viernes, 24 de abril de 2015

FRANCISCO ALBA SERRANO, “ALAMEAS”. UN ESPÍA O ENLACE EN LA GUERRA CIVIL EN FUENTE ÁLAMO.



FRANCISCO ALBA SERRANO, “ALAMEAS”, nació el 2 de Agosto de 1906 en Fuente Álamo y falleció por fusilamiento en Jaén el 31 de Mayo de 1941, a los  34 años de edad. Hijo de Antonio y de María, ambos naturales de Fuente Álamo. Su padre, Antonio Alba Castillo, era el encargado en las tierras de D. Francisco Serrano del Mármol antes de que les fueran incautadas al inicio del Guerra Civil. Era nieto del que fuera al principio del siglo XX alcalde pedáneo de Fuente Álamo, don Antonio Alba Muñoz. Se casó en Fuente Álamo el 20 de Enero de 1926, a los 19 años de edad, con Encarnación Sánchez Malagón de 20 años, natural de Brácana. No sabía leer, ni escribir, de estatura regular, pelo castaño, barba cerrada, cejas al pelo, color moreno y ojos oscuros.
 Según contaban los mayores del pueblo, la familia vivía en la que después sería la casa de la Huerta de Benito Fuentes, aunque sus antepasados vivieron en la llamada Casa de Alba, enfrente de la Escuela.  Francisco, junto con su esposa y sus cinco hijos, huyeron tras la ocupación de Alcalá la Real en Octubre de 1936 y se pasaron a la Zona Nacional por Almedinilla, donde fue detenido. Finalmente pudo escaparse y regresar de nuevo a la Zona Roja, mientras que su esposa e hijos se refugiaron en Brácana, sin saber de la suerte que había corrido Francisco. Según su propia versión y en su defensa dice: “ Que unos meses después de iniciado el Movimiento, se pasó en compañía de su mujer y cinco hijos a la zona nacional por Almedinilla, presentándose al llegar a las autoridad militar, donde fue puesto en libertad por error de apellidos e inmediatamente encarcelado. Que fueron pedidos antecedentes de conducta y puesto de nuevo en libertad. Que se vino de nuevo a Alcalá la Real, a recoger la ropa para su familia, que se la había dejado en el cortijo donde vivía, y que al llegar a este cortijo fue hecho prisionero por los rojos, no pudiendo regresar de nuevo a la Zona Nacional. Que no es cierto que haya burlado la vigilancia de los Guardias para evadirse de la Zona Nacional y pasar a la Roja”· En otra de sus declaraciones dice: “al pasar de la zona nacional a la roja fue detenido por los milicianos en la Aldea de Fuente Álamo, término de Alcalá la Real, llevándolo a San José de la Rábita, donde permaneció detenido unos dos meses y medio. Fue trasladado luego  a un cortijo llamado el Puente de Baena, enfermando a los pocos días y teniendo que trasladarse al Hospital de Alcaudete, de cual no podía salir por padecer vómitos de sangre, siendo reconocido en Jaén por el Tribunal Médico. Acabo pasando de soldado de servicio auxiliares a la 79 Brigada cerca de Valencia, donde permaneció hasta la liberación  total de España”.
De todos estos avatares no supieron sus familiares (nietos) hasta hace poco tiempo, ni de su trágico destino ni menos aún de las circunstancias en que se produjo.
Sería en los años 70 del siglo pasado, cuando estando sentado debajo de los almendros de Brígido, siendo un niño, puede escuchar a los mayores como hablaban de un hijo de Alba que habían matado en la Guerra Civil, y como decían de él que era un “poco consentido y revolucionario” y que su esposa podía haber hecho algo más. Aquellas conversaciones se me grabaron, y siempre tuve la curiosidad de saber lo que había pasado con aquella persona. Con este trabajo quiero rendirle un pequeño homenaje, y contribuir con ello al que recientemente le ha hecho el Ayuntamiento de Alcalá la Real al inscribir su nombre en octavo lugar (orden alfabético) en el monolito situado en el Cementerio, junto a otros muchos desaparecidos. Debo agradecer a su nieto José Alba Sánchez la colaboración prestada y los datos proporcionados que me han sido muy útiles para poder hacer este trabajo, junto con los documentos obtenidos del Archivo Militar de Sevilla.
