martes, 23 de febrero de 2016

EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN EN FUENTE ÁLAMO



        En esta entrada aportaremos unos cuantos datos sobre la evolución de la población de Fuente Álamo, sin intentar hacer un estudio demográfico profundo.
Fuente Álamo tiene actualmente una población de 150 habitantes según el censo de 2017: 83 hombres y 67 mujeres (fuente INE), 3 más que el año pasado. En 2016 tenía 147 habitantes: 80 hombres y 67 mujeres (fuente INE). Lo que quiere decir que después de más de tres décadas de caída demográfica se ha producido un leve aumento de 3 habitantes (3 varones), ya es algo.
Entre los primeros datos que disponemos son los recogidos en el  Catastro  realizado por  el Marqués  de la Ensenada entre 1750 y 1754  dice que Fuente Álamo y Fuente de la Encina tenía veinte vecinos. (cabeza de familia). 
En el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, escrito por Pascual Madoz en el  Volumen I,  de la Edición  de 1845 en su segunda edición 1846 (página 394) contabiliza en Fuente Álamo a 64 vecinos y 252 almas. Hasta mediados del siglo XIX se utilizó el término vecino como el cabeza de familia, que es el que aparece en los listados de padrones de vecindario, así como algunas mujeres viudas y los hijos emancipados. El número de vecinos no coincidía con el de habitantes y cuando se hablaba de habitantes, generalizando, se hacía con la expresión de “almas”. Así, en el año 1845, Fuente Álamo tenía 64 vecinos, pero una población total aproximada de  252 almas, ya que en los padrones de habitantes no aparecen las mujeres casadas ni los hijos no emancipados.
            En la página 123 de “Geografía General de España: Diccionario General de todos los pueblos” de 1862, Imprenta y Librería de Gaspar y Roig se refleja  para  Fuente Álamo 254 habitantes, lo que quiere decir que 17 años después, la población total no sufrió modificaciones, tan solo añadió 2 habitantes más; y siguiendo con las comparativas en la larga distancia del tiempo, en el año 2000 había 258 habitantes, o lo que es lo mismo, Fuente Álamo tenía la misma población un siglo y medio después, con sus altibajos sufridos que ahora veremos.

A principio de siglo XX y en la Posguerra, la mortalidad infantil en el mundo rural fue un factor importante en la disminución de la población de Fuente Álamo, que era suplida de alguna forma con las familias numerosas y con los hijos que iban naciendo tras la pérdida de otros mientras la mujer era fértil. Son muchos los casos conocidos de familias fuentealameñas que perdieron un hijo a edades tempranas. Las epidemias y enfermedades hacían que la esperanza de vida en el campo fuese corta. Así en 1918 con la gripe española y en 1939 como consecuencia de la Guerra Civil el crecimiento natural fue negativo como en todas las partes de España. Fuente Álamo estuvo durante todo el periodo bélico en pleno frente de batalla, por lo que las condiciones para la natalidad no eran las más adecuadas, a lo que hay que sumar más de una decena de fuentealameños muertos o desaparecidos.
Según el estudio publicado por Anna Cabré, Andreu Domingo i Teresa Menacho: “Demografía y crecimiento de la población española durante el siglo XX” que encontramos en la siguiente página
  “Las máximas tasas de crecimiento de la población coinciden con los períodos de máximo crecimiento natural, en la década de los veinte, y la de los sesenta y setenta, basado principalmente en el primer período un descenso de las defunciones, mientras que en el segundo se debe a un notable aumento de los nacimientos”.
Elaboran la siguiente tabla a partir de datos INE, Censos y Padrones.

