I.-CAMINOS, CARRETERAS Y MEDIOS DE
TRANSPORTE.
En las publicaciones sobre
los baños de Ardales, en concreto en el “Tratado Completo de las Fuentes Minerales
de España” de Pedro María Rubio de 1853 se decía: “los caminos que a Fuente Álamo conducen van
de Granada, Córdoba y Jaén; son de herradura y en no muy buen estado”. “Por camino de herradura y con mala dirección,
Fuente Álamo distaba 1/2 legua de Alcalá la Real, 7 leguas de Jaén, 9 leguas de
Granada, 12 de Andújar y 63 de Madrid”. En “Aguas minerales. Tratado de hidrología
médica: con La guía del bañista y El mapa balneario de España” de Anastasio
García López en 1869, sin embargo dice: “El viaje se hace fácilmente desde Alcalá la
Real, que, como hemos dicho, dista sólo media legua”.
En los informes sobre los baños de Fuente Álamo en
1877,1878 y 1879 se reseñaba: “… pésimas
condiciones de los caminos que conducen al establecimiento…” “…necesita en
primer lugar una carretera que empalmara con la de Alcalá la Real, porque los
caminos que hoy conducen al establecimiento son pésimos y peligrosos”. “…estos baños distan una legua larga de Alcalá
Real a cuyo partido judicial pertenecen, por un camino de herradura de pésimas
condiciones…”
Como se ha podido ver, tenemos en el siglo XIX una aldea
de Fuente Álamo mal comunicada a través de caminos de herradura mal
acondicionados, y que distaba una legua larga de Alcalá la Real. Pese a que en
los primeros textos se decía que era media legua, este error puedo ser debido a
que la legua no era una medida de longitud exacta.
En el apartado “Actualidad Postal y Telegráfica” del
diario “El Globo” del lunes 5 de abril
1915, se refleja la creación de la
primera conducción en carruaje desde Priego de Córdoba hasta Alcalá la
Real, pasando por Almedinilla y Fuente Álamo. Podemos decir que es la primera
línea regular de transporte que enlazaba Fuente Álamo con Alcalá la Real y
Priego de Córdoba, llevando la correspondencia postal entre ambas ciudades
pasando por la aldea o por sus inmediaciones.
Anteriormente, la conducción de la correspondencia era a
caballo, que junto con los mulos y burros o carros tirados por ellos, fueron el
medio de transporte más utilizado hasta primeros de los años 70 del siglo XX, y
que se fueron sucediendo y simultaneando con las bicicletas y motos. Los
caminos de herradura se fueron adaptando para el paso de los vehículos a motor,
coincidiendo en muchas ocasiones por la misma vía, animales de carga con coches
o motos. De esta manera, se producían algunos accidentes, como el que padecí en 1967 siendo un niño, cuando la furgoneta conducida en
punto muerto por Antonio Puche, asombró a la mula “conducida” por mi padre en
aquella Carretera de las Amoladeras.
El Camino Real que enlazaba Fuente Álamo con
San José de la Rábita, bordeaba la aldea por la Casa la Huerta, seguía detrás
de la Casa de Antonio Castillo, continuaba Terrero abajo, cruzando Barranco
Muriano, subía hasta la Piedra Gorda y cruzaba los llanos de San José de la
Rábita. Por allí debió pasar el 8 de marzo de 1828 Washington Irving, según relata,
su biógrafo, Stanley T. Williams: “El día
siete llegaron a Castro del Río; el mismo día pernoctaron por la noche en
Priego;… Por la tarde, siguiendo el camino de Baena a Alcalá la
Real, pasaron por la aldea de La Rábita. Se le
hizo tarde, por que el sol se ponía por la
Sierra de la Torre de la Solana y
la cumbres de la Subbética cordobesa. El camino pasaba por el barranco
Moriana, dehesa de Fuente Álamo…” Según
refleja en su blog “Casas de Cabildo” el historiador Francisco Martín. Actualmente
su trazado ha desaparecido casi en su totalidad, apenas quedan trozos
transitables y en su lugar se han plantado olivos o han enraizado retamas. Era
la vía de paso de ganado y de comunicación de personas, dirección a San José de
la Rábita, donde después de la Guerra Civil se volvió a establecer el cuartel
de la Guardia Civil y donde se encontraba el cementerio destinado para la
inhumación de los fuentealameños. Asimismo, la iglesia de Fuente Álamo
pertenecía a su parroquia. Es por eso que su tránsito era continuo, bien a pie
o a lomos de una bestia, para ir a poner una denuncia o a declarar en el cuartelillo, para pedir cualquier partida de
bautismos, y sobre todo para hacer el último viaje camino al cementerio, y
cumplir con el dicho: “¡Qué lástima, ya traspuso por la Piedra Gorda!”. Pero no
solo se desaparecía por allí, sino que también te podías asomar por dicha
piedra, no precisamente por haber resucitado, sino andando y con la caja a
cuestas al volver de la emigración, después de dejar el tren en Alcaudete y el
último enlace en San José. También se veía asomar al Párroco, a lomos de la
mula que un hijo del Alcalde José Pedro conducía de reata o la pareja de la
Guardia Civil a pie o a caballo.
