viernes, 9 de noviembre de 2012

HISTORIA DE LA MILI EN FUENTE ÁLAMO. I PARTE (1930-1960). (Edición revisada 19 de Agosto de 2015)



           En Fuente Álamo, como en las demás zonas rurales, la llamada a filas  para prestar el servicio militar era la primera salida de los fuentealameños de la aldea, no obstante, ya vimos en la entrada dedicada a la emigración, como en los años 50  y 60, muchos jóvenes salieron para trabajar antes de ser llamados a filas. Se decía, y algunos estaban totalmente convencidos de ello, que se iban para “hacerse hombres”, en este sentido se pueden ver las dedicatorias que Dorotea Lizana mandó a su hijo Matías en 1933 cuando estaba en Melilla, le dice “como hombre de vien” o la de Pedro Vega Ávila en 1958, dice: “un recluta echo un padre”.
Suponía salir del mundo rural y cambiar de aires, la posibilidad de aprender a leer y a escribir, y en algunos casos, obtener todos los permisos de conducir, hasta el del camión. Por poner algunos ejemplos, tenemos el de Matías Pérez Pérez, conductor de un camión militar R.E.O. y que después de licenciarse fue camionero. También suponía relacionarse con gente de otras culturas, ¡que grandes amigos, se hacían en la mili!
 En otros casos, sin embargo, suponía una auténtica tragedia. Sobre todo para los que ya eran padres y tenían que dejar esposa e hijos, caso de Matías Pérez Lizana, al cual dicho acontecimiento le provocó que se embriagara tanto el día anterior a su incorporación que casi no lo hace, o  Marcelino Pérez y salvando las distancias el mío propio. La incorporación a filas de los jóvenes de la casa, también suponía una merma en la economía familiar, pues se  dejaba de aportar ingresos durante un año o dos. Pero no solo afectaba a la economía familiar, sino a los inminentes reclutas, quienes días previos a su incorporación visitaban a familiares y algún que otro vecino para que le regalasen unas pesetillas, sobre todo para sufragar los gastos de viajes. Sin embargo, hubo fuentealameños que ahorraron algún dinerillo, caso de Marcelino Pérez (1954), con las propinas de los pelados. O el caso de Juan Rafael Aguilera (1978), que en unos años que era imposible ahorrar con la ínfima paga que se tenía, ahorró 1.000 pesetas, según él: “limpias de polvo y paga”.
Estas consideraciones abarcan desde principios de los años treinta hasta principios de los noventa, es decir, desde mis abuelos hasta mí, unos 60 años de mili en Fuente Álamo y que he dividido sistemáticamente en dos periodos de 30 años, que vienen a coincidir prácticamente con la desaparición del Mosquetón Mauser o “Chopo” (1958) y la entrada en combate del CETME.
Es muy difícil hacer un estudio sobre el tema, dada la complejidad para obtener datos reales, puesto que cada fuentealameño tiene su propia historia de la mili, y casi todos afirman haber estado muy bien, por lo que voy reflejar sólo algunos casos familiares y de amigos, acompañados de fotos y algunas  vivencias propias.
Para entender el tiempo que cada fuentealameño dedicó a la prestación del servicio militar, hay que decir que su duración durante este periodo fue variando. Así, a partir de 1930 - 1 año, 1943 - 2 años, 1968 - 18 meses, 1984 - 1 año y en 1991 - 9 meses.
El año en que se cumplía los 19 años de edad los fuentealameños recibíamos una notificación para acudir a afiliarnos al Ayuntamiento de Alcalá la Real. Si superábamos la talla mínima, entre 1,50 m. y 1,60 m., según época, y no alegábamos impedimento físico, nos declaraban aptos para el servicio. No valía, como se decía de Esteban González, librarse porque le olían los pies, (esto es una broma que se le gastaba y que siempre llevó bien); sin embargo, Luis Aguilera Pérez, de la quinta del 71, dice que se hizo el sordo, y coló.