Año
Población
Periodo
Tasa de crecimiento (por mil habitantes)
1910
19.995.191
1901-1910
7,16
1920
21.389.589
1911-1920
6,76
1930
23.677.497
1921-1930
10,21
1940
26.014.750
1931-1940
9,46
1950
28.118.057
1941-1950
7,81
1960
30.583.466
1951-1960
8,44
1970
33.956.376
1961-1970
10,52
1980
37.742.561
1971-1980
10,45
1990
39.433.942
1981-1990
4,39
2000
40.499.791
1991-2000
1,93













Tabla 1.- Evolución de la población española 1910-2000 y tasa de crecimiento anual acumulativo.
              En cuanto a la población que  tenía Fuente Álamo en el año 1930 era  aproximadamente  de  705 habitantes.  En 1936 aparecen 200 vecinos y 924 habitantes, por lo que la población creció en el periodo republicano en 166 habitantes.  Al finalizar la Guerra Civil en el año 1940, habían  876 habitantes, durante el conflicto la población decreció en 48 personas.
    La población de Fuente Álamo en los años cincuenta del siglo pasado llegó a ser de 1.145 habitantes, alcanzando uno  de los puntos más alto en su historial demográfico. Este crecimiento demográfico de los años 50 y principios de los 60 del siglo XX se produjo, como en toda España, favorecido por los controles sanitarios de enfermedades y epidemias, y en concreto en Fuente Álamo, por el desarrollo económico producido por los mayores beneficios proporcionados por las cosechas de aceitunas, en detrimento de la producción de cereales, menos rentables y que poco a poco fueron desapareciendo del campo fuentealameño.   A esto se unió la creación en 1959 de la Cooperativa Agrícola “Ntra. Sra. del Rosario”, que completó la industria agropecuaria con el ya existente horno y molino de pan de la familia Fuentes que venía funcionando desde primeros de siglo XX. Así se fue desarrollando la industria agropecuaria  y una economía autárquica que favoreció aquellos que tenían pequeños parcelas que servían de sustento a la familia.
                Pero a diferencia del resto de la población nacional, en Fuente Álamo la emigración definitiva comenzó a vaciar las casas y cortijos en la década de los 60 (a título de ejemplo,  una fotografía del año 1964, se pueden contabilizar una cincuentena de niños varones en edad escolar, hoy 1 ó 2), mientras que en España como se puede observar del cuadro anterior, durante el periodo de 1961-1970 la tasa de crecimiento (por mil habitantes) del 10,52, llegando a ser la más alta del siglo XX. En Fuente Álamo  la población fue disminuyendo progresivamente, así, en un cuarto de siglo (1975) contaba solo con  490 habitantes y en otro cuarto de siglo, en el año 2.000, ya era tan solo de 258 habitantes (130 hombres y 128 mujeres), por tanto, en medio siglo (1950-2000) su población se vio reducida en 887 habitantes. Las causas de este  descenso de población tan pronunciado son varias y diferentes según la época. La primera causa fue como hemos dicho la emigración definitiva en los años 60 y 70 que ya estudiamos en otra entrada. Entre las familias que se marcharon a Cataluña, por poner algunos ejemplos, están las de Mateo Pérez Lizana “Cigarrica” (Mayo -1963 Verdum,-Barcelona), Domingo Ortega Serrano “Rayo” (Verdum), Manuel Moreno Martos “Perote” (Sallent), Felisa Pérez Castillo,  (Barcelona); Juan de Mata y Manuel Pérez “Torres” (Igualada), Custodio y Josefa Jiménez Pérez, Segunda y Antonio Pérez Aguilera “Olivares” (Navarclés), Manuel Arévalo Díaz, “Arevalillo” (Villafranca del Penedés), Pedro Vega Ávila “El Bañero” (Premiá de Mar), Salvador Castillo Padilla, (Barcelona), Lourdes Aguilera Cano (Barcelona), Pedro Aguilera Castillo (Barcelona-Seat), Gorito Vera Ortega Barcelona-Seat), Francisco y Leandra Arenas Aguilera (Tarragona) ect…; a la Comunidad Valenciana, Antonio Vega “El Bañero”, Andrés Vera Expósito, Florentino Carrillo Pérez, a Navarra, alguno de hijos de Ceferino Aguilera Castillo: Juan, Vicente, Matilde, Antonio y Josefa… Hilario y Juan López Aguilera o Domingo Vera Ochoa; al País Vasco, algunos de los hijos de Juan Aguilera Cano: Urbana, José y Antonio (Balmaseda), Dorotea, hija de Isidora Pérez Vera (Basauri); a Madrid, Manuel Pérez Mesa, la familia Francisco, Benito y Carlos Aguilera Valverde de “Los Florios” o José Pasadas Montañés (Orcasitas), Francisco Jiménez León…; a Burgos, Encarna Jiménez Pérez, a Zaragoza, Juan Jiménez Pérez, a Andújar, Blas Zamora (1956); a Huelma, José Cano Ruiz;  Algeciras, Próspero Cervera Ortega; Granada, José y Carmela Aguilera Cano y así ect, ect, ect…. A estas listas se le podrían unir muchos fuentealameños más, por lo quedan abiertas.
