Las asociaciones de todo tipo, siempre se han ido
produciendo a lo largo de la historia en Fuente Álamo, así se formaban
cuadrillas de aceituneros o segadores, normalmente entre familiares, con el fin
de recoger las aceitunas o de segar a destajo. Se daban “tornas” que consistían
en cambiar, jornal por jornal, un día con uno, otro día con el otro, sin
intercambio de dinero. Se asociaban dos muleros para formar una yunta con sus
respectivos mulos, y en general en una aldea tan pequeña, siempre fue necesario
aunar las fuerzas entre los vecinos para conseguir los objetivos, formándose
sociedades agrarias, de albañiles, deportivas, vecinales y religiosas.
Según los archivos de la UGT de las Sociedades
obreras y movimiento obrero de Jaén,
aparece en Fuente Álamo durante la II República, en concreto en el año
1932, la Sociedad Obrera de Trabajadores de la Tierra «La Espiga Floreciente»
afiliada a la FNTT-UGT. En el Art. 1 de
su Reglamento se establece que la Sociedad Obrera de Agricultores “La Espiga
Floreciente” creada el 13 de mayo de 1931,
tiene por objeto agrupar a los trabajadores agrícolas y de varios
oficios de esta aldea, con el fin de mejorar la condición moral y material de
sus asociados y luchar por la emancipación de la clase. Entre sus fines tenía
el de crear en donde se creyese conveniente, Cooperativas de agricultores.
Aunque dicha Sociedad continuó con cierta actividad durante la Guerra Civil,
pues los socios seguían pagando sus cuotas, con el franquismo, quedó truncado
el movimiento sindical obrero fuentealameño.
Otros dos intentos frustrados de asociaciones para
explotación agrícola de la tierra, se constituyeron en los años setenta y se
repitió de nuevo en los años ochenta, donde se estableció una cuota única de
1.000 pesetas por socio, con la intención de colonizar las tierras de los
cortijos del Coscojar Alto y Pineda, propiedad de la institución benéfica
“Fundación Mármol” de Priego de Córdoba, a la que fueron donadas por sus
anteriores propietarios. Sí, se consiguió la parcelación, pero a título
individual, de las tierras del cortijo Clavijo, propiedad del Ayuntamiento de
Alcalá la Real, primero, en régimen de arrendamiento y posteriormente su
adquisición por parte de los arrendatarios que lo quisieron.
La <<Sociedad Cooperativa agrícola Nuestra
Señora del Rosario>>, creada en 1959, fundamentalmente para la
producción y elaboración de aceite, ha fomentado la actividad económica de la aldea durante más de cincuenta años, dando
cierta estabilidad y seguridad a los pequeños y medianos agricultores desde los
años 60, si bien, en sus inicios formaron parte como socios fundadores, grandes
propietarios o arrendatarios, como Bonifacio Aguilera Carrillo o Antonio y
Narciso Ramírez Sánchez. Se ha mantenido siempre activa a pesar de los altibajos sufridos
desde su puesta en funcionamiento, con la fluctuación de bajas y readmisiones de
socios interesados, que parafraseando la frase de la película Casablanca,
“siempre nos quedará la Cooperativa”. La constitución de la Cooperativa y Caja
Rural Ntra. Sra. del Rosario, supuso la reordenación y agrupación de pequeños y
medianos agricultores frente al monopolio del molino de aceite que explotaba D.
Francisco Serrano del Mármol “Don Paco”, que circunstancias de la vida,
fallecería el 16 de diciembre de 1959, justo al inicio de la recolección de la
cosecha con la que comenzaría su puesta
en marcha y que por tanto no pudo ver el funcionamiento de la competencia, si
bien, continuó su explotación D. Rafael Jiménez, quien adquirido el referido
molino-vivienda, aunque ya, con la competencia propia de la Cooperativa.
La sociedad formada por tres albañiles y un camionero
<<Los Cuatro>>,
integrada por Justo Gutiérrez, Juan Pérez Vera, Eugenio Pérez y Juan Aguilera,
promovió la construcción y rehabilitación de casas en la aldea durante los años
setenta, sin embargo, la andadura de la sociedad fue corta, pero adquirieron un
pequeño camión, que fue el medio de transportes de materiales y cosas, en la
aldea, durante tres o cuatro décadas.
Otro asociacionismo, tipo deportivo, se produjo en
los años setenta con la creación del coto de caza o <<Sociedad deportiva de caza “Casasola”>>, fue el
primer intento de concienciación de los fuentealameños en protección de la
fauna autóctona (conejo, perdiz, libre, zorzal, tórtola, paloma torcaz, incluso,
codorniz, en los primeros años, y cuando se sembraba grano), y supuso el
controlar, en cierta forma, el furtivismo, que era lo que había imperado hasta
su creación, pero sin poder llegar a erradicarlo, pues era un medio de vida de
los no cazadores o no socios. Entre sus
primeros socios estaban Marcelino Pérez Aguilera, Juan Aguilera Castillo,
Manuel Arévalo, ect… quienes llegaron a poseer su propia máquina de montar
cartuchos.
En los primeros años del Siglo XXI, se constituyó la <<Asociación de Vecinos La Torre de
Fuente Álamo>> que tiene su domicilio en calle Carretera, núm. 8,
siendo su presidenta actual, Francisca Pérez González. Dicha asociación ha
conseguido unir a casi todos los vecinos, llegando incluso a integrar en la
misma a familias inglesas residentes en la aldea. Entre la multitud de actos
culturales y festivos podemos decir que ha organizado curso de inglés,
actividades de aeróbic, senderismo, baile de salón, ect…,
las cabalgatas de Reyes Magos, los Carnavales, Día de Andalucía, ect…, diversos viajes y en general muchos eventos de
tipo cultural y lucrativo y sobre todo ha dado un gran impulso al
asociacionismo vecinal, separándolo de la política. Está formada fundamentalmente
por mujeres fuentealameñas, pues sus cargos representativos están ocupados por
mujeres y casi todas sus actividades están organizadas y realizadas por ellas,
“al cesar lo que es del cesar”.
La <<Hermandad
de la Virgen del Rosario>>, asociación de tipo religioso encargada de
organizar las fiestas mayores en honor a la Virgen del Rosario y de San Antonio
de Padua y otras menores en torno a la Santa Cruz o las Flores de Mayo. Contribuye al
mantenimiento de la iglesia de San Antonio de Padua. Cada año nombra a sus
hermanos/as mayores, anteriormente salían voluntarios, o en caso contrario, se
hacía por orden del que nunca lo había sido, podía haber algún caso que por
diversos motivos rechazaba el nombramiento, entre ellos el tener luto por la muerte
de algún familiar, pero por lo general cada uno asumía el cargo el año que era
“echado”. Actualmente existen dificultades para su elección, dada la escasa
población joven que se mantiene en la aldea.
Hasta finales de los sesenta también
existió la Hermandad de la Santa Cruz, que desapareció por motivos de la
emigración.