Un vez consultado el referido Archivo, la pregunta que me hago es: ¿Fue Francisco Alba, un enlace rojo, un espía rojo o un espía nacional, un miliciano de la Caballería Roja, un evadido a la Zona Roja, un evadido a la Zona Nacional o un aprovechado de la situación que quiso poner a salvo a su familia?
En el procedimiento Sumarísimo de Urgencia nº 16.509, se procesan conjuntamente a Francisco Alba Serrano y  a Juan Funes Mesa, iniciándose la instrucción de la causa el 9 de mayo de 1939. No se enjuician a Victoriano Expósito Romero (a) Rana; Justo Gutiérrez Vera (a) Pipo; Teodoro Pérez Sáez (a) Pavillo, encartados en algunos de los hechos seguidos en dicha causa, pero no en todos, por estar encuadrados en el Ejército Rojo, no habiendo regresado todavía, según se hace constar en las actuaciones. Francisco Alba Serrano fue condenado a la pena de muerte en un proceso construido en base de presunciones, testificales que conocían los hechos de oídas, sin testigos presenciales, sin garantías procesales y lleno irregularidades, como todos o casi todos los Procedimiento Sumarísimos que se abrieron después de la Guerra Civil. Incluso llegó a haber  testigos directos, tal y como se indica en el informe de la Falange Española de 23 de mayo de 1939, tratándose de los familiares detenidos y llevados a Alcaudete y después a Valencia: “las que se encuentran dispuestas para declarar tantas veces sean requeridas al efecto”; sin embargo, no se les recibe declaración.
Aunque, como hemos dicho anteriormente, son enjuiciados conjuntamente Francisco Alba Serrano y Juan Funes Mesa, existe coparticipación en algunos hechos (caso de la detención de dos derechistas), pero en otros hechos no: ni la propaganda desarrollada, ni las actuaciones políticas fueron las mismas, no se aplica la norma “cada delito será objeto de un sumario” y todo se enjuiciaba en la misma causa; incluso se procesaban en la misma causa personas que nada tenían que ver las unas con las otras. En este trabajo dejamos aparte en la medida que de lo posible la actuación del grajereño Juan Funes Mesa.
EL PROCESO
Se instruye atestado por la Guardia Civil del puesto de San José de la Rábita el 4 de mayo de 1939, contra: “Juan Funes Mesa (a) Pelotas, presidente que fue del extinguido sindicado de la Aldea de las Grajeras y de Francisco Alba Serrano (a) Alameas, autores de la detención de Don Eugenio González de Lara y Casimiro Vázquez Aguayo, el día 10 de Agosto de 1.936, según denuncia que también se adjunta, e individuos de pésimos antecedentes permitiéndome hacer constar por haber sido denunciado después de instruidas las diligencias, por el Jefe Local de Falange Española y Tradicionalista de las JONS de esta Aldea, Sr. V. Bermúdez Jiménez, que el último de estos individuos se pasó en el mes de octubre de 1936 al Campo Nacional, al pueblo de la Almedinilla (Córdoba) donde hizo la presentación y por error de apodo fue puesto en libertad, y al identificarlo después fue detenido por sus malos antecedentes en contra de Nuestra Santa Causa y al tratar de aplicarle el Bando de Guerra, pudo escapar ileso, cuyos dos individuos y por carecerse en esta Aldea de locales de seguridad, han sido ingresados en la Cárcel de Alcalá la Real, a su disposición. San José de la Rabita 4 de mayo de 1939”
El 14 de noviembre de 1939 a petición del Juez Instructor, el Ayuntamiento de Alcalá la Real, emite informe respecto a Francisco Alba Serrano (a) Alameas, diciendo que: “su conducta pública y privada es mala, de ideología política: marxista. Durante la dominación roja, actuó voluntariamente con las armas en la mano a favor de la misma haciendo servicios de guardia y los que a continuación se expresaran. Saqueos de los cortijos de personas de orden de aquella Aldea. Practicó varias detenciones, entre ellas las de sus convecinos D. Eugenio González de Lara y Sánchez-Cañete y Casimiro Vázquez Aguayo, los que pueden declarar acerca de la actuación de este sujeto”.