Los caminos y veredas que
conducían a Fuente Álamo eran de tierra pisada, y las carreteras de pequeñas
piedras apisonadas, hasta que se modernizaron las infraestructuras a finales de
los años setenta del siglo XX, produciéndose su asfaltado con alquitrán y
gravilla. Será en los años 40 y 50 del siglo XX cuando se acondicione a base de
piedra una carretera que enlazara Fuente Álamo con Alcalá la Real (JV-2237), que
sería la principal vía de comunicación hasta los años 80. Era una carretera que
no llegaba a 4 metros
de anchura y tenía un recorrido de 7 kilómetros hasta enlazar con la carretera de
Alcalá la Real-Monturque (actual A-339) por el Bermejo. Estaba construida con pequeñas
piedras compactadas, que al desprenderse formaban enormes baches, y donde era habitual
roturas de terreno entre el punto kilométrico 3 y 4, es decir desde el Peñón a
las Pozuelas. Además, cuando se encontraban dos vehículos, se tenía que parar
uno para darse paso, sobre todo el camión de Juani y el autobús escolar de
Contreras. Actualmente forma parte de la Red Provincial de Vías de interés
agrario (6,840 Km). La segunda vía de comunicación por carretera, tanto
dirección a la Provincia de Córdoba, como hacia las aldeas vecinas de San José,
La Rábita o las Grajeras, era la Carretera de las Amoladeras, más estrechas pero
de similares características que la anterior.
En el antiguo Camino del
Baño, a primeros de 2.008, se iniciaron las obras de intersección de la
carretera A-339 con la aldea de Fuente Álamo (por el Baño), si bien sufrieron
retraso en su ejecución. El inicio de las obras de mejora del enlace de la
A-339 (Alcalá – Cabra) fue presentado por el propio delegado provincial de
Obras Públicas, por aquel entonces D. José Valdivieso. Esta vía permitió un
trayecto más corto y un acceso más directo con Alcalá la Real y Priego de
Córdoba. Es actualmente la principal vía de comunicación.
Por
aquellas carreteras de la posguerra apenas se transitaba, y sólo cada semana en
las visitas que D. Francisco Serrano del Mármol “D. Paco” hacía a sus posesiones, se podía ver su coche marca
Mercedes, conducido por su chofer Joseíllo. Posteriormente, tras la muerte de “D.
Paco” en 1959, su sobrino Francisco Sierra Muñoz “Paquito Sierra”, continuó con
la tradición, y con su Fiat Balilla de
relucientes radios en las llantas, y después con su Citroën 2 CV, su Land Rover
corto y largo, hasta con su SEAT 124 blanco, visitaba las tierras heredadas. Mientras tanto, algunos de
los fuentealameños de a pie podían ir comprando bicicletas o motos. Pues una bicicleta a
finales de los años 50 costaba 2.000 pesetas, cuando el sueldo del campo estaba
en torno a las 45 ó 50 pesetas. Las Lambreta, Guzzi, Cofersa, Ossa, Montesa,
Iso, BMW, Ducati, Rovena, Vespa aparecían por aquellas carreteras, caso de Antonio
Puche y Pepe Ramírez con una Cofersa; Crescencio Funes, Pepe Ibañez, BMW, 1,5
CV (1958); Antonio Fuentes (Iso), Manuel Arévalo, Pepe Aguilera (J-14515 de
1960), Rafael Aguilera y sus Ossa; Juan Pérez “Capullo” y Ceferino Aguilera, con
una Montesa (1970). Marcelino consiguió una Lambreta, cambiándosela a “Dondin”
por dos cochinos y una cabra, después tuvo una Guzzi y una Ducati (matrícula J-45321 de 1968),
José Pérez, Paco Jiménez, que todavía está guardada en alguna cochera, Antonio
Jiménez, una Ossa, la de Matías Bailón con
sus alforjas para llevar el correo, Juan Ruiz, la Vespa azul de Manuel Jiménez y la del Coscojar con la que Arturo
Aguilera ganó en una fiesta de los años 70 el concurso de motos lentos, ect… y todo ello sin olvidar la Rovena de
Domingo Martín “Minguito”. Los ciclomotores marca Derbi modelo Antorcha fueron
llegando a Fuente Álamo ya iniciados los años 70, pero si alguno dejó su estela
en el tiempo fue el de Antonio Moyano, quien pudo pasearse por aquellos
carriles y carreteras, la mayoría de la veces en punto muerto, cerca de 40
años.