Otra causa fue el éxodo a Alcalá la Real que se produciría en las décadas de los años 70 y 80 y donde saldría otra gran lista. Esto último motivado por el miedo a invertir en una vivienda en la aldea, donde no había ni plan urbanístico aprobado. Prueba de ello es que de 490 habitantes en 1975, en cuestión de 4 años quedó reducida a 350 habitantes en 1979 ó a 300 habitantes en 1981.
 La población de los cortijos, en su conjunto, era más alta que la de la aldea considerada aisladamente, si tenemos en cuenta los datos que aparecen en el Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, en el  Volumen I, en su  Edición  de 1845, segunda edición 1846 (página 384), refleja en el año 1842, 21 casas en el núcleo del partido de campo, y 15  cortijos y casas notables diseminadas y 8 diseminadas,  total 23 viviendas (pág. 388), con este dato queda reflejado que los cortijos y casas diseminadas sumaban más viviendas que el núcleo de Fuente Álamo. Las casas diseminadas o cortijos menores fueron aumentando durante el siglo XIX y XX, hasta llegar a ser más de 70, manteniéndose habitados hasta los años 70 u 80 del siglo XX, algunos incluso hasta los años 90. Sin profundizar mucho en los motivos que causaron su paulatino abandono, desde mi punto de vista, la principal causa, fue la búsqueda de un mayor bienestar social, como podría ser tener luz eléctrica, sanitarios, servicios primarios más cercanos, Así, unos, aprovecharon el boom migratorio de los años 60 para dejar el cortijo y salir a otras zonas de España o del extranjero; otros vieron la necesidad de la escolarización de los hijos y las prestaciones médicas de los mayores para establecerse en Alcalá la Real.
A principio de los años noventa (1992) había en el núcleo de Fuente Álamo cerca de 90 casas habitadas (87), además de los núcleos de los cortijos de la Dehesa (Justo Gutiérrez, Crescencio Funes, Julián Palomino…), el Peñón (Vicente Aguayo, José Vera, José Cirilo Pérez…), el Coto (Francisco Frías, Alberto Bermúdez…), Casa Sola (Dionisio Haro…), Casa la Huerta (Custodio González, Juan Vera..), La Torre (Isabel López..) Casa Huerta de Benito (Eduardo Pérez), que suman un total de 96 viviendas habitadas. En estos años se construyeron tan solo 3 o 4 casas nuevas en la zona de El Cerro, pues los fuentealameños conforme se casaban se iban a vivir fundamentalmente a Alcalá la Real o a otras aldeas cercanas como La Rábita.
         Año tras año la población ha ido disminuyendo, si bien tenemos que reseñar que sólo en los años 2009 y 2011 hubo un leve aumento de la población, que pudo ser debido al empadronamiento de familias anglosajonas, pues no hubo nacimientos. En una década (2.000 a 2.010) se produce una disminución de 60 habitantes lo que representa un 23 % de la población. En el año en 2013 el descenso fue de 11 habitantes,  en 2014 descendió en 16 habitantes y en 2015 fue de 10 habitantes.
Como datos complementarios que poseemos y que nos ayudará a ver la evolución de la población es el censo de electores de fuentealameños con derecho a voto sacado del censo de 1 de enero de 1992.
Ya en los años noventa, en concreto en las Elecciones Generales celebradas el 6 de junio de 1993 para el Congreso de Diputados, de un total de 249 electores censados,  por tanto mayores de 18 años, ejercieron el derecho a voto 205. En las elecciones al Parlamento Andalucía celebrada el 12 de Junio de 1994 de un total de 222 electores censados, ejercieron el derecho a voto 162.
      Como se puede ver a parte de haber descendido notablemente el número de electores en un año de 249 pasó 222, en concreto en 27, fue debido a que en esos años continuaría el éxodo fundamentalmente a Alcalá la Real, pero ya en menor medida, pues ya apenas quedaban jóvenes en el pueblo. 
  En próximas revisiones o  ampliaciones estudiaremos el padrón de 1837, 1849 y 1878 referentes al Siglo XIX.
DATOS DE POBLACIÓN DE FUENE ÁLAMO
 (SIGLO XIX y XX)