            El 16 de mayo se emitió informe por el Alcalde de San José de la Rabita “Giménez” en cumplimiento de lo solicitado: “los dos pertenecían al partido socialista, Francisco Alba Serrano (a) Alameas  actúa en saqueos y en recogida de ovejas y gallinas por las casas de campo en unión de otros muchos compañeros. Añade después, que Francisco Alba fue al Cortijo del Pedrero en compañía de otros que se desconocen los nombres y sacaron a Manuel López de la Rosa, el cual asesinaron  y el antes mencionado Alba estuvo 48 horas haciéndole guardia a la familia del difunto de esto puede informar Antonio Lizana Ibáñez vecino de las Grajeras”.
El 23 de mayo se emite otro informe de Falange y dice que “Francisco Alba Serrano (a) Alameas de la Aldea de Fuente Álamo, tomó parte en el asesinato de Manuel López de la Rosa del Cortijo conocido por Pedrero, Barranco de la Alcaide, término municipal de Alcaudete, en unión de Valentín Olmos, vecino de Sabariego, hoy detenido, y Vicente Vera Moreno, ignorándose  más detalles, así como varios más desconocidos, llevándolo a efecto por medio de engaños de que se pasaría al campo nacional, hecho que llevaron a cabo con escopetas, ignorase la fecha del hecho en que se realizó  las familias de la victima fueron detenidas por los mismos, llevándolas a Alcaudete y posterior a Valencia, las que se encuentran dispuestas para declarar tantas veces sean requeridas al efecto”.
Son varias las acusaciones a las que tuvo que hacer frente, siendo la más grave aquella referida al asesinato, que en todo caso, y con independencia de la autoría, debe ser considerado como un trágico suceso más ocurrido en una cruenta guerra civil. Hecho  que, seguramente, le costó a él también la vida, pero ésta ya “en frío”. El 21 de julio de 1937,  Manuel López de la Rosa,  de 43 años de edad, labrador, natural de Alcaudete, con residencia en el Cortijo conocido por Pedrero, en Barranco de la Alcaide, término municipal de Alcaudete, fue asesinado en el lugar llamado Carril de Santa Casilda. Los presuntos partícipes, según consta en actuaciones judiciales, son: Francisco Alba Serrano, Vicente Vera Moreno y Valentín Olmo del Sabariego, así como varios más desconocidos; pero no queda probado que fueran autores materiales.
En relación con estos hechos, no consta el testimonio de un solo testigo presencial que declare en la Causa, y como hemos dicho, la propia familia de la víctima, que si bien podría declarar, no se les recibe declaración. Así, unos  testigos dicen que “lo saben por rumores”, “en compañía de otros que se desconocen los nombres” “ignorándose  más detalles, así como varios más desconocidos”. Tampoco aparece definida su participación en los hechos, y en las declaraciones de testigos no presenciales se dice: “Alba estuvo 48 horas haciéndole guardia a la familia del difunto de esto puede informar Antonio Lizana Ibáñez vecino de las Grajeras”. Al que curiosamente tampoco se le recibe declaración.
  Otro informe dice: “llevándolo a efecto por medio de engaños de que se pasaría al campo nacional, hecho que llevaron a cabo con escopetas”.  En otra testifical se dice: “llegando a dicha casa con engaño diciendo que era un agente que venía para si se querían pasar a la zona nacional, por cuyo engaño se fiaron dichos individuos y se declararon a él, en cuyo momento se echaron sobre el mártir los compañeros de aquel que estaban acechando llamado Valentín Olmo del Sabariego y Vicente Vera Moreno”.  En esta declaración aparecen otros posibles partícipes, que no fueron enjuiciados caso de Vicente, por haber fallecido en el frente de Batalla en Teruel. Otra declaración también de oídas dice que: “previo engaño que  fue objeto el Manuel a quien le dijo que era de la zona nacional y que venía por si quería pasarse, a lo que confiándose se declaró y dijo que sí, lo que acto seguido fue detenido por otros y siendo asesinado”. Por último, y este testigo si es claro en cuanto a la fuente de información,   dice: “son rumores, pero haciéndose enlace de las fuerzas nacionales, engañó  a dos o tres, pues en vez de presentarlos a los nacionales como le prometieron, los llevaban a los rojos para fusilarlos como hicieron con una familia que no sabe su nombre. Le dicen los del barranco que no recuerda el recto del nombre del lugar del barranco,  y a los tres hombres los iban a fusilar, muriendo uno. Los otros dos pudieron huir y se pasaron a la zona nacional,  en cambio las mujeres, que eran dos o tres, se las llevaron  presas a Valencia, donde han sufrido mucho. Pero esto, repite, lo sabe por rumores, sin haberlo comprobado”. Esta declaración que como las demás es una testifical por los rumores, se dice que “los llevaron a los rojos para fusilarlos”, por lo que ni siquiera se les señala como autores materiales.
