El estudio sobre las migraciones quedaría incompleto sin hacer referencia a Fuente Álamo como lugar de inmigración temporal, así como un pueblo de acogida o adopción, bien como consecuencia de uniones matrimoniales o bien por la llegada de familias que encontraron en Fuente Álamo otra forma de vida. Fueron o son ahora vecinos, que vinieron fundamentalmente de aldeas próximas (Sabariego, La Rábita, Las Grajeras, Mures, Sileras, Caicena…) y que se integraron perfectamente al casarse con fuentealameños o fuentealameñas. Con el paso del tiempo, el acogedor recibimiento, la llegada de los hijos y otros muchos factores, les hicieron sentirse como auténticos fuentealameños, sin que por ello tuviesen que renunciar a sus orígenes.
En
los años sesenta, las familias de etnia gitana llegaban para trabajar como
temporeros en la recolección de la aceituna, alojándose en la Mina, en el Cortijo
Cerro del Almendro o en la Casilla de Isabel (en centro del pueblo). Recordaremos
apodos de las familias como “Pecholebrillo” o “Tirillas” o el niño Regaliz
(aquel que le arrancó a Julito La Rosa, las tiras decorativas del gorro de la
murga de Navidad).
El pueblo
recibía la visita temporal de indigentes como Juan Rico Rosa, que acudía
durante cortos periodos de tiempo en verano en busca de lo que él llamaba “algún
trabajillo” como meter paja. Solía dormir debajo de la higuera de Casa de la
Tórtola, o en la barbería de Manino. El
gusto al vino le traicionaba y por una “peseteja” cantaba aquella canción de:
“Alcaudete es un pueblo no muy grande, pertenece a la provincia de…”; eso sí, si se le molestaba, te apedreaba.
También
para la recolección de la aceituna, llegaron en los años setenta familias
procedentes de La Pedriza, Venta de los Agramaderos o de Fuente Grande, que se
alojaban en la casa de José ó Manuel González “Cañuelos” o en el Baño de
Ardales, siendo los últimos moradores de lo que en otros tiempo fue tan prestigioso
balneario. ¿Quién no se acuerda de Palmira, Rafael y su familia? ¿Y de la familia
de Vale León?, ¿Y de Triana y sus hijos Curro, Vale, El Cherif, Fabiola…? ¿Quién
era Julepa? ¿Y la familia bautizada en Fuente Álamo como los Tarantos: Antonio
y José de Fuente Grande?
Otras
familias vinieron y estuvieron viviendo
en Fuente Álamo durante un largo o corto periodo de tiempo; así recordaremos a
la familia del carpintero Antonio Atienza, que vinieron de La Rábita y se
instalaron en la casa que después sería de la Galla; la familia Rosales, que se
criaron en el Cortijo de la Vega; la familia Montes, que estuvieron de
“caseros” en la Casilla de Sierra; la familia de Notanfeo, que vivieron en la
Casilla Magarzo, o de la familia de apodo Tambora que habitaron el Baño.
También en los años 80 se instaló en Fuente Álamo, el conocido como “Vecino
Manolo” de Priego con su prole: Juan Manuel, Dani, los mellizos…., que compraron
una parcela de tierra en el Llano y vivían en la casilla que actualmente es de
Antonio Expósito; y así algunas familias más, que sería largo recordar y que de
alguna forma dejaron su huella entre nosotros.
Actualmente, la inmigración, procedente de
Marruecos, es también temporal y vienen para la recolección de la aceituna,
alojándose en casas vacías de la aldea y en cortijos deshabitados.
La
llegada “turística” de familias inglesas, mayores de edad, se produjo a
principio de este siglo XXI. Fueron reacondicionando viviendas que en la
mayoría de los casos, los fuentealameños habían vendido para instalarse en
Alcalá la Real. Actualmente, una docena de casas están habitadas por familias
británicas. El idioma y la diferencia cultural hacen, salvo algunas excepciones,
que les esté costando integrarse y sentirse como auténticos fuentealameños. Algo
que quizás, tampoco pretendan, prefiriendo conservar su idiosincrasia y sus
costumbres, que siempre debe ser respetado.
Entre
los apellidos que se han ido arraigando en Fuente Álamo aparecen los de Gomarín,
Capilla, Callejas, Zafra, Moral, Olmo, De la Torre, León, Ochoa, Miranda,
Zuheros, Osuna, Trujillo, ect…, y que se fueron fundiendo con los de Pérez,
Aguilera, Cano, Fuentes, Vera, Jiménez o con un apellido que en otros tiempos
fue bastante usual en Fuente Álamo: Moreno.
Hecha
esta exposición, llegamos al personaje de nuestra historia, como ejemplo de
integración y cuya biografía la dividiremos en dos partes por razones
sistemáticas: una primera parte, dedicada a la etapa anterior a su llegada a
Fuente Álamo y otra a partir de su adopción como fuentealameña, no resultándole
fácil su adaptación, como después veremos.
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Estuvo en la escuela hasta segundo curso y
aprendió a leer un poco con el libro “Hemos Visto al Señor”, pero como la
maestra Sra. Carmen pedía una voluntaria para ir a comprarle pescado, ella iba
tan contenta al mercado de abastos que estaba enfrente de la casa que tenían
sus padres. No pudo aprender mucho, porque la escuela no le gustaba y estaba,
más bien, de moza de la maestra. Su segunda maestra se llamaba Doña Pilar, pero
con ésta no estuvo de sirviente. La Primera Comunión la hizo de corto porque
sus padres no tenían dinero para un vestido largo.
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A quién
sería su marido, Antonio Anguita Montañes, fuentealameño, lo conoció a través
de un primo de él, llamado Francisco Pareja y apodado “El Zangano”, que también
era primo de Librada, quien compró un bar y una casa en Fuente Vaqueros, al
lado de la casa de sus padres. Su marido fue a ayudarle en una feria de ganado,
y se conocieron. Recuerda que a Fuente Vaqueros iban gentes de todos partes,
hasta de Sileras, y de un pozo que tenía su abuela paterna les daban de beber a
los cochinos, todavía le recuerdan esto, algunos silereños. Recuerda que en
Fuente Vaqueros hacían el Corpus Chico, una feria muy grande, que es poco
parecida actualmente. Su marido fue en alguna ocasión en bicicleta desde Fuente
Álamo para verla.
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A partir
de su boda cerraría una etapa de su vida en Fuente Vaqueros y abriría una nueva
en Fuente Álamo, que llega hasta nuestros días, aunque nunca olvidará al pueblo
que le vio nacer… Continuará
próximamente.