La incorporación, después del sorteo de reclutas, se hacía al año siguiente de entrar en la Caja de Reclutas de Jaén, donde acudían para tomar destino definitivo, caso (quinta del 55) de José Ibáñez y Pedro Pareja, el primero para San Fernando y el segundo para su casa andando, pues tuvo la suerte de salir excedente de cupo. Eran destinados casi siempre fuera de Jaén, salvo que alguno fuera voluntario, o lo que era peor, ir a servir a Alhucemas, Tetuán, Sidi Ifni, Sahara Occidental, Ceuta, Melilla o Canarias. Lo normal y después de la pérdida de Alhucemas (1956), Tetuán (1956), Sidi Ifni (1969) o el Sahara (1975) era que fuéramos destinados a campamentos de Cerro Muriano (Córdoba), Viator (Almería), Regulares (Ceuta o Melilla), o Brunete o Goloso (Madrid), ect, y después de la instrucción a los destinos definitivos, que podía ser el mismo Jaén, caso de Daniel Fuentes. Lo único cierto es que no podíamos ser destinados a la Marina, por no tener Jaén litoral, pero sí a infantería de marina. La Legión era un cuerpo voluntario donde sirvió Antonio Anguita, (quinta del 49). El hecho de servir en este cuerpo de élite, predisponía al grabado de un tatuaje, como el que él mismo llevaba o el de Silverio Salazar.
En Fuente Álamo, como en otros pueblos, se organizaba la "Fiesta de Quintos" con los jóvenes que ese año se incorporaban a la mili. Por poner algún ejemplo, la quinta del 54 hizo una gran fiesta en el local donde actualmente está ubicada la Cooperativa Ntra. Sra. del Rosario, en aquel año propiedad de la familia González Palomino.
La quinta servía como referencia para calcular la edad entre los fuentealameños, pues se decía que tal o cual era de la quinta tal, así por ejemplo, los de la quinta del 59 habían nacido en 1938, de tal forma que si se le restaban 21 años a la quinta, se averiguaba la edad.
            Durante la Guerra Civil se movilizaron quintas forzosas en ambos bandos. En concreto se movilizaron 27 reemplazos, desde el del año 1941 al del 1915, incluso se incorporó la "Quinta del Biberón" (16 a 18 años) que eran los fuentealameños nacidos entre 1920 y 1923. Sin embargo, después de la guerra, muchos tuvieron que volver a hacer el servicio militar, y los vencidos que estaban en campos de concentración y que no fueron a la cárcel, lo hacían en batallones disciplinarios durante 24 meses. Con esto enlazamos con el primer soldado de nuestro trabajo, que fue de los vencidos.
MATIAS PÉREZ LIZANA.  Prestó el servicio militar iniciando el periodo de instrucción el 19 de Noviembre de 1929, pasando el 1 de junio de 1930 a prestar servicio en el Regimiento de Infantería África nº 68 y formando parte del Ejercito de España en África (Marruecos) desde el 1 de julio de 1930 en  las Fuerzas Regulares Indígenas nº 5 Grupo de Alhucemas, hasta el 19 de noviembre de 1933 en que se licenció con el grado de cabo primero. En 1938 fue reincorporado, al ser movilizado su reemplazo de 1929, teniendo que combatir en el bando republicano. Después de la guerra fue condenado por un tribunal militar a la pena de doce años y un día, por el delito de Auxilio a la Rebelión.
FELICIANO IBAÑEZ SÁNCHEZ. Se incorporó en el año 1945, el año del hambre, sirviendo en Sevilla en la Unidad de Automovilismo durante treinta meses.
SANTIAGO CANO MUÑOZ. Prestó el servicio militar durante dieciocho meses, entre los años 1948 y 1949 en plena Posguerra, su quinta es la del 1949. Hizo el campamento durante tres meses en Seu d ‘Urgell y en Ribas de Freser, provincia de Gerona el resto de la prestación militar. De la misma quinta también son entre otros fuentealameños, Luis Cano Nieto, con quien coincidió en destino, Antonio Aguilera Valverde (Melilla-Cuartel Sanjurjo), Juan Ibáñez Sánchez, Antonio Anguita Montañez (la Legión), Juan Jiménez Pérez, (Remendao), Francisco Expósito Nieto, Manolito González Palomino (Cañuelos), Emilio Malagón Ochoa…
LUIS CANO NIETO. Se fue a la mili cuando tenía 20 años, es también de la quinta de 1949, haciendo 3 meses de campamento en Seu d’Urgell (Lérida) y después en Ribes de Freser (Gerona); cumpliendo un servicio de un total  de 22 meses. Sirvió como hemos dicho con Santiago Cano, “El Alcalde”. De la misma quinta también son los nombrados anteriormente.