A esta acusación Francisco responde: “Que ignora todo lo referente al asesinato de don Manuel  López de la Rosa que tuvo lugar en el sitio conocido por el Barranco del Alcaide…” “Preguntado si es cierto que tomó parte en el asesinato de Don Manuel López de la Rosa en el sitio conocido por el Barranco del Alcaide,  haciéndose pasar por agente de la Zona Nacional y proponiéndole al Sr. López de la Rosa el pase a dicha zona con el consiguiente asesinato al contestar afirmativamente, dice que no y que no conoce al don Manuel López de la Rosa”. “Que insiste en no tener noticias y conocimiento del asesinato de don Manuel López de la Rosa”.
Desde mi punto de vista, pues cada uno puede llegar a su propia conclusión,  Francisco Alba, acompañado supuestamente por Vicente Moreno, Valentín Olmo y otros desconocidos, en su misión de enlaces o espías y como miembros de la “Caballería Roja”, llegaron al Cortijo Pedrero, propiedad de la familia del Sr. López de la Rosa, a quien propusieron pasarle a la zona nacional. Al acceder a tal proposición, fue deteniendo junto con su familia durante 48 horas y posteriormente entregados a los militares del ejército republicano, siendo Manuel fusilado y su familia trasladada a Valencia.
La segunda de las acusaciones es la detención de dos derechistas, que como miembro de la Caballería Roja realizó. Aquí sí tenemos testigos directos, aunque de parte, que son el propio Casimiro Vázquez Aguayo y Eugenio González de Lara y Sánchez-Cañete. Casimiro Vázquez Aguayo, Guardia Municipal de este Ayuntamiento, natural del Castillo de Locubín y vecino de esta  ciudad la Aldea de las Grajeras, denuncia a sus convecinos Victoriano Expósito Romero (a) Rana; Juan Funes Mesa (a), Pelotas, presidente de la casa del Pueblo; Justo Gutiérrez Vera (a) Pipo; Teodoro Pérez Sáez (a) Pavillo y Francisco Alba Serrano (a) Alameas, este, vecino de la Aldea de Fuente Álamo, por los hechos siguientes: “Que el día 10 de Agosto de 1936 y en su mañana, estando aventando una parba de trigo el que suscribe en la Casería de la Concepción propiedad de D. Eugenio González Lara, se le presentaron los cinco individuos o sean los anteriormente relacionados, todos ellos con escopetas, sorprendiéndome y amenazando que si no me entregaba sería fusilado, conduciendo en unión de D. Eugenio González de Lara al Cuartel de la Guardia Civil de la Rabita, el que había habilitado para prisión de los fasciosos, poniéndome a disposición de Marcos Sánchez Torres (Pollica), al que había elegido como Jefe de la prisión”.
Declaración del testigo el 10 de julio de 1939, el otro detenido  Eugenio González de Lara y Sánchez-Cañete dice: “Que conoce perfectamente a los denunciados por los que se les pregunta.  El Francisco Alba Serrano (a) Alameas es también de izquierdas, detuvo a los mismos. Que Juan Funes Mesa, entre ellos al declarante, todos los días, armado con escopeta y después luciendo el primer fusil que se vio por la aldea”.
A esta acusación responde Alba: “Que no es cierto que haya tomado parte de la detención de don Eugenio González de Lara y don Casimiro Vázquez  Aguayo así como haber apuntado con una escopeta a estos Sres. diciéndoles que si no se entregaban los mataría, como pueden atestiguarlo los citados Sres”. Y “Que no empuño las armas, ni participó en robos y detenciones y únicamente acompañó a los que detuvieron a Casimiro Vázquez Aguayo retirándose antes de llegar la casa del mismo.”
