sábado, 10 de enero de 2015

VICENTE AGUILERA CASTILLO. ALCALDE REPUBLICANO DE FUENTE ÁLAMO.



  Nació en Fuente Álamo-Alcalá la Real el 14 de Agosto de 1900, hijo legítimo de Juan María Aguilera Leyba y Segunda Castillo Anguita según consta al Libro 72, tomo 64, pag. 431, del Registro Civil de Alcalá la Real. Casado con Dolores Cano Ruiz y padre de 6 hijos. Junto a sus otros 6 hermanos formó una de las sagas más prolífera de Fuente Álamo.
 De estatura 1,675 m., cejas pobladas, ojos morenos, barba cerrada, color sano y como señas particulares padecía una invalidez, que le trajo consigo el alias “Cojo Pistolas”, sobrenombre que heredó de su padre, aunque en el pueblo era conocido como Vicente “Pistolo”. Dicha invalidez fue producida en el Servicio Militar, lo que le hizo gozar de una pensión que le fue concedida por O.C. del Consejo Supremo de Guerra y Marina, de 27 de enero de 1928 (D.O. nº 35.. ) teniendo el grado de Cabo de Infantería retirado por inútil. Dicha pensión le fue suprimida tras el proceso seguido contra él después de la Guerra Civil.
Tenía como profesión principal la de cabrero. Antes de que se iniciase la Guerra Civil trabajaba como guarda en las fincas del padre de Don Juan Sánchez-Cañete, según declara Vicente Ramírez.
Afiliado a la U.G.T. desde 1931, ocupó cargos directivos de tesorero en 1.932 y en los años previos al inicio de la Guerra Civil fue secretario de la Filial Cooperativa de la Sociedad “Espiga Floreciente”, siendo uno de los firmantes del Acta de 10 de abril de 1936, que aprobó la conveniencia de solicitar en arrendamiento, la finca denominada Cortijo “Clavijo” propiedad del Excmo. Ayuntamiento de Alcalá la Real, cuando terminase el contrato que aquel tenía en arriendo y que finalizaba el 15 de Agosto de 1936.
  Ejerció el cargo de Alcalde pedáneo durante dos periodos, el primero desde 1932 hasta 1934, en cuyo mandato se construyó la caseta de la luz (1934), llegando la electricidad a Fuente Álamo; y el segundo, desde las Elecciones Generales del 25 de febrero de 1936, (en las que fue Interventor del PSOE), hasta la terminación de la Guerra Civil en abril de 1939, periodo en el cual se produjo la colectivización de la tierra en Fuente Álamo. La pedanía la simultaneó con el cargo de presidente del Comité del Frente Popular, durante el periodo en que Matías Pérez Lizana, tras ser movilizado su reemplazo, se incorporó al frente de batalla en marzo de 1938.
Finalizada la Guerra Civil, se produjo su detención por haber desempeñado los referidos cargos y acusado de: 1º. Destrucción de la Iglesia. 2º. Incautación de la fábrica de D. Francisco Serrano del Mármol. 3º Incautación de los cortijos. 4º. Altercado en San José en donde apuntó con arma de fuego a los presos y se trajo 25.000 pesetas y 5º. El caso de Leocadio Anguita. Acusaciones que en alguno de los casos no fueron probadas y en otros estaban totalmente justificadas en razón al cargo que ejercía, obedeciendo órdenes del Alcalde de Alcalá la Real o en cumplimiento de las normas imperativas ordenadas por el Ministerio de Agricultura de la República o en base a las necesidades del pueblo, pues se llevaron a Alcaudete el trigo y el aceite que había en Fuente Álamo y él dejó “que fueran a los cortijos para que con lo trajesen comieran los del Pueblo”. Pero no todas las órdenes recibidas las cumplió, negándose a llevar a cabo lo ordenado en el Oficio procedente del Concejal socialista del Ayuntamiento de Alcalá la Real D. Salvador Frías, en el que le decía que había estallado el Movimiento y que se pusieran a las órdenes del Gobierno de la República, recibiendo una lista para que encarcelara a veinticinco personas de Fuente Álamo, hasta el punto de que no solo no las detuvo, sino que llegó a proteger a los tres únicos detenidos por los milicianos, tal y como reconoce uno de ellos (Juan Gutiérrez Pérez), quien fue  detenido en unión de su hijo Matías y condenado a muerte: “… se portó con nosotros y con todos los presos que había en dicha Aldea como un perfecto caballero, exponiendo  incluso su vida por salvar la nuestra del furor marxista, y gracias a este interés demostrado por las personas de orden, el que este aval suscribe y su hijo se encuentran vivos en la actualidad”, asimismo dice que: “durante el tiempo que duró la prisión, que lo fue de 3 meses, fueron librados de una muerte segura tanto él como su referido hijo, escondiéndoles cuando el Vicente Aguilera veía que se hallaban en inminente peligro y ofreciéndoles avisarles para que huyeran a la zona nacional cuando viera que llegaba el momento de que iban a ser asesinados y él no lo pudiera evitarlo”.
