sábado, 9 de mayo de 2015

EL TRANSPORTE EN FUENTE ÁLAMO.



 I.-CAMINOS, CARRETERAS Y MEDIOS DE TRANSPORTE.

En las publicaciones sobre los baños de Ardales, en concreto en el “Tratado Completo de las Fuentes Minerales de España” de Pedro María Rubio de 1853 se decía: “los caminos que a Fuente Álamo conducen van de Granada, Córdoba y Jaén; son de herradura y en no muy buen estado”. “Por camino de herradura y con mala dirección, Fuente Álamo distaba 1/2 legua de Alcalá la Real, 7 leguas de Jaén, 9 leguas de Granada, 12 de Andújar y 63 de Madrid”.  En “Aguas minerales. Tratado de hidrología médica: con La guía del bañista y El mapa balneario de España” de Anastasio García López en 1869, sin embargo dice: “El viaje se hace fácilmente desde Alcalá la Real, que, como hemos dicho, dista sólo media legua”.
En los informes sobre los baños de Fuente Álamo en 1877,1878 y 1879 se reseñaba: “… pésimas condiciones de los caminos que conducen al establecimiento…” “…necesita en primer lugar una carretera que empalmara con la de Alcalá la Real, porque los caminos que hoy conducen al establecimiento son pésimos y peligrosos”. “…estos baños distan una legua larga de Alcalá Real a cuyo partido judicial pertenecen, por un camino de herradura de pésimas condiciones…”
Como se ha podido ver, tenemos en el siglo XIX una aldea de Fuente Álamo mal comunicada a través de caminos de herradura mal acondicionados, y que distaba una legua larga de Alcalá la Real. Pese a que en los primeros textos se decía que era media legua, este error puedo ser debido a que la legua no era una medida de longitud exacta.
En el apartado “Actualidad Postal y Telegráfica” del diario “El Globo” del lunes 5 de abril 1915, se refleja la creación de la primera conducción en carruaje desde Priego de Córdoba hasta Alcalá la Real, pasando por Almedinilla y Fuente Álamo. Podemos decir que es la primera línea regular de transporte que enlazaba Fuente Álamo con Alcalá la Real y Priego de Córdoba, llevando la correspondencia postal entre ambas ciudades pasando por la aldea o por sus inmediaciones.
Anteriormente, la conducción de la correspondencia era a caballo, que junto con los mulos y burros o carros tirados por ellos, fueron el medio de transporte más utilizado hasta primeros de los años 70 del siglo XX, y que se fueron sucediendo y simultaneando con las bicicletas y motos. Los caminos de herradura se fueron adaptando para el paso de los vehículos a motor, coincidiendo en muchas ocasiones por la misma vía, animales de carga con coches o motos. De esta manera, se producían algunos accidentes, como el que padecí en 1967 siendo un niño, cuando la furgoneta conducida en punto muerto por Antonio Puche, asombró a la mula “conducida” por mi padre en aquella Carretera de las Amoladeras.
 El Camino Real que enlazaba Fuente Álamo con San José de la Rábita, bordeaba la aldea por la Casa la Huerta, seguía detrás de la Casa de Antonio Castillo, continuaba Terrero abajo, cruzando Barranco Muriano, subía hasta la Piedra Gorda y cruzaba los llanos de San José de la Rábita. Por allí debió pasar el 8 de marzo de 1828 Washington Irving, según relata, su biógrafo, Stanley T. Williams: “El día siete llegaron a Castro del Río; el mismo día pernoctaron por la noche en Priego;…  Por la tarde, siguiendo el camino de Baena a Alcalá la Real,  pasaron  por la aldea de La Rábita. Se le hizo tarde, por