La tercera de las acusaciones es el haberse cambiado de bando. De nuevo las testificales son de oídas, aunque hay una que quizás sea la más verosímil, pero también de parte,  pues el testigo Sr. Bermúdez Arenas declara haber visto a Francisco en Almedinilla y dice: “… sabe que cuando el declarante estuvo detenido vio en el Cuartel de la Guardia Civil con un fusil que llevaba, asomándose por una rendija para ver a los presos. Después se pasó a Almedinilla y al verlo el declarante y otros paisanos lo denunciaron a la Guardia Civil, siendo seguidamente detenido, pero escapando posteriormente de prisión, tras lo cual se pasó a zona roja nuevamente”. Otras declaraciones de oídas dicen: “se pasó en el mes de octubre de 1936 al Campo Nacional, al pueblo de la Almedinilla (Córdoba), donde hizo la presentación, y por error de apodo fue puesto en libertad.  Al identificarlo después, fue detenido por sus malos antecedentes en contra de Nuestra Santa Causa y al tratar de aplicarle el Bando de Guerra, pudo escapar ileso”… Otra dice: “después se pasó a Almedinilla zona nacional, en donde fue encarcelado y sacado para sancionarlo, huyendo de sus guardias y volviéndose a internar otra vez en zona roja,  donde ha tenido una intervención algo desastrosa” … “Después de tomada esta ciudad nuestras fuerzas lo hicieron prisionero en la Almedinilla, pero se les escapó, y según rumores, digo son rumores”,…. Otro dice: “sin saber  por qué, pero seguramente de espía se pasó a Almedinilla y de esta se volvió a pasar al campo rojo escapando de la Guardia Civil…” 
De esta acusación, Francisco Alba declara: “Que unos meses después de iniciado el Movimiento, se pasó el declarante en compañía de su mujer y cinco hijos a la zona nacional por Almedinilla, presentándose al llegar a las autoridad militar donde fue puesto en libertad por error de apellidos e inmediatamente encarcelado. Que fueron pedidos antecedentes de conducta y puesto de nuevo en libertad. Que se vino de nuevo a Alcalá la Real según dice, a recoger la ropa para su familia, que se la había dejado en el cortijo donde vivía y que al llegar a este cortijo fue hecho prisionero por los rojos, no pudiendo regresar de nuevo a la Zona Nacional. Que no es cierto que haya burlado la vigilancia de los Guardias para evadirse de la Zona Nacional y pasar a la Roja  y que sobre este hecho puede declarar don Victoriano Bermúdez Jiménez y don Antonio Bermúdez Arenas de la Aldea de Fuente Álamo”….”
En la declaración judicial es nuevamente: “Preguntado si es cierto que posteriormente pasó a la Zona Nacional por Almedinilla, donde tras ser encarcelado logró evadirse y volver a la zona roja, dice que sí, pero que el motivo de volver a la zona roja fue para recoger la ropa de sus hijos…. Preguntado si tiene algo más que manifestar dice que al pasar de la zona nacional a la roja fue detenido por los milicianos en la Aldea de Fuente Álamo, término de Alcalá la Real, llevándolo a San José de la Rábita donde permaneció detenido unos dos meses y medio y siendo trasladado a un cortijo llamado el Puente de Baena…”
Otra acusación fue por  su actuación directa o participación en la guerra como enlace rojo, donde según algunas declaraciones: “todos los días, armado con escopeta y después luciendo el primer fusil que se vio por la aldea, iba a caballo desde Fuente Álamo a la aldea de San José de la Rábita, algunos días  hasta tres veces como llevando órdenes y siendo enlace de los rojos en sus diversas posiciones”….,  En otra declaración se afirma lo mismo y dice: “prestó servicios en Caballería roja siendo enlace para llevar los partes de un lugar a otro”… “Durante la dominación roja, actuó voluntariamente con las armas en la mano a favor de la misma, haciendo servicios de guardia y los que a continuación se expresarán….” “Francisco Alba Serrano, este fue de los primeros que se afilió a las milicias de la caballería roja prestando servicios con ellos”…. “vio en el Cuartel de la Guardia Civil con un fusil que llevaba, asomándose por una rendija para ver a los presos… “militó en la caballería roja, prueba de que el primer fusil que hubo en la Aldea era de este individuo”
En su declaración dice: “Que no es cierto que haya pertenecido a las milicias de Caballería Roja….” si se incorporó a las milicias de Caballería roja dice que no”.