Otros hechos altruistas en la Guerra Civil según cuenta su hijo José: “su padre salvó del fusilamiento a Francisco Sánchez-Cañete y Córdoba, para evitar la muerte del señorito en manos de los rojos, “reventó” una yegua  corriendo para llegar a tiempo a Alcalá la Real desde Los Martillos, (donde había una comandancia de la zona roja), y se presentó diciendo que el Sr. Sánchez no había hecho nada. Después de la Guerra, en recompensa les dio aceite, harina, y les quitó muchas hambres”. En la denuncia de Casimiro Vázquez Aguayo se dice: “del Cortijo La Encina, propio de Cipriano Aguayo Palomino entre otras se llevó una yegua”, pienso que ésta puede ser la referida yegua que feneció para salvar la vida de una persona.
Como hemos dicho, fue detenido el 8 de abril de 1939, en Alcaudete, pocos días después de finalizar la Guerra y enjuiciado en el procedimiento Sumarísimo de Urgencia nº 44723, que se incoó el 25 de octubre de 1939, seguido por el Juzgado Militar nº 6 de Jaén.  Así el 7 de agosto de 1939 se dicta auto por el Juez de Instrucción de Alcalá la Real en cuyo resultando dice que teniéndose conocimiento de que en  la ciudad de Alcaudete se encuentra en libertad, el Alcalde pedáneo rojo de Hortichuela (por error, debería decir de Fuente Álamo), el cual es un individuo que tiene responsabilidad criminal por su actuación marxista en la Aldea; considerando que procede a criterio del Juez acordar la detención, traslado e ingreso en la prisión de Alcalá la Real, librando telegrama al Comandante de puesto de la Guardia Civil de Alcaudete.
A partir de su detención tuvo que soportar él y su familia una serie de acusaciones, denuncias, vejaciones, encarcelación y posterior destierro, que, sin duda alguna le marcaría para el resto su vida, y que continuarían solapadamente hasta los años 60, teniendo que escuchar incluso después del cumplimiento de su condena, palabras despectiva como: “Cojo, todavía no te has muerto”, que siendo un niño su nieto Juan, tuvo que escuchar de un vengativo apodado “El Tío de los Higos” y cuyo nombre y apellidos desconozco.
Estuvo aproximadamente tres años en prisión y sufrió un destierro de otro periodo igual de tiempo en Lora de Río, donde estuvo cultivando melones y realizando otras labores agrícolas. Cumplida la condena, volvió a Fuente Álamo aproximadamente en el año 1945. Enfermo, fue acogido por su hermano Ceferino en el cortijo de Clavijo.
Dedicó el resto de su vida a trabajar en el campo pese a la invalidez que padecía, a la vez que desde los años 50 hasta los 70, fue el cabrero de Fuente Álamo, profesión que ya había ejercicio por cuenta ajena antes del inicio de la Guerra. Mantuvo la explotación hasta tres o cuatro años antes de morirse, (según cuenta su nieto Juan), que se cansó y vendió las cabras a Manuel Palomino. Tenía un sistema particular para identificar a cada cabra, las bautizaba, en femenino, con el apodo del dueño, quien se la había dejado para cuidarla a cambio de que “se pillase” y así explotarla hasta que perdiesen la leche. Las cuidaba por la leche, y cuando ya se quedaban sin ella, tenían que recoger cada uno la suya. También tenía una libretilla para anotar cuando “se pillaban” y poder llevar el control de cada cabra. Las cabras las encerraba en los corrales de Pedro González. Su esposa hacía queso, con la ayuda de sus hijas.
 Según cuenta su hijo José, la pareja de la Guardia Civil llamaba a su casa por la mañana para que se levantase su padre y les hiciera las migas, y jugaba al dominó con ellos, por lo que le decían por donde se tenía que meter con las cabras. Cree que todo esto lo hacía su padre para evitar que le pudieran decir algo los señoricos, y no volver a pasar el calvario de acusaciones que ya había sufrido y sobre todo por temor a lo ya padecido al estar señalado en el pueblo.
Gran aficionado al juego del dominó, afición que transmitió a sus hijos. De  ahí el dicho en Fuente Álamo, cuando alguien era muy aficionado a los juegos de cartas que decía: “Siempre jugando como Pistolo y Pollica”. Creo que este último se trataba de Marcos Sánchez Torres (Pollica) dirigente republicano rabiteño al que habían elegido en la Guerra Civil como Jefe de la prisión instalada en el Cuartel del Guardia Civil.

En una próxima entrega se hará un estudio completo del proceso seguido contra Vicente desde las denuncias hasta la sentencia. Continuará….

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