nuevos horizontes, un soporte económico para la familia y, en algunos de ellos
también encontraron, un soporte sentimental. También hubo relaciones afectuosas
entre muchos de ellos que no fructificaron; después cada uno hizo su vida en
diferentes lugares de manera que actualmente tan solo dos siguen viviendo en la
aldea.
Por
poner alguna de ellas de referencia y en base al conocimiento de causa que
tengo, el 1 de septiembre de ese año de 1960 nació Mercedes en el seno de una
familia, como casi todas las de aquel tiempo, humilde, trabajadora y pobre,
formada por Marcelino Pérez y Mariana Pérez, siendo la cuarta en el orden de
nacimientos, y la tercera en supervivencia de los cinco hermanos. Su infancia
transcurre como el resto de las niñas de aquellos años 60: una corta etapa de
juegos en aquellas calles, comba, rayuelas, escondite, cromos… y una breve
estancia escolar que apenas llegó hasta los 12 años. El 30 de mayo de 1967,
junto con casi todos los niños y niñas de su generación, tomó la primera
comunión. Entre medias de esos años de corta infancia, con 8 ó 9 años, tuvo que
superar una grave enfermedad renal, sobre la que, a veces, anteponía las ganas de
jugar a su curación. Lo cierto es que la tuvo que superar en su propia casa, en
su propia cama y en el periodo de recolección de aceituna, casi sola. La escuela la inició a los 6 años
reglamentarios con Dª Ángeles y Dª Visitación, hasta que el curso 1969-70,
junto con otros niños y niñas de la aldea, fue escolarizada en los Colegios
Nacionales Comarcales “El Coto”, nº1 de Alcalá la Real, donde por necesidades
familiares y falta de motivación inducida no llegó a superar el 5º curso de
E.G.B. La emigración la reclamaba con tan solo 12 ó 13 años de edad,
acontecimiento que la ha llevado hasta nuestros días. Pero durante todo este
tiempo, la vida le ha ido sonriendo, y esa infancia que apenas tuvo la ha
podido recuperar con sus nietos. Mercedes se casó en el año 1983 con José
Antonio Bermúdez, estableciéndose en la aldea vecina de La Rábita por un
periodo corto, pues la emigración temporal la convirtieron en definitiva en las
Costas del Maressme, en concreto en Pineda de Mar (Barcelona). Sus dos hijos
nacieron en Granada, cuando aún vivían en La Rábita, pero con corta edad
acompañaron a los progenitores. Ya en tierras catalanas, formaron una gran
familia, ahora ampliada con nietos.
El
hacer esta breve biografía de una persona sobre la que tienes muchos lazos de afecto
y con la que has vivido la época que más te marca, resulta poco objetivo y
sería muy largo el contar tantas experiencias vividas juntos y tantas anécdotas.
Pero la realidad no se puede disfrazar; pese a llevar mucha carga afectiva, todos los que la conocen saben que es toda una
luchadora, muy trabajadora, con mucho afecto por la familia y un profundo
arraigo con su Fuente Álamo natal. Es luchadora porque ha sabido sobreponerse a
circunstancias adversas como momentos de salud delicada, trabajo y otras
circunstancias, especialmente la que actualmente están viviendo en Cataluña y
que tanto le preocupa. Es trabajadora porque siendo una niña se inició en el
mundo de la hostelería y después de más de 40 temporadas le llegó hace unos
años una especie de jubilación anticipada. Tiene fuertes afectos familiares
porque siempre está pendiente de los suyos, hijos, nietos, madre o hermanos y
demás familiares. Amante de la lectura y de los paseos por el campo, se refugia
los fines de semana en un pequeño terreno a las orillas del río Torderá. Interesada por los acontecimientos de su
pueblo y bien adaptada a la nuevas tecnologías, sigue fielmente las
publicaciones de este blog y cualquier información sobre sus familiares, amigos
y vecinos fuentealameños que le proporcionan las redes sociales. Mantiene sus
vínculos con Fuente Álamo, pues siempre que puede no deja de hacer una escapada
y disfrutar de su pueblo con los suyos.