que el sol se ponía por la Sierra de  la  Torre de la Solana y la  cumbres de la  Subbética cordobesa. El camino  pasaba por el barranco Moriana, dehesa de Fuente Álamo…”  Según refleja en su blog “Casas de Cabildo” el historiador Francisco Martín. Actualmente su trazado ha desaparecido casi en su totalidad, apenas quedan trozos transitables y en su lugar se han plantado olivos o han enraizado retamas. Era la vía de paso de ganado y de comunicación de personas, dirección a San José de la Rábita, donde después de la Guerra Civil se volvió a establecer el cuartel de la Guardia Civil y donde se encontraba el cementerio destinado para la inhumación de los fuentealameños. Asimismo, la iglesia de Fuente Álamo pertenecía a su parroquia. Es por eso que su tránsito era continuo, bien a pie o a lomos de una bestia, para ir a poner una denuncia o a declarar en el  cuartelillo, para pedir cualquier partida de bautismos, y sobre todo para hacer el último viaje camino al cementerio, y cumplir con el dicho: “¡Qué lástima, ya traspuso por la Piedra Gorda!”. Pero no solo se desaparecía por allí, sino que también te podías asomar por dicha piedra, no precisamente por haber resucitado, sino andando y con la caja a cuestas al volver de la emigración, después de dejar el tren en Alcaudete y el último enlace en San José. También se veía asomar al Párroco, a lomos de la mula que un hijo del Alcalde José Pedro conducía de reata o la pareja de la Guardia Civil a pie o a caballo.
Los caminos y veredas que conducían a Fuente Álamo eran de tierra pisada, y las carreteras de pequeñas piedras apisonadas, hasta que se modernizaron las infraestructuras a finales de los años setenta del siglo XX, produciéndose su asfaltado con alquitrán y gravilla. Será en los años 40 y 50 del siglo XX cuando se acondicione a base de piedra una carretera que enlazara Fuente Álamo con Alcalá la Real (JV-2237), que sería la principal vía de comunicación hasta los años 80. Era una carretera que no llegaba a 4 metros de anchura y tenía un recorrido de 7 kilómetros hasta enlazar con la carretera de Alcalá la Real-Monturque (actual A-339)  por el Bermejo. Estaba construida con pequeñas piedras compactadas, que al desprenderse  formaban enormes baches, y donde era habitual roturas de terreno entre el punto kilométrico 3 y 4, es decir desde el Peñón a las Pozuelas. Además, cuando se encontraban dos vehículos, se tenía que parar uno para darse paso, sobre todo el camión de Juani y el autobús escolar de Contreras. Actualmente forma parte de la Red Provincial de Vías de interés agrario (6,840 Km). La segunda vía de comunicación por carretera, tanto dirección a la Provincia de Córdoba, como hacia las aldeas vecinas de San José, La Rábita o las Grajeras, era la Carretera de las Amoladeras, más estrechas pero de similares características que la anterior.
En el antiguo Camino del Baño, a primeros de 2.008, se iniciaron las obras de intersección de la carretera A-339 con la aldea de Fuente Álamo (por el Baño), si bien sufrieron retraso en su ejecución. El inicio de las obras de mejora del enlace de la A-339 (Alcalá – Cabra) fue presentado por el propio delegado provincial de Obras Públicas, por aquel entonces D. José Valdivieso. Esta vía permitió un trayecto más corto y un acceso más directo con Alcalá la Real y Priego de Córdoba. Es actualmente la principal vía de comunicación.