FECHA
CASAS HABITADAS
HABITANTES
1842
44

1846

252
1862

254
1950

1145
1975

490
1979

350
1981

300
1992
96

1993

249 (<18 )
2000

258


sábado, 20 de febrero de 2016

TOQUE DE ATENCIÓN POR LA ATALAYA DE FUENTE ÁLAMO



Toque de atención por la atalaya de Fuente Álamo: El Defensor del Pueblo Andaluz ampara la reivindicación expresada por una plataforma vecinal que exige, desde hace tiempo, que se restaure la torre medieval de ...

miércoles, 3 de febrero de 2016

ANTONIO AGUILERA VALVERDE. UNO DE “LOS FLORIOS” DE FUENTE ÁLAMO.



Nació un día como hoy del mes de febrero de 1928. Nació y se crió en el Cortijo de Los Florios, (le dio nombre su familia apellidada Flores) hasta que la Guerra Civil les obligó a abandonarlo temporalmente. Hijo de Antonio y Ana, es el 5º de  10 hermanos  de los que actualmente solo quedan 6: Inés (f), Adoración (f), Lorenzo (f), Francisco (f), Antonio (él),  Custodia, Clemencia, Benito, María y Carlos.
 No hizo la Primera Comunión aunque no sabe por qué, parece ser que por entonces no se hacía, debido a que durante la Segunda República el estado se declaró aconfesional y  no había mucha tradición; es posible también  que la Guerra Civil estuviese relacionada.  Aprendió a leer y a escribir con un maestro de los llamados “garrotero” que iba con una yegua a dar clase desde la Pilas de Fuente Soto y que recuerda que le apodaban “El Zopillo”. Al toque de la  trompeta del maestro acudían a un cortijo determinado todos los niños de los cortijos de los alrededores. Todos los meses sus padres le pagaban el dinero correspondiente, era lo que hoy podría entenderse como  enseñanza privada. También  aprendió a sumar, restar y multiplicar, pero no pudo aprender a dividir por culpa del estallido de la Guerra Civil.
 El inicio de la Guerra le cogió con 8 años de edad estando en el cortijo, y recuerda que por la noche llegaron los rojos y se los llevaron a San José de la Rábita para protegerlos. Se llevaron con ellos  la olla cocida  en la mano y se la comieron en San José. Allí estuvieron 41 días en unas cuadras que fueron incautadas a  Francisco Casanova Camacho. Pero se habían quedado atrás su hermano Lorenzo y su primo Anastasio, que estaban guardando cochinos en el Cortijo del Ayozo propiedad de la familia Cornicabras; cuando pudieron, volvieron en su busca, pues sus padres no dejaban de acordarse de ellos. Fueron acogidos durante un mes en el Cortijo del Encinar (cerca de la Chinche) donde vivía su tía materna Inés, y desde allí se pasaron a la Zona Nacional, llegando a Alcalá la Real donde estuvieron otro mes, pernoctaron en una casa de la calle Ancha que se había quedado vacía al haber sido abandonada por otra familia que había huido de la Guerra. Estando allí, lo que no le hicieron las bombas que caían, se lo hicieron el sarampión y la escarlatina, atacándole al oído izquierdo; una deficiencia que tuvo que soportar durante toda su vida, y no solo esa sordera de la infancia, sino el sobrenombre de “Sordillo”, como seña de identidad. Recuerda que, durante los bombardeos de la ciudad, se refugiaban en la Iglesia de Consolación. Después, huyendo de la guerra y buscando lugares más seguros, llegaron a Las Lagunillas de Priego, donde estuvieron unos 6 meses, hasta que llegaron a Cabra  donde permanecieron 5 años.  En el año 1943 ó 1944  volvieron a su cortijo natal, después de casi 7 años de peregrinaje, ya casi hecho un hombre. Ya se había venido su compadre Rafael de Cabra, y les había  apañado su casa y labrado su tierra  durante un año o dos; cuando volvieron, ya se encargaron ellos de esas tareas.
