viernes, 28 de febrero de 2025

GUERRA CIVIL EN FUENTE ÁLAMO. LA BATALLA DE LA CORNICABRA por Santiago de Córdoba

 Introducción

     Domingo Pérez Pérez aborda en este libro la Guerra Civil Española desde la óptica local de Fuente Álamo, una pequeña aldea jienense que experimentó en carne propia los estragos del conflicto y la represión de la posguerra. El autor destaca la importancia de recuperar la memoria histórica, especialmente cuando los testigos directos han desaparecido y los documentos oficiales son escasos. La obra busca rendir homenaje a todas las víctimas, sin importar su bando, y ofrecer un relato fiel de los hechos que permita a las nuevas generaciones aprender del pasado y evitar la repetición de errores. El autor reconoce la dificultad de mantener la equidistancia emocional, dado el sufrimiento y las injusticias vividas por muchos vecinos.

 

Contexto histórico y social previo a la guerra

    A inicios del siglo XX, Fuente Álamo era un reflejo de las profundas desigualdades rurales que caracterizaban a la provincia de Jaén. La economía local se sustentaba en la agricultura, controlada por unos pocos terratenientes, mientras la mayoría de la población era jornalera, viviendo al borde de la subsistencia. La instauración de la Segunda República en 1931 encendió las esperanzas de los más desfavorecidos. Se fundó la Sociedad Obrera de Trabajadores de la Tierra "La Espiga Floreciente", que promovía la colectivización de tierras y defendía mejores condiciones laborales. Sin embargo, las reformas agrarias avanzaron lentamente y la frustración social creció. Las tensiones entre jornaleros y propietarios se intensificaron, generando un clima de confrontación que estallaría con el golpe militar de 1936.


Fases del conflicto en Fuente Álamo

     1. Revolución y terror templado (Verano de 1936)

    


 Tras el alzamiento militar, Fuente Álamo permaneció en la zona leal a la República. Se produjeron incautaciones de tierras, ocupación de cortijos y confiscación de bienes pertenecientes a familias identificadas con el bando nacional. La iglesia local fue saqueada y convertida en almacén y cárcel improvisada. Algunos actos de venganza personal se ampararon en la vorágine revolucionaria, aunque el control político evitó excesos mayores. Las diferencias entre vecinos, a menudo basadas en antiguas rencillas más que en ideología política, salieron a la luz. Mientras unos celebraban la colectivización de la tierra, otros huían a zonas controladas por los sublevados para evitar represalias.


    2. Éxodo, militarización y vida en la retaguardia (Otoño de 1936 - Primavera de 1938)

    Con la toma de Alcalá la Real por los sublevados, Fuente Álamo quedó próxima a la línea del frente. La tensión aumentó, provocando la evacuación de familias enteras que buscaron refugio en las sierras cercanas o en aldeas de la retaguardia republicana. La vida en la aldea se militarizó con la llegada de la 76ª Brigada Mixta republicana. Los jornaleros, ahora convertidos en milicianos, custodiaban el frente mientras se mantenía la actividad agrícola colectivizada. La comunidad se adaptó a la escasez, reutilizando lo poco que quedaba y viviendo con la constante amenaza de bombardeos y enfrentamientos armados. El miedo y la incertidumbre dominaron el día a día, mientras la esperanza de una pronta resolución se desvanecía con el paso de los meses.

    3. La Batalla de la Cornicabra (Marzo de 1938) 

    La Batalla de la Cornicabra, el episodio bélico más importante para Fuente Álamo, se libró en marzo de 1938. La posición era estratégica, y ambos bandos lucharon con ferocidad. La población civil, ya diezmada por la huida previa, se refugió en cuevas y zonas remotas para escapar de la violencia. Los combates dejaron un rastro de destrucción: viviendas arrasadas, campos quemados y cadáveres que tardaron semanas en ser enterrados. La 76ª Brigada Mixta logró contener el avance sublevado, permitiendo una frágil estabilización de la línea del frente. Sin embargo, la batalla dejó cicatrices imborrables en la comunidad. Se narran episodios de heroicidad, pero también de horror, como las ejecuciones sumarias y los actos de brutalidad por ambas partes.