II.-LOS PRIMEROS VEHÍCULOS A MOTOR EN FUENTE ÁLAMO
               Por aquellas carreteras de la posguerra apenas se transitaba, y sólo cada semana en las visitas que D. Francisco Serrano del Mármol “D. Paco” hacía a  sus posesiones, se podía ver su coche marca Mercedes, conducido por su chofer Joseíllo. Posteriormente, tras la muerte de “D. Paco” en 1959, su sobrino Francisco Sierra Muñoz “Paquito Sierra”, continuó con la tradición, y  con su Fiat Balilla de relucientes radios en las llantas, y después con su Citroën 2 CV, su Land Rover corto y largo, hasta con su SEAT 124 blanco, visitaba las tierras heredadas.  Mientras tanto, algunos de los fuentealameños de a pie podían ir comprando bicicletas o motos. Pues una bicicleta a finales de los años 50 costaba 2.000 pesetas, cuando el sueldo del campo estaba en torno a las 45 ó 50 pesetas. Las Lambreta, Guzzi, Cofersa, Ossa, Montesa, Iso, BMW, Ducati, Rovena, Vespa aparecían por aquellas carreteras, caso de Antonio Puche y Pepe Ramírez con una Cofersa; Crescencio Funes, Pepe Ibañez, BMW, 1,5 CV (1958); Antonio Fuentes (Iso), Manuel Arévalo, Pepe Aguilera (J-14515 de 1960), Rafael Aguilera y sus Ossa; Juan Pérez “Capullo” y Ceferino Aguilera, con una Montesa (1970). Marcelino consiguió una Lambreta, cambiándosela a “Dondin” por dos cochinos y una cabra, después tuvo una  Guzzi y una Ducati (matrícula J-45321 de 1968), José Pérez, Paco Jiménez, que todavía está guardada en alguna cochera, Antonio Jiménez, una Ossa,  la de Matías Bailón con sus alforjas para llevar el correo, Juan Ruiz, la Vespa azul de Manuel Jiménez y la del Coscojar con la que Arturo Aguilera ganó en una fiesta de los años 70 el concurso de motos lentos,  ect… y todo ello sin olvidar la Rovena de Domingo Martín “Minguito”. Los ciclomotores marca Derbi modelo Antorcha fueron llegando a Fuente Álamo ya iniciados los años 70, pero si alguno dejó su estela en el tiempo fue el de Antonio Moyano, quien pudo pasearse por aquellos carriles y carreteras, la mayoría de la veces en punto muerto, cerca de 40 años.
Para el servicio público, Julico Aguayo, “el de Sinforiano”, compró un coche Ford y después un Verfor. Un taxista apodado “Dondin” estuvo de alquiler en la casa de Mateo Pérez Lizana en 1963-1964, un poco alocado y  espeluznado, también estuvo un poco tiempo de taxista con un coche antiguo. Pero en el pueblo, el taxista oficial en los años 50 y 60 fue Crescencio Aranda el de Dionisia, que se apodaba “El Chofer”, y posteriormente sería Antonio Anguita “Braguetas” que con su SEAT 1500 hacía la ruta hasta Alcalá y Córdoba, y Antonio Arenas “Porruo”, un SEAT 1800, Renault 4L (atropelló a Luisito Valverde al gastarle una broma, empleando a Juan Aguilera y Matías Pérez para cubrir la ruta) y después con su furgoneta DKW, viajaba a diario hasta Alcalá la Real. También otros vehículos sin licencia prestaban igualmente esos servicios.
A mediados de los años 70, los particulares poco a poco pudieron adquirir vehículos, pues hasta el año 1974 sólo había una docena de coches en Fuente Álamo. Mira si serían extraños los coches, que incluso los niños confundían sus ruedas con cochinos, y Julito la Rosa, no tuvo otra idea que coger una cuchilla de zapatero que tenía su Tato Juanillo, y rajar las cuatro ruedas del Renault 4L de Matías Pérez, que guardaba en las leñeras que fueron de Faustino, como si de una matanza se tratase.  En esa docena de vehículos estaban el de Antonio Anguita, (SEAT 1500), Antonio Arenas (Mercedes Benz o DKW), Antonio Montes (Citröen 2 CV furgón, que apenas fue usado), Domingo Aguilera (SEAT Setra 600 furgón), José Ramírez (un Citroën y después un SEAT 1500), Teodoro Ibáñez (Citröen 2 CV), Antonio Fuentes (Citröen 2 CV furgón y después Renault-6), Matías Pérez (compró en 1970 Renault-4L, matrícula J-48310), José Aguilera (Renault-4L), Juan Ramírez (SEAT 600), Marcelino Pérez (SEAT 850-1973). Sobre 1971 ó 1972 se compraron dos Renault-8 a la vez, uno por Manuel Fuentes y otro por Ceferino Aguilera, Matías Bailón “Correo” (SEAT 133) y el llamativo Dyane 6 color naranja, descapotable, de José Carrillo, que tenía plaza hasta para cabra.

En cuanto a vehículos a motor de transporte, aparte del camión de D. Francisco del Mármol que era utilizado como servicio particular, sería el carromato de Antonio Anguita “Braguetas” el que se utilizaría para servicio público pese a su escasa vida, y posteriormente un camión para explotación de la cantera de arena. El camión marca Ebro D-700 con la primera cabina abatible, matrícula J-48012, llegó a Fuente Álamo a finales de 1969 y comenzó a prestar servicios los primeros días del mes de Enero de 1970. Fue comprado entre Juan Aguilera Castillo, “Juani”, Juan Pérez Vera “Capullo”, Eugenio Pérez Aguilera “Uge”, Justo Gutiérrez Sánchez “Justo de Leo” para la sociedad “Los Cuatro”, tal y como figuraba en su visera. Tras la disolución de la sociedad después de tres años, sería Juan Aguilera el propietario y el que continuaría como camionero al servicio público, siendo el medio transporte de todo tipo mercancías y personas durante más de dos décadas (70 y 80). Posteriormente Juan ha conducido otros dos camiones más durante casi otra década y media: un Pegaso Súper Comet, y un Pegaso Mider. En total 33 años hasta 2003. Continuará con la historia de este camionero…

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