Durante la Postguerra se dedicó a trabajar en el campo fuentealameño, dando  jornales, aquellos de sol a sol. Aunque cuando murió su padre en 1951 tuvo que emigrar dos temporadas a la siega en Bujalance,  donde daban unos 40 ó 50 jornales por temporada. Le pregunté lo de la pelliza y dice que ese era el Carbonero de la Colonia; se ríe a golpe de carcajada e insiste que él con pelliza no ha segado nunca.
 Se incorporó a filas en el año 1950, siendo destinado a Villa Sanjurjo, la actual Alhucemas. Allí estuvo dos meses cabales, pues a causa de la referida deficiencia en un oído lo licenciaron.  Le pregunté, de nuevo, si era verdad eso de que los mandos militares le arrojaron al suelo y a su espalda una moneda para comprobar si la había oído y se volvía para recogerla, él dice sonriendo que no es cierto, y que si se la echaron, él por lo menos no la oyó… y se vuelve a reír. De su quinta son: Santiago Cano Muñoz, Luis Cano Nieto, Juan Ibáñez Sánchez, Antonio Anguita Montañez, Juan Jiménez Pérez, Francisco Expósito Nieto, Manuel González Palomino, Emilio Malagón Ochoa (aunque éste no se incorporó al ser hijo de viuda)…
A su mujer, Iluminada, la conoció en los bailes que se celebraban en las casas de Domingo Aguilera “Arroyo”, Daniel Aranda de la “Casa la Huerta”, que por entonces era el alcalde de Fuente Álamo, de Los Guardillas (en la casa actual de Feliciano), donde había baile a menudo con músicos que venían de La Rábita. Mateo “Perote” tocaba el clarinete y su hermano Ángel la batería. Recuerda que Antonio Castillo “Caejo”, en la casa  que después fue de Pedro “El Trasperlista” tocaba el acordeón y visto que  nadie salía a bailar, dijo el músico enfadado: “esto no es baile, ni mierda”,  y se vuelve a reír.  También Enrique el del Molinillo tocaba el laúd, y se formaban buenos bailes, más arriba del Puente Suarez.
Se casó con Iluminada Valverde Ramírez el día 6 de abril de 1958 en la Iglesia de San Antonio de Padua, oficiando la ceremonia el párroco D. Santiago. El ambigú se ofreció en la taberna de Domingo Aguilera, donde  pusieron  aperitivos de queso y jamón y vino ect… le supuso un gasto de 2.500 pesetas, si bien en regalos obtuvieron 5.000 pesetas. La boda estuvo amenizada por un músico que tocaba el violín llegado de la Pilas de Fuente Soto.
Recién casados estuvieron viviendo 6 meses en casa de su suegro Luis. Después se fueron a vivir a Las Escalerillas durante 3 años, casa que fue después de José Arenas. Recuerda que aquella casilla se la puso  a su suegro Julián, por servirle. Estuvo allí 3 años y después se fue a la casas actualmente de de Feliciano Ibáñez que también fue de El Guardilla donde estuvo otros 4 años y después se hizo la casa en un local de su suegro, siendo su actual residencia, en la calle Sacristán.
Estuvo entre finales de los 60 y principios de los años 70, siete temporadas trabajando en el acondicionamiento de carreteras, en las provincias de Burgos y Santander. Donde recuerda como un mal momento aquel accidente, cuando un grupo de fuentealameños se desplazaban en autobús al norte de España para trabajar en el acondicionamiento de carreteras. Ocurrió sobre las 12 y cuarto de la noche, él todavía iba despierto. Un camión marca “Pegaso” cargado de azulejos venía a impactarles de frente, así que el chofer del autobús dio un volantazo a la derecha y el camión le golpeó en el lateral. A él le pillo sobre el medio y se dio con la cigarrera en la nariz.  