Y la acusación general por la que fueron procesados todos los republicanos que habían tenido una actividad política, intervención en la colectivización de las tierras o ataque a lo que representaba la Iglesia
En los informes  se dice que  “Francisco Alba Serrano (a) Alameas  actúa en saqueos y en recogida de ovejas y gallinas por las casas de campo en unión de otros muchos compañeros”…” Francisco Alba Serrano también era directivo  los componentes de dicho Comité. También fueron estos dos sujetos  de los que cooperaron a la destrucción de las Imágenes de la Iglesia de aquella aldea”.
Francisco niega  rotundamente su pertenecía a partidos políticos y dice: “Que no es cierto que haya intervenido en los saqueos y robos de las casas de personas de orden y en la incautación de fincas rústicas para labrarlas ellos directamente…. “que el declarante no ha pertenecido al Frente Popular”… “Que ni antes ni después del Alzamiento ha pertenecido a ningún Partido Político ni organización sindical”. Respecto a estas acusaciones, y a diferencia de otros significados dirigentes fuentealameños que reconocen sus ideas y su pertenencia a partidos políticos, Francisco nunca reconoce su pertenencia al Frente Popular ni a ningún partido político o sindicado.
El primero de marzo de 1940 se dicta sentencia por el Consejo de Guerra Permanente, resultando los hechos probados que el procesado Juan Funes Mesa, …; que también encartado Francisco Alba Serrano, de igual naturaleza y vecindad que el anterior, campesino y mayor de edad, individuo de conducta perversa, acompañó al anterior procesado en las detenciones de los señores mencionados, se pasó a la Zona Nacional por Almedinilla (Córdoba) y posteriormente se reintegró a la zona roja, fingiéndose enlace encargado de facilitar el paso de personas de orden a la dicha zona.  Se presentó en el domicilio de Don Manuel León (López) de la Rosa a quien con el dicho engaño de evadirlo, lo sacó de su casa, conduciéndole al sitio conocido por Barranco del Alcayde. Lo asesinó en unión de los individuos que a dicho fin estaban aguardando. Considerando que los hechos declarados probados en el anterior resultando, e imputados al procesado Francisco Alba Serrano, son constitutivos de un delito de adhesión a la rebelión militar, previsto y penado en el artículo 238 del Código de Justicia Militar, del que aparece como autor responsable el procesado, al que procede imponer la pena señalada al delito cometido, aplicándola en su grado máximo, por concurrir las circunstancias agravantes de peligrosidad social y gravísima transcendencia de los hechos ejecutados.
Fallando: Que debemos condenar y condenamos al procesado Francisco Alba Serrano a la pena de muerte, como autor responsable de un delito de adhesión a la rebelión militar, con las agravantes apreciadas y al pago de las responsabilidades civiles.
El 31 de mayo de 1941, constituido el Juzgado a las 22 horas en la prisión provincial, se hizo comparecer ante el mismo al condenado Francisco Alba Serrano, de 34 años, natural y vecino de Fuente Álamo, de profesión campesino, hijo de Antonio y de María, de estado casado con Encarnación Sánchez  Malagón de la que tiene cinco hijos, vistos en Consejo de Guerra celebrado en esta plaza el día primero de marzo de 1940, en virtud de cuya sentencia se le condena a la última pena, la cual le es notificada así como el acuerdo del Iltmos. Sr. Auditor de Guerra del Ejercito de Operaciones del Sur, aprobando la misma y el oficio de la Secretaria del Estado Español en virtud de la cual S.E. el Generalísimo se da por enterado de la pena impuesta que se ejecutará en la forma propuesta.
Se extiende Diligencia de Entrada en Capilla. En la misma plaza e igual fecha, siendo las veinte y tres horas, se constituyeron el condenado Francisco Alba Serrano (a) Alameas en capilla, requiriéndose S.Sª para reclamasen los auxilios espirituales o de otra clase que estimare necesarios.

Y por último, la  Diligencia de Ejecución. En Jaén a 31 de mayo de 1941. Por la presente se hace constar que a las cinco horas y en las tapias del cementerio ha sido ejecutada la pena de muerte en la persona de Francisco Alba Serrano por el piquete de ejecución que manda el oficio a don…..Reconocido posteriormente los cuerpos de los reos por el médico militar D. José Soler Giménez, certificó la defunción. 