Para el servicio público, Julico
Aguayo, “el de Sinforiano”, compró un coche Ford y después un Verfor. Un taxista apodado “Dondin” estuvo de alquiler
en la casa de Mateo Pérez Lizana en 1963-1964, un poco alocado y espeluznado, también estuvo un poco tiempo de
taxista con un coche antiguo. Pero en el pueblo, el taxista oficial en los años
50 y 60 fue Crescencio Aranda el de Dionisia, que se apodaba “El Chofer”, y
posteriormente sería Antonio Anguita “Braguetas” que con su SEAT 1500 hacía la
ruta hasta Alcalá y Córdoba, y Antonio Arenas “Porruo”, un SEAT 1800, Renault 4L (atropelló a Luisito Valverde al gastarle una broma, empleando a Juan Aguilera y Matías Pérez para cubrir la ruta) y después con su furgoneta DKW, viajaba
a diario hasta Alcalá la Real. También otros vehículos sin licencia prestaban igualmente
esos servicios.
A mediados de los años 70,
los particulares poco a poco pudieron adquirir vehículos, pues hasta el año
1974 sólo había una docena de coches en Fuente Álamo. Mira
si serían extraños los coches, que incluso los niños confundían sus ruedas con
cochinos, y Julito la Rosa, no tuvo otra idea que coger una cuchilla de
zapatero que tenía su Tato Juanillo, y rajar las cuatro ruedas del Renault 4L
de Matías Pérez, que guardaba en las leñeras que fueron de Faustino, como si de
una matanza se tratase. En esa docena de vehículos estaban el de
Antonio Anguita, (SEAT 1500), Antonio Arenas (Mercedes Benz o DKW), Antonio
Montes (Citröen 2 CV furgón, que apenas fue usado), Domingo Aguilera (SEAT
Setra 600 furgón), José Ramírez (un Citroën y después un SEAT 1500), Teodoro
Ibáñez (Citröen 2 CV), Antonio Fuentes (Citröen 2 CV furgón y después
Renault-6), Matías Pérez (compró en 1970 Renault-4L, matrícula J-48310), José
Aguilera (Renault-4L), Juan Ramírez (SEAT 600), Marcelino Pérez (SEAT 850-1973).
Sobre 1971 ó 1972 se compraron dos Renault-8 a la vez, uno por Manuel Fuentes y otro por
Ceferino Aguilera, Matías Bailón “Correo” (SEAT 133) y el llamativo Dyane 6
color naranja, descapotable, de José Carrillo, que tenía plaza hasta para
cabra.
En cuanto a vehículos a
motor de transporte, aparte del camión de D. Francisco del Mármol que era
utilizado como servicio particular, sería el carromato de Antonio Anguita “Braguetas”
el que se utilizaría para servicio público pese a su escasa vida, y
posteriormente un camión para explotación de la cantera de arena. El camión
marca Ebro D-700 con la primera cabina abatible, matrícula J-48012, llegó a
Fuente Álamo a finales de 1969 y comenzó a prestar servicios los primeros días
del mes de Enero de 1970. Fue comprado entre Juan Aguilera Castillo, “Juani”, Juan
Pérez Vera “Capullo”, Eugenio Pérez Aguilera “Uge”, Justo Gutiérrez Sánchez
“Justo de Leo” para la sociedad “Los Cuatro”, tal y como figuraba en su visera.
Tras la disolución de la sociedad después de tres años, sería Juan Aguilera el
propietario y el que continuaría como camionero al servicio público, siendo el
medio transporte de todo tipo mercancías y personas durante más de dos décadas
(70 y 80). Posteriormente Juan ha conducido otros dos camiones más durante casi
otra década y media: un Pegaso Súper Comet, y un Pegaso Mider. En total 33
años hasta 2003. Continuará con la historia de este camionero…
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