MARCELINO PÉREZ AGUILERA. Se incorporó en el año 1954, era de la  quinta del 53, casado y con una hija recién nacida. Durante el periodo militar sirvió en el Cuerpo Caballería en Sevilla, donde ejerció de peluquero y barbero. Con los pelados y afeitados que hacía a la tropa y mandos pudo ahorrar dinero para comprar una parcela en los Eriales. De su quinta son José González Palomino, Juan “el Chato del Guardilla”, Pepe “Pinea”.
JOSE AGUILERA CANO.  Son de la quinta del 54 (nacidos en 1933), José Ramírez González, “Cornicabras”, Feliciano Pérez Vera, Antonio Jiménez Pérez, Antonio Puche Ramírez, Juan Aguilera Cano “Juanito, el panadero”, Manuel Aguilera el marido de Urbana, otro de quien no recuerda el nombre del Cortijo del Allozo, que hicieron el gasto de los quintos en el molino de aceite de Cornicabras. Hizo la instrucción en Camposoto, San Fernando, y después la mili en Rota, en unos polvorines, donde estuvo 18 meses, pues se vino 2 meses antes con permiso limitado por haber sido instructor. Fue en el año en que estaba a punto de iniciarse la Guerra del Sidi Ifni, por lo que tenía que estar disponible.
JOSE IBAÑEZ NIETO. Es de la quinta del 55, compañero de Pedro Pareja Anguita, quien fue excedente de cupo y no se fue. Fueron los dos a Jaén, Pedro volvió y él se quedó allí. Le tocó a Jerez de la Frontera en  artillería antiaérea donde estuvo 16 meses desde el día 14 de marzo de 1956 y hasta que se licenció en julio del 1957. Recuerda que tres días después de incorporarse,  el día de San José, su santo, estuvo todo el día lloviendo, y él se lo tiró cosiendo botones de la ropa que le habían entregado. El campamento lo hizo en San Fernando, fue cabo instructor y volvió dos veces a dicho campamento como cabo instructor, cabo furriel, ordenando las imaginarias. El brigada Iborra, le animó a hacer el curso de cabo primero, pero si lo hacía tendría que renunciar al permiso de volver a casa, por lo que no quiso hacerlo. Confiesa que le tiraba el ejército y eso luego le influyó para su incorporación a la Guardia Civil.
Nazario Pérez Aguilera, Francisco Pérez González, “El Capitán”, quinta del 55, José Ibáñez Nieto, Pedro Pareja Anguita, Custodio Jiménez Pérez.
JOSÉ PÉREZ PÉREZ. Nacido en el año en que empezó la Guerra Civil. Es de la  quinta 57 siendo llamado a filas en 1958, año en que se declaró reglamentario en España el fusil de asalto CETME, pero el Mauser no se retiró del todo y de hecho lo utilizó para el desfile militar. Prestó servicio durante 17 meses en Madrid en la Base Militar “El Goloso”, infantería motorizada.  Trabajó como extra en el rodaje de la película “Salomón y la Reina de Saba (1959)”, donde le vistieron con una ropa roja ceñidas al cuerpo y tuvo que correr detrás de unos caballos. De su quinta era Pedro Vega Ávila.
Las quintas de Fuente Álamo en los años cincuenta solían ser de 10 ó 12 quintos, así, por poner un ejemplo, la quinta del 54 (nacidos en 1933) fueron José Ramírez González, “Cornicabras”, José Aguilera Cano “Macarrón”, Feliciano Pérez Vera, Antonio Jiménez Pérez, Antonio Puche Ramírez, Juan Aguilera Cano “Juanito, el panadero”, Manuel Aguilera, el marido de Urbana, otro joven del Cortijo del Allozo, ect… Posteriormente, durante unas cuantas quintas, se reduciría el número de quintos por las propias circunstancias de la Guerra Civil y primeros años de Posguerra, donde los nacimientos fueron menores.

            La lista queda abierta para que cada uno de los fuentealameños o sus hijos que lo deseen puedan a través de sus comentarios ampliarla y contar sus batallitas...

2 comentarios:

  1. Gracias a Domingo . Estamos conociendo la historia de . Fuente alamo y de nuestro ante pasdo una istoria mui bonita

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  2. Muchas gracias José, de eso se trata de dar a conocer en la medida que se pueda la historia de una etapa de nuestra vida, que en algunos casos duró más de dos años.

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