domingo, 5 de abril de 2015

SEMANA SANTA EN FUENTE ÁLAMO



        La Semana Santa en el Fuente Álamo de los años 60 y 70 era muy similar y se reproducía en serie año tras año, con la misma austeridad. Pese a que comentaban muchos en la aldea que el que pagaba bula, podía comer carne, yo nunca conocí a nadie que lo hiciese o que la pagase, entre otras cosas porque si no había dinero para comprar carne, para qué se iba a pagar la bula. Cuentan que en casas más adineradas se hacía.                                            La Semana Santa consistía sobre todo en ayunar el Viernes Santo, pues esto estaba al alcance de ricos y pobres; tampoco se podía mostrar ningún tipo de alegría o júbilo, ni se podía cantar, lo que provocaba a su vez que el soniquete de una canción se metiera aún más en la cabeza. Tampoco se podía escuchar música en la radio, y la tele solo emitía misa. Los niños no nos podíamos pelear ni insultar y menos aún cometer pecados, por lo que la semana se nos hacía un verdadero calvario; y en cuanto a lo gastronómico, que era lo mejor, los platos típicos del Viernes Santo eran: el potaje de garbanzos y habichuelas, tortilla de espárragos trigueros o de collejas, bacalao rebozado, y flan o arroz con leche de cabra. Pero lo que era la pasión cada uno llevaba su penitencia como podía.
 También era tradicional que las vecinas se invitasen a tomar una copilla de Arresoli de café, que Pilar Cabello hacía tan rico, acompañado de una magdalenas cocidas en la panadería de Antonio Fuentes o de unos pestiños caseros. De esta manera, unas 10 ó 15 mujeres hacían el vía crucis de casa en casa, mientras que los hombres en el bar jugaban a la brisca, porque al subastado o al tute no se podía “cantar las cuarenta”. Eso sí, el Viernes Santo era el único día respetado para el trabajo. Repito que con ello no quiero decir que no existiera una verdadera fe católica, pero al no estar representada en procesiones, cada uno la llevaba a su manera.
Aquella tranquilidad incitaba a reflexionar, entre los jóvenes esto se traducía en la realización de largos paseos por la zona de la Torre o hasta la Era de Clavijo, en participar o presenciar el tradicional partido de fútbol, en jugar a juegos como el quemao o matao en la carretera de la Torre o en las Eras, que aunque estaba prohibido ese día “matar”, era el momento de apuntar con la pelota al niño o niña que te caía mal. También se podía pasear en bicicleta o después  montar en motos y recorrer las aldeas vecinas.
  En los años 80 y 90, con los nuevos aires liberales,  lo que hasta entonces era una semana luctuosa y de reflexión por la muerte de Jesús, se convirtió en una fiesta más, donde se podía ir a discotecas a bailar. Recuerdo que algunas discotecas todavía no abrían, por lo menos en Viernes Santo, pero el “Agujero” comenzó abrirse esos días en la década de los 80; aunque muchos jóvenes preferían salir de la aldea y hacer el vía crucis en el Land Rover largo color blanco de Jesús Aguilera, recorriendo desde Almedinilla, Fuente Grande, Alcaudete, Castillo de Locubín y Alcalá la Real. Pero en lo religioso, la participación era más bien escasa y se reducía a una misa. Una vez fuimos a Priego de Cordoba sobre el año 1981, Eduardo, Rafalín, que en paz descase y un servidor a tomar algo, pero dado que los bares permanecían cerrados, nos vimos atrapados en las calles por una procesión, en un día lluvioso y de barro, que hacía que los costaleros no pudieran mantener la imagen equilibrada. Nuestra colaboración no hizo otra cosa que desestabilizar más el paso, por lo que nuestra buena voluntad, junto a otros muchos, no era necesaria. Se oía decir que normalmente la imagen las podían llevar 8 ó 10 personas y allí estaríamos 40 ó 50  mal avenidos.
