Pilas de Fuente de la Encina |
Estos tres hombres, en la tarde
noche del día 31 de octubre de 1946, llegaron al Cortijo de la Canaleja,
situado al límite Este del partido de campo de Fuente Álamo. Se introdujeron en
su interior solo con la fuerza estrictamente necesaria para doblegar la
voluntad de sus moradores: una familia de labradores del Castillo de Locubín
formada por José María, su esposa Rosario y su hijo menor Miguel, quienes eran
los encargados o “caseros” del cortijo propiedad de Manuel Duran Oria.
Quizás en perspectiva de que la ocupación solo iba a durar aquella noche, o dadas las horas de llegada y “no habiendo avisado”, no obligaron a aquella mujer a que les hiciera una suculenta cena, como podría ser carne de los muchos animales que guardaban aquella familia de pastores. Tan solo les cocinó unas patatas fritas a lo pobre.
Aquella noche no iba suponer ningún
peligro para los visitantes del cortijo; el problema se planteó una vez que
amaneció, pues era tarea habitual que el niño Miguel fuera a cuidar el rebaño
de cabras y ovejas al Cortijo de Valenzuela propiedad de Fernando Villén, que
se encontraba a unos 300 metros de distancia, enlazados por un camino. Por esta
circunstancia, que se repetía día a día, José María recomendó a los inesperados
visitantes, que el niño debía acudir a su trabajo como de habitual, puesto que de
lo contrario comenzaría la familia Villén a preocuparse, lo que a su vez podría
provocar que viniesen allí a preguntar por el niño. Ante este planteamiento,
los “huéspedes” accedieron, advirtiendo al niño de que no podía decir nada ante
el peligro que corrían sus padres. Pero el niño ya había sido instruido de
contrario por su padre.
Vistas desde el Cortijo Arriba, al fondo el Cortijo Valenzuela |
De inmediato se preparó un
dispositivo formado por un pequeño ejército de Guardia Civiles, que no tardó
nada en desplazarse al lugar. En dirección a la Canaleja, llegó una pequeña
dotación del dispositivo al Cortijo de los Reventones, donde se encontraron con
Eufemia Valverde, quien asustada fue reticente a abrirle la puerta.
Una vez hicieron presencia en el lugar de los hechos, rodearon el cortijo y al darse cuenta de que habían sido delatados, dieron un tiro a José María, sin que le causara lesión grave y emprendieron la huida hacía el monte, siendo alcanzado uno de ellos a unos 200 metros en un pequeño majano de piedras preparadas construir una choza situado en la propiedad de Manuel Pérez “Torres” tierra de rompizo situada en la parte baja de la Canaleja denominada Loma Blanca, donde quedó un pañuelo de mano agujereado, que Custodio Pérez siendo un niño recogió. Los otros dos al saltar por un barranquillo fueron acribillados. Aquel día cuando Marcelino Pérez se disponía con su burra blanca a transportar estiércol para la hortaliza a la citada finca familiar, su esposa Dolores le disuadió de hacerlo, pudo ser un presagio, que le evitó el verse envuelto en aquel tiroteo.
Foto de L.M. Sánchez Tostado |
Los hechos han sido datados por el
historiador Luis Miguel Sánchez Tostado, en su libro “Cencerro, un
guerrillero legendario”, de donde hemos obtenido la identificación de
los guerrilleros, las armas y objetos intervenidos, así como una fotografía que
pudo ser incautada a los acribillados ese mismo día, en la que aparece
retratado el grupo de “Cencerro”: “Se
trata del jiennense Diego García Gómez,
“Chirri”, colaborador de “Cencerro” y responsable local de las Juventudes
Unificadas Socialistas de Jaén. Se había unido a la guerrilla unos meses antes,
en julio de 1946, tras la redada contra un comité clandestino en la capital.
Los otros dos eran los hermanos Juan
Rivera Jiménez “Riverilla” y Carlos
Rivera Jiménez, “Jeromo”, naturales y vecinos de Albolote (Granada),
enlaces que aquel verano huyeron de los interrogatorios y las torturas. A los
muertos se les intervino: “tres pistolas, una carabina Remigton, cuatro
cargadores, unos prismáticos, un cuchillo de monte, un reloj, 5.950 pesetas,
así como propaganda política clandestina, fotografías y documentación
procedente de Jaén y Granada” (Sánchez Tostado, L.M. “Cencerro, un guerrillero
legendario”, 2010”)
Foto publicada en el Diario de Jaén el 6-07-2016- Artículo de D. Luis M. Sánchez Tostado |
Los
tres cuerpos acribillados fueron expuestos dos días en las puertas del Hospital
de Alcalá la Real, con alto significado ejemplarizante. El número 2 y 3 son los hermanos Rivera.