Fue el verano de 1973, (año en que murió su madre). Iban, Juan Pérez Hinojosa,  Emilio y Pedro Malagón Ochoa y el hijo de este  Francisco Malagón Castillo,  Juan y Feliciano Ibáñez Sánchez, Juan y Miguel La Rosa Rodríguez, Rafalillo Castillo “Pandehigo”, Juan Aguilera Cano “Cascorro” y su hijo Juan Aguilera Cervera, Luis Valverde Pérez, el Agüelo de Puertollano, Chele, (el cuñado de la Boni de Lázaro) y alguno más que no recuerda. En el que desgraciadamente falleció el joven Francisco Malagón y resultó gravemente herido Juan Pérez.  Cuando vio que Juan no hablaba, ayudó a bajarlo y se lo alargó a los que estaban abajo, paró un coche y se fue con él al hospital de Valdepeñas. El autocar se quedó allí con todas las maletas por el suelo. Recuerda que cuando llegaron al hospital, vieron que se les había olvidado su carnet de identidad; el guardia le pidió los datos y se los facilitaron, haciéndoles al otro día unas preguntas en el cuartel. Los dos más perjudicados como ha dicho fueron Francis  y Juanillo, a quienes antes de venirse fueron a verlos al hospital. Al otro día, los recogió un autocar con destino a Fuente Álamo. Los que resultaron menos heridos volvieron, estuvieron 3 ó 4 días, durante los cuales se celebró el sepelio de Francisco y se marcharon de nuevo, ahora en tren, destino a Burgos. Tras esto le dieron unas 5.000 pesetas.
En los destajos de Fuente Álamo estuvo en La Cabrera y en las tierras de Paquito Sierra durante 18 ó 20 años recogiendo aceitunas, con quien tuve la suerte de coincidir en la cuadrilla en alguna temporada finales los años 70  y donde nunca le vi tan enfadado como aquel día, en el que Paco Anguita, siendo un jovenzuelo, le dio dos golpes sin querer con la vara: el primero lo resistió con resignación y sin hacer ningún gesto y solo dijo: “pos no que me ha dado el nene con la vara”, cuando a los pocos segundos de terminar la frase, sufrió otra descarga, y ya no pudo resistir y cogió la vara, se fue al medio de la hilera y en un intento de partirla por la mitad, la cogió con las dos manos e intentó golpearla contra la rodilla, sufriendo otra frustración, la arrojó al suelo.
Pero su verdadera profesión y vocación como ya contamos, ha sido la de talador, pues casi toda su vida profesional ha estado dedicada a ese oficio, en concreto 45 temporadas, 40 a hacha  y 5 con máquina de talar (motosierra). Todo empezó aquel día estando trabajado como aceitunero en el Cortijo de la Cabrera, cuando José Vera Torres le pidió que se fuera con él de aprendiz. Durante 40 temporadas estuvo a golpe de hacha, haciendo cortes parejos y lavados a muchos olivos de Fuente Álamo. Tenía verdadera  afición al hacha,  para lo que no solo es necesario tener buenos conocimientos sobre las ramas a cortar, sino disponer de la destreza suficiente y unas buenas hachas afiladas. Era también albañil aficionado, hacía cuatro chapuzas, pero no reconoce que le gustaba.
Le pregunté para que me contase uno de sus malos ratos y me contó con rabia contenida que una vez, hace ya más de 25 años le estafaron, para lo cual le echaron por debajo del sobaco un gas con un espray, de lo que se percató después pues se olía raro. Le pusieron de tal manera que él no se explica cómo pudo hacer aquello. Uno de los estafadores se sentó al lado suyo y junto con otro estafador, le dieron un cupón de la ONCE diciéndole que estaba premiado. Así que fue al banco y sacó 500.000 pesetas y se las entregó a cambio del billete, que evidentemente no estaba premiado. Me cuenta que también lo intentaron con otro vecino de Fuente Álamo llamado Vale González, pero éste corrió mejor suerte, pues le llamaron para que quitase la moto que estaba estorbando y por eso se salvó. Dice que cada vez que recuerda este episodio se pone malo.