 En la aldea, durante la Semana Santa, se veían en la calle y en los campos, espárragos y flores silvestres (jaramagos, amapolas, avena…), olía a hierbas, y las lacenas de las casas a pestiños y magdalenas recién hechas guardadas en una canasta de varetas. También se sentía que algo trágico había pasado o podía pasar,  mi madre decía: “siempre tiene que pasar algo malo en estos días señalaos”. Por contar algunos, más fruto de la casualidad que del día en sí, recuerdo un viernes santo de aquellos años setenta, en el que Juan José Carrillo o Antonio Jiménez lanzó una piedra, o más bien un pequeño trozo de ladrillo con filos cortantes, que impactó sobre la ceja de Julito La Rosa, que le convirtió en mártir aquel Viernes Santo, más bien parecía el Ecce Homo, por la cantidad de sangre que surtía desde la ceja, pero fue duro y no derramó ni una sola lágrima, ni incluso cuando le daban los puntos sin ningún tipo de anestesia,  como si se tratase del mismo Jesucristo. Aquello que mi madre auguraba de manera tan fatalista, no tenía por qué ser así, pero en mi caso, otro Jueves Santo del año de 1980, en concreto el 3 de abril, lo recuerdo especialmente por la lesión que sufrí en un tobillo jugando al tradicional partido de fútbol en la era de Clavijo. El lugar estaba lleno de piedras por lo que se lo puse muy fácil a la providencia divina. Del esguince fui curado por el Cabrero de los Chopos, tras lo cual, fui llevado en aquel Land Rover de la familia conducido por mi hermano Antonio y mi amigo José Aguilera “Cholo”. Sigo pensando que me hubiese ocurrido igualmente cualquier otro día.
La Semana Santa, es una buena época para buscar espárragos trigueros, y recuerdo bien otro Viernes Santo, sería el de 1971, porque mi madre guardaba luto de mi abuelo Matías recién fallecido, y para “salir de aquel luto”, nos dispersamos toda la familia por los cerros del Peñón y Cornicabra en busca del espárrago perdido. Un Viernes Santo más.
Durante la Semana Santa del año de 1980, estando en la recolección de la aceitunas en la zona de Lucena, la cuadrilla fuentealameña formada por Silverio Salazar, Antonio Pérez “Nono”, Juan Aguilera “Agüelajo”, y yo mismo, coincidimos con una cuadrilla de Puente Genil, bastante atea. El mayor de ellos decía: “La Semana Santa en Puente Genil, era muy pesada, pues todo el día estaban con los muñecos para arriba y con los muñecos para abajo”. A mí aquella expresión me chocó bastante, no concebía que se pudieran comparar a la Imágenes con muñecos. Todavía no lo concibo, porque el respeto a las tradiciones, cultura y sobre todo religiosidad debe existir, así como el respeto al ateísmo y al descanso que ese hombre necesitaba para ir al otro día a trepar aceitunas.

En los noventa, los que no se quedaban en el pueblo, se iban procesionar a Alcalá la Real o a Priego de Córdoba. A principio de siglo XXI, con la llegada de aquellos jóvenes que se alojaban en la escuela, la Semana Santa tomó otro sentido para la gente mayor, y el salir en Vía Crucis por la calles de Fuente Álamo supuso el vivir la pasión de otra forma diferente, mucho más participativa, sobre todo por parte las mujeres. Los hombres, mientras tanto, esperaban la procesión en la puerta del Bar de Paco, diciendo que era la “Procesión del Silencio”, por el número de personas que iban en procesión, sin acompañamiento de  ningún tipo de instrumento de percusión o viento metal y menos aún de ellos. Algunos de aquellos jóvenes, recientemente,  recuerdan su paso por aquellos años por la aldea, aquí dejo un cometario en el blog de Alfredo Bueno: “Hola, me llamo Alfredo y estuve en Fuente Álamo en la Semana Santa de 2001 colaborando en las fiestas religiosas. Éramos un grupo de chicos y chicas que íbamos con un fraile que realizó las misas de la Semana Santa ya que según recuerdo el párroco llevaba varias iglesias de pueblos cercanos como La Rábita y en cada uno de ellos fuimos un grupo de gente. A mi me tocó Fuente Álamo y la verdad es que recuerdo con mucho cariño a la gente de allí por lo bien que nos trataron, alojándonos en el edificio de las escuelas, invitándonos a merendar y a desayunar... Tengo algunas fotos de aquellos días. Muchísimas gracias a todos los vecinos de Fuente Álamo”.


       LES DEJO CON UNOS DIVERTIDOS VÍDEOS, MUY ÚTILES PARA ESTOS DÍAS. 


         FASES EN LA RECOLECCIÓN DE ESPÁRRAGOS SILVESTRES:


OBSERVAR
APUNTAR


CORTAR
TRIUNFAR