4. El final de la guerra y la entrada de las tropas franquistas (1939)

La ofensiva final franquista en la primavera de 1939 provocó la rendición de las fuerzas republicanas. Fuente Álamo fue ocupada sin apenas resistencia, pues la mayoría de los combatientes republicanos habían huido o se habían rendido. La llegada de las tropas nacionales desató la represión: se elaboraron listas de presuntos "rojos" y se sucedieron las detenciones. Antiguos vecinos colaboraron en las delaciones, motivados por el miedo o la venganza. El ambiente se llenó de terror. Familias enteras fueron desalojadas, y muchas propiedades fueron requisadas en nombre del "nuevo orden". El retorno de los vencedores fue celebrado con desfiles y actos de afirmación del régimen, mientras los perdedores eran humillados públicamente.

5. Posguerra: Represión, humillación y miseria (1939-1950)

     La posguerra trajo consigo una represión sistemática. Los consejos de guerra se sucedieron, muchas veces sin pruebas ni defensas mínimas. Las penas iban desde trabajos forzados hasta la muerte. Las mujeres vinculadas a la República fueron rapadas, obligadas a desfilar por el pueblo y expuestas a la burla general. La humillación pública buscaba doblegar la moral de los vencidos. La economía local, devastada por la guerra, apenas ofrecía sustento. Se instauraron cartillas de racionamiento, pero el hambre era generalizado. Las tierras expropiadas fueron devueltas a los antiguos propietarios, que a menudo explotaban aún más a los jornaleros para recuperar las pérdidas. La educación y la cultura sufrieron un retroceso, y cualquier vestigio de la época republicana fue erradicado. La represión política se prolongó durante la década de 1940, con visitas periódicas de la Guardia Civil para recordar a la población quién ostentaba el poder.

 

    Testimonios y fuentes orales

 

El autor da voz a los recuerdos de los supervivientes, muchos de los cuales prefirieron guardar silencio durante décadas. Historias de familias divididas, hermanos luchando en bandos opuestos, madres buscando a sus hijos desaparecidos y hombres que regresaron mutilados del frente pueblan las páginas del libro. El relato de Mercedes Ramírez, cuyo abuelo fue fusilado sin juicio, ejemplifica el dolor silencioso de muchas familias. Se recogen también testimonios de quienes optaron por la neutralidad, intentando sobrevivir sin involucrarse, aunque incluso estos sufrieron las consecuencias de un conflicto que no perdonaba la indiferencia. La voz de las mujeres es especialmente destacada, visibilizando su papel en la resistencia, el sostenimiento de la vida cotidiana y la superación de las humillaciones posbélicas.

     La Transición y la recuperación de la memoria (1975-1982)

 

    La muerte de Franco en 1975 y la llegada de la democracia no borraron de inmediato las heridas abiertas. Fuente Álamo vivió la Transición con cautela. La Ley de Amnistía de 1977 permitió la liberación de algunos presos políticos, pero también supuso el cierre de muchas causas pendientes. El silencio seguía siendo la norma en muchas casas, donde se evitaba hablar del pasado por temor a las represalias. Sin embargo, a partir de la década de 1980 comenzaron a organizarse actos de homenaje a las víctimas republicanas y se inició la localización de fosas comunes. Las nuevas generaciones, ajenas al miedo de sus padres y abuelos, impulsaron la recuperación de la memoria. Se colocaron placas conmemorativas y se realizaron entrevistas a los ancianos del lugar. El proceso no estuvo exento de polémica, con sectores que consideraban que "remover el pasado" era innecesario.



 

    Conclusión

 Guerra Civil en Fuente Álamo. La Batalla de la Cornicabra es un testimonio imprescindible para entender cómo un conflicto nacional puede desgarrar el tejido de una comunidad. El libro muestra que la guerra no solo se libró en los frentes, sino también en los corazones y las conciencias de quienes tuvieron que elegir entre la lealtad a sus ideales o la supervivencia. Domingo Pérez Pérez logra retratar la complejidad del conflicto, evitando caer en simplificaciones. El dolor de las víctimas, la crudeza de la represión y la necesidad de reconciliación son los pilares de una obra que invita a la reflexión. Recuperar la memoria no es abrir heridas, sino cicatrizarlas con la verdad.

     Epílogo

     El autor cierra la obra con una reflexión personal sobre la dificultad de relatar hechos tan cercanos y dolorosos. Subraya que su objetivo no es juzgar, sino comprender. Agradece a quienes compartieron sus historias y pide respeto para todas las víctimas. Insiste en que la historia debe ser conocida para que las futuras generaciones valoren la democracia, la paz y la libertad. La última frase del libro resume su espíritu: "Recordar es resistir al olvido; y resistir al olvido es honrar la vida de quienes la perdieron injustamente".