En el verano de 1979, también se llevó un pequeño disgusto, por ese afán sobreprotector de sus hijos. Se lo dio su hijo Antonio, quien junto con un grupo de jóvenes fuentealmeños habían estado toda la noche de fiesta. Estaba trabajando en el paro, en el Camino del Baño, cuando el alcalde por entonces Antonio Pérez, le comunicó la buena noticia y le dijo que no se preocupara que su hijo ya estaba en su casa.
También ha tenido buenos momentos y alegrías, como el nacimiento de sus 5 hijos y 7 nietos. Otra de ellas cuando a finales de los años 70 tuvo la suerte de acceder en régimen de aparcero a una parcela del Cortijo de Clavijo, donde en un primer reparto se apuntaron todos los agricultores de Fuente Álamo. Les tocó a unos que tenían ya parcelas y a otros que no tenían, por lo que se decidió que el reparto fuera solo para los jornaleros que no tenían tierra  o menos de una fanega, estuviesen dados de alta en la cartilla agrícola y fueran los más necesitados. Así que fueron 21 fuentealameños los aparceros agraciados  (3 parcelas a cada uno), por las que tenían que pagar una renta anual de 6.500 pesetas al Ayuntamiento de Alcalá la Real. Después pudieron acceder a la propiedad mediante compra. 
También se siente orgulloso de haber hecho con sus propias manos una pequeña parcela en Las Amoladeras. Rompió el terreno que estaba lleno de retamas, porque el por entonces alcalde José Pedro, le dijo que aquello  no tenía dueño, que lo labrase y lo sembrase de habas, cebada… para cebar el cochinillo y le sirvió de pequeño sustento para la familia.
Foto familia Aguilera.
Siempre tuvo una burra como animal de carga y a la vez de compañía, que le llamaba Parda, porque nunca ha conducido vehículos a motor.
Ha colaborado con cualquier fuentealameño para el mantenimiento de la Hermandad, siendo hermano mayor de San Antonio, junto con Antonio Fuente “Tajos” y José “Benino”; así como en cualquier acto que se le ha pedido colaboración.
Cuando estaba soltero le gustaba ir a Sierra Morena con un grupo de amigos, pero no ha viajado mucho, salvo por los casos obligados de la emigración a Burgos o Santander, o de la mili, donde tuvo la oportunidad de montarse en barco y ver el mar. Después ha ido a Sevilla, ha visitado las Cuevas de Nerja, o el Pantano Cubillas, pero no ha ido nunca a bañarse a la playa. Volvió a ver el mar cuando acudió a la jura de la bandera de su hijo Antonio, que también sirvió en Melilla.
Aficionado a los toros, le gusta jugar a la baraja, sobre todo  al  tute, y brisca de compañeros, pero nunca se ha jugado el dinero. Cuando no encontraba compañero, le gustaba ver las otras partidas y les contaba los tantos a los jugadores, y le preguntaban cuantas llevamos Antonio y respondía “vámonos, 61” y se ríe.
La jubilación le vino a los 60 años, le mandaron una carta diciéndole que o se jubilaba o le quitaban el paro. Le empezaron a dar 42.000 pesetas.
Por lo que a enfermedades respecta, solo se ha operado de piedras en la vesícula y padece de artrosis en las rodillas, que le está imposibilitando poco a poco la movilidad, a parte del alto acido úrico. Y ahora se dedica a la vida contemplativa, a tomar el sol, a charlar con los amigos, a descansar, que ya se lo merece y a seguir con